32-Arte hispano-musulmán (comp.) Justo Fernández López Historia del arte en España |
|
![]() |
Arte hispano-musulmán
Periodización del arte hispano-musulmán
Arte emiral y califal o arte cordobés
Emirato omeya de Córdoba (756-929): Mezquita de Córdoba.
Califato omeya de Córdoba (929-1031): Ciudad Medina Azahra.
Arte taifal
Reinos de Taifas (1031-1090)
Arte almorávide
Almorávides (1090-1172)
Arte almohade
Almohades (1172-1224)
Arte nazarí
Reino de Granada: Dinastía Nazarí (1238-1492)
Arte mudéjar
Siglos XII a XVI
La rama más vigorosa del arte árabe occidental es la hispano-árabe. No tenemos noticias completas sobre el arte visigodo, el existente en la Península a la llegada de los árabes. Los visigodos no tuvieron tiempo para echar raíces profundas en suelo ibérico. A juzgar por los restos visigodos, la aportación de los pueblos bárbaros en España fue escasa. En el arte visigodo se reconocen tradiciones romanas más o menos bastardeadas, aportaciones esporádicas del Oriente cristiano e influjos del arte cristiano y bizantino del norte de África.
Tras la pobreza y tosquedad del arte visigodo, se verá surgir en los siglos siguientes en Córdoba (segunda mitad del siglo VIII), un edificio excepcional: La Mezquita (siglo X). Por el Mediterráneo, por las cosas orientales llegan entre los siglos VIII y X artistas que despertaron la actividad de los indígenas. El arte cordobés es un arte musulmán oriental, pero de personalidad propia.
El arte islámico que se desarrolló en al-Ándalus (la España musulmana) entre los siglos VIII y XV. Dada la limitación religiosa del Islam que rechaza toda imagen religiosa, lo que afecta a la escultura y la pintura (a pesar de la cual hay algunos ejemplos), su manifestación principal fue la arquitectura andalusí (o hispanoárabe o hispanomusulmana); aunque las artes suntuarias (o artes decorativas o artes menores –cerámica andalusí, eboraria, orfebrería, textil–) tuvieron un extraordinario desarrollo.
En la época del arte califal la principal obra conservada es la Mezquita de Córdoba, en el arte taifa el Palacio de la Aljafería de Zaragoza, en el arte almohade la Giralda de Sevilla y en el arte nazarí la Alhambra de Granada.
Muy vinculados al arte andalusí están dos peculiares estilos artísticos de la Edad Media española: el arte mozárabe (el de los cristianos bajo dominio musulmán, o emigrados desde al-Ándalus a los reinos cristianos del norte, donde influyeron de forma notable en el pre-románico local) y el arte mudéjar (el de los musulmanes bajo dominio cristiano, muchos de ellos especializados en artesanías de la construcción -albañiles, carpinteros, estuquistas-, que caracterizó estilos híbridos denominados románico-mudéjar y gótico-mudéjar, y dejó una gran influencia en estilos de transición al renacimiento español –hispano-flamenco, plateresco, isabelino o "estilo Reyes Católicos" y "estilo Cisneros"–).
La invasión musulmana del reino visigodo (711) significó, en el ámbito artístico y cultural, un cambio de orientación de los modelos, pero también un sincretismo del que la civilización árabe es característica; destacadamente, la reutilización de elementos de iglesias visigodas que se transformaron en mezquitas, lo que implicó la adopción y transformación del arco de herradura.
Hasta 1492, en que desaparece el reino nazarí de Granada, en al-Ándalus se mantuvieron unas condiciones culturales peculiares que le diferenciaron tanto del Islam oriental como del arte europeo. Pero, al mismo tiempo, esta singularidad geográfica y cultural constituyó uno de los factores que repercutieron decisivamente en el despertar de Europa tras los siglos de desunión y letargo que siguieron a la caída del Imperio Romano de Occidente y las invasiones bárbaras.
La conquista musulmana no supuso la extinción de las comunidades cristianas y judías. Unos huyeron al norte, donde formaron un reducto de oposición al nuevo poder instituido en Córdoba y, con el tiempo, constituirían el germen de la posteriormente llamada Reconquista; otros, los cristianos que permanecieron en territorio musulmán, pasaron a ser conocidos con el apelativo de mozárabes. Tanto esta minoría como la judía gozaron de la protección estatal, conformando comunidades numerosas en grandes ciudades como Mérida, Toledo, Valencia, Córdoba, Sevilla, Granada, Almería, Málaga, etc.
Caracteres del arte hispano-musulmán de Córdoba:
El muro a tizón (colocación de ladrillos o de piedras dispuestos de manera que la dimensión más larga es perpendicular al paramento) es tan típico de las construcciones árabes como lo fuera el isódomo en el arte clásico (tipo de ensamblaje de un muro en el que los sillares son de igual altura, la misma que la de las hiladas).
El arco de herradura, herencia del arte visigodo, se convierte en la forma más característica y fecunda del arte hispano-musulmán. La altura del arco se va haciendo cada vez mayor, de modo que en el período califal alcanza la mitad del radio (en contra de un tercio, típico del arco de herradura visigodo.
El arco de lóbulos se comienza a emplear en el período califal, a mediados del siglo X. Los lóbulos son de herradura. El número de lóbulos es impar, para que uno de ellos coincida con la clave o centro del arco.
El arco de herradura apuntada es la forma preferida por los almorávides.
Arcos superpuestos y entrecruzados que dan a esta arquitectura un cierto barroquismo, que culmina en el período de los reinos de taifas. Estos arcos echan la base de la decoración árabe posterior. Esta construcción se hará cada vez más menuda y complicada hasta la arquitectura granadina.
Las bóvedas. Los arquitectos cordobeses utilizan casi todas las bóvedas empleadas por las escuelas anteriores, salvo la cúpula. La gran novedad es la bóveda de nervios muy gruesos apoyados en la cornisa, dispuestos por parejas paralelas, no cruzándose en la clave, sino dejando un espacio libre en el centro. El origen de estas bóvedas hispano-árabes es un problema oscuro. Pasar luego al románico y al gótico, siendo el precedente más antiguo de la crucería ojival del gótico. Es posible que los constructores góticos de Francia tuvieran como modelo las bóvedas nervadas cordobesas.
Capiteles. Al principio se utilizan los de los monumentos romanos y visigodos. En el siglo X se labran expresamente en dos tipos: hojas lisas y perfecta regularidad o follaje labrado según técnica bizantina antinaturalista, que por sus menudas oquedades se llama avispero. Ambos capiteles son de orden corintio o compuesto.
Ataurique (decoración de tipo vegetal característica del arte islámico) de tipo siríaco antinaturalista.
Arte emiral y califal de córdoba
Emirato omeya (758-912): Mezquita de Córdoba.
Califato de Córdoba (912-1031): Ciudad Medina Azzahra.
Desde el punto de vista artístico, el emirato andalusí emplea un estilo que no difiere en demasía del resto del Califato Omeya. Es decir, la adecuación de fórmulas y elementos de las culturas que les habían precedido, en este caso del mundo romano y visigodo. En ningún momento se produce una repetición literal de motivos y formas; al contrario, su inteligente incorporación y asimilación se traduce en una verdadera eclosión creadora, originándose el momento cúspide del arte califal. En él se funden elementos de la tradición local hispanorromano-visigótica con los elementos orientales, tanto bizantinos, como omeyas o abasíes.
Los edificios artísticos se centran, desde el primer momento, en torno a su capital, Córdoba, en la que se construyó una mezquita congregacional destinada a convertirse en el monumento más importante del occidente islámico. Destacan, entre otras, las obras llevadas a cabo durante el reinado de Abd al-Rahmán II, corte que acogió a numerosos artistas, modas y costumbres orientales; impulsó, entre otras, las construcciones del Alcázar de Mérida así como la del alminar de la iglesia de San Juan en Córdoba e hizo mejorar sus murallas y las de Sevilla. El califa Abderramán III, siguiendo la tradición oriental, (según la cual cada monarca, como signo de prestigio, debía poseer su propia residencia palaciega), decidió fundar la ciudad áulica de Medina Azahara (Medina al-Zahra).
En el resto del territorio peninsular también es patente el florecimiento artístico impulsado por el califato. Entre los de carácter religioso figuran las mezquitas, medersas o madrazas y mausoleos. En la ciudad de Toledo todavía se perciben restos de su fortificación, así como algunos vestigios que definen su alcazaba, medina, arrabales y entorno. De entre ellas destaca la pequeña mezquita del Cristo de la Luz o de Bab al-Mardum. Y obras tan significativas como la rábida de Guardamar del Segura (Alicante), el Castillo de Gormaz (Soria) o la Ciudad de Vascos (Toledo).
El refinamiento imperante en la corte califal propició la creación de toda clase de objetos decorativos que, bajo el patrocinio real, se tradujeron en las más variadas expresiones artísticas. Mención especial merecen los trabajos en marfil, entre los que se encuentran todo tipo de objetos de uso cotidiano minuciosamente tallados: botes y arquetas destinadas a guardar joyas, ungüentos y perfumes; almireces, pebeteros, ataifores, jarras y jofainas de cerámica vidriada etc. En el Museo Arqueológico Nacional, puede contemplarse el Bote de Zamora, destinado a la mujer de al-Hakam II o la arqueta de Leyre, que dan buena muestra de ello.
