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66-Siglo XX - Pintura

(comp.) Justo Fernández López

Historia del arte en España

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El siglo XX o la voluntad de estilo

Del impresionismo al arte abstracto

El impresionismo es el primer paso decisivo en la revolución pictórica moderna. La finalidad del cuadro ya no es el copiar un motivo, sino la de causar una “impresión”. EL objeto empieza a ser escamoteado y solo queda la pintura: colores, formas, ritmos, con la finalidad de captar el aspecto fugaz y momentáneo, no importando su parecido con el objeto.

La imagen se volatiliza por obra del color, de la luz cambiante, de los reflejos iridiscentes en que se “enciende” el objeto. Así Manet tiene 40 versiones de la Catedral de Rouen en distintas horas, estaciones, etc. Manet, Renoir, Pissarro, Sisley por los años 1870; luego las aportaciones de Dega, en el aspeto dinámico, y por Toulouse-Lautrec, con sus “enfoques” insólitos.

Entre 1885 y 1910 se multiplican las tendencias y las innovaciones, preparando la eclosión pictórica de primeros de siglo. Padres de la pintura moderna son: Georges Seurat (1859-1891), Paul Cézanne (1839-1906), Vincent van Gogh (1853-1890) y Paul Gauguin (1848-1903).

Avanzado el siglo, el postimpresionismo evolucionó hacia un nuevo estilo, decisivo para el entendimiento de la pintura en las primeras décadas del siglo XX.

Georges Seurat cambió la soltura de la pincelada impresionista por la precisión científica de los puntos yuxtapuestos de colores complementarios, creando un estilo conocido como puntillismo: la imagen se rompe en infinitos puntos o trazos que mirados desde lejos “recomponen” la visión natural. Visión distinta, etérea, lejos del duro modelado. 

Paul Cézanne formuló el Principio de Simplificación del arte moderno: toda forma es reducible a las tres fundamentales: esfera, cono y cilindro. Gaugin acentuó la simplificación y la síntesis y la renuncia al modelado. Su pintura es “plana”, de sabia armonía.

Paul Gauguin exageró las formas y empleó el color de manera arbitraria, con un valor decorativo y simbólico, en una dirección calificada a menudo como primitivista; y las distorsiones expresionistas de línea y color en la obra de Vincent van Gogh ejercieron una gran influencia en el noruego Edvard Munch y en los expresionistas alemanes.

Los descubrimientos de Paul Cézanne también fueron decisivos, especialmente su sistema de composición a base de planos de color, precursor de los experimentos analíticos de Pablo Picasso y Georges Braque a principios del siglo XX.

Nuevas tendencias pictóricas

Los NABIS (‘profetas’)

 

Los NABIS son un grupo de pintores franceses de la última década del siglo XIX, que usaron el cromatismo del estilo postimpresionista junto con las evocaciones de los simbolistas: toda pintura, antes de representar un motivo, es una superficie plana, cubierta de colores ordenados en determinada forma. Esto es ya el germen de la pintura abstracta. El nombre “nabis”, derivado del hebreo navi, que significa profeta o vidente, fue elegido como consecuencia de la actitud del grupo hacia la disciplina artística, considerada casi como una doctrina religiosa. Estuvieron muy influidos por la xilografía (grabado en madera) japonesa, por la pintura simbolista francesa y por el movimiento prerrafaelista inglés.

El grupo fue creado por Paul Sérusier. Los miembros más destacados del nabis, que continuaron produciendo importantes obras de arte tras la disolución del grupo a finales del siglo XIX, fueron los pintores Pierre Bonnard, Maurice Denis, Édouard Vuillard y el escultor Aristide Maillol.

Los Fauves (‘fieras’)

 

Los Fauves o ‘fieras’ exaltan radicalmente el color, buscando una armonía cercana a las vidrieras medievales. Un dinamismo turbulento anima sus telas.

El común denominador de los artistas de finales del siglo XIX fue una menor preocupación por el realismo y por la aproximación fiel a la naturaleza, y un mayor interés por las intenciones expresivas. En el cambio de siglo su obra comenzó a ganar aceptación.

Mientras tanto, la siguiente generación de pintores empleó incluso mayores distorsiones de línea, color y espacio pictórico. Entre estos artistas franceses (que se inspiraron en los experimentos de Gauguin) estaban Henri Matisse, André Derain, Maurice de Vlaminck, Georges Braque y el pintor holandés Kees van Dongen.

El estilo anticonvencional que adoptaron estos artistas causó una tormenta de desaprobaciones que les valió el epíteto de fauves (las fieras). El fauvismo se desarrolló solamente entre 1898 y 1908, pero ejerció una influencia significativa en la evolución del arte contemporáneo.

El expresionismo alemán

 

El expresionismo alemán reacciona contra el impresionismo, propugna la intensidad de la expresión sincera aun a costa del equilibrio formal, da fuerza, tensión y originalidad a sus cuadros.

Los artistas, tanto en Francia como en Alemania, compartieron el interés por el arte de los pueblos primitivos. Ello había motivado las estancias de Gauguin en Bretaña y las islas polinesias de Tahití y Dominica; Vlaminck afirmaba ser uno de los primeros artistas europeos en descubrir la escultura africana.

En Alemania, un grupo de jóvenes artistas conocido como Die Brücke (‘El puente’) visitaban regularmente el Museo Etnológico de Dresde y, como los fauvistas, se inspiraron en la energía y la fortaleza del arte indígena.

Entre sus miembros destacan Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff y Emil Nolde. Conocidos también como los expresionistas alemanes, desarrollaron un estilo simplificador, que compartía algunas premisas con el fauvismo pero con los añadidos de la crítica a la burguesía del Angst o miedo existencial.

Un segundo grupo de artistas, Der Blaue Reiter (‘El jinete azul’), apareció en Munich en 1911 con los pintores Wassily Kandinsky (un emigrante ruso) y Franz Marc. También inspirados por el arte primitivo, el fauvismo y el arte popular, su expresionismo perdió el contenido figurativo y evolucionó hacia la pintura abstracta. En 1910 surge el primer cuadro abstracto: una composición de Wassily Kandinsky (1866-1944).

