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27-Baja Edad Media

(comp.) Justo Fernández López

Historia del arte en España

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Baja Edad Media siglos XII-XVI

EL CAMBIO SOCIAL en la baja Edad Media

La aparición del estilo gótico da lugar al cambio más profundo de la historia del arte en Europa. Frente al arte tosco del románico, el gótico vuelve a la proporción normal y a la belleza. Sensibilidad, sensitividad y vuelta a lo real natural le caracterizan. Este estilo corresponde a un cambio social: el comienzo de la economía mercantil, monetaria, la resurrección de la burguesía ciudadana dedicada a la artesanía y al comercio. El punto central de la vida se traslada de la campiña románica a la ciudad comercial y mercantil.

En el románico eran los monasterios estaciones de hospedaje en los caminos de peregrinos, ahora el punto de encuentro es la ciudad. En ella se da al intercambio de mercancías, ella dinamiza la vida. A la economía cerrada y autárquica del románico sucede ahora la economía abierta del intercambio comercial.

Importancia cultural tuvo la creación de las nuevas clases profesionales de artesanos y comerciantes. Comienza el riesgo de capital, el dinero móvil, la inversión, la producción por encargo, etc. La posesión del dinero es el signo de pertenencia a la clase social con poder adquisitivo. Y como la adquisición del dinero depende de aptitudes personales como inteligencia, habilidad, etc., y no del nacimiento o de la herencia, la clase o los privilegios, el individuo va adquiriendo cada vez más valor en sí y no por pertenecer a la clase de privilegiados. Ahora son las cualidades intelectuales y no las de nacimiento o educación las que dan prestigio.

La economía monetaria amenaza romper el poderío feudal. Ahora se produce más de lo que se necesita. La oferta de artículos nuevos es grande. Así el gusto se refina, se puede escoger, encargar. La gente quiere que cada artículo de uso sea un objeto de valor. Los señores van viendo que el campesino asalariado rinde más que el siervo; que la gente quiere mejor tomar cargas determinadas y remuneradas, aunque sean grandes, que cargas pequeñas sin remunerar. Comienza la burguesía a comprar tierras. La compra de tierras es para la burguesía la forma de llegar a conquistar las altas clases sociales. La burguesía se encuentra entre los nobles y los campesinos.

El arte de las catedrales góticas es urbano y burgués. El románico era arte monástico y aristocrático. Como ahora ningún príncipe eclesiástico podría pagar la construcción de una catedral, la financiación corre a cargo de las ciudades. La cultura caballeresca es un compromiso entre la visión feudal y jerárquica de la vida y la nueva actitud burguesa liberal. La religión se hace más humana y emocional, es más libre, pero, al mismo tiempo, más íntima que en el románico. La mística, las órdenes mendicantes y las herejías son síntoma de este proceso. La sociedad es cosmopolita y móvil: hay comercio entre Oriente y Occidente, hay campaña de Cruzadas, los artistas van de logia en logia.

La cultura caballeresca

La caballería es una institución profesional que se convierte luego en clase hereditaria. En un principio, los nobles habían sido guerreros y sus conquistas fueron premiadas por posesión de tierras. Ahora el número de tales nobles adiestrados en la guerra se redujo. Los señores tenían que formar sus ejércitos de protección propios. De la comitiva y guardia personal salieron los caballeros. Casi todos los caballeros eran, pues, de origen servil.

Al hacerse hereditarios los bienes feudales, la clase profesional de los hombres de la comitiva se hace clase hereditaria de los caballeros. A principios del siglo XIII, la caballería comienza a convertirse en grupo cerrado. Solo los hijos de los caballeros podrán llegar a ser caballeros. Se precisan condiciones estrictas y un ritual para ser investido caballero.

La caballería se convierte en casta guerrera hereditaria y exclusiva. Este noble de segunda mano se llama hidalgo (‘hombre bien nacido’). Donde el noble viejo obra de forma natural con conciencia de pertenecer a la clase dominante, el caballero se esfuerzo en demostrarlo por cierto complejo de inferioridad. Toda la ética caballeresca muestra un signo de debilidad y de inseguridad.

Toda la cultura caballeresca muestra un antagonismo entre tendencias mundanas y supramundanas, sensuales y espirituales. La cortesía, galantería y protección al débil, el desinterés, la liberalidad se oponen al espíritu de lucro de la burguesía. El desprecio al trabajo manual es antiburgués. Ser original es este mundo dominado por las formas significa ser descortés. Pertenecer al círculo cortesano significa el mayor privilegio; ser original es despreciar este privilegio.

Toda la cultura de la época está ligada a convencionalismos. Todo se estiliza: las buenas maneras, la expresión de los sentimientos amorosos, la lírica, la “curva gótica”, la sonrisa gentil de las estatuas. La idea es que los valores estéticos valen como los éticos. La cultura cortesana es femenina. Los hombres piensan y sienten de forma femenina. En contraste con la épica anterior, la cultura cortesana se dirige a las mujeres.

La mujer había sido antes propiedad del hombre y botín de guerra. Pero ahora que el hombre ha estado siempre ocupado con la guerra y los negocios, la mujer ha sido la única en poder recibir una educación refinada. La educación disfruta de una consideración tan alta que las mujeres dominan mediante en la sociedad. Surge el amor romántico caballeresco. El amor romántico no era conocido antes. Ahora el amor es fuente de toda bondad y belleza, y todo acto torpe, todo sentimiento bajo significa traición a la amada.

Si en las Canciones de Gesta épicas las mujeres son las que tienen la iniciativa y las que cantan el amor, ahora cambia todo: el desdeñar el amor del hombre por parte de la mujer y el consumirse en amor por parte del hombre son la norma. El caballero muestra infinita paciencia ante la voluntad y el ser de eses ser superior que es la mujer. Cortesana y caballeresca es ahora la pena de amor, la resignación, el masoquismo sentimental. El ideal es el “amor de lo remoto”.

Se ha intentado explicar de muchas maneras este ideal caballeresco. Fidelidad y vasallaje erótico serían conceptos jurídicos del feudalismo. La concepción cortesana-caballeresca del amor sería la transposición de las relaciones de vasallaje político a las relaciones con la mujer. El vasallaje sería servidumbre de amor. El amor es la sublimación de la subordinación social. La canción de amor sería así una forma de panegírico político. La transferencia de la canción en homenaje al señor al homenaje a la señora fue debida a las largas ausencias de los nobles en las guerras, ausencias en las que el poder feudal era ejercido por las mujeres. En ausencia del marido, las damas querían ser cantadas en su belleza.

La atracción del caballero-siervo por la dama está sublimada en su forma de sentir el amor como algo inalcanzable y que causa dolor. Por otra parte, la declaración de amor por parte del poeta caballero es un pretexto para lamentarse de la crueldad de la dama-señora feudal. El reproche (“me matas con tu amor no correspondido”) era interpretado como elogio (“tu atractivo me tiene seducido”). Esta doble vertiente hace que el amor caballeresco será insincero y que se convierta en una variante de las relaciones de vasallaje.

Otra explicación del afeminamiento del arte y del amor caballeresco reside en el hecho de que las doncellas de las buenas familias se educaban en los conventos y no se las podía ver. Hay en las cortes más hombres que mujeres. La princesa (a menudo sola en el castillo-palacio) es el centro de la atención del círculo de hombres. Los caballeros y cantores rinden homenaje a esta dama rica, culta y poderosa y, con frecuencia, joven y bella. El contacto cerrado diario de jóvenes soltero con esta dama, las ternuras conyugales presenciadas, el saber que pertenece solamente a uno, todo esto suscita la tensión erótica, que debía ser sublimada en el amor caballeresco-cortesano.