Los monarcas, igual que en Bagdad y El Cairo, crean su propia fábrica de tejidos o bandas, lo que da lugar al principio de la historia de la producción de tejidos en seda bordada en al-Ándalus. Los motivos vegetales y figurativos geometrizados se inscriben en medallones que forman bandas tal y como aparecen en el velo o almejí de Hisham II que, a modo de turbante, le cubría la cabeza y le colgaba hasta los brazos.
La cerámica cuenta con tipos de producción conocida como verde y manganeso. Su decoración a base de motivos epigráficos, geométricos y una destacada presencia de motivos figurativos se consiguen mediante la aplicación del óxido de cobre (verde) y óxido de manganeso (morado).
Origen de las formas arquitectónicas del arte califal de Córdoba:
La planta y la disposición general de la mezquita de Córdoba llegaron del oriente islámico. Pero varias formas que aparecen en este edificio son de procedencia romana y o fueron importadas por los conquistadores o copiadas por la tradición local. La buena sillería y los arcos superpuestos recuerdan el acueducto de Mérida. Los procedimientos constructivos, mantenidos por obreros locales, perduran más que las formas decorativas traídas por artistas foráneos.
Mezquita de Córdoba
La Mezquita de Córdoba es la obra capital del califato de Córdoba y una de las cumbres de la arquitectura hispano-árabe. Es el prototipo de la arquitectura musulmana occidental. Contiene los elementos característicos de la arquitectura califal de Córdoba. Comienza su construcción en el siglo VIII y se termina en el siglo IX (comenzada en el 786 y terminada en el 1001). Es, pues, un museo vivo de la arquitectura califal.
En el año 785, Abderramán I utilizó el material de una basílica visigoda dedicada a San Vicente para iniciar la construcción de la mezquita de Córdoba, que quedaría para la posteridad como símbolo del esplendor de la España musulmana. La mezquita está construida sobre una iglesia cristiana. Al quedar terminada en el siglo IX, tiene 19 naves de una extensión de 180 metros de longitud por 120 de anchura, con 860 columnas o pilares. Fue comenzada en el 786 y terminada en el 1001.
La mezquita fue construida en cuatro etapas:
Abderramán I: La mezquita tenía un patio y 11 naves. Para aprovechar columnas se superponen arcadas, de herradura abajo y medio punto arriba.
Abderramán II: Agrega 8 naves sin innovaciones, salvo en detalles. Las columnas aprovechadas son visigodas.
población cordobesa que aumentó desde la primera construcción. La nueva construcción relega las naves anteriores al papel de vestíbulo. La nueva ampliación supone la superficie equivalente a la primera mezquita. Alhaquem introduce la bóveda de nervios con ojo central.
Almanzor hizo la última ampliación en el 987 con nueve naves, sin otra novedad que el arco de herradura apuntado. Lo construido por Almanzor equivale a las dos terceras partes de lo anterior.
El anejo Patio de los Naranjos completa la construcción. En el siglo XVI se construyó en el centro una iglesia cristiana en estilo gótico y plateresco.
En todo el proceso de construcción y ampliación siempre se mantuvo la unidad interior, conservando la misma estructura de arcos y apeos. se trata de dos arquerías superpuestas, la inferior dispuestas sabiamente a manera de entibo para reforzar la resistencia del pilar que apea el orden de arcos superior. La fórmula denuncia claramente su origen hispano preislámico, ya se había empleado en acueductos romanos como el de los Milagros de Mérida, en el que incluso se utilizan los mismos materiales de piedra y ladrillo que producen ese bello efecto de bicromía (grabado realizado en dos colores).
Arquerías de la mezquita: La más notable solución arquitectónica es la gran altura dada a la mezquita. Para ello crearon los árabes los arcos superpuestos. Este sistema está quizás inspirado en el acueducto de los Milagros, de Mérica, visible en la forma de sisponer las dovelas radialmente, alternándose en dos colores (rojo y blanco).
Al arco califal: Inspirados en la arquitectura visigótica, los árabes emplearon un arco de herradura. Pero el arco árabe tiene un alargamiento más grande que el visigodo. El arco de herradura visigodo es un tercio del radio de prolongación; el árabe tiene un medio del radio en su prolongación. El aspecto de herradura es más definido. Otra novedad del arco árabe es el trasdós (superficie exterior convexa de un arco o bóveda, contrapuesta al intradós) y el intradós (superficie inferior de un arco o bóveda), que se van estrechando en los salmeros (piedras de donde arranca el arco), es decir, en las puntas de la herradura.
El arco lobulado: Comienuza en la época de Alhaquem II. Este arco se irá complicando sucesivamente y conducirá a los arcos decorativos de los almohades y granadinos. El mirhab (Sancta sanctorum) por su carácter tradicional está hecho en un arco clásico de harradura árabe.
Cúpulas: Es otra solución orignal de los árabes, la cúpula de nervios fuertes que no se cruzan en el centro y dejan un espacio central libre. Empezó a emplearse en tiempos de Alhaquem II, en la segunda mitad del siglo X y tuvo mucha difusióin. Los precedentes de esta cúpula están en el Curdistán y en Mesopotamia, pero sin la perfección de Córdoba. Los espacios vacíos entre los arcos se decoran con ese sentido del de "horror vacui" tran propio de la sensibilidad y sensualidad musulmana.
La torre de la mezquita: La torre o alminar, donde el almuedano (muezín) llama a los fieles a la oración, es una torre renacentista; la torre primitiva se destruyó. Los ristianos redescubrieron la primitiva torre con estilo renacentista. Un terremoto la destruyó.
La capilla de Villaviciosa: De la mitad del siglo X, de Alhaquem II, introduce un nuevo empleo del arco. El arco, antes de valor constructivo, es ahora decorativo y da un aspecto barroco a todo. La imaginación decorativa de estos arcos de lóbulos irá aumentando en el período de los reinos de taifas, creando la red de rombos.
Puerta de San Estaban: Los musulmanes no daban importancia al exterior de los edificios, que solía ser una fachada de piedras con aparejo a tizón. La Puerta de San Esteban es la más antigua, le menos reformada. Vemos el típico alfiz (recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca, bien desde las impostas, bien desde el suelo).
Medina Azahara
Medina Azahara, castellanización del nombre en árabe Madīnat al-Zahrā (‘la ciudad brillante’), fue una ciudad palatina o áulica que mandó edificar Abderramán III (Abd al-Rahman III, al-Nasir) a unos 8 km en las afueras de Córdoba en dirección oeste, más concretamente, en Sierra Morena. Fur la obra más grandiosa de la arquitectura civil califal. Abderramán III fue el octavo y último emir independiente (912-929) y primer califa omeya de Córdoba (929-961), con el sobrenombre de al-Nāṣir li-dīn Allah, ‘aquel que hace triunfar la religión de Alá'. En esta ciudad trabajaron artistas venidos de Costantinopla y África. Poco queda de esta ciudad, pero debió ser algo grandioso. En los restos que quedan, se ven las relaciones comerciales existentes entre Bizancio y Córdoba. La construcción está hecha con mármoles y alabastros, cubiertos con ataurique (ornamentación árabe de tipo vegetal).
Los principales motivos de su construcción político-ideológicos: la dignidad de califa exige la fundación de una nueva ciudad, símbolo de su poder, a imitación de otros califatos orientales y sobre todo, para mostrar su superioridad sobre sus grandes enemigos, los fatimíes de Ifriqiya, la zona norte del continente africano, que eran también oponentes religiosos. Los fatimíes eran chiíes y enemigos de los omeyas, mayoritariamente de la rama islámica suní.
Según la tradición popular, la ciudad fue edificada como homenaje a la mujer favorita del califa: Azahara.
El 1 de julio de 2018, la ciudad Medina Azahara fue declarada oficialmente como Patrimonio de la Humanidad.
MEZQUITA DEL CRISTO DE LA LUZ DE TOLEDO: La ermita o iglesia del Cristo de la Luz, anteriormente mezquita de Bab al-Mardum, es un edificio de la ciudad española de Toledo, en el barrio de San Nicolás. De las diez mezquitas que llegó a tener la ciudad, es la mejor conservada. En época musulmana era un pequeño oratorio ligado a una puerta de acceso a la ciudad para uso de los recién llegados a Toledo o para la preparación a la salida. Fue construida en el año 999, la época de esplendor del Califato de Córdoba, tal y como reza la franja epigráfica de su fachada de acceso. De planta bizantina o visigoda. Típico de Toledo es el empleo de de piedra y ladrillo, que perdurará en las construcciones posteriores. Emplea el arco de herradura lobulado y la bóveda de nervios.
De cruz griega inscrita en un cuadrado de tipo bizantino, es de pequeñas proporciones. Sobre nueve tramos se erigen otras tantas bóvedas de nervios de tipo califal cordobés. Emplea ya simultáneamente mampostería y ladrillo (presagio del arte mudéjar). Los arcos son de herradura semicirculares con peralte de medio radio, según el tipo árabe desde Abderramán II. La composición del Cristo de la Luz comprueba la persistencia califal de la tradición bizantino-armenia-visigoda. Lo mismo ocurre con la mezquita de Las Tornerías de Toledo.