El cubismo

 

El interés por la escultura primitiva también desempeñó un papel importante en la formación del cubismo. Picasso, en la obra Las señoritas de Avignon (1907), muestra su conocimiento de la antigua escultura africana e ibérica. Picasso y Braque instauraron el cubismo entre 1907 y 1914, uno de los estilos más influyentes del periodo contemporáneo. El cubismo de Braque y Picasso tuo la importancia que en su tiempo tuvo el Quattrocento italiano. Condensa las aportaciones anteriores y da ya las claves de la pintura abstracta posterior.

El cubismo fue una reacción contra el subjetivismo exagerado, las pasiones internas y los sentimientos exacerbados de las tendencias anteriormente vistas. George Braque (1882-1963): «Los sentidos desfiguran; solo el espíritu da forma». El cubismo será un arte frío y cerebral.

En 1907-1908 surge la reacción contra el exceso de colorismo y el olvido de la ordenación interna de las formas y los volúmenes de las corrientes anteriores. Los artistas sienten la necesidad de apegarse a la articulación, retornando a la geometría, para “explorar la estructura de las cosas y no su aspecto externo”.

En el cubismo se enfatiza la superficie plana y bidimensional del lienzo y se propone una forma analítica de perspectiva, basada en la multiplicidad de los puntos de vista, que rechaza los presupuestos de la pintura tradicional tales como los escorzos, la valoración de sombras y el claroscuro.

Los impresionistas desligaron los colores, los cubistas se atrevieron a “partir de las formas” naturales, dejándolas en la misma unidad geométrica. El cubismo destila de los objetos su unidad geométrica, desplegada a veces en visión sucesiva, simultánea.

Es la fase del CUBISMO ANALÍTICO. Los artistas buscaron el análisis y descomposición de las formas tridimensionales en múltiples elementos geométricos, a partir de la fragmentación en elementos cúbicos y sus proyecciones planas. Para resaltar aún más la naturaleza científica de la representación, se favorece el uso de una gama de color apagada y monocroma.

En la fase del CUBISMO SINTÉTICO (Juan Gris), son las formas geométricas las que se transforman en objetos. Se desarrollaron experiencias con el collage. Materiales como madera, papeles de periódico, fotografías o plumas se combinaron (síntesis) con pigmentos planos en la composición del cuadro. Aunque las formas permanecen planas y fragmentadas, en el cubismo sintético el color desempaña un papel más importante, las obras son más decorativas y las evocaciones figurativas más explícitas.

Otros destacados exponentes del cubismo que aportaron su interpretación personal del movimiento fueron Fernand Léger, Robert Delaunay, Sonia Delaunay, Marcel Duchamp, Juan Gris y Frantisek Kupka.

En España, además, está representado por los escultores Pablo Gargallo y Julio González. Los artistas del futurismo italiano, especialmente Gino Severini, Umberto Boccioni, Carlo Carrà y Giacomo Balla, trabajaron en un estilo que se ha denominado cubismo dinámico. Entre otras cosas, se interesaron por la representación del movimiento y la velocidad a través de la repetición rítmica de líneas e imágenes.

El cubismo abandona la perspectiva renacentista con su punto de vista único y la búsqueda de la simultaneidad sucesiva. Para Guillaume Apollinaire (1880-1918) el cubismo abandona el placer de la mirada y busca un placer “distinto”: «El irrealismo aparente de los objetos dispersos por la tela cubista responde a una verdad buscada por el espíritu con más exigencia que la que procura la perezosa ilusión de los sentidos».

El cubismo busca la liberación del plano sensual. Si el impresionismo, siguiendo la filosofía de Immanuel Kant (1724-1804), buscaba presentar el “fenómeno”, la apariencia, el cubismo busca ahora el “noúmeno”. En la terminología de Kant, el objeto –en tanto que aparece y es conocido– es el «fenómeno»; aquello que es objeto del conocimiento racional puro en oposición al fenómeno, objeto del conocimiento sensible, es el “noúmeno” o «cosa en sí», es el correlato del objeto, considerado al margen de su relación con la sensibilidad (en la medida en que es algo solo inteligible).

La teoría de la relatividad de Einstein había probado la relatividad de la percepción sensorial. La pintura se hace independiente de las apariencias sensoriales del mundo físico. Pero en la práctica, el cubismo no llegó a desligarse del todo de la apariencia de los objetos “naturales”. Esta sería la obra de la “generación abstracta”.

Arte abstracto

 

El cubismo influyó en la aparición del arte no figurativo o arte abstracto. Wassily Kandinsky (1866-1944) ya pintó en 1909 obras abstractas que contenían referencias a la naturaleza y a la música. El suizo Paul Klee produjo algunas acuarelas abstractas después de su primer encuentro con el cubismo. Los artistas rusos también conocían el cubismo a través de algunas colecciones privadas de Moscú, pero evolucionaron hacia un arte abstracto construido geométricamente. Kazimir Maliévich pintó un cuadrado negro sobre fondo blanco en 1913, denominando suprematismo a su versión del abstraccionismo, algo que para él expresaba la supremacía de la sensibilidad pura en las artes figurativas.

Simultáneamente a la emergencia del arte abstracto en Rusia, se produjo una evolución paralela en los Países Bajos, donde los artistas de vanguardia querían crear una nueva realidad universal y equilibrada, que abarcase todos los aspectos de la vida contemporánea, desde el urbanismo y el mobiliario hasta la pintura y escultura. Los principios del movimiento holandés denominado neoplasticismo se divulgaron a través de la revista De Stijl (‘El estilo’), encabezada por Theo van Doesburg y Piet Mondrian.

El método de composición de Mondrian parte de la utilización de líneas rectas que delimitan rectángulos de colores primarios, repitiendo este tema una y otra vez en distintas configuraciones. Su meta es destacar la bidimensionalidad de la superficie del lienzo con el fin de expresar su ideal basado en la pureza del arte, despojado de lo particular y acorde a las leyes universales del equilibrio.