El comienzo de este erotismo comienza con la llegada a la corte de niños de estos caballeros. Viven desde niños en torno a esta señora. Están sometidos a la educación e influencia de la señora hasta los catorce años. El idealismo erótico cortesano encubre un fuerte sensualismo no permitido. También en el arte de este tiempo la espiritualidad más alta se une a la sensualidad más intensa.

El dualismo del gótico

Si la poesía está en manos del espíritu erótico de los caballeros, las artes plásticas están influenciadas por el espíritu burgués. Lo orgánico y lo vivo vuelven a ser apreciados; lo concreto empírico no necesita de la legitimidad sobrenatural (como en el románico) para ser objeto de arte. Toda pequeña cosa participa de Dios y, por ello, tiene un sentido y valor propios. En el románico, Dios imprime el movimiento desde afuera, es la autoridad; en el gótico, Dios está presente y activo en todos los órdenes de la naturaleza; lo que corresponde a un mundo más liberal. En la Plana Edad Media, un naturalismo nivelador transforma la realidad en suma de datos sensibles. La sensibilidad para lo individual es el primer rasgo del gótico; mientras que el románico buscaba en lo concreto natural alegorías de lo sobrenatural.

La naturaleza ya no se caracteriza por su falta de espiritualidad (como en el románico), sino por su capacidad de expresar lo espiritual. La evolución se hace patente al hilo de la “discusión de los universales”: Para la Alta Edad Media, el concepto de universal existe “in re” (en las cosas mismas), la idea no está sobre las cosas (feudalismo románico), sino “en ellas”. Por tanto hay dos fuentes de verdad: la fe y la ciencia, la teología y la filosofía. El valor artístico de un objeto y el valor ideal no tienen por qué estar de acuerdo.

Esto lleva a un dualismo en el arte y en la sociedad: economía de consumo y economía comercial, feudalismo y burguesía, transcendencia e inmanencia, realismo y nominalismo (“universale post rem”). Así tenemos en el arte el dualismo de racionalismo e irracionalismo.

El edificio gótico y el edificio románico

La iglesia románica es un espacio cerrado, estable, que descansa en sí mismo, con interior amplio, solemne y sereno, donde el espectador puede descansar pasivamente. La iglesia gótica se “hace” ante nuestros ojos, representa un proceso y no un resultado. El efecto dinámico es lo esencial en el gótico. Tiene un aspecto inacabado, al espectador le queda siempre algo que hacer. Sentimiento este desconocido antes del gótico. El edificio gótico no se puede abarcar de una mirada, hay que cambiar siempre la perspectiva. El espectador es arrancado de la contemplación pasiva y obligado a participar en el movimiento creador.

En el románico la masiva forma cúbica predomina y la frontalidad es esencial. En el gótico se suprime la frontalidad, se disuelve la forma cúbica cerrada y la escultura se emancipa de la arquitectura. El gótico es el primer arte que consigue sustituir la tradición antigua por algo nuevo, opuesto al clasicismo.

La sensibilidad del gótico es fruto de la unión del espiritualismo cristiano y el sensualismo realista. Es el dualismo gótico. Con el gótico comienza el lirismo del arte moderno, pero también el virtuosismo.

Las logias y los gremios hasta el siglo XIV

Las logias eran entre el siglo XII y XIII grupos y comunidades de artistas y artesanos empleados en la construcción de iglesias. Tenían un “magister operis” (especie de manager) y un “magister lapidarum” (arquitecto). Eran como el director y el productor de una película hoy. La construcción gótica requería más tiempo y gente más especializada.

Al principio del románico, los talleres estables de los monjes y conventos eran el lugar de fabricación. El gótico necesita gente más especializada y se forman esos equipos de artistas llamados “logias”. Al surgir la burguesía como cliente en competencia con la Iglesia, los artistas de las logias se independizan y se ponen por su cuenta en las ciudades con clientes particulares. Así se fueron formando los “gremios” para defenderse contra los competidores forasteros.

La logia tiene una organización laboral jerárquica de asalariados, es una comunidad de artistas; el gremio es una asociación igualitaria de empresarios independientes. La logia está sujeta a la idea de la obra encargada por la Iglesia; el gremio está sujeto a prescripciones técnicas. Al hacer el artista su obra en su taller particular, y no en el lugar de la construcción, se da en el gótico un paso de lo grande, pesado y grave del románico a lo pequeño.

El estilo gótico en arquitectura

La arquitectura gótica es la forma artística sobre la que se formó la definición del arte gótico, el estilo artístico comprendido entre el románico y el Renacimiento, que se desarrolló en Europa Occidental —cristiandad latina— en la Baja Edad Media, desde finales del siglo XII hasta el siglo XV, aunque más allá de Italia las pervivencias góticas continuaron hasta los comienzos del siglo XVI.

El término “gótico”, adjetivo correspondiente a godo, fue empleado por primera vez por el tratadista italiano del Renacimiento Giorgio Vasari (1511-1574), que le dio un sentido peyorativo para denominar la arquitectura anterior al Renacimiento, propia de los bárbaros o godos, cuyos componentes le parecían confusos, desordenados y poco dignos, por contraste a la perfección y racionalidad del arte clásico. En el siglo XIX se produjo una revalorización de este periodo debido a movimientos historicistas y románticos. El gótico apareció a continuación del románico, a lo largo de la baja edad media, y hoy día se considera uno de los momentos más importantes desde el punto de vista artístico en Europa.

En su propia época, se solía denominar como opus francigenum (estilo francés), por referencia al origen de la innovación. Paradójicamente, en la España del siglo XVI se calificaba al gótico final (isabelino o plateresco) como la forma de construir a lo moderno, mientras que la arquitectura clasicista que introducía el renacimiento italiano era vista como una forma de construir a la antigua o a lo romano.

El gótico es una consecuencia natural del románico, pero refleja una actitud espiritual y un gusto diferentes, y en muchos aspectos opuesto:

En el románico domina la masa sobre el vano en el exterior. La sombra triunfa sobre la luz interior. El gótico tiene horror al vacío y ansia de elevación y de luz. El afán de luz hace al arquitecto gótico prescindir del muro que llega a perder su función esencial de soporte y se reemplaza por enormes vidrieras. Los amplísimos ventanales representan el extremo opuesto a las ventanas románicas.

Lo esencial para el gótico es la elevación. Soportes y cubiertas están concebidos para este efecto. Las columnas pierden materia; las torres terminan como flechas. Si el monasterio o la iglesia románica era “fortaleza divina” y estaba, a menudo, emplazada en el campo solitaria, en el gótico la catedral es el símbolo de la nueva burguesía artesanal y comercial de la ciudad. La catedral es el centro de la vida ciudadana, a su alrededor se agrupan los talleres y comercios, se ve desde lejos como anuncio de la ciudad.

En la elevación y magnificencia de la catedral cifran su orgullo los vecinos. La obra magna del románico es el monasterio, pequeña población en sí y centro cultural, obra del monacato. En el gótico es la catedral y el templo el orgullo de las grandes masas burguesas.

La arquitectura gótica puso especial énfasis en la ligereza estructural y la iluminación de las naves del interior de los edificios. Surgió del románico pero acabó oponiéndose a los volúmenes masivos y a la escasa iluminación interior de sus iglesias. Se desarrolló fundamentalmente en la arquitectura religiosa (monasterios e iglesias), teniendo su mayor éxito en la construcción de grandes catedrales, secular tarea en que competían las ciudades rivales; aunque también tuvieron importancia la arquitectura civil (palacios, lonjas comerciales, ayuntamientos, universidades, hospitales y viviendas particulares de la nueva burguesía urbana) y la arquitectura militar (castillos y murallas urbanas).