MEZQUITA DE LAS TORNERÍAS DE TOLEDO: aunque del siglo XII, se mantiene dentro del estilo del arte califal. Fue construida, sin embargo, por mudéjares. La mezquita de las Tornerías o mezquita de la Casa de las Tornerías, es una mezquita de, probablemente, la segunda mitad del siglo XI, asentada sobre cimientos anteriores romanos, situada en el antiguo Arrabal de Francos, en la ciudad de Toledo.
El edificio siguió manteniendo el culto musulmán, incluso mucho más allá de la reconquista de la ciudad por las tropas cristianas de Alfonso VI de León y Castilla en 1085, llegando hasta el período 1498-1505 en que sería desacralizada por los Reyes Católicos.
La expansión del arte cordobés en Francia y norte de África
Por la supremacía del Califato de Occidente (Córdoba), la arquitectura cordobesa se expande también por tierras islámicas. Abderramán es reconocido como “príncipe de los creyentes”. Los soberanos europeos reconocen también directa o indirectamente esa pujanza del califato de Abderramán III. EL mismo emperador de Bizancio busca su alianza y amistosa neutralidad.
El arte cordobés se extiende del Atlántico a Egipto. Así la mezquita de Aben-Tulún del Cairo tiene arcos, sillería y modillones cordobeses. Egipto inicia un arte nuevo de aire bizantino-andaluz con bóvedas de arcos cruzados. Al hacer el Califato de Córdoba en el siglo XI, muchos obreros y arquitectos españoles musulmanes emigraron seguro al Oriente y al Sur.
También en el románico de Francia se atisba el rastro artístico del Califato de Córdoba. Las influencias der arte árabe en el románico son patentes. Este influjo penetra en Francia a través del Camino de Santiago y el comercio con la rica al-Ándalus.
Se conoce como al-Ándalus al territorio de la península ibérica y de la Septimania (región occidental de la provincia romana de Galia Narbonense) bajo poder musulmán durante la Edad Media. Para los autores árabes medievales, el término al-Ándalus designa la totalidad de las zonas conquistadas –siquiera temporalmente– por tropas árabe-musulmanas en territorios actualmente pertenecientes a Portugal, España, Francia, Andorra y el territorio británico de ultramar de Gibraltar.
La iglesia de Cluny, tan trascendente en la Edad Media y hecha con dinero español de Alfonso VI, tiene arcos lobulados árabes y el portal de ingreso con alfiz (recuadro del arco árabe, que envuelve las albanegas y arranca, bien desde las impostas, bien desde el suelo). Los grandes santuarios de peregrinación de Auvernia y las rutas del Camino de Santiago francés lucen modillones de lóbulos, parejos a los cordobeses y mozárabes. En la catedral de Puy se aglomeran elementos musulmanes.
Es posible que alguno de los arquitectos francos en la época de tanteos que engendran la crucería ojival aprovechara los recuerdos de Córdoba.
Arte taifal
Reinos de Taifas (1031-1090). Taifa (del árabe clásico ṭā'ifah, ‘facción') se refiere a cada uno de los reinos en que se dividió la España árabe al disolverse el califato cordobés.
La destrucción de la unidad política llevó a la abolición del califato cordobés en 1031 y a la creación de un mosaico de reinos independientes que fueron denominados taifas (de tawaifs, ‘partidos’, ‘facciones’). Las rivalidades entre ellos, reivindicando la herencia del prestigio y la autoridad del Califato, constituyeron la tónica dominante del período. Esta situación se tradujo en el terreno artístico en la emulación de modelos cordobeses.
En este contexto se inserta la arquitectura palatina patrocinada por cada uno de los monarcas. Uno de los mejores testimonios es, sin duda, la Aljafería de Zaragoza.
Palacio de la Aljafería de Zaragoza
El Palacio de la Aljafería de Zaragoza es un palacio fortificado construido en Zaragoza en la segunda mitad del siglo XI por iniciativa de Al-Muqtadir como residencia de los reyes hudíes de Saraqusta. Está emparentado tipológicamente con el palacio omeya de Msatta (Jordania). Refleja el esplendor alcanzado por el reino taifa en el periodo de su máximo apogeo político y cultural. Su importancia radica en que es el único testimonio conservado de un gran edificio de la arquitectura islámica hispana de la época de las Taifas.
Cuenta con organización tripartita donde cada uno de los sectores estaba dedicado a funciones diferenciadas. El sector central, de uso protocolario, está dominado por un patio rectangular cuyos lados menores estaban ocupados por albercas, pórticos y estancias alargadas acotadas en los extremos por alcobas. Este esquema deriva, sin duda, de los modelos palatinos cordobeses. A esta misma tradición responde el repertorio de arcos desplegado en el edificio, entre los que encontramos desde arcos lobulados, mixtilíneos, de herradura semicircular y apuntada, a complejas organizaciones de arcos entrecruzados, superpuestos y contrapuestos. Todos ellos están realizados con materiales pobres, pero revestidos de yeserías con motivos vegetales, geométricos y epigráficos, buscando un efecto de fastuosidad y aparente riqueza.
Palacio de la Alcazaba de Málaga
Fue construido entre 1057 y 1063 según los historiadores musulmanes a instancias del rey de taifas bereber de Granada, Badis ben Habús. En su construcción se emplearon materiales de acarreo y se reutilizaron piezas del anexo teatro romano, como columnas y capiteles.
Los reinos de taifas continúan la evolución de ornamentación barroca ya comenzada en Medina Azahra de Córdoba. Las viejas alcazabas de los distintos reinos sufrieron importantes remodelaciones. En la de Málaga se añadió un doble recinto amurallado con torres cuadradas y un palacio al que corresponden los restos de los llamados Cuartos de Granada. La vieja alcazaba de Granada, conocida como qadima (antigua), situada en la colina del Albaicín, se fortificó con torres cuadradas y redondas y se le añadieron algunas puertas en recodo, como la puerta Monaita y la puerta Nueva.
Alcazaba de Almería
La Alcazaba y Murallas del Cerro de San Cristóbal de la ciudad española de Almería es uno de los conjuntos monumentales y arqueológicos árabes más importantes de la Península Ibérica.
Fue en el año 955 cuando el primer califa de Al-Ándalus, Abd al-Rahman III, mandó construir la Alcazaba sobre los restos de una fortaleza anterior. Su intención era proteger la que por entonces era la ciudad más grande de la zona, la actual Pechina.4 El recinto cuenta con tres partes diferenciadas: dos de origen y estilo árabe y una posterior, cristiana.
La Alcazaba de Almería fue fortificada con muros de tapial, construyéndose en su interior un palacio, al-Sumadihiyya, rodeado de jardines.
En los casos de Toledo y Sevilla, reinos que pujaron más fuertemente por la herencia cordobesa, se conservan deslumbrantes testimonios de las crónicas árabes sobre sus palacios, así como escasos fragmentos generalmente descontextualizados.
Arte almorávide
Durante los siglos XI y XII irrumpen en España unos pueblos musulmanes guerreros procedentes del norte de África: los almorávides y los almohades. Vienen a la Península para contener el avance de la Reconquista cristiana. Su espíritu austero y coránico les lleva a despreciar la delicadeza ornamental del califato de Córdoba.
Los almorávides procedían del Sáhara. Animados por el fervor mahometano, se apoderan del norte de África y vuelven a unificar el viejo califato cordobés hacia finales del siglo XI, para ser desplazas en el siglo XII por los almohades.
Las obras realizadas durante este período, evidenciaban, todavía, la austeridad y falta de ornamentación impuestas por su fervor religioso. Rigor formal que no mantuvo Alí ibn Yusuf que, deslumbrado por el refinamiento cortesano de las taifas andalusíes, patrocinó la construcción de varios edificios decorados con los más bellos elementos.
El soporte preferido es el pilar, en sustitución de la columna. Adoptan el arco de herradura y lobulado, a los que añaden arcos de herradura o túmidos, lobulados trebolados, mixtilíneos y lambrequines formados, éstos últimos, por pequeñas curvas, ángulos rectos y claves pinjantes. El sistema de tejados preferido es a dos aguas, construyen techos de madera y alcanzan un gran desarrollo en el arte mudéjar, a la vez que realizan extraordinarias cubiertas cupuladas.
Arte almohade (1130-1269)
La laxitud moral y la degradación de costumbres de los almorávides dio lugar a un nuevo movimiento rigorista, los almohades, al-muwahhidun ‘los unitarios’. Estaba encabezado por Ibn Tumart quien procedía de un medio tribal del Alto Atlas. Su continuador, Abd Al-Mumin, se nombró califa, tomó Marrakech en 1147 y emprendió la conquista del resto de imperio incluyendo Túnez. Al-Ándalus fue incorporada definitivamente por su sucesor Abu Yaqub Yusuf quien eligió, en 1172, Sevilla como capital del nuevo imperio.
Los almohades, animados por un puritanismo religioso, entran en Andalucía y dominan la región, hasta que San Fernando termina con su poder en el siglo XIII. Tanto los almorávides como los almohades eran pueblos austeros y sobrios, esencialmente incultos y fanáticos, miran con recelo el estilo del arte califal de Córdoba e introducen el arte africano, que significa una pausa en la evolución barroca del estilo zaragozano de la Aljafería. Más tarde siguen la evolución barroca al usar artistas andaluces tanto en la Península como en África.