Pablo Picasso (1881-1973): «Puedes tratar de copiar una manzana; pero jamás lograrás captar su verdadera forma, sus cubos, sus pigmentos, la manzana copiada no será la modélica, sino la tuya. Pues bien, ya que es tuya, que lo sea totalmente, que se la manzana que tú sueñas». Y cuando ya no haya manzana alguna ni objeto que copiar, cuando el mismo objeto (y no solo su forma) haya de ser inventado, creado, estaremos en pleno abstractivismo.

El dadaísmo

 

El movimiento dadaísta surgió en Suiza durante la I Guerra Mundial (1914-1918). El dadaísmo representó la antítesis del racionalismo de Mondrian y otros teóricos de la abstracción. Un grupo de artistas y escritores disconformes con el sistema de valores burgués eligió una palabra sin sentido, dada, para designar su actividad de protesta y sus obras antiestéticas. Se convirtió en el movimiento de ruptura más radical del arte contemporáneo.

Los artistas y escritores más conocidos asociados a Dadá fueron Tristan Tzara y Marcel Duchamp, inventor del ready-made, esto es, la consideración de objetos cotidianos como obras artísticas, generalmente esculturas. El más célebre de éstos fue el famoso urinario titulado Fuente (1917). Otros artistas implicados en el Dadá fueron los franceses Jean Arp y Francis Picabia, el estadounidense Man Ray y los alemanes George Grosz y Max Ernst.

El surrealismo

 

A pesar de que el Dadá había perdido fuerza en torno a 1922, algunos de sus exponentes dirigieron sus energías hacia el emergente surrealismo, en el que, como en el dadaísmo, lo incoherente y lo fortuito se emplearon en el proceso de producción.

Las obsesivas y oníricas pinturas de Giorgio de Chirico, conocidas en ocasiones como metafísicas, se anticiparon al surrealismo en varios años. Sin embargo, fue el escritor francés André Breton quien dio nombre al movimiento y escribió su Manifiesto surrealista en 1924, asegurando la superioridad del subconsciente y la importancia de los sueños en la creación artística.

Los surrealistas no compartieron criterios estilísticos, adscribiéndose sus miembros a diversas tendencias, desde la figuración a la abstracción. No obstante, tienen en común un ideal de inspiración espontánea e irracional.

Los que trabajaron con un estilo figurativo fueron, entre otros, Max Ernst, Salvador Dalí, René Magritte, Paul Delvaux y Man Ray, mientras que a la corriente abstracta pertenecieron Jean Arp, André Masson, Yves Tanguy y Joan Miró.

la pintura abstracta

La pintura abstracta, que prescindió del aspecto de la vida exterior sensible y del objeto, surgió en diversos lugares al mismo tiempo. Fue resultado de la evolución de Wassily Kandinsky (1866-1944). Del 1910 data su primera obra abstracta y de 1912 su libro De lo espiritual en el arte, primer tratado teórico sobre la abstracción, que difundió sus ideas por toda Europa. Este libro es esencial para el conocimiento del arte contemporáneo.

Wassily Kandinsky explica el movimiento abstracto así:

  • Se trata de conocer y descubrir los valores universales de las cosas por debajo de su corteza y expresarlos con un mínimo de objetividad.

  • Hay que cambiar la materia por energía; las figuras por los ritmos.

  • Hay que imitar a la música, el género artístico menos contaminado de objetividad. Hay que producir con los recursos pictóricos un “acorde musical”.

  • Se trata de no depender del objeto, de prescindir de él, de expresarse a sí mismo. Pintar es un choque tempestuoso entre dos mundos, cuyo resultado es un mundo nuevo: la obra de arte.

  • Una obra abstracta es una obra que no se refiere a ningún objeto sensible; y no una obra cuyo objeto no es “identificable” de inmediato.

  • La pintura es primero “pintura” y no los objetos representados.

  • La mirada debe admirar más los valores pictóricos de formas, colores, texturas que la iconografía figurativa.

Estos “valores pictóricos” eran para Kandinsky los colores y los ritmos. Marc ve en ellos también la dinamicidad de los objetos. Para Mondrian: «Solo las relaciones puras de líneas y elementos constructivos puros conducen a la belleza pura». Para Paul Klee: «No se trata de copiar lo visible, sino de hacer visible lo que antes permanecía invisible».

La realidad ya no es más la acostumbrada y apariencial, sino la “personal” (no la subjetiva en sentido clásico). La realidad es verdad vivida. Los variados aspectos del arte abstracto suelen reducirse a dos grandes tendencias:

  • La abstracción es un camino hacia la pureza y ascesis en el plano del arte. Desencarnación del objeto, pasión intelectual, austera sabiduría. Tendencia extrema: la tela en blanco, o la “tela virgen”. Malevich, Mondrian, Kupka.

  • La expresión abstracta no implica renunciamiento a toda forma. La fuerza de los colores y la multiplicidad de las formas danzantes comunican una experiencia espiritual, esencia misma del arte. Klee manifestó toda su vida un extraordinario don de invención gráfica y de poesía coloreada. Lo mismo en Joan Miró. En otros lo patético y trágico está expresado a través de sus formas violentas: Hartung, Solanges, etc.

La pintura abstracta, esbozada en el primer decenio del siglo XX por Kandinsky, Malevich, Mondrian, Delaunuy, Kupka, logrará su pleno efecto seis lustros más tarde. En este tiempo intermedio siguen en acción Braque, Picasso, Matisse y Léger.

la pintura abstracta en españa

Características distintivas e la pintura abstracta en España:

  • Dirección más dramática que geométrica e intelectual.

  • Técnicamente: Matérico (Tapies), Tachismo o Informalismo (Saura), Objetos encontrados (Millares, Lucio, Feito).

  • El arte abstracto español investiga la calidad y las posibilidades de las “texturas”, última de las modalidades abstractas.

  • Típico del arte español moderno es su falta de frivolidad y su hondura dramática.