El arco y la bóveda de crucería

En contraste con la arquitectura del románico, cuyas características esenciales son los arcos de medio punto, las estructuras macizas con escasos vanos y las bóvedas de cañón o arista, la arquitectura gótica empleó el arco apuntado, agujas, chapiteles y gabletes, reforzando el sentido ascensional que pretende transmitir el edificio, amplios vanos con tracerías caladas para conseguir la máxima luminosidad y estructuras reducidas al mínimo. Todas estas cualidades estilísticas fueron posibles gracias a las innovaciones constructivas, especialmente a la aparición de la bóveda de crucería.

Como en el románico, el germen de evolución del gótico se encuentra en la cubierta. Las innovaciones son consecuencia de las novedades introducidas en la bóveda. Los dos elementos estructurales básicos de la arquitectura gótica son el arco apuntado u ojival y la bóveda de crucería, cuyos empujes, más verticales que el arco de medio punto, permiten una mejor distribución de las cargas y una altura muy superior. Además, la parte principal de estas son transmitidas desde las cubiertas directamente a contrafuertes exteriores al cuerpo central del edificio mediante arbotantes. El resultado deja a la mayor parte de los muros sin función sustentante (confiada a esbeltos pilares y baquetones), quedando la mayor parte de aquéllos libres para acoger una extraordinaria superficie de vanos ocupados por amplias vidrieras y rosetones que dejan paso a la luz.

Las iglesias medievales poseían bóvedas muy pesadas, que obligaban a disponer muros gruesos y con pocos ventanales para soportar sus empujes. A principios del siglo XII los constructores inventaron la bóveda de crucería, que consiste en el cruce de dos arcos o nervios apuntados, que conforman una estructura resistente sobre la que se colocan los ligeros plementos o elementos de relleno que configuran la bóveda. Este sistema además de ligero y versátil, permite cubrir espacios de diversa configuración formal, con lo que posibilita un gran número de combinaciones arquitectónicas. Los gruesos muros de la arquitectura románica pudieron ser reemplazados por ligeros cerramientos con ventanales que permitieron la aparición de la vidriera y facilitaron que el edificio alcanzase alturas insospechadas. Así se produjo una revolución en las técnicas constructivas.

La bóveda de crucerías o de ojivas consiste en una figura formada por dos arcos que se unen por uno de sus extremos formando punta. Son dos arcos de círculo iguales, que se cortan en uno de sus extremos, volviendo la concavidad el uno al otro. La palabra “ojiva” viene del francés “ogive” con el mismo significado.

La bóveda de crucería, fue empleada en construcciones árabes de Córdoba del siglo IX y en algunas mozárabes del siglo X y aún virtualmente en las bóvedas romanas desde el primer siglo del Imperio cuando entraban en ellas arcos diagonales embebidos en las mismas. Los arbotantes se encuentran originariamente y de forma rudimentaria en las bóvedas de cuarto de cañón cuando sirven de contrarresto. El principio y distinción de elementos activos y pasivos que caracteriza la arquitectura ojival se extendió y aplicó por los antiguos asirios.

Parece claro que pudo existir una transmisión de estos elementos a través de las visitas realizadas por los cruzados a Jerusalén y a través del norte de África para llegar a España y de ahí al resto de Europa. Fue, sin embargo, la nueva relación entre todos estos elementos la que dio como resultado un nuevo tipo de edificio con unas proporciones diferentes, mucho más esbelto que los edificios románicos y con mayor luminosidad, en el que los muros pueden casi llegar a desaparecer.

El gótico descompone la bóveda en dos elementos: los arcos que se cruzan diagonalmente como antes las aristas en el románico y los plementos o paños que, apoyándose en el esqueleto, cierran la bóveda. La plementería es el conjunto de paños de piedras o dovelas (plementos) que, a modo de cerramiento, cubren el espacio entre los nervios de una bóveda nervada, una bóveda de crucería. Cada uno de los paños se denomina plemento. Son elementos pasivos que no tienen función estructural y se apoyan sobre los arcos de la bóveda, que son los elementos activos.

El arco apuntado, gracias a su verticalidad, tiene menos presiones laterales que el semicircular; por eso tiene una gran capacidad de transformación equiparable a la del arco árabe. En el siglo XV se generaliza el arco apuntado conopial o cóncavoconvexo (arco muy rebajado y con una escotadura en el centro de la clave, que lo hace semejante a un pabellón o cortinaje). Luego surge el arco rebajado de tipo carpanel, que consta de varias porciones de circunferencia tangentes entre sí y trazadas desde distintos centros. De los últimos tiempos del gótico es el arco mixtilíneo (cuyos lados son rectos unos y curvos otros).

Pilares y arbotantes

Un arco arbotante o simplemente arbotante (del francés “arc-boutant”, literalmente ‘arco que transmite’), es un elemento estructural exterior con forma de medio arco que recoge la presión en el arranque de la bóveda y la transmite a un contrafuerte, o estribo, adosado al muro de una nave lateral. Es un elemento constructivo distintivo de la arquitectura gótica, junto con el arco apuntado y la bóveda de crucería.

Como arco exterior de descarga suele estar en posición inclinada; es, por tanto, un arco rampante o arco por tranquil (que tiene los arranques a distinta altura). El arbotante forma parte de la estructura gótica, pero sólo se aprecia desde el exterior. La parte inferior se apoya en un estribo, contrafuerte, o botarel; y la parte superior sirve de sostén, generalmente, a una bóveda de crucería. Un pináculo corona el estribo, decorándolo, siendo denominado aguja cuando es muy elevado. Y hace fuerza, entonces sujeta más la estructura.

El pilar sigue el proceso iniciado en el pilar cruciforme románico. Al principio los pilares con columnas adosadas con sección semicircular, luego se van haciendo estas columnas más finas y transformando su sección circular en apuntada, al multiplicarse para recibir los nervios de la bóveda. Las columnas adosadas para hacer el pilar pierden así su personalidad y desaparece el capitel individual típico del románico.

La gran elevación del templo gótico y el afán de crear interiores luminosos impiden utilizar los grandes estribos macizos de la arquitectura románica. El arquitecto gótico, en lugar de oponer a la fuerza viva de la bóveda la masa inerte del estribo, la contrarresta con la fuerza igualmente viva de otra bóveda; este equilibrio de fuerzas es lo que convierte el templo gótico en un ser viviente.

El objetivo prioritario de la organización exterior de la catedral gótica, con sus arbotantes y pináculos, fue contrarrestar el peso de las bóvedas. La fachada occidental o de los pies de la iglesia, por otro lado, intentaba producir un efecto de desmaterialización del muro a través de ricos recursos plásticos. La típica fachada principal gótica se divide en tres cuerpos horizontales y tres secciones verticales o calles, donde se abren las tres portadas que se corresponden con las naves del interior. Las dos torres laterales forman parte del cuerpo de la fachada y se rematan frecuentemente por agujas o chapiteles. Por último, el gran rosetón sobre la portada central supone un magnífico centro para la totalidad del conjunto.

En la planta del templo gótico desaparecen las formas curvas. Los ábsides, las girolas (nave que rodea al ábside) y las capillas de esta dejan de ser semicirculares y se tornan poligonales. La nave central se eleva considerablemente sobre las laterales. La portada es abocinada, como la románica, y de forma apuntada. La ventana gótica, desconocida en el románico, tiene gran amplitud y muestra el ansia de luz del gótico. Se cierra con columnillas unidas en su parte superior por arcos. Los vanos se cierran con vidrios de colores.