El retorno a la austeridad más extrema se trocó, aún más rápidamente que en el caso de sus predecesores, en uno de los momentos artísticos de mayor brillantez, particularmente en el terreno de la arquitectura. De forma que, el arte almohade (1130-1269) va a continuar la estela almorávide consolidando y profundizando sus tipologías y motivos ornamentales. Va a construir con los mismos materiales: ladrillo, yeso, argamasa y madera. Y, va a mantener como soporte el pilar y los arcos empleados en el período anterior.
Caracteres del estilo africano o almohade
El pilar: abandona la columna y vuelve a la tradición mesopotámica del pilar, como protesta contra los modelos cordobeses. Sigue el estilo abasida de Bagdad. Las mezquitas almohades no son de columnas (como la de Córdoba), sino de pilares. Los califas de Córdoba se habían negado siempre a respetar los modelos abasidas de Bagdad (Damasco) del que se habían independizado.
Arco como cortina recogida: Prefieren el arco de finales del Califato, el de herradura apuntado y el lobulado; pero los lóbulos pierden su posición radial (en el sentido del radio del arco) y se disponen verticalmente. Esto, unido al ritmo mixtilíneo del arco del siglo XI, produce un arco falso inspirado en una cortina recogida.
El alfiz: la forma y colocación del alfiz es diferente.
La bóveda: transforma la bóveda de nervios, multiplicándolos y haciéndolos más finos.
Decoración: Se multiplica la red de rombos formando arcos lobulares cabalgando sobre las claves de otros. Ya se utilizan los lazos con temas geométricos que encontraremos en el período granadino.
El arte almohade continuó la estela almorávide consolidando y profundizando en sus tipologías y motivos ornamentales. Construían con los mismos materiales: azulejos, yeso, argamasa y madera. Y mantuvieron, como soporte, los pilares y los arcos utilizados en el período anterior.
Sus mezquitas se caracterizan por su planta cuadrada y su altura compuesta por dos torres, una de ellas alberga otra y, entre ambas, discurre una escalera o rampa, como en el caso de la Giralda de Sevilla. La torre interior está formada por estancias abovedadas y superpuestas que tendrán su repercusión posterior en las construcciones de otras torres-campanario mudéjares, especialmente en las edificadas en Aragón.
La arquitectura palaciega introduce los patios cruzados que ya habían hecho su aparición en Medina al-Zahra, pero que es, en estos momentos, cuando adquieren su mayor protagonismo. Su mejor testimonio se halla representado en el Alcázar de Sevilla, en el que se ha conservado el patio de la casa de Contratación y otro, actualmente subterráneo, conocido como el Jardín Cruzado o Baños de doña María Padilla. Este esquema será aplicado, asimismo, en los patios nazarís y mudéjares. Otra novedad aparece en el Patio del Yeso del Alcázar de Sevilla, y tendrá una gran repercusión. Consiste en la colocación de pequeñas aberturas o ventanas cubiertas con celosías de estuco que dan acceso a una estancia y que permiten, de este modo, su iluminación y ventilación.
Monumentos del estilo africano: almohade:
Giralda de Sevilla
Giralda es el nombre que recibe la torre campanario de la catedral de Santa María de la Sede de la ciudad de Sevilla, en Andalucía (España). Los dos tercios inferiores de la torre corresponden al alminar de la antigua mezquita de la ciudad, de finales del siglo XII, en la época almohade, mientras que el tercio superior es una construcción sobrepuesta en época cristiana para albergar las campanas. En su cúspide se halla una bola llamada tinaja sobre la cual se alza el Giraldillo.
Sevilla era la capital del imperio almohade. La Giralda es un magnífico alminar del periodo almohade (siglo XII) perteneciente a la desaparecida mezquita mayor; es la imagen más significativa de Sevilla.
De la gran mezquita de Sevilla (1172) solo queda parte del patio y el alminar o torre, que se llamó la Giralda por la estatua giratoria de la Fe que corona un campanario renacentista del siglo XVI. Su fachada está decorada con ricos arcos mixtilíneos. El patio muestra bóveda de mocárabes (combinación geométrica de prismas acoplados, cuyo extremo inferior se corta en forma de superficie cóncava, que se usa como adorno de bóvedas, cornisas, etc.), propia del próximo estilo granadino (nazarí). Al entrecruzar los arcos mixtilíneos se crea una red de rombos. Los arcos mixtilíneos son los más usados por los almohades.
El antiguo alminar de la mezquita almohade de Sevilla recibirá en el siglo XVI un cuerpo de campanas que terminará confiriéndole un aspecto de torre cristiana. Inspirada en el alminar de la mezquita Kutubiyya (siglo XII) de Marrakech, las sevillana supera a esta en altura, consiguiendo con sus fajas ornamentales subrayar aún más la verticalidad del conjunto. Cuando en 1198 empezó a ser utilizada para el almuédano convocase a la oración, se coronaba con un vástago de hierro en el que se engarzaban cuatro esferas doradas que reflejaban los rayos del sol, sirviendo así de verdadero foco de atracción.
La Torre del Oro de Sevilla
La Torre del Oro de Sevilla servía para vigilar la entrada en la ciudad. Tiene una bóveda formada por tramos triangulares y cuadrados, que pasará a la arquitectura cristiana posterior. La Torre de Espantaperros de Badajoz es del mismo estilo.
Es una torre formada por tres cuerpos, El primer cuerpo, dodecagonal, fue construido entre 1220 y 1221 por orden del gobernador almohade de Sevilla, Abù l-Ulà. En cuanto al segundo cuerpo, también dodecagonal fue mandado construir por Pedro I el cruel en el siglo XIV, una hipótesis que ha quedado confirmada por los estudios arqueológicos. Por último el cuerpo superior, cilíndrico y rematado en cúpula dorada, fue construido en 1760 por el ingeniero militar Sebastián Van der Borcht tras el terremoto de Lisboa de 1755.
Santa María la Blanca de Toledo
Santa María La Blanca de Toledo, construida en el 1180 como sinagoga y, habiendo funcionado como tal durante 211 años, fue expropiada y transformada en iglesia en 1405, como consecuencia del pogromo de 1391.
Santa María la Blanca, en Toledo es un edificio mudéjar con cinco naves separadas por pilares sobre los que descansan arcos de herradura.
En 1260, la comunidad judía de Toledo obtuvo un permiso extraordinario del rey Alfonso X para reconstruir "la mayor y más hermosa sinagoga de España". El edificio fue erigido en territorio cristiano (Reino de Castilla) por constructores moros y fue financiado por la comunidad judía de Toledo
El estilo almohade influyó el estilo cristiano y originó una variante del estilo mudéjar. Esta iglesia, aunque en sí mudéjar, es en realidad una mezquita almohade. Es un reflejo de lo que debían ser las mezquitas almohades de Sevilla. Tiene capiteles con “nidos de avispa” cordobeses. Los arcos son de herradura, pero con friso de arcos lobulados decorativos.
Ya aparece la lacería geométrica del arte granadino (nazarí). Esta mezquita es una pieza única en la arquitectura almohade. Por haber sido construida por mandato de un rey castellano (Alfonso VIII), se puede incluir entre las obras de estilo mudéjar (de los árabes radicados en territorio cristiano).
El templo toledano es un importante ejemplo de cooperación entre las tres grandes comunidades monoteístas de la España medieval: cristiana, hebrea y musulmana. Es también símbolo de su coexistencia en la Península Ibérica durante de la Edad Media.
Arte nazarí (1237-1492)
En el siglo XIII se crea el reino nazarí de Granada, que engloba las provincias actuales de Jaén, Málaga, Granada y Almería. La formación del reino de Granada da lugar a un nuevo período de florecimiento del arte hispano-musulmán, que llega a su máximo esplendor en el siglo XIV e influye el arte africano de los meriníes o benimerines (1244-1465).
El arte nazarí, también llamado arte granadino, constituye la última etapa del arte hispanomusulmán. Se desarrolla durante los siglos XIII, XIV y XV, extendiéndose además de por el Reino Nazarí de Granada, por Berbería y los dominios cristianos de la península ibérica, contribuyendo al surgimiento del arte mudéjar. No se conocen bien los antecedentes inmediatos del arte nazarí. Los pocos restos granadinos anteriores al siglo XIII recuerdan el arte de la Aljafería (Zaragoza).
Caracteres del arte nazarí granadino:
La columna: la arquitectura granadina vuelve de nuevo a la columna. Por primera vez, dentro de la escuela hispano-musulmana, el arte granadino emplea un tipo propio de columna. El fuste es cilíndrico y muy fino. La basa (asiento sobre el que se pone la columna) tiene gran moldura cóncava y muy abierta. El capitel tiene sobre un cuerpo cilíndrico otro de proporciones algo cúbicas y se cubre con decoración vegetal o con mocárabe (adornos de lazos o con prismas que se entrecortan).