La Pintura matérica es una corriente pictórica, dentro del informalismo europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial. Se desarrolló desde finales de los años cuarenta y principios de los años cincuenta. Se considera que surgió en Francia, con la obra de Fautrier y Dubuffet. Francia, Italia y España son los países en los que más se ha cultivado esta pintura matérica.

Su característica principal es ser una pintura abstracta que se realiza con materias diversas a las tradicionales, incluyendo en el cuadro arena, arpillera, chatarra, harapos, madera, serrín, vidrio o yeso. Además de añadirle estos materiales no tradicionales, los pintores actúan sobre la obra destruyéndola en parte con cortes, perforaciones o desgarrones. El colorido es variado. La composición se diferencia entre zonas con materia y zonas de no materia.

El Tachismo (del francés tache, ‘mancha’) fue una corriente dentro de la pintura abstracta que se desarrolló hacia 1954. Aunque el término “tachismo” aparece en principio como un intento de Pierre Gueguin de ridiculizar las nuevas ideas estéticas del crítico Charles Estienne, rápidamente pasó a designar una forma de ser del color provocada al azar. Según Charles Estienne, firme defensor y teórico de la abstracción, el tachismo exige el rechazo de una estructura premeditada y la confianza en las propiedades físicas del medio, es decir, unos criterios similares a los que podrían definir el arte informal o el expresionismo abstracto.

El Informalismo fue un movimiento pictórico europeo que tuvo gran aceptación en España, desarrollado a partir de 1945 en paralelo al expresionismo abstracto estadounidense.

La pintura abstracta española entra en un proceso de florecimiento en el 1955. El Museo de las Casas Colgadas de Cuenca es el más representativo.

Los Objetos encontrados (en francés, objet trouvé), elemento artístico común en el arte del siglo XX. El término, por lo general, hace referencia a un objeto más bien irrelevante e insignificante que ha sido hallado, seleccionado, elaborado y agrupado con otros objetos por el artista para componer una obra de arte (collage). Se puede tratar de un objeto cotidiano o de uno procedente de la naturaleza, pero lo determinante es su “efecto de transmutación”. El objeto, de por sí banal, debe desplegar, dentro del contexto de la obra de arte y desde la perspectiva inusual del espectador, una poesía hasta entonces no percibida, testimoniar el humor surrealista o permitir una visión retrospectiva nueva, rompedora en cuanto a su procedencia, el universo, por lo general inadvertido, de los utensilios cotidianos.

 “Clásicos” del arte abstracto español son:

Antoni Tàpies (1923- )

 

Tàpies fue uno de los líderes del informalismo español, cuya influencia será decisiva a nivel internacional.

En sus obras se repiten una serie de signos e imágenes que pertenecen al universo simbólico e interior del artista, con claras alusiones al universo, la vida, la muerte o la sexualidad. Entre ellos aparecen en sus composiciones figuras geométricas, más o menos difuminadas o distorsionadas, como el óvalo (Óvalo blanco, 1957), el círculo, el cuadrado (Puerta gris, hacia 1958), más tarde el triángulo (Forma triangular sobre gris, 1961); signos como la cruz, constante a lo largo de su carrera, que puede ser griega, latina, en aspa (Gran equis, 1962), en forma de T, ésta última asociada a la inicial de su apellido; números, letras, entre otros.

Su gama cromática ha oscilado entre el monocromatismo y colorido neutro con predominio de grises, negros, blancos y ocres y la inclusión de un colorido más vivo, con rojos, naranjas, rosas, amarillos y azules.

A partir de la década de 1970 su obra presenta heterogeneidad estilística y, si bien sigue cultivando el informalismo, a veces presenta una realidad objetual integrada por la presentación de elementos cotidianos, por ejemplo en Materia gris en forma de sombrero.

Antonio Saura (1930-1998)

 

Antonio Saura es uno de los principales representantes del expresionismo abstracto en España. En 1957 fundó en Madrid el grupo El Paso junto con otros artistas españoles entre los que estaban Canogar, Feito y Millares. Dicho grupo utilizaba un nuevo lenguaje cercano a la estética del informalismo.

En 1960 entró a formar parte del grupo Estampa Popular y a partir de la década de 1980 decidió añadir el color rojo a su paleta, que le sirve para representar figuras (muchas veces simbólicas), como los retratos que realiza con trazos muy distorsionados, casi irreconocibles, de Cristo o de personajes femeninos. De esta manera rechaza la visión tradicional y abre un nuevo camino a la expresión abstracta.

Ya en su última etapa, Saura rechazó el formato pequeño para crear composiciones de grandes dimensiones en las que introduce también el color (como sus series de Transformaciones o Superposiciones).

Manuel Millares (1926-1972)

 

Al principio, es el surrealismo quien ejerce en Manuel Millares gran influencia; de esta época (1949) datan sus primeros Pictogramas.

Después de ahondar en la idiosincrasia canaria como temática de sus obras, pasa a investigar las superficies, la materia y las texturas. A partir de ahí elaborará sus arpilleras, donde combina arena y madera. En el año 1955 realiza sus Perforaciones.

Millares crea superficies pictóricas, de volúmenes casi escultóricos, que provocan en el espectador una intensa reacción emocional. Su obra, dentro del más puro informalismo, se exhibe en numerosos museos de todo el mundo.

Luis Feito López (1929-)

 

Sus primeros trabajos se inscriben dentro de la pintura figurativa, para posteriormente atravesar una fase en la que experimenta con el cubismo y finalmente adentrarse de lleno en la abstracción.

En su fase abstracta, que comprende la década de 1970, Feito muestra una tendencia hacia la simplificación, predominando en sus composiciones el círculo como forma geométrica. Posiblemente, el influjo del arte japonés se advierte en su preferencia por las grandes bandas de color negro. La mayoría de sus obras, carecen de título, por lo que suelen reconocerse con una numeración que se les asigna.

Rafael Canogar (1935- )

 

Rafael Canogar es discípulo del pintor español Daniel Vázquez Díaz, en sus primeras obras se aprecia una fuerte influencia del cubismo de Pablo Ruiz Picasso y Georges Braque y del surrealismo de Joan Miró, para evolucionar posteriormente hacia la abstracción informalista.