Evolución del estilo gótico

El gótico es un estilo que dura tres siglos y, naturalmente, evoluciona en el sentido de una progresiva complicación y creciente riqueza decorativa.

El estilo gótico nació como tal en el norte de Francia, a mediados del siglo XII. Se da la fecha del 14 de julio de 1140, en que se inició la restauración del abad Suger al deambulatorio de la basílica de Saint-Denis, como la fecha de nacimiento de este estilo, sin embargo debe hablarse más bien de una evolución técnica de las formas de las escuelas románicas regionales. Así, ya a finales del siglo XI, se había comenzado a construir en Inglaterra la catedral de Durham, con bóveda de crucería y estructura gótica. En los primeros momentos, durante el denominado estilo de transición, que se alargó hasta finales del siglo XII, se siguió manteniendo cierta forma o fisonomía románica. Por ejemplo, en el primer gótico se mantuvo una estructura de proporcionalidad clásica en las fachadas, propia del románico, que se puede observar en la catedral de Notre Dame de París, que más adelante se perdió en beneficio de efectos mucho más verticales. De forma esquemática se dice que la arquitectura de este período fue una arquitectura románica con bóvedas y arcos apuntados.

Gótico temprano

En Francia, durante la primera mitad del siglo XII, la bóveda de crucería apareció esporádicamente en cierto número de iglesias. Sin embargo, la fase que iba a conducir a la construcción de las grandes catedrales francesas comenzó en 1137, con motivo de la construcción de la girola de la iglesia abacial de Saint-Denis, panteón real en las afueras de París. En el deambulatorio de Saint-Denis, las finas columnas que sustentan las bóvedas de crucería y la ausencia de muros divisorios entre las distintas capillas radiales proporcionó un nuevo sentido de espacio continuo, fluido, que anticipaba las creaciones posteriores.

Saint-Denis fue el modelo para la primera de las grandes catedrales, Notre Dame de París (comenzada en 1163), así como para un periodo de experimentación orientado a la desmaterialización del muro por medio de la apertura de grandes ventanales traslúcidos. El añadido de un cuarto piso en los alzados interiores incrementó la altura de forma vertiginosa. Este piso adicional, denominado triforio, consiste en un estrecho pasadizo con arquerías situado entre la tribuna que se halla sobre las naves laterales y el nivel de los ventanales superiores (claristorio). Las catedrales francesas de Laon y Noyon también corresponden a esta primera etapa.

Gótico clásico

La fase experimental del gótico temprano se resolvió finalmente en la catedral de Chartres (comenzada en 1194). Eliminando la tribuna del segundo piso heredada del románico, pero manteniendo el triforio, recupera la sección longitudinal de tres pisos o niveles. En su defecto se gana altura a través de un amplio claristorio o piso de ventanales, nivel de las arquerías, que proporciona una luz casi vertical. La catedral de Chartres sirvió de modelo para las siguientes catedrales góticas.

Al comenzar el siglo XIII, el estilo gótico, denominado en este periodo como «gótico clásico», llega a su perfección en las regiones de Normandía y la Isla de Francia, territorio de dominio real de los alrededores de París. Desde allí se extendió a todo el resto de Francia. Se difundió durante el siglo XIII al Sacro Imperio Romano, Inglaterra, reinos hispánicos y principados itálicos, llevado sobre todo por los monjes del Císter. Este estilo llegó a alcanzar las islas de Rodas y Chipre e incluso Siria, transmitido por las cruzadas.

Este periodo del gótico clásico culminó en la catedral de Reims (comenzada en 1210). Con sus equilibradas proporciones, Reims representa el momento clásico de serenidad y reposo en la evolución de las catedrales góticas. Reims sigue el esquema general de Chartres, pero otra solución del gótico apareció en la gran catedral de cinco naves de Bourges (comenzada en 1195): en lugar de un crecido cuerpo de ventanas como en Chartres, el arquitecto de Bourges redujo el claristorio en favor del cuerpo de arquerías y del triforio. En torno a 1220, la nave de la catedral de Amiens retomó el sentido clásico y ascensional de Chartres y Reims, enfatizando la verticalidad y la estilización de los pilares. De este modo, Amiens supuso una transición hacia la más elevada de las catedrales góticas francesas, la catedral de Beauvais. En ella aparece un gigantesco piso de arquerías (derivado de Bourges) bajo un piso de ventanales del mismo tamaño, que permite alcanzar la altura sin precedentes de 48 metros.

Gótico radiante o rayonnant

La catedral de Beauvais se comenzó en 1225. Durante el largo reinado de Luis IX (1226-1270), la arquitectura gótica entró en una nueva fase denominada radiante o rayonnant. El término rayonnant deriva de los elementos radiales, como los de una rueda, que conforman los enormes rosetones característicos de este estilo. La altura dejó de ser el principal objetivo, y en su lugar se extremó la desmaterialización del muro reduciendo el espesor de la mampostería, extendiendo los ventanales y reemplazando el muro exterior del triforio por vanos de tracería. Los muros de este periodo radiante asumieron el carácter de membranas traslúcidas.

Todas estas características del gótico radiante fueron incorporadas en la primera empresa importante llevada a cabo durante esta nueva fase, la reconstrucción (comenzada en 1232) de la iglesia abacial de Saint-Denis. Sin embargo, el espíritu rayonnant está mejor representado por la Sainte-Chapelle, la espaciosa capilla Palatina construida para Luis IX entre 1242 y 1248, en la Île-de-la-Cité, en el centro de París. Los inmensos ventanales, que se elevan casi desde el nivel del suelo hasta el arranque de las bóvedas, ocupan la totalidad del espacio entre los haces de columnas, transformando de este modo la capilla en una robusta armadura pétrea recubierta por superficies acristaladas por donde se filtra la luz a través de vidrieras multicolores.

En la evolución de la arquitectura gótica, el progresivo aumento de los vanos hizo posible la creación de un ambiente interior sacralizado y simbólico a través de la luz coloreada que pasaba a través de las vidrieras. En las ventanas de las capillas subsidiarias y de las naves laterales se dispusieron pequeñas vidrieras en forma de medallones, que ilustraban episodios bíblicos y de la vida de los santos. A partir del último tercio del siglo XIII la mística oscuridad se fue disipando, a medida que la técnica de la grisalla –cristal blanco decorado con dibujos en gris– se fue combinando con los paneles de colores, cada vez más vivos y luminosos.

Gótico flamígero o flamboyant

La última fase de la arquitectura gótica francesa recibió el nombre de gótico flamígero o flamboyant, nombre derivado de los paralelismos entre los motivos de la intrincada tracería curvilínea y la forma de las llamas. La profusa decoración del estilo flamígero se localiza generalmente alrededor de los vanos exteriores. El interior de las iglesias emprendió un proceso de simplificación basado en la eliminación de obstáculos visuales, como los capiteles sobre soportes verticales. El interés estructural se concentró en las bóvedas, cuyos nervios, terceletes y ligaduras conformaban una tupida red de complicados diseños.

La arquitectura flamígera se origina en la década de 1380 con la obra del arquitecto cortesano francés Guy de Danmartin. Sin embargo el estilo no se consolidó hasta la conclusión de la guerra de los Cien Años en 1453. El auge de la arquitectura flamígera se produjo entre el final del siglo XV y el primer tercio del siglo XVI en la obra de Martin Chambiges y su hijo Pierre, autores de una serie de portadas entre las que cabe citar la fachada occidental de la catedral de Troyes y las fachadas de los transeptos de Senlis y Beauvais.

Difundido por gran parte del continente, el estilo produjo sus frutos más elaborados en España. En el siglo XV comenzaron a aparecer formas flamígeras en las obras de la corona de Aragón, como puede observarse en la lonja de Palma de Mallorca. Al mismo tiempo se empleó el nuevo estilo en la capilla de San Jorge del palau de la Generalitat de Barcelona, así como en otros muchos palacios catalanes.