El arco: en la arquitectura granadina llega a su culminación la predilección por lo decorativo. La mayoría de los arcos anteriores son puramente decorativos y falsos. Se suele hablar, en este sentido, de barroquismo y pérdida del sentido de lo constructivo. Pero hay que tener en cuenta que los arquitectos granadinos no prescinden de las soluciones constructivas por falta de genio, sino por creer haber superado la fase en la que el hombre lucha contra dificultades arquitectónicas de soporte, sustentación y altura. Los musulmanes granadinos nunca se plantearon ese problema, quizás porque jamás tuvieron que hacer casas para los dioses (mezquitas), sino para los hombres. En los arcos falsos (los del exterior y las puertas) suelen usar la forma de herradura apuntada. Los arcos interiores son falsos, de yesería sobre esqueleto de madera, en el que se simulan diversas formas de arcos. El arco de herradura prácticamente desaparece. Solo el peso de la tradición lo conserva en los mihrab. También se abandona el arco de lóbulos y mixtilíneo. EL tipo más corriente de arco es el peraltado de lóbulos (prolongación de la parte interior del arco, de modo que su sección excede el semicírculo). Y el arco de mocárabes, semejando en su perfil las caídas de los cortinajes, como los arcos almohades.
Bóvedas: son corrientes las de mocárabes, revestidas de yesería y con armaduras de madera labradas con gran riqueza. Las grandes muestras son las de las salas de las Dos Hermanas y de los Abencerrajes de la Alhambra.
Temas decorativos: la decoración de lazo ya comienza en el Califato de Córdoba, pero, bajo los nazaríes, tiene sus creaciones más bellas. El lazo es una decoración geométrica construida con líneas o cintas que se entrelazan formando polígonos o formas geométricas. Cuando el lazo adquiere cierta complicación, forma la rueda. La decoración de lazo caprichosa, está sujeta a reglas estrictas de geometría. La continuidad de las cintas en la complicada red de rombos y lazos en que, como en una composición musical, se ordenan, debidamente subordinados, los temas mayores y menores. Los polígonos y estrellas, contra lo que algunos supusieron, carecen de significación determinada.
La red de rombos es un tema decorativo de primera categoría. Los granadinos sustituyen con frecuencia los arcos por hojas y desarrollan el principio (ya empleado en la Giralda de Sevilla) de superponer dos redes, una de elementos más gruesos y otra de elementos más finos.
El ataurique o motivos vegetales, adquiere en el período granadino caracteres propios y se emplea con profusión hasta entonces ignorada. El tema más usado es la hoja alargada.
Los alicatados forman una especie de mosaico en que cada elemento decorativo es una pieza independiente de barro vidriado.
La Alhambra de Granada
La obra por antonomasia que define a la dinastía nazarí (1237-1492) es la Alhambra, “Qalat al-Amra”, ‘fortaleza roja’. Existen teorías para explicar el origen del nombre de la Alhambra: en la época andalusí la Alhambra estaba encalada y su color era blanco; el nombre de «roja» le vendría porque cuando se construyó se trabajaba de noche, y vista por la noche, desde lejos, debido a la luz de las antorchas, se veía roja.
La Alhambra es una verdadera síntesis de arquitectura palatina islámica y de los nuevos elementos de fortificación incorporados a la arquitectura militar. Fue construida sobre una colina donde desde el siglo IX existía una fortaleza. A ella se asocia una almunia o huerta de recreo conocida como el Generalife o Yannat al-Arif o ‘huerta del Arquitecto’. Comenzó la construcción Yussuf I (1333-1354) y la terminó Mohamed V (1354-1391).
La Alhambra pasó a ser residencia real, a partir de 1238, con la llegada al poder de Muhammad ibn Nasr, primer monarca del Reino nazarí de Granada, para lo que creó un abastecimiento de agua propio. Las construcciones más lujosas de los palacios que hoy se conservan, el de Comares y de los Leones, proceden del siglo XIV. El conjunto tiene una forma alargada e irregular adaptada a la forma de la loma sobre la que se levanta. Su longitud es de 740 m. y su anchura varía entre los 40 y los 180 metros.
El verdadero atractivo de la Alhambra, como en otras obras musulmanas de la época, no solo radica en los interiores, cuya decoración está entre las cumbres del arte andalusí, sino también en su localización y adaptación, generando un paisaje nuevo pero totalmente integrado con la naturaleza preexistente.
Descripción de los edificios de la Alhambra
Alcazaba: La alcazaba es el recinto situado en la parte más occidental del cerro de Sabika, constituía la zona militar, centro de la defensa y vigilancia del recinto y con ello fue la parte de construcción más antigua de la Alhambra.
Palacios nazaríes: Los palacios nazaríes son el conjunto formado por el Palacio de Comares, construido en primer lugar, y el Palacio de los Leones. Cronológicamente fueron levantados después de la Alcazaba, el Generalife y el Partal, siendo su construcción del primer tercio del siglo XIV. Constituía la sede de las funciones administrativas, de la corte, protocolo y retiro y disfrute privado. Al bajar las escaleras de acceso, se van encontrando las siguientes dependencias:
Mexuar: Su nombre proviene del término árabe Maswar, lugar donde se reunía la Sura (Consejo de Ministros). La estancia ha sufrido numerosas transformaciones. Debió pertenecer a una estructura anterior al Palacio de Comares y al de Los Leones. Es la sala más antigua. En época andalusí servía de sala de audiencia y justicia para casos importantes. Tenía una cámara elevada cerrada por celosías donde se sentaba el sultán a escuchar sin ser visto. Al fondo se encuentra una pequeña habitación, que servía de oratorio, desde donde se divisa el Albaicín, se encuentra orientado de forma diferente a la muralla, para cumplir su función religiosa. En tiempos cristianos se utilizó como capilla. A continuación del Mexuar se accede a un patio con fuente en el centro y una cámara a la izquierda, denominado patio del Mexuar.
Patio del Mexuar y Cuarto Dorado: No se conoce con certeza el destino dado a esta zona en época andalusí. En la fachada del cuarto destacan los capiteles de su arco de entrada. Dentro del cuarto sobresale la techumbre, en madera de cedro, y decoración de piñas y conchas, con armadura de cuatro faldones. Bajo él, ventanas cerradas con celosías. Dos portadas rectangulares bordeadas de cenefa de cerámica. La estancia está decorada con pinturas góticas y escudos y emblemas de los Reyes Católicos. Al cruzar el patio del Cuarto Dorado se accede a la fachada del palacio de Comares.
Palacio de Comares: La fachada del palacio fue erigida por mandato del Mohamed V, siendo inaugurada en 1370, es una fachada interior que anticipa la majestuosidad del interior del palacio.
Patio de la Alberca o de los Arrayanes: Es el recinto central de Palacio de Comares. A ambos lados de la alberca, que ocupa gran parte del patio, se encuentran plantados los arrayanes que dan nombre a este patio. En el mismo se puede encontrar uno de los temas ambientales de la Alhambra: la presencia del agua. Y no sólo actuando como tal, es decir, agua, sino también como espejo. Precisamente en esta alberca se refleja la imponente Torre de Comares. En un extremo hay una galería. Desde la galería se entra en la antecámara llamada:
Sala de la Barca: Desde la galería norte del Patio de los Arrayanes y a través de un arco apuntado de mocárabes, accedemos a la sala de la Barca, llamada así ya que presenta ricas yeserías con el escudo nazarí y dentro de él, la palabra «Bendición», que en árabe se dice "Baraca", y que los castellanos escucharon como "Barca"; y el lema de la dinastía «no hay vencedor más que dios». La sala se encuentra rodeada por un zócalo en cuyos extremos encontramos alcobas con zócalos de azulejos, que revisten las columnas que sujetan arcos peraltados y festoneados de mocárabes y pechinas. Desde aquí se accede al Torreón de Comares, presidido por el Salón de los Embajadores.
Torre de Comares, Salón de Comares o Salón de los Embajadores: En el patio de los Arrayanes destaca en uno de sus extremos el imponente torreón de Comares. El salón de Comares es la estancia más amplia y elevada de todo el palacio, y ocupa el interior de la Torre de Comares, dominando con su vista el valle del Darro. Su construcción data del segundo tercio del siglo XIV. Su función principal era celebrar las audiencias privadas del sultán. Uno de los aspectos más atrayentes del Salón de los Embajadores es su techo, de forma cúbica. En él se representan los siete cielos de la cultura musulmana, situados uno encima de otro. El Corán dice que sobre ellos está el trono de Dios; todo el techo está lleno de estrellas, en total son ciento cinco.
Patio de los Arrayanes: El techo es una representación del Universo, quizás una de las mejores representaciones de la Edad Media. Realizado en madera de cedro con incrustaciones de maderas de diferentes colores, representa estrellas superpuestas que forman diferentes niveles. En el centro, en lo más elevado está el Escabel sobre el que se establece Dios-Alláh según los relatos coránicos. Desde éste se van repitiendo las figuras geométricas que dividen el techo en siete espacios, que representan los siete cielos que descienden consecutivamente hasta este mundo: el 7 es uno de los números simbólicos por excelencia. Entre todos ellos configuran el Trono, que es el símbolo de la creación entera. Este uso simbólico de cosmología coránica tiene una clara intención de legitimar al soberano como representante (jalifa, de donde viene califa) de Dios en la tierra. Las 4 diagonales del Techo de Comares representan los cuatro ríos del Paraíso y el Árbol del Mundo (o Axis Mundi), que teniendo sus raíces en el Escabel se expanden por todo el Universo. Su simbología todavía continúa: las alcobas, nueve presentes (tres en cada muro) más tres omitidas para dejar el paso a la sala de la baraka, son una referencia a las doce casas zodiacales, en correspondencia con el papel de séptimo cielo que ocupa esa altura.