En el año 1957 se convirtió en uno de los miembros de la asociación de artistas españoles El Paso junto a Manuel Millares, Antonio Saura, Luis Feito, Manuel Rivera, Pablo Serrano, Juana Francés y Antonio Suárez.

A comienzos de la década de 1960, abandona la corriente informalista para acercarse a la realidad y describirla, consciente de la fuerte influencia que ejerce en los medios de comunicación. Su paleta reduce el cromatismo a juegos de blancos y negros y retorna poco a poco a la abstracción que descubrió en París.

Fernando Zóbel (1924-1984)

 

Fernando Zóbel fue uno de los más destacados representantes del informalismo y principal miembro del grupo de Cuenca.

Comenzó su carrera como artista figurativo y expresionista hasta recalar, a mediados de la década de 1950, en la abstracción. Poco después, influido por la caligrafía oriental, simplificó aún más su estilo hasta obtener sus característicos signos negros trazados sobre un fondo blanco, como en Ornitóptero (1962, Museo de Arte Abstracto de Cuenca).

José Viola Gamón (1916-1987)

 

José Viola Gamón, conocido por el seudónimo de Manuel Viola (nombre que adoptó tras finalizar la Guerra Civil Española), fue poeta y pintor de estilo abstracto perteneciente al grupo El Paso.

De espíritu anarquista, en la Guerra Civil (1936-1939) se sumó a filas milicianas del Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) en defensa de la República. Terminada la contienda, tuvo que exiliarse a Francia viviendo el calvario de los campos de concentración en las playas francesas.

Su pintura se caracteriza por un tratamiento informalista y colorista en la línea de las vanguardias que se desarrollaron en España a partir de la década de 1950.

El año 1958 marca el inicio de su estilo personal, a la vez que se integra en el grupo pictórico de vanguardia El Paso que formaban entre otros el pintor Antonio Saura y el escultor Pablo Serrano. Comienza a desarrollar una pintura abstracta de carácter expresionista y gran preocupación por el color. Hasta entonces primó en su quehacer las referencias figurativas y la alusión al paisaje, como muestra su obra Pelea de gallos.

Desde su adscripción al grupo El Paso a finales de los años cincuenta, su pintura opera a partir de enérgicas formas visuales generadas a partir de una masa central. Trabaja fundamentalmente los aspectos cromáticos y lumínicos desde la geometrización abstracta y sin dejar de lado el trabajo en las texturas y un vago carácter cósmico.

Gonzalo Chillida Juantegui (1926-2008)

 

Gonzalo Chillida, pintor hermano del escultor Eduardo Chillida, está considerado uno de los mejores representantes de la abstracción lírica en la pintura española.

Durante los primeros años de formación, su estilo fue de carácter realista, con influencia del cubismo: pintura de estructura geométrica, de trazos decididos y colores robustos.

A partir de los años sesenta su pintura fue evolucionando hacia una mayor abstracción, aunque siempre partiendo de un motivo real como eran el mar y las playas frente a los que vivió en San Sebastián, los paisajes de la montaña vasca o las vistas de la meseta castellana.

Estos pintores suponen la continuación de las ideas renovadoras de un Pablo Picasso, Juan Gris, Joan Miró y Salvador Dalí.

Juan Gris (1887-1927)

José Victoriano González-Pérez, más conocido como Juan Gris, desarrolló su actividad principalmente en París. Es considerado uno de los maestros del cubismo, estilo que cultivó de una manera muy personal, combinando elementos aprehendidos de Georges Braque y Pablo Picasso junto con otros propios e individuales.

Sus primeros intentos como pintor en el cubismo son en el año de 1910, cuando fue dejando gradualmente las labores de ilustración. A principios de 1912, Gris empezó a incorporar elementos cubistas a sus cuadros, como la utilización de fondos fragmentados y la multiplicidad de puntos de vista y da claramente el salto al cubismo con varias pinturas presentadas en el Salon des Indépendents de París.

Al año siguiente pasó el verano con Picasso en Céret, Francia, periodo en el que empezó a desarrollar la técnica del papier collé (formas recortadas en papel y pegadas al lienzo), dedicándose durante todo el año a la realización de collages.

Tras unos pocos años de estrecha conexión, Juan Gris y Picasso se distanciaron tanto en lo artístico como en lo personal. Picasso fue evolucionando hacia un arte figurativo de gusto clasicista, en sintonía con la vuelta al orden que emprendieron muchos otros artistas. Mientras, Juan Gris se mantuvo fiel al cubismo en una clave más colorista. Esta última etapa ha sido habitualmente subestimada por comparación con el cubismo analítico, pero ha recobrado estimación en fechas recientes y fue motivo de una antológica en el Museo Reina Sofía en 2005.

Desde finales de 1914, y particularmente en sus collages, es posible apreciar en su obra una creciente insatisfacción por el cubismo analítico y un acercamiento progresivo hacia el cubismo sintético.

No será hasta 1918 cuando su obra se defina claramente hacia el método del cubismo sintético. En contraste, el periodo entre 1921 y 1924 está marcado por una mayor intensidad en el uso del color. Después de 1925 utilizó sobre todo el gouache y la acuarela y realizó algunas ilustraciones para libros de poesía como Mouchoir de nuages (1924), de Tristan Tzara.

Los cuadros de sus últimos años son los mejores: representan la máxima expresión del estilo cubista, en un equilibrio perfecto entre la espiritualidad de su contenido y su estructura compositiva

Parte de sus pinturas cubistas son naturalezas muertas, entre las que se incluyen Guitarra y botella (1917), El tablero de ajedrez (1917) y Botella y frutero (1919).

Sus teorías pictóricas se encuentran recogidas en numerosos artículos y conferencias y ha pasado a la historia del arte como el representante más puro, más sutil y musical del movimiento cubista.