Sin embargo lo más característico del siglo XV español es la creación del denominado estilo hispano-flamenco, caracterizado por la fusión de formas flamencas y mudéjares. También recibe el nombre de isabelino por corresponder cronológicamente con el reinado de Isabel I la Católica. Entre los arquitectos más destacados de este último gótico cabe reseñar a Hanequin de Bruselas autor de la capilla de don Álvaro de Luna en la catedral de Toledo; Juan Guas, con el castillo de Manzanares el Real (Madrid), el palacio del Infantado en Guadalajara y el convento toledano de San Juan de los Reyes; Antón y Enrique Egas, que trazaron los hospitales de Santiago, Granada y el de Santa Cruz en Toledo; Juan y Simón de Colonia, con obras como la capilla del Condestable de la catedral de Burgos; y, en el área de Salamanca, Juan Gil de Hontañón, que construyó la catedral de Segovia en pleno siglo XVI, y su hijo Rodrigo Gil de Hontañón.

Expansión de la arquitectura gótica

La influencia de la arquitectura gótica francesa en el resto de Europa fue enorme. En España, este estilo también está representado por las grandes catedrales urbanas, si bien en el siglo XV la obra civil adquirió mayor importancia. Durante la etapa del gótico clásico, la implantación de las influencias francesas a través de la corte de Fernando III se refleja en las catedrales de Burgos, Toledo y León.

A pesar de ello, las catedrales españolas no fueron copias provincianas de los modelos franceses, y en ellas se perciben características arquitectónicas y decorativas propias de la cultura hispana, como la introducción de elementos mudéjares. La más próxima a los prototipos franceses es la catedral de León, terminada hacia 1280, que responde a los ideales clásicos de altura y amplias superficies acristaladas con magníficas vidrieras.

En el siglo XIV el mayor desarrollo arquitectónico tuvo lugar en Cataluña y Levante, con ejemplos destacados como las catedrales de Barcelona, Palma de Mallorca y Gerona. El modelo de catedral en esta área se adecuó a los postulados del sur de Francia, por lo que se ha denominado gótico mediterráneo. Este estilo se caracteriza por el predominio de la planta de salón –consistente en la disposición de naves a la misma altura–, la diafanidad espacial, el aprovechamiento de los vacíos entre contrafuertes para alojar capillas, la escasa iluminación y la supresión de los arbotantes, lo que se traduce en exteriores macizos y sin esa tendencia a la verticalidad propia del gótico francés más ortodoxo.

El medievalismo suscitado por el romanticismo y el nacionalismo del siglo XIX hizo reelaborar como arquitectura historicista un neogótico que reproducía el lenguaje arquitectónico propio del estilo con formas más o menos genuinas, destacando la labor restauradora y reconstructora del francés Eugène Viollet-le-Duc.

gótico español o gótico peninsular

El arte gótico español, gótico hispánico o gótico peninsular se localiza temporalmente entre finales del siglo XII y comienzos del siglo XVI. Sus rasgos estilísticos son en lo esencial comunes con el gótico general europeo (en determinados periodos con mayor o menor influencia del gótico francés, del gótico alemán o del gótico flamenco, espacios con los que se mantuvieron muy dinámicas relaciones políticas y económicas, incluyendo un naciente mercado de arte y la emigración de artistas); y en lo particular diferenciados entre las distintas zonas en que suele subdividirse:

Gótico de la Corona de Aragón

 

Gótico de la Corona de Aragón, con un gótico aragonés donde predomina el gótico-mudéjar y un gótico mediterráneo o levantino –gótico catalán, gótico valenciano, gótico mallorquín.

Gótico navarro

 

Gótico del Reino de Navarra, que quedó marginado de la expansión hacia el sur y mantuvo una mayor relación artística con Francia.

Gótico de la Corona de Castilla

 

Gótico de la Corona de Castilla –gótico gallego, gótico asturiano, gótico leonés, gótico extremeño, gótico castellano, gótico vasco, gótico andaluz, gótico murciano.

A diferencia del Románico español, que se limita a la zona septentrional, el gótico se extiende por la totalidad del territorio peninsular, e incluso por fuera de él, en las islas Baleares (desde la conquista cristiana, 1231) y en los territorios atlánticos incorporados en el siglo XV (en las islas Canarias, en Ceuta y en Melilla, y en Santo Domingo).

Monumentos góticos del siglo XIII en España

Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María de Burgos

 

Santa Iglesia Catedral Basílica Metropolitana de Santa María se comenzó a construir en el año 1221, siguiendo patrones góticos franceses.

La capilla mayor, el principal espacio de culto de la seo castellana, fue levantada en las décadas centrales del siglo XIII en el estilo gótico francés que caracteriza el conjunto del templo.

Tuvo importantísimas modificaciones en los siglos XV y XVI: las agujas de la fachada principal, la capilla del Condestable y el cimborrio del crucero, elementos del gótico flamígero que dotan al templo de su perfil inconfundible. Aunque el cimborio ha sido construido en estilo plateresco, la pervivencia del gótico se acusa tanto en los detalles decorativos como en la verticalidad de sus líneas.

Las últimas obras de importancia (la sacristía o la capilla de santa Tecla) pertenecen ya al siglo XVIII, siglo en el que también se modificaron las portadas góticas de la fachada principal. Los elementos decorativos y el mobiliario litúrgico del interior pertenecen a variados estilos artísticos, desde el propio Gótico, el Renacimiento o el Barroco.

Catedral de Santa María de Toledo

 

La catedral de Santa María, llamada también Catedral Primada de España, es un templo de arquitectura gótica en Toledo, considerado por algunos como el opus magnum de este estilo en España. Su construcción comenzó en 1226 bajo el reinado de Fernando III el Santo y las últimas aportaciones góticas se dieron en el siglo XV cuando en 1493 se cerraron las bóvedas de los pies de la nave central, en tiempos de los Reyes Católicos. Se la conoce popularmente como Dives Toletana (con el sentido de la rica toledana).

La estructura del edificio tiene gran influencia del mejor gótico francés del siglo XIII pero adaptado al gusto español. Es la catedral más española por la influencia árabe que muestra. Es del tipo llamado salón. Mide 120 m de longitud por 59 m de ancho. Consta de cinco naves más crucero y doble girola. Las naves externas presentan una anomalía extraña al ser algo más anchas que las otras dos. La parte más antigua del templo es la cabecera que mantiene en su arquitectura los triforios originales que se extendían a lo largo de las naves de donde fueron suprimidos en una de tantas reformas y evoluciones que sufrió la catedral. Todavía en época del gótico, estos triforios fueron sustituidos por los grandes ventanales-vidrieras. Los que se conservan de la cabecera son de influencia mudéjar. El más bajo está compuesto de arcos apuntados y el alto presenta una bóveda de crucería. No se sabe si estos temas mudéjares existían en la anterior mezquita y fueron copiados como recuerdo o bien se añadieron en una de las mejoras y enriquecimiento de la fábrica, como algo original y de buen gusto.

Catedral de Santa María de Regla de León

 

Es parecida a la catedral francesa de Reims. Es la más luminosa de todas las catedrales españolas. Las vidrieras ocupan amplísimas superficies. La fachada tiene pórtico muy abocinado, con arcos apuntados. Fue el primer monumento declarado en España mediante Real Orden de 28 de agosto de 1844.

Iniciada en el siglo XIII, es una de las grandes obras del estilo gótico, de influencia francesa. Conocida con el sobrenombre de Pulchra leonina, que significa 'Bella Leonesa', se encuentra en pleno Camino de Santiago.