Palacio de los leones: En un extremo del lado izquierdo del patio de los arrayanes, un pequeño arco sirve de ingreso a un pasadizo por el que se llega a la zona privada del monarca, el Harén (Haram significa lugar privado), el denominado palacio de los Leones. El palacio se estructura a partir del patio, alrededor del cual se distribuyen las distintas estancias, alcobas, y salas privadas del sultán y sus esposas con piso alto abierto; sin ventanas que miren al exterior, pero con jardín interior, como corresponde a la idea musulmana del paraíso. De cada una de las cuatro salas fluye un arroyo que va al centro: Los cuatro ríos del Paraíso descritos en el Corán.
Sala de los mocárabes: Se llama así por la bóveda de mocárabes que la cubría. La de hoy es del siglo XVII. Muros con labor de yesería, inscripciones religiosas y escudo de la dinastía Nazarí.
El Patio de los Leones: Se comenzó su construcción en 1377. Los hispanomusulmanes de Granada, antes de llamar al Patio de los Leones Sahan al-Osud, lo hicieron con la denominación de Al-Haram. De planta ligeramente trapezoidal, el lado oriental es mayor que el de poniente (el de la sala de Mocárabes). Se encuentra rodeado por una esbelta galería con 124 columnas de mármol blanco, que se presentan aisladas y agrupadas en conjunto de dos, tres, y hasta cuatro en las esquinas, sustentando, o bien solo apuntalando, las arcadas de filigrana, siendo simétricos los lados mayores y asimétricos los menores, de los que avanzan sendos pabellones hacia el patio, en cuya intersección de ejes transversales y longitudinal se ubica la fuente con los doce leones que le da nombre. Las columnas se unen con paños calados que dejan pasar la luz. Toda la galería está techada con artesonado de lacería.
Fuente de los Leones: Posee una de las escasas esculturas de animales del arte islámico pues, basándose en las suras 15, 29 y 38, 72 del Corán, se reprueba representar cualquier ser animado. Tanto los leones como la taza, datan del siglo XIV y de la misma procedencia y material. Hay tres tipologías de leones sobre la base de sus elementos formales diferenciadores. Cada una la conforma un grupo de cuatro leones con similitud dos a dos en sus rasgos: nariz, pelaje de la melena, fauces y posición y relieve de la cola. Por una parte los doce leones tienen una simbolización astrológica, cada león alude a un signo zodiacal. Por otra, tiene una significación política o mayestática que está relacionada con el templo del rey Salomón (puesto que hay una inscripción en la fuente referida a este) y el mar de bronce del mismo templo. La más importante alude a un símbolo paradisíaco refiriéndose así a la fuente, originaria de la vida y los 4 ríos del Paraíso coránico. Pero lo que sí se puede decir, es que la fuente como tal es una alegoría del poder que reside en el sultán.
Sala de los Abencerrajes: Esta sala fue alcoba del sultán. Al ser cuarto privado no hay ventanas al exterior. Los muros están ricamente decorados. El estuco y los colores son originales. El zócalo de azulejos es del siglo XVI, de la fábrica de azulejos sevillana. La cúpula está decorada con mocárabes; en el suelo, en el centro, una fuentecilla servía para reflejar la cúpula de mocárabes, que al estar ricamente decorada, conseguía una luz encantadora y mágica, pues al entrar por la parte superior iba cambiando según las distintas horas del día.
Sala de los Reyes: Ocupa todo el lado oriental del patio. Llamado así por la pintura que ocupa la bóveda del cuarto central, es la sala más larga del Harén. Probablemente destinada a fiestas familiares. En la bóveda del centro, las pinturas representan a los diez primeros reyes de Granada desde la fundación del reino.
Sala de las Dos Hermanas: Se sale del Patio de los Leones por el lado opuesto a la Sala de los Abencerrajes. Se pasa una puerta original de taracea, una de las más bellas del palacio, actualmente conservadas en el Museo de la Alhambra. El nombre de Dos Hermanas procede de las dos losas de mármol blanco que hay en el suelo a ambos lados de la fuente central, exactamente iguales en tamaño, color y peso. Tiene un mirador sobre la ciudad y comunicación directa con los baños.
Sala de los ajimeces y mirador de Daraxa o Lindaraja: Al fondo de la sala anterior está el Balcón de Lin-dar-Aixa. Daba al valle del río Darro y se veía a lo lejos la ciudad.
Habitaciones del Emperador: Los seis aposentos, que fueron construidos durante el reinado de Carlos I, entre 1528 y 1537 y que configuran el patio de Lindaraja, hacia un lado y el Patio de la Reja, hacia el otro.
Cuarto del emperador: Construido para que el rey Carlos habitase aquí mientras estaba en Granada, en su viaje de bodas.
El peinador de la reina: Torre andalusí llamada de Abul-Hachach, usada por el sultán para recreo y meditación. La planta superior pudo servir como tocador real. Su estructura tiene influencias romanas por la presencia del mirador con la galería porticada y su decoración pictórica.
Patio de la reja o de los cipreses: Se accede a este patio desde la última de las habitaciones de Carlos V, su construcción data de tiempos de Carlos V, al construirse las habitaciones del emperador.
El Partal: Debe su nombre a la voz árabe que significa pórtico, y se refiere a los restos de la residencia del Sultán Yusuf III, el más septentrional de los Palacios Nazaríes.
Baños: La joya de la casa musulmana. El baño para el musulmán es una obligación religiosa. La construcción es copia de las termas romanas.
Masaje. Sala de refresco o masaje. Son dos galerías con arcos.
Vapor. Sala de vapor. Más pequeña. Las bóvedas están abiertas con tragaluces en forma de estrella que en su día estaban cubiertos con cristales de colores, pero no herméticos, de manera que pudiese salir el vapor y entrar el aire fresco.
Palacio de Carlos V: Llamado así por ser construido en su inicio como residencia del emperador Carlos, aunque no conste que llegase a habitar en él en momento alguno. Está situado junto al Palacio nazarí de Comares, lo que supone un gran contraste con la arquitectura islámica del entorno. Sorprende por el año de construcción (1527), época muy temprana para sus características, que lo encuadran dentro del manierismo: columnas dóricas en el primer piso, jónicas en el segundo, y friso con cabezas de toro (bucráneos) de tradición grecorromana. La construcción se vio interrumpida en el siglo XVII, hasta su finalización en el siglo XX.
Su fachada es totalmente renacentista. El primer cuerpo es de estilo toscano con almohadillado. El segundo posee elementos decorativos propios del barroco. Sobre la puerta principal, se encuentran dos estatuas aladas de mujer reclinadas en el frontón. Arriba, 3 medallones enmarcados en mármol verde resaltan contra la piedra. En los laterales, se representan escenas de Hércules. Los anillos de hierro de la parte baja son puramente decorativos, siguiendo la moda vigente en Florencia y Siena en el momento de la construcción.
Convento de San Francisco: Es el actual Parador de Turismo. Fue casa noble andalusí. Después de la conquista se donó a los franciscanos siendo así el primer convento de Granada. Patio andalusí bien conservado, con mocárabes, balcón cerrado con celosías y aljibe.
Secano o Alhambra alta: Barrio del pueblo andalusí y de nobles. Ruinas del Palacio de los Abencerrajes.
Torre del Agua, por donde entra en el recinto la Acequia Real.
Torre de los Siete Suelos: Famosa por aparecer en algunas de las aventuras de los Cuentos de la Alhambra, de Washington Irving, ambientadas en ella. La leyenda dice que Boabdil abandonó el palacio desde este local.
Los mudéjares
Los mudéjares (del árabe mudayyan, 'a quien le es permitido quedarse'), eran la población musulmana que seguía viviendo en los territorios que pasaban a poder cristiano durante la Reconquista de la península Ibérica. La necesidad de mantener la vida económica en los territorios conquistados favoreció la permanencia de la población musulmana bajo determinadas condiciones. Inicialmente conservaron sus propiedades y libertades, aunque se les exigió salir de las ciudades.
Con el tiempo, sin embargo, los campesinos libres se convirtieron en colonos adscritos a las tierras de sus señores. Formaban comunidades, llamadas aljamas, en los arrabales o en núcleos rurales. Su número fue mayor en la Corona de Aragón. En los siglos XIV y XV las disposiciones legislativas se hicieron cada vez más restrictivas. Finalmente, los Reyes Católicos obligaron, en 1502, a los mudéjares de la Corona de Castilla a convertirse al cristianismo o abandonar la Península.
Los mudéjares no eran voluntarios que venía a territorio cristiano, como los mozárabes, sino árabes absorbidos por la cultura cristiana.
El arte mudéjar
Según iba avanzando la Reconquista, masas musulmanas iban sometiéndose a la administración de los cristianos. El reconquistador conocía mejor el arte de la guerra y echaba mano de los “alarifes”, musulmanes que eran buenos arquitectos. Así la técnica musulmana se puso al servicio de los cristianos en territorios reconquistados.
Para unos historiadores se trata de un epígono del arte islámico y para otros se trata de un periodo del arte cristiano en el que aparece la decoración islámica, ya que lo practican los mudéjares, gentes de religión musulmana y cultura árabe-bereber que permanecían en los reinos cristianos tras la conquista de su territorio y, a cambio de un impuesto, conservaban su religión y un estatus jurídico propio; pero también moriscos y cristianos que aprendieron las técnicas propias del arte musulmán.