Al igual que otros cubistas y que el arte moderno en general, Juan Gris tuvo escaso predicamento en los circuitos culturales españoles mientras vivió. Todavía décadas después de su muerte, su producción tenía escasísima presencia en los museos públicos.

A partir de la década de 1980 diversos museos y colecciones emprendieron la adquisición de pinturas suyas, gracias a lo cual actualmente existen varios conjuntos importantes: Museo Reina Sofía, Museo Thyssen-Bornemisza y la Academia de San Fernando.

Pablo Picasso (1881-1973)

Pablo Ruiz Picasso, pintor y escultor, considerado uno de los artistas más importantes del siglo XX, fue un artista polifacético; fue único y genial en todas sus facetas: inventor de formas, innovador de técnicas y estilos, artista gráfico y escultor. Fue uno de los creadores más prolíficos de toda la historia, con más de 20.000 trabajos en su haber. Es el creador, junto con Braque, del cubismo.

Su estilo no evolucionó homogéneamente sino a saltos, son súbitas aceleraciones y sorprendentes frenazos, con originales novedades y discontinuas miradas hacia atrás.

En cuando a la política, Picasso se declaraba pacifista y comunista. Fue miembro del Partido Comunista de España y del Partido Comunista Francés hasta su muerte, acaecida el 8 de abril de 1973 a los 91 años de edad.

Etapas de evolución de la pintura de Pablo Picasso:

Primer período (1896-1901)

 

Primeros tanteos que ponen de relieve el conocimiento de la pintura barcelonesa y francesa posterior al impresionismo. Colorido y temas a lo Toulouse-Lautrec, junto con interpretaciones simbolistas y técnica algo puntillista. Residuos de realismo y conexión con la pintura de Nonell. Es un estilo variado y algo confuso que se resuelve en el próximo periodo.

Período azul (1901-1904)

 

El estilo es ahora más simple. El color es reducido a la sola tonalidad azul que invade de melancolía todos los cuadros. Los temas de este período suelen estar dedicados a gentes que sufren, desasistidas como él de la fortuna, escuálidas y doloridas, pero sin estridencias ni rebeliones, en sordina, como aceptando su mísero destino. Figuras monocromas, estilizadas y elegantes, en las que un dibujo fino y preciso valoriza los contornos.

Período rosa (1904-1906)

 

Ahora es el rosa el tono dominante de las composiciones. Ese cambio de tonalidades viene acompañado de nuevos temas: escenas de circo, saltimbanquis, equilibristas, acróbatas, representados sin la desolación del período anterior, con una puerta abierta, aunque todavía estrecha, a la esperanza, con un sentido equilibrado lleno de mesura. Desaparece toda interpretación sentimental en aras de un clasicismo y de una concepción plástica de las formas.

Período negro (1906-1908)

 

El estilo se vuelve ahora más escultórico, más sólido, debido al estudio de la obra de  Paul Cézanne (1839-1906), padre del arte moderno, y el descubrimiento del arte negro, así como la influencia de la escultura ibérica. El período negro contiene ya en germen algunas de las notas propias del cubismo.

Cubismo analítico (1908-1912)

 

Las formas se descomponen en elementos que vuelven a reconstruirse, pero no tal como se ven en la realidad, sino en una reconstrucción intelectual que presenta el objeto desde distintos puntos de vista. Se abandona la perspectiva tradicional y el color se reduce al máximo. Se fraccionó tanto el objeto que corría peligro de que perdiera todo contacto con la realidad.

Como la meta del cubismo no era la abstracción, Braque y Picasso introducen en el cuadro letras que facilitan la identificación del tema. Luego usaron imitaciones de mármol o madera.

A partir de 1912, colocan en el cuadro trozos de papel, tela, espejos, etc., así superan la realidad incorporándola a la obra. Es la técnica del “collage”.

Cubismo sintético (1912-1914)

 

Coexistiendo con la analítica, se inaugura la fase sintética del cubismo, en la que el color recobra su importancia. Los objetos no se despliegan en pequeñas formas geométricas, sino que se concentran en delimitadas estructuras, resaltadas por fuertes colores planos.

Cubismo rococó (1914-1915)

 

Esta nueva variante del cubismo está caracterizada por la utilización de los diversos elementos con carácter ornamental, es un cubismo luminoso y de gran colorido.

Cubismo cristalino (1915-)

 

Da un cambio hacia la pureza rígida, equilibrada, con un color que, sin perder el papel alcanzado, se somete al interior de rectos planos. Predomina la línea recta. Las figuras se construyen a base de alargados rectángulos, de colores planos. El cubismo alcanza su máxima pureza y equilibrio.

PERÍODO DE FORMACIÓN

A la edad de 10 años hizo sus primeras pinturas y a los 15 aprobó con brillantez los exámenes de ingreso en la Escuela de Bellas Artes de Barcelona, con su gran lienzo Ciencia y caridad (1897), que representa, dentro aún de la corriente academicista, a un médico, una monja y un niño junto a la cama de una mujer enferma; ganó una medalla de oro.

PERIODO AZUL

Entre 1900 y 1902 Picasso hizo tres viajes a París, estableciéndose finalmente allí en 1904. El ambiente bohemio de las calles parisinas le fascinó desde un primer momento.

Se conoce como período azul de Picasso al que discurre aproximadamente entre 1901 hasta 1904: este nombre proviene del color que domina la gama cromática de las pinturas, y tiene su origen en el suicidio de su amigo Carlos Casagemas el 17 de febrero de 1901, que lo dejó lleno de dolor y tristeza. Picasso, motivado y sensibilizado por la muerte de su amigo, pintó un cuadro que nombró El entierro de Casagemas, cuadro alegórico que empezaba a mostrar su paso al período azul. La división del espacio del cuadro en dos partes, tierra y cielo, cuerpo y espíritu, recuerda la del Entierro del Conde de Orgaz, del Greco.