La catedral de León se conoce sobre todo por llevar al extremo la «desmaterialización» del arte gótico, es decir, la reducción de los muros a su mínima expresión para ser sustituidos por vitrales coloreados, constituyendo una de las mayores colecciones de vidrieras medievales del mundo.

El arquitecto de la catedral parece ser que fue el maestro Enrique, tal vez natural de Francia, y que ya había trabajado anteriormente en la catedral de Burgos. Es evidente que conocía la forma arquitectónica gótica de la isla de Francia.

La catedral de León, al igual que su hermana predecesora la catedral de Burgos, se inspira en la planta de la catedral de Reims (aunque de menor superficie), que bien pudo conocer el maestro Enrique. Al igual que la mayoría de catedrales francesas, la de León está construida con un módulo geométrico basado en el triángulo (ad triangulum), cuyos miembros se relacionan con la raíz cuadrada de 3, al que responden la totalidad de sus partes y del todo.

Monumentos góticos del siglo XIV en España

El siglo XIV es el Siglo de Oro de las catedrales levantinas. Inspiradas en las catedrales del sur de Francia, estas catedrales tienen una nave central muy ancha, tienen menos luminosidad y son más macizas que las anteriores.

Santa Iglesia Catedral Basílica de la Santa Cruz y Santa Eulalia (Barcelona)

 

La Santa Iglesia Catedral Basílica de la Santa Cruz y Santa Eulalia –también llamada, en lugar de catedral, Seo (en catalán, Seu)– es la catedral gótica de Barcelona, sede del Arzobispado de Barcelona.

La catedral actual se construyó durante los siglos XIII a XV sobre la antigua catedral románica, construida a su vez sobre una iglesia de la época visigoda a la que precedió una basílica paleocristiana, cuyos restos pueden verse en el subsuelo, en el Museo de Historia de la Ciudad. La finalización de la imponente fachada en el mismo estilo, sin embargo, es mucho más moderna (siglo XIX).

El edificio consta del templo y el claustro perfectamente unidos por un mismo estilo. La catedral mide 90 metros de longitud por 40 de ancho y el jardín del claustro es de 25 metros por lado por seis de anchura de cada galería de las cuatro que lo rodean. La nave central es muy elevada. Las torres tienen el simbolismo de los clavos de la cruz. Dos de ellas se levantan en los extremos de la nave del crucero.

La catedral está formada por tres naves de la misma altura, la central el doble de ancho que las laterales; desde el falso crucero las circulares se unen en girola, pasando por detrás del presbiterio y formando un arco semicircular, donde se alojan nueve capillas cubiertas por arcos ojivales de cuatro tramos y por encima de estas capillas se encuentran los vitrales góticos que llenan de luz el ábside.

Se iniciaron las obras de construcción de la catedral gótica en mayo de 1298, reinando Jaime II y bajo el mandato obispal de Bernardo Pelegrí (1288-1300), empezando por la cabecera, desmontando a la vez la antigua catedral románica y aprovechando algún elemento escultórico como las impostas de la puerta de San Ivo. Las obras no se plantearon como la construcción de una nueva catedral sino como una reforma y ampliación de la catedral románica.

Catedral de Santa María de Gerona

 

La catedral de Gerona consagrada a Santa María, se encuentra en el punto más alto de la ciudad. Posee la nave gótica más ancha del mundo, con una anchura total de 22,98 metros. Su construcción se inició en el siglo XI en estilo románico, siguiendo en el Siglo XIII con el gótico, conservando tan solo el claustro románico del Siglo XII y la torre de la misma época que data de 1040; se terminó en el siglo XVIII.

La fachada es barroca y fue construida en 1730. La escalinata central de acceso se construyó en 1607. En el exterior de la catedral se conserva el pórtico gótico de San Miguel, situado al norte, y el pórtico de los Apóstoles al sur, del siglo XIV y al que se le añadieron algunas esculturas en el siglo XV.

El interior muestra la grandiosa nave única, gótica, cubierta por bóveda de arcos diagonales que se apoyan en grupos de columnillas. Los contrafuertes laterales de la primera zona albergan dos capillas por tramo.

Catedral-Basílica de Santa María de Palma de Mallorca

 

La Catedral-Basílica de Santa María de Palma de Mallorca también llamada Catedral de Mallorca es el principal edificio religioso de la isla de Mallorca. En mallorquín, se la conoce como La Seu (Seu o Seo es el nombre que reciben las catedrales en la Corona de Aragón). Consiste en un templo de estilo gótico levantino construido a la orilla de la bahía de Palma.Se asoma al mar sobre las murallas romanas y renacentistas que protegían a la ciudad, siendo la única catedral gótica que cumple con esta peculiaridad.

Se trata de la catedral con el mayor rosetón del mundo gótico, mayor rosetón original de todas las catedrales góticas europeas (13 metros de diámetro), ya que existen catedrales con rosetones de mayores dimensiones (15 m) pero pertenecen al neogótico, y también una de las que tiene una nave de mayor altura entre las catedrales de estilo gótico europeas.

El edificio es enorme, su bóveda alcanza una altura de 44 m solo superada por la Catedral de Beauvais 48 m, la catedral gótica más alta del mundo y ligeramente menor que la altura de la Catedral de Milán 45 m, en cambio supera a la Catedral de Colonia 43 m.

Su construcción se inició en 1229, después de la conquista de la isla por la Corona de Aragón. El rey Jaime I, decidió derribar la antigua gran mezquita de Medina Mayurca para construir un gran templo dedicado a Santa María.

En 1346, fue el rey Jaime III, aunque los trabajos y acabados continuaron bastantes años después, ya que no se terminó hasta 1601, y, en rigor, se siguió (y se sigue) reformando y restaurando cada poco tiempo.

Monumentos góticos del siglo XV en España

El siglo XV marca la última etapa de la arquitectura gótica en España.

Catedral de Sevilla

 

La catedral de Santa María de la Sede es la catedral de la archidiócesis de Sevilla. Es un templo gótico con la mayor superficie del mundo. La Unesco la declaró en 1987, junto al Real Alcázar y el Archivo de Indias, Patrimonio de la Humanidad y, el 25 de julio de 2010, Bien de Valor Universal Excepcional.

Según la tradición, la construcción se inició en 1401, aunque no existe constancia documental del comienzo de los trabajos hasta 1433. La edificación se realizó en el solar que quedó tras la demolición de la antigua mezquita aljama de Sevilla. El alminar (la Giralda) y patio (patio de los Naranjos) aún se conservan.

El templo acoge los restos mortales de Cristóbal Colón y de varios reyes de Castilla: Pedro I el Cruel, Fernando III el Santo y el hijo de este, Alfonso X el Sabio.

El cabildo catedralicio decidió el 8 de julio de 1401 construir un nuevo templo, pues la antigua mezquita almohade se encontraba mal conservada después del terremoto ocurrido en 1356 que la afectó gravemente.

La catedral posee cinco naves que se distribuyen, mirando hacia Levante. No cuenta con una cabecera en el sentido gótico habitual en forma de ábside sin girola, ya que su planta salón es un perfecto rectángulo de 116 m de largo por 76 m de ancho, que se corresponde con el espacio que ocupaba la gran mezquita almohade que estaba situada en el mismo lugar.

Palacio de los Duques del Infantado (Guadalajara)

 

El palacio del Infantado o palacio de los Duques del Infantado es un palacio de estilo gótico isabelino con elementos renacentistas situado en Guadalajara. Fue ordenado construir por Íñigo López de Mendoza y Luna, segundo duque del Infantado, a finales del siglo XV.