No es un estilo artístico unitario, sino que posee características peculiares en cada región, entre las que destacan el mudéjar toledano, leonés, aragonés y andaluz. Desde la península ibérica, también viajó a las colonias españolas del continente americano. En el siglo XIX, junto con otros estilos revival apareció el neomudéjar.
El arte mudéjar es el más representativo de España en la época medieval, no es grandioso sino peculiar y más personal. Esta peculiaridad viene dada por su carácter fronterizo entre el norte cristiano y los musulmanes. El arte mudéjar tuvo lugar entre el siglo XII y el siglo XVI, y fue un fenómeno autóctono y exclusivamente hispánico, realizado por los mudéjares y moriscos. Básicamente, es un estilo para cristianos pero que incorpora influencias, elementos o materiales de estilo hispanomusulmán.
En este arte influyó la situación fronteriza en continuo movimiento. El estilo gótico estaba asentado en el norte de la península y, a medida que avanzaba la reconquista, iba progresivamente condicionando el mudéjar. La posterior conquista de al-Ándalus conlleva un mudéjar más joven y con influencias directas de la arquitectura tradicional.
El arte mudéjar es un arte mixto, productos de dos civilizaciones coetáneas. Es una simbiosis de románico, gótico y musulmán, esto le da su personalidad propia: temas cristianos con ornamentación islámica. Tiene variedades según la zona. La dispersión del arte mudéjar en España es enorme: existe arte mudéjar a todo lo largo y lo ancho del territorio nacional. Solo hay una zona en la que no está presente este arte: la zona del Cantábrico y la de los Pirineos, mientras que hay otra zona en la abunda el mudéjar: Toledo y el Ebro.
El arte mudéjar se fue extendiendo al hilo de la Reconquista. Hasta el siglo XII no existía, pues los cristianos solo poseían pequeños reinos en el valle del Duero, el resto era territorio árabe. A partir de la conquista de Toledo, se pone en contacto el mundo cristiano con el musulmán. Los mudéjares comienzan a trabajar para los cristianos en el siglo XII y lo siguen haciendo hasta el siglo XVI.
Novedades del arte mudéjar en arquitectura
Una de las particularidades más representativas del estilo mudéjar es la utilización del ladrillo como material fundamental de la arquitectura, disciplina en la que no se crearon formas ni estructuras nuevas, sino que se interpretaron los estilos medievales. La tipología más habitual de iglesia mudéjar presenta entre una y tres naves rematadas en ábsides semicirculares. Las cubiertas suelen ser planas o, más frecuentemente, a dos aguas realizadas con armadura de madera. Otro de los elementos característicos de este estilo es la presencia de torres, que, por lo general, se elevan sobre el crucero del templo, junto a la fachada o junto al ábside.
El mudéjar significa una reacción nacional a los estilos europeos a partir del siglo XIII. España se aleja de los influjos europeos y se acerca a las formas musulmanas. Este acercamiento culmina con Pedro I de Castilla. El período más importante del mudéjar tuvo lugar entre los siglos XIII-XV. Los “alarifes” o arquitectos musulmanes eran baratos y buenos. Maestros en el empleo del ladrillo, podían levantar iglesias en un plazo corto de tiempo y a un precio muy económico sin competencia con los arquitectos cristianos.
El mudéjar es un estilo original que emplea un nuevo tipo de material: el ladrillo. Introduce un nuevo tipo de decoración musulmana superpuesta a los elementos constructivos cristianos. La arquitectura mudéjar es, sobre todo, decorativa y no se esfuerza en cambios constructivos. Suele emplear materiales blandos y baratos: el ladrillo, el yeso y el barro vidriado. No es una arquitectura de cantería como la románica o gótica, sino de albañilería que busca el color, el efecto de luz y los efectos decorativos. Sustituye las grandiosas bóvedas románicas por techumbre de madera o armadura decorativa planas.
En el arte mudéjar destacan dos escuelas diferentes:
Aragón: Con una personalidad muy característica, sorprende el colorido que recibe el uso de azulejos en los exteriores y los innumerables recursos que extraen de estos.
Andalucía: En Córdoba se mantiene el uso de la piedra, en tanto que en Sevilla predomina el azulejo, las formas almohades y la construcción de mausoleos.
El último estilo sería el neomudéjar, como fase final y evolutiva en el tiempo.
Existen distintas variantes de mudejarismo:
el románico de ladrillo (León, Valladolid, Ávila y Segovia),
el arte mudéjar occidental (desde el Tajo hasta Portugal),
el mudéjar aragonés (con características propias, entre otras la profusión de elementos ornamentales de cerámica vidriada, y mayor desarrollo en los valles del Ebro, Jalón y Jiloca),
Extremadura,
Andalucía (Granada, Córdoba y Sevilla) y
Comunidad Valenciana (Castellón, Valencia y Alicante).
La expansión del arte mudéjar por la península
La arquitectura mudéjar se inició en Toledo tomando como punto de partida la adaptación de las técnicas y ornamentaciones musulmanas al culto cristiano, particularidad que se puede observar ya en las primeras edificaciones de este estilo, como la ermita del Cristo de la Vega (Toledo) y las iglesias de San Lorenzo y San Tirso (Sahagún, León), excelentes ejemplos de la interpretación mudéjar del románico. El foco de Sahagún, caracterizado por el uso de ábsides con arquerías ciegas dobles y torres sobre el crucero, ejerció una importante influencia en Zamora (iglesia de San Lorenzo, en Toro), Valladolid (iglesia de San Miguel, en Olmedo), Ávila y Segovia.
El “románico de ladrillo”: Los cristianos contratan a “alarifes” musulmanes para construir sus iglesias y les exigen que se ajusten a las normas del románico europeo. Los arquitectos musulmanes toman la planta románica y escogen materiales blandos como el ladrillo. En esta primera etapa, los alarifes copian auténticamente al románico y no se atreven a meter decoración musulmana. Por el empleo de material endeble, las torres y los mures se hacen más macizas y pesadas.
El mudéjar como reacción nacional contra lo europeo: El reino de Castilla y Aragón absorbió gran masa de mudéjares. La época que va del siglo XIII al XIV es la época más genuina del arte mudéjar. El románico y el gótico españoles son como el estilo europeo, los estilos musulmanes de Córdoba y Granada tienen su parecido en el mundo musulmán; pero la simbiosis de formas góticas con el estilo musulmán es el estilo artístico más representativo en la España medieval, es el estilo arquitectónico más peculiar, original y “español” de todos los tiempos.
A partir del siglo XIII, el mudéjar interpretó el estilo gótico en construcciones de ladrillo y yeso. En Castilla destacan las iglesias de Santiago del Arrabal y de Santo Tomé, en Toledo, el convento de San Pablo, en Peñafiel, y el claustro y la fachada del monasterio de Guadalupe, en Cáceres.
No obstante, el mayor desarrollo del mudéjar durante el gótico tuvo lugar en Aragón y en Andalucía. En la zona aragonesa, en la que existía una abundante población morisca, se construyeron edificios ricamente decorados en su exterior e interior, como el cimborrio de la seo de Zaragoza y las catedrales de Teruel y Tarazona. También son características de esta región las altas torres ornamentadas con ladrillo y cerámica, como las de San Martín y El Salvador, de Teruel.
En Andalucía, el arte mudéjar se manifestó principalmente en las cubiertas de los techos, con bóvedas de tipo islámico (como la de la capilla Real de la mezquita de Córdoba) y con artesonados (San Miguel, en Córdoba; Santa María, en Lebrija, y Omnium Sanctorum, en Sevilla).
Las sinagogas hebreas construidas en ese periodo presentan también evidentes contactos con el estilo mudéjar, como sucede con las toledanas de Santa María la Blanca (primer tercio del siglo XIII) y del Tránsito (siglo XIV).
Arquitectura civil
El estilo mudéjar también tuvo una cierta presencia en las construcciones civiles. Uno de los ejemplos más relevantes son los Reales Alcázares de Sevilla, edificados entre 1364 y 1366 por el rey Pedro I sobre un antiguo palacio almohade. La decoración de sus salas, en la que abundan los arcos lobulados, los mocárabes y las yeserías, influyeron de manera decisiva en las edificaciones erigidas en la zona hasta el siglo XVI (casas de las Dueñas y de Pilatos, en Sevilla).
La influencia del estilo mudéjar se hace también patente en la arquitectura militar en forma de sólidas edificaciones ricamente ornamentadas, como la toledana Puerta del Sol y los castillos de la Mota, en Medina del Campo (Valladolid) y de Alcalá de Guadaíra (Sevilla).
Castillo de Coca (Segovia)
El castillo de Coca es una fortificación de la localidad de Coca (Segovia, Castilla y León); fue construido en el siglo XV y está considerado por su propio municipio una de las mejores muestras del gótico-mudéjar español.
Fue construido por el arzobispo don Alonso de Fonseca y acabado a final del siglo XV. De planta rectangular y triple recinto, sus muros y torres son exclusivamente hechos de ladrillo.