Los temas de la obra de Edgar Degas y Henri Marie Raymond de Toulouse-Lautrec, así como el estilo de este último, ejercieron una gran influencia sobre el pintor malagueño. El cuadro Habitación azul refleja el trabajo de ambos pintores y, a la vez, muestra su evolución hacia el periodo azul, así llamado por el predominio de los tonos azules en las obras que realizó durante estos años. En ellas reflejará la miseria humana, con trabajadores extenuados, mendigos, alcohólicos y prostitutas, representados con cuerpos y formas ligeramente alargadas, recordando el estilo de El Greco.

PERIODO ROSA

Poco después de establecerse en París, Picasso conoce a su primera compañera, Fernande Olivier. Con esta feliz relación Picasso cambió su paleta hacia tonos rosas y rojos; los años 1904 y 1905 se conocen, así, como periodo rosa. Sus temas se centraron en el mundo del circo, que visitó con gran asiduidad, creando obras como Familia de acróbatas (1905). En la figura del arlequín, Picasso pintó su otro yo, su álter ego, práctica que repitió también en posteriores trabajos.

PROTOCUBISMO

En el verano de 1906, durante una estancia de Picasso en Gosol, Andorra, su obra entrará en una nueva fase marcada por la influencia del arte griego, ibérico y africano. El célebre retrato de Gertrude Stein (1905-1906) revela un tratamiento del rostro en forma de máscara. Después de tres meses trabajando en el Retrato de Gertrude Stein, lo abandonó temporalmente, y realizó los primeros bocetos de Las señoritas de Aviñón (1907), obra clave de este periodo, tan radical en su estilo que no fue entendido, incluso, por los críticos y pintores vanguardistas de aquel momento. Frente a la pintura tradicional, Picasso rompe en esta obra con la profundidad espacial y la forma de representación ideal del desnudo femenino, reestructurándolo por medio de líneas y planos cortantes y angulosos.

Abandonó el tema de los arlequines por los jinetes y jóvenes en paisajes bucólicos, en la línea de Gauguin y Puvis de Chavannes, en una búsqueda de clasicismo tanto temático como formal, que condujo a Picasso al estudio del arte antiguo; en marzo descubrió el arte primitivo español en una exposición en el Louvre de esculturas ibéricas encontradas en Osuna y en el Cerro de los Santos, entre las que se encontraba la Dama de Elche.

Podemos observar en estos cuadros sus propios rasgos faciales incluso entre las figuras femeninas, lo que puede apreciarse comparándolos con los autorretratos de esta serie. Esta estancia tuvo un impacto importante en la obra de Picasso, pues las pinturas de Gósol marcaron el comienzo de su revolución cubista el año siguiente; años más tarde Picasso retomó lo que hubiera sido el transcurrir lógico de este estilo, en su época neoclásica.

INFLUENCIAS AFRICANAS

Animado por André Derain, Picasso visitó en 1907 el Museo de Etnografía en el Palacio del Trocadero de París. Este fue su primer contacto con un amplio número de piezas africanas y oceánicas, que tanto Derain como Matisse coleccionaban desde hacía tiempo, pero a las cuales Picasso no había prestado demasiada atención hasta ese momento. El descubrimiento del arte no-occidental dio un nuevo empuje a Las señoritas de Aviñón, y también ejerció una considerable influencia sobre su trabajo escultórico.

Picasso modificó entonces los rostros de algunas de las señoritas, los dos de aspecto más «cubista» de los cinco, que se asemejan a máscaras africanas, mientras los dos centrales son más afines al estilo de los frescos medievales y las primitivas esculturas ibéricas; también el rostro de la figura de la izquierda presenta un perfil que recuerda las pinturas egipcias. Sin embargo, «art négre, connais pas», era la respuesta de Picasso a una pregunta de la revista Action en 1920. Este período protocubista, que se sitúa entre 1907 y 1909, es conocido también como el Período Africano, Período Negro o Período Oscuro de Picasso; su estilo se vio fuertemente influenciado por la escultura africana, pero el artista pretendió siempre lo contrario.

Las señoritas de Aviñón

Las señoritas de Aviñón supuso un nuevo punto de partida para Picasso, que eliminó las referencias a la tradición rompiendo con el realismo, abandonando los cánones de profundidad espacial y perspectiva, así como el ideal hasta entonces existente del cuerpo femenino, al reducir la obra a un conjunto de planos angulares, sin fondo delimitado ni perspectiva espacial, en el que las formas están marcadas por líneas claro-oscuras. Los tonos ocre-rojizos son característicos de su más amable época rosa, pero la crudeza del cuadro los convierte en agresivos.

El cuadro pudo estar también influenciado por las figuras alargadas del Greco, en particular por su Visión del Apocalipsis, que Picasso posiblemente vio ese verano en París. Su estructura y composición deriva de Las grandes bañistas de Cézanne.

CUBISMO ANALÍTICO Y SINTÉTICO

Cuando Braque presentó sus paisajes al Salón de Otoño el jurado, entre cuyos miembros estaba Matisse, rechazó las obras. Según Apollinaire, Matisse fue el primero en aplicar los términos «cubista» y «cubismo», al rechazar las obras de Braque presentadas al Salón. Esta historia es considerada desde 1912 el origen oficial del movimiento. Josep Palau i Fabre señala que en otoño de 1908 se inició lo que denomina período verde de Picasso: los bodegones que pintó en esa época muestran una estilización formal que se debe, posiblemente, a la aplicación de los postulados cezanescos, según los cuales las formas debían reducirse a conos, cilindros y esferas. Esta esquematización geométrica no lleva consigo una pérdida de corporeidad en los objetos representados, por lo que puede hablarse de un relieve plano. Durante todo el verano y el mes de octubre completó la versión final de las Tres mujeres, donde las influencias africanas de los primeros estudios del cuadro se diluyen en el nuevo estilo del período verde.

Teniendo Las señoritas de Aviñón como punto de partida, Braque y Picasso acabaron formulando el cubismo en 1908. El cubismo fue un punto de inflexión radical en la historia del arte que inspiró al resto de vanguardias artísticas el abandono del ilusionismo pictórico, rechazando la descripción naturalista en beneficio de composiciones de formas abstraídas de la percepción convencional, jugando con la tridimensionalidad y la estructura de las superficies. Esta técnica, iniciada por Picasso y Braque, tuvo muchos seguidores, como Juan Gris, Francis Picabia, Brancusi, Delaunay y Albert Gleizes.