En 1483 se completó la fachada, poco después el patio y al finalizar el siglo el palacio ya estaba completo en su estructura básica. Al terminar el siglo XV el monumento lucía en todo su esplendor de goticismo, de artesonados y de riquezas. Las trazas se atribuyen a Juan Guas, arquitecto toledano.

Su estilo es absolutamente hispano, pues aunque parte de la decoración y estructura de balcones o portadas son de corte gótico de tradición flamenca, otros muchos elementos decorativos y la disposición de vanos en la fachada, incluso el mismo tema ornamental de las cabezas de clavos, son de herencia morisca; es un ejemplo exquisito de lo que ha producido el arte mudéjar. Supera ambos estilos y adquiere el marchamo de gótico isabelino o hispano-flamenco, alterado, como se apuntó arriba, en la segunda mitad del siglo XVI con trazas renacentistas. La fachada principal, orientada a poniente, es una de las joyas del arte gótico civil.

Lonja de Palma de Mallorca

 

La Lonja de Palma de Mallorca o Sa Llotja es una de las obras maestras de la arquitectura gótica en Mallorca. Fue construida por Guillem Sagrera entre 1420 y 1452 y fue la sede del Colegio de Mercaderes.

El interior de esta lonja está formado por cuatro naves de la misma altura separada por seis columnas helicoidales sin capitel, que después fueron imitadas en la lonja de Valencia, la iglesia de Santiago de Villena y la base de la torres de San Giorgio del Castel Nuovo de Nápoles, también obra de Guillem Sagrera, aunque todas ellas se inspiraron en el aula capitular del Convento de Santo Domingo de Valencia, construida en la primera mitad del siglo XIV.

Palacio de la Generalidad de Cataluña (Barcelona)

 

El palacio de la Generalidad (Palau de la Generalitat en catalán) es la sede de la Presidencia de la Generalidad de Cataluña y uno de los pocos edificios de origen medieval en Europa que se mantiene como sede del gobierno y de la institución que lo construyó.

Se trata de un edificio pre-existente que al convertirse en un aparato político debió de adaptarse a sus nuevas funciones con construcciones y remodelaciones desde principios del siglo XV hasta mediados del siglo XVII. Con elementos góticos como el patio central, su gran escalinata y las galerías que lo circundan, con gótico flamígero como la fachada de la calle del Obispo y la de la capilla de San Jorge y la gran fachada renacentista de la plaza San Jaime de Barcelona.

La Generalidad de Cataluña celebró sus reuniones hasta comienzos del siglo XV en diversos conventos barceloneses de las órdenes menores. En 1416 decidieron dar a una casa particular que habían adquirido para sus juntas un aspecto más digno, acorde con su rango surgiendo entonces un hermoso palacio gótico del que una de sus partes más notables es el partió de San Jorge.

El gótico levantino del siglo XIV había dado al patio una importancia capital como elemento monumental de distribución en el palacio. Aunque este se pueda considerar heredero de los de la centuria anterior, la esbeltez de las proporciones de su intercolumnio así como la escalera que desembarca en este primer término responde a modelos italianos de la época.

Monumentos góticos del siglo XVI en España

Catedral de Segovia

 

La Santa Iglesia Catedral de Nuestra Señora de la Asunción y de San Frutos de Segovia, conocida como la Dama de las Catedrales por sus dimensiones y su elegancia, es una catedral construida entre los siglos XVI y XVIII, de estilo gótico con algunos rasgos renacentistas.

La catedral de Segovia es una de las catedrales góticas más tardías de España y de Europa, erigida en pleno siglo XVI (1525-1577), cuando en la mayor parte de Europa se difundía la arquitectura renacentista.

Posee una estructura en tres altas naves y girola. Destacan sus hermosas ventanas de complicada y fina tracería calada así como la extraordinaria calidad de los numerosos vitrales. El interior muestra una notable unidad de estilo (gótico tardío), excepto en la cúpula de 1630 y presenta un aspecto imponente y sobrio.

Sus bóvedas góticas se elevan a 30 metros de altitud y mide de ancho 50 metros y 109 de longitud. El crucero está cubierto con una cúpula finalizada por Pedro de Brizuela en el siglo XVII. La poderosa torre alcanza casi los 90 metros. El actual chapitel de piedra que corona la torre, data de 1614, erigido luego de un gran incendio originado por una tormenta eléctrica. El chapitel original enteramente gótico construido de madera de caoba americana, de estructura piramidal alcanzaba la mayor altura de España.

Catedral Nueva de Salamanca

 

La Catedral de la Asunción de la Virgen, llamada popularmente Catedral Nueva, es una de las dos catedrales de la ciudad de Salamanca, junto a la Catedral Vieja.

Fue construida entre los siglos XVI y XVIII mezclando los estilos gótico tardío, renacentista y barroco. Es la segunda mayor catedral de España en dimensiones y su campanario, con 93 metros de altura, también es de los más altos de España.

La catedral es, junto a la de Segovia, una de las dos últimas catedrales de estilo gótico que se construyen en España. La nueva catedral se construyó, continuando con el gótico tardío de sus orígenes, entre los siglos XVI y XVIII, aunque a finales del XVI se cambiara la cabecera con girola gótica por una plana y durante el XVIII se añadieran dos elementos que rompían de forma llamativa con el estilo predominante del templo: una cúpula barroca sobre el crucero y los cuerpos superiores de la torre campanario. Esta torre campanario mide 93 metros de altura.

La planta y alzado del edificio mantienen una uniformidad gótica y la presencia exterior de arbotantes y contrafuertes, así como el alzado interior de las naves lo atestiguan.

LA PINTURA GÓTICA

El arte románico era expresión plástica de conceptos teológicos, mientras que el gótico es la expresión de una época de duda e intentos racionalistas. El hombre gótico no está tan seguro de su fe como el románico. La burguesía se levanta contra el poder de la nobleza y el clero. El orden estamental se pone por primera vez en duda. La aventura racionalista occidental comienza con el gótico.

La pintura es, pues, la expresión de una época de crisis que inaugura el pensamiento humanista y criticista, teñido de angustia y tenacidad. El artista no se atreve aún a pintar motivos profanos, pero se preocupa ya más por lo humano. Es la apertura racionalista a la sensibilidad burguesa. El gótico abre el humanismo y racionalismo de Francia y Flandes, mientras que el Renacimiento se abre al humanismo clasicista italiano.

El gótico dio importancia a la obra arquitectónica y escultórica, dejando marginada la pintura como arte menor. Las grandes vidrieras de las catedrales suplieron la pintura. El pintor gótico está impresionado por el dolor humano y cambia los supuestos sensibles del románico. Para el románico no existe el dolor, ni la duda, pero tampoco la desbordante alegría; todo son apariencia de la única realidad: el diálogo del alma con Dios.

El gótico no se siente tan cerca de Dios y mira más las pasiones humanas. Las figuras románicas, con sus grandes ojos abiertos llenos de respeto infinito y conformes con su destino, son sustituidas ahora por unas más menudas y nerviosas, con cuerpo inquieto, retorcido y atormentado. Las figuras románicas eran sensibles al dolor y al amor (bizantinismo), las góticas ríen, lloran, se estremecen, son entrañablemente humanas.

Aunque abundan los temas apacibles, el gótico tiene propensión a los momentos patéticos: las vidas de los mártires les dan ocasión de representar el dolor humano. El tema de la crucifixión es para el románico expresión de la majestad de Cristo, que se pinta no colgado de la cruz, sino como sentado en trono. En el gótico aparece Cristo de carne y hueso en la cruz, a menudo retorcido por el dolor y angustiosamente solo.