Castillo de La Mota
El Castillo de La Mota (Medina del Campo, provincia de Valladolid) es un castillo-palacio reconstruido hacia 1440 y muy restaurado. Sus muros son de fábrica de hormigón revestida de ladrillo y aplicaciones de piedra.
Monumentos mudéjares
Castilla y León
Convento de las Clarisas de Tordesillas (Valladolid)
El Real Monasterio de Santa Clara se encuentra situado en la vallisoletana villa de Tordesillas (Castilla y León) sobre la cornisa del río Duero, protegido por las antiguas murallas de la ciudad. Se trata de un complejo de dependencias en las que se agrupan en el monasterio de monjas clarisas, más las estancias del antiguo palacio, más los baños árabes. En su origen fue un palacio mudéjar.
San Tirso de Sahagún (León, Castilla y León)
San Tirso de Sahagún (León, Castilla y León) es un edificio religioso, ya sin culto, construido en el siglo XII que figura entre lo más representativo del arte románico-mudéjar leonés, que tuvo en Sahagún, hito del Camino de Santiago, su núcleo originario. Puede considerarse a San Tirso, de hecho, la iglesia prototipo que sirvió de ejemplo para edificaciones posteriores en la misma Sahagún, como puede apreciarse en la Iglesia de San Lorenzo, su gemela tipológica, y en las provincias de Zamora, Valladolid, Ávila y Segovia.
Iglesia de San Lorenzo de Sahagún (León, Castilla y León)
Iglesia de San Lorenzo de Sahagún, es una iglesia de estilo románico mudéjar, fechada hacia principios del siglo XIII. Con muros de ladrillo de gran espesor reforzados con arquerías ciegas vistas al exterior. Representa uno de los hitos más importantes de la arquitectura mudéjar.
La construcción de esta iglesia se estima que pudo ser realizada a principios del siglo XIII, y forma parte del rico patrimonio arquitectónico de esta población, que a partir del reinado de Fernando VI adquirió una especial importancia en el camino de peregrinación a Santiago de Compostela, llegando a contener la casa principal de los cluniacenses en el reino de León y a contar con varios monasterios, cuatro hospitales e importantes iglesias. Ello fue posible gracias a la intervención de mazarifes o ladrilleros mudéjares, en parte llamados para las muchas obras de esta población por reyes como Fernando I, protector y asiduo del monasterio de Sahagún, o Alfonso el Batallador.
Iglesia de San Salvador de los Caballeros en Toro (Zamora)
Iglesia de San Salvador de los Caballeros en Toro (Zamora) es una obra de principios del siglo XIII, de estilo románico-mudéjar. El templo perteneció a los Templarios hasta la extinción de los mismos, momento en el cual se convirtió en parroquia.
Iglesia de El Salvador (Cuéllar, Provincia de Segovia)
La Iglesia de El Salvador (Cuéllar, Provincia de Segovia) está documentada desde el año 1299, pero su construcción puede fecharse a mediados del siglo XIII. Está construida en estilo mudéjar, en ladrillo y mampostería, y su planta sigue el esquema más común de este tipo de templos: cabecera de tramos recto para el presbiterio y curvo para el ábside, y consta de una sola nave de tres tramos, sobre los que se asienta el pórtico al sur, la sacristía al norte y la torre a los pies.
Iglesia de San Martín de Arévalo (provincia de Ávila, Castilla y León)
La iglesia de San Martín, también llamada «de las Torres Gemelas», de Arévalo (provincia de Ávila, Castilla y León) fue templo cristiano construido entre los siglos XII y XVIII.
Estilos predominantes: mudéjar, románico y barroco. Cuenta con un atrio románico y un retablo barroco.
Iglesia de Santa María la Mayor de Arévalo (Ávila, Castilla y León)
La Iglesia de Santa María la Mayor en Arévalo (provincia de Ávila, Castilla y León), es una obra de estilo mudéjar construida entre finales del siglo XII y principios del siglo XIII. Se encuentra situada en la Plaza de la Villa, dentro de un recinto monumental de gran interés formado por la Iglesia de San Martín, la casa de los Sexmos y un conjunto de arquitectura popular, todo ello en torno a una plaza porticada.
Iglesia de Santo Domingo de Silos de Arévalo (provincia de Ávila)
Fue construida en estilo mudéjar pero se transformó ampliamente en las épocas renacentista y barroca. Cuenta con un ábside mudéjar, una reja plateresca y bóvedas barrocas.
Ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María (Arévalo, provincia de Ávila)
La ermita de la Lugareja o iglesia de Santa María de Gómez Román es una ermita, que se encuentra a 1,5 km al sur de la localidad abulense de Arévalo, considerada uno de los más destacados monumentos del mudéjar.
Construida en el siglo XII, el edificio que se conserva fue la cabecera de la iglesia del convento cisterciense de Santa María de Gómez Román.
Aragón
Torre de San Martín de Teruel (Aragón)
La Torre de San Martín de Teruel es una edificación del mudéjar aragonés de España catalogada en 1986 como Patrimonio de la Humanidad. Fue erigida en 1316 y reformada en el siglo XVI, en que se le añadió un basamento de piedra.
Iglesia de San Martín de Teruel, construida hacia 1315, con una espléndida torre-puerta, con base de piedra, fue continuada en ladrillo con decoración de arcos mixtilíneos y abundante cerámica en colores verde y blanco. Los defensores de lo islámico como definidor del fenómenos arquitectónico mudéjar tienen en esta obra uno de los mejores testimonios, evidenciando su clara analogía con los alminares.
Iglesia de la Virgen del Tobed (Zaragoza)
De nave única y testero plano, se cubre con bóvedas de crucería. La iglesia de Santa María, también conocida como Iglesia de La Virgen de Tobed, es una iglesia-fortaleza de estilo gótico-mudéjar sita en el municipio de Tobed (provincia de Zaragoza), construida entre 1356 y 1385.
Al exterior destacan las clásicas torrecillas entre capillas laterales a modo de contrafuertes.
Fue declarada, junto a otros 6 monumentos aragoneses, especialmente destacada entre el conjunto de monumentos de estilo mudéjar considerados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2001.
Toledo
Iglesia de San Román en Toledo
La iglesia de San Román de la ciudad de Toledo se construyó en estilo mudéjar en el siglo XIII en el lugar donde antes había una antigua basílica visigótica y probablemente, un antiguo edificio romano.
La iglesia presenta planta basilical con tres naves, separadas por arcos de herradura con alfiz que apoyan sobre pilares con columnas visigodas y romanas adosadas con capiteles reutilizados de procedencia visigoda en algunos casos, distinguiéndose por sus hojas corintias.
Es una iglesia calcada aún en el estilo visigodo con arco de herradura.
A lo largo del siglo XIII se construyeron un nuevo ábside y la robusta torre (de estilo mudéjar toledano).
Iglesia de Santiago el Mayor o de Santiago del Arrabal (Toledo)
La iglesia de Santiago el Mayor o de Santiago del Arrabal es una iglesia de la ciudad de Toledo, junto a la Puerta Nueva de Bisagra, en la zona norte del casco histórico de la ciudad. Construida en la segunda mitad del siglo XIII, bajo el mecenazgo de Sancho II, rey de Portugal, se trata de una de las mejores muestras del mudéjar toledano.
Torre de la iglesia de Santa María de Illescas (provincia de Toledo)
La torre de la iglesia de Santa María de Illescas (provincia de Toledo) es uno de los mejores ejemplares del mudéjar castellano. Esta torre mudéjar está adosada en el lado sur del templo de Santa María de Illescas.
La construcción del templo, en el que se mezclan diversos estilos y etapas de construcción, se puede datar entre los siglos XIII y XVI.
Puerta del Sol en la ciudad de Toledo
La Puerta del Sol es una puerta medieval de la ciudad de Toledo. Recibe su nombre de un relieve en el lado extramuros, en el que entre otras figuras aparece un sol. Es de estilo mudéjar y fue construida para dar acceso a la ciudad amurallada. Se trata de una puerta de albarrana, de carácter conmemorativo, de gran influencia nazarí.
Está fechada en el último cuarto del siglo XIV.
El arco de acceso es un arco de herradura y es acogido por un arco de herradura apuntado.
La sinagoga del Tránsito en la ciudad de Toledo
La sinagoga del Tránsito, o sinagoga de Samuel ha-Leví, en la ciudad de Toledo, es un edificio del siglo XIV erigido bajo el mecenazgo de Samuel ha-Levi en tiempos del rey Pedro I.
Es una sinagoga construida en estilo mudéjar en la que destaca una armadura de par y nudillo, la Gran Sala de oración ornamentada con arquillos que permiten la entrada de luz exterior y frisos policromados en yeso decorados con motivos vegetales, geométricos y epigráficos, además de motivos heráldicos de la corona de Castilla.
Extremadura
Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (provincia de Cáceres)
En el interior del Real Monasterio de Santa María de Guadalupe en la provincia de Cáceres se aprecia el estilo gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, es decir, desde los siglos XIII al XVIII.
Es histórica y conocida la relación que tuvo este monasterio con los Reyes Católicos y Cristóbal Colón. Los reyes recibieron aquí a Colón en 1486 y 1489; en 1492 tras la conquista de Granada vinieron a este lugar en busca de paz y descanso.
Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1993.
Impressum | Datenschutzerklärung und Cookies
Copyright © Hispanoteca - Alle Rechte vorbehalten