El retablo gótico es el lugar donde se desarrolla la pintura gótica. El retablo está dividido en franjas verticales y horizontales formando compartimentos separados con escenas diversas. En el centro hay siempre una escena dolorosa de crucifixión.

Los códices miniados y las miniaturas góticas: A falta de espacio para pintar en las catedrales, los pintores góticos se dedicaron a la miniatura de los documentos. Las mejores pinturas góticas son miniaturas de códices y documentos.

En Francia a lo largo del siglo XIII las artes decorativas estuvieron bajo el dominio de la evocación religiosa. Los medallones que aparecen en las ilustraciones de las Bibles moralisées (Biblias moralizadas), en el segundo cuarto del siglo, se inspiraron sin duda en el diseño de las vidrieras catedralicias. A partir de 1250 el mismo estilo cortesano inspira la escultura monumental y las pequeñas tallas elefantinas (de marfil). Los diminutos relicarios de orfebrería realizados a partir del último tercio del siglo XIII tomaron la forma de las iglesias del gótico radiante, con sus transeptos, rosetones y gabletes en fachadas. De este siglo, una buena muestra de miniatura gótica española son los códices de las Cantigas de Alfonso X (El Escorial y Florencia). Hacia 1300 las artes decorativas comenzaron a asumir un papel más independiente.

La pintura gótica conserva caracteres de primitivismo: frontalismo, falta de perspectiva y volumen, fondo bizantino de panes de oro. Faltan los recursos técnicos del Renacimiento. Los influjos bizantinos en España con claros. El carácter personal de la pintura gótica española es su influencia morisca: influencia mudéjar, como reacción nacionalista contra los influjos extranjeros. Lástima que los musulmanes españoles no cultivaron tanto la pintura por su pensamiento más teológico que el cristiano; los artistas musulmanes fueron eternamente iconoclastas (rechazaban el culto a las imágenes sagradas).

En cuanto a la pintura gótica española del siglo XIII al XIV, hay que distinguir dos zonas: el Reino de Castilla con influencia de pintores franceses (siglo XIII) y Reino de Aragón (Valencia, Mallorca y Principado de Cataluña) con influencia italo-bizantina (siglo XIV).

Algunas pinturas del siglo XIV son renacentistas, pero no hay que olvidar que la diferencia entre Gótico y Renacimiento es a veces local más que estilística.

evolución pictórica del siglo XV

Dentro de la evolución pictórica del siglo XV se distinguen dos estilos, el estilo gótico internacional y el estilo flamenco. El primero corresponde a los dos últimos decenios del siglo XIV y perduró en la mayor parte de Europa durante la primera mitad del siglo XV.

El estilo flamenco surgió en Flandes en el primer tercio del siglo XV, paralelamente al renacimiento italiano, y se difundió por el resto de Europa durante la segunda mitad del siglo. El estilo internacional apareció en el centro del continente como consecuencia de la fusión de elementos y formas del gótico lineal con las innovaciones técnicas e iconográficas aportadas por los pintores italianos del trecento (Giotto, Duccio, Simone Martini y los hermanos Lorenzetti). El estilo se caracteriza por la valoración expresiva de lo anecdótico, la estilización de las figuras, el predominio de las líneas curvas tanto en los pliegues como en las posturas corporales, la introducción de detalles naturalistas con fines simbólicos y el empleo de una técnica minuciosa.

El estilo gótico internacional contó con interesantes artistas en Alemania, como el pintor Stefan Lochner y el maestro del Jardín del paraíso; y en España, con destacados miembros de la escuela aragonesa y catalana como Pedro Nicolau, Lluís Borrassà o Bernardo Martorell.

El estilo flamenco se inició en las cortes de los duques de Berry y de Borgoña. La principal aportación de esta escuela es la utilización de la técnica al óleo, que permite una mayor viveza y enriquecimiento de la gama cromática, la realización de veladuras y la obtención de colores compuestos. Los rasgos más definitorios del estilo flamenco fueron el mayor naturalismo, el gusto por el detalle a través de una técnica minuciosa y, en ocasiones, la codificación simbolista de la gama cromática y de ciertos objetos.

Los iniciadores de la escuela flamenca son los hermanos Hubert y Jan van Eyck. Otros pintores destacados son el maestro de Flémalle (Robert Campin), Rogier van der Weyden, Hans Memling, Dirk Bouts y Hugo van der Goes. Sin embargo, dentro de la escuela destacó una figura excepcional, avanzada para su época: Hieronymus van Aken, llamado El Bosco, que desarrolló en sus obras un universo surrealista en clave moralizante. Entre sus obras cabe citar El jardín de las delicias (Museo del Prado, Madrid).

A lo largo del siglo XV la influencia flamenca se extendió por toda Europa, considerada como un renacimiento nórdico ajeno al punto de vista conceptual de la edad media. En España la pintura flamenca tuvo un especial desarrollo gracias al oficio de algunos pintores destacados como Luis Dalmau, Jaume Huguet, Jacomart, Bartolomé Bermejo y Fernando Gallego

ESCULTURA gótica

La escultura siguió el precedente románico, con una amplia difusión de imágenes cuyo fin era adoctrinar a los fieles en los dogmas de la fe religiosa y decorar las fachadas de las catedrales. La escultura de los siglos XII y principios del XIII tuvo un carácter predominantemente arquitectónico. Las figuras más destacadas son las estatuas colosales de las jambas (pilastras laterales) de las portadas y las de los parteluces de los vanos de entrada. Reciben el nombre de estatuas-columna por estar adosadas a estos soportes. A veces, la estatua-columna tiende a liberarse del marco arquitectónico, como si fuera una escultura exenta o de bulto redondo.

En el estilo considerado protogótico destacan las estatuas-columna del famoso pórtico de la Gloria (fachada occidental) de la catedral de Santiago de Compostela (España, último tercio del siglo XII), donde apóstoles y profetas se hacen eco del nuevo sentido naturalista idealizado, a la vez que expresan sus sentimientos y empiezan a entablar lo que se denomina sacra conversazione, es decir, la comunicación entre los personajes sagrados.

Sin embargo, las manifestaciones protogóticas todavía conservaban un cierto carácter románico. En torno a 1180 la estilización románica evolucionó hacia un periodo de transición en el que las estatuas comenzaron a asumir una serie de rasgos naturalistas como la gracia, elegancia, solemnidad, sinuosidad y libertad de movimientos. Este estilo ‘clasicista’ culminó en la primera década del siglo XIII en las series de esculturas de las portadas de los transeptos norte y sur de la catedral de Chartres.

Difusión de la escultura gótica

En España, en el segundo cuarto del siglo XIII se introdujeron las formas de la escultura francesa a través de las intensas relaciones políticas y culturales que la monarquía española estableció con la francesa. En el siglo XIII destacaron dos talleres en torno a las catedrales de Burgos y León. En la primera cabe citar la portada de la Coronería y la del Sarmental, correspondientes a los transeptos, así como las esculturas de las fachadas y el claustro.

En relación con este taller, destaca la escultura de la abadía de Las Huelgas, a pocos kilómetros de Burgos, con los excepcionales sepulcros de Alfonso VIII y Leonor de Plantagenet. En cuanto a la de León, la escultura española alcanzó altas cotas de calidad, como se aprecia en la portada de la Virgen Blanca de la fachada occidental. Durante el siglo XIV en España la escultura exterior de las catedrales se hizo más menuda por la influencia del arte mudéjar y las obras en marfil. Destacan la puerta del Reloj de la catedral de Toledo y la puerta Preciosa de la de Pamplona; aunque es en Cataluña donde se encuentran los conjuntos escultóricos más sobresalientes, formados por sepulcros y retablos de influencia italiana.

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