Inspirados por el tratamiento volumétrico de las formas pictóricas de Paul Cézanne, Picasso y Georges Braque pintaron en 1908 una serie de paisajes dentro de un estilo que un crítico describió después como si hubieran sido hechos a base de “pequeños cubos”, imponiéndose así el término cubismo. Entre 1908 y 1911 trabajaron en estrecha colaboración dentro de esta línea de descomposición y análisis de las formas, desarrollando juntos la primera fase del cubismo, conocida como cubismo analítico. Los temas favoritos de Picasso fueron los instrumentos musicales, las naturalezas muertas y sus amigos, entre los que destaca el retrato de uno de sus marchantes, Daniel Henry Kahnweiler (1910). En 1912 realiza su primer collage, Naturaleza muerta con silla de paja, combinando pasta de papel y un trozo de hule sobre un lienzo pintado sólo en algunas zonas, que representa un vaso, un periódico, una pipa, una ostra y un limón. Esta técnica señala la transición hacia el cubismo sintético.

Entre 1912 y 1915 Picasso y Braque desarrollaron la segunda fase del cubismo, en la que retornaron a su obra un equivalente a los conceptos tradicionales que habían roto o eliminado en la fase precedente; formas, objetos y palabras se volvieron reconocibles al tiempo que se reconstituyó la superficie; recuperaron el uso de un cromatismo más sólido y brillante, los planos se contornearon y demarcaron claramente, superponiéndose y apareciendo una implicación con superficies texturadas y estampados decorativos.

Esta segunda fase del cubismo es más decorativa, y el color desempeña un papel más destacado, aunque nunca de manera exclusiva.

Dos obras de 1915 demuestran la simultaneidad de estilos que utilizó: Arlequín es un cuadro cubista sintético, mientras que un dibujo de su marchante, Vollard, está realizado dentro de lo que se conoce como estilo ingrista, así denominado porque emula las formas artísticas del pintor francés Jean August Dominique Ingres.

De 1923 es su Arlequín con espejo. Obra de su llamado periodo clásico (1921-1925), anunciado, en parte, en los dibujos ingristas y consecuencia de su estancia en Italia en 1917.

ESCULTURA CUBISTA

El busto de bronce de Fernande Olivier (Cabeza de mujer, 1909) muestra la consumada habilidad técnica de Picasso en el tratamiento de las formas tridimensionales. También realizó conjuntos —como Mandolina y clarinete (1914)— formados por fragmentos de madera, metal, papel y otros materiales, explorando con ello las hipótesis espaciales planteadas por la pintura cubista. Su Vaso de ajenjo (1914) es una escultura en bronce coloreada que representa un vaso de ajenjo sobre el que aparece colocada una cucharilla de plata y la reproducción exacta de un terrón de azúcar.

REALISMO Y SURREALISMO

En octubre Breton publicó el Manifiesto surrealista, en el que perfiló las consecuencias artísticas de la teoría del psicoanálisis y la interpretación de los sueños de Sigmund Freud. El término surrealismo, que acuñara Apollinaire en 1917, fue adoptado por Breton como nombre de su grupo. Aunque Picasso nunca se unió oficialmente al movimiento surrealista, su obra fue muy admirada por Breton, tanto como fue por Tristan Tzara y los dadaístas. La obra de Picasso aparece reproducida en ocho de los once números de La Révolution Surréaliste, publicados entre 1924 y 1929.

Aceptado por la sociedad y la crítica, Picasso estaba considerado como una parte de la tradición francesa que descollaba por encima de las travesuras de la nueva generación de dadaístas antiburgueses, que empezaban a ser suplantados por el grupo que se conocería como los surrealistas. André Breton fue un gran admirador del arte de Picasso, al que consideró como un exponente del Surrealismo, pese a que nunca se uniera oficialmente al movimiento.

En el ensayo «El surrealismo y la pintura», publicado en julio de 1925 en el número 4 de La Révolution Surréaliste, Breton declaraba a Picasso como modelo de pintor y lo reclamaba como surrealista, al tiempo que señalaba la imposibilidad de aplicar una etiqueta que constriñera su trabajo: «La etiqueta "cubista" ha cometido mucho ese error». La reseña de la exposición de Maurice Raynal en L'intransigeant decía: «¡El "padre del cubismo" se ha convertido en el hijo adoptivo de los surrealistas!».

A comienzos de la década de 1920 pintó una serie de cuadros con figuras robustas, pesadas, escultóricas, dentro del que se ha denominado estilo ingresco, como por ejemplo Tres mujeres en la fuente (1921) y obras inspiradas en la mitología, como Las flautas de pan (1923). Al mismo tiempo creó también extraños cuadros de bañistas inflados e informes, con cabezas muy pequeñas y grandes cuerpos, así como retratos de mujeres en actitudes violentas, convulsas, indicando a menudo con ellas sus propias tensiones vitales.

Aunque siempre declaró que no era surrealista, en muchos de sus cuadros se pueden apreciar cualidades y características propias de este movimiento artístico, como en Mujer durmiendo en un sillón (1927) y Bañista sentada (1930).

CUBISMO CURVILÍNEO

En 1926 trabajó un estilo que se ha identificado como cubismo curvilíneo, en el que se combinaban las superficies sinuosas del cubismo decorativo, la superposición de cabezas en las figuras y las deformaciones curvas exploradas en los dibujos de constelaciones, aplicadas a una red cubista. Puede verse en Las modistas (El taller de la modista) y El pintor y su modelo, obras monocromas pintadas en gris, negro, blanco y ocre canela.  

En abril recibió la visita en su estudio de Dalí; pese a la mutua admiración, los dos artistas no llegaron a ser grandes amigos.  

PINTURAS: 1930-1935

Varios cuadros cubistas de comienzos de la década de 1930, en los que predomina la armonía de líneas, el trazo curvilíneo y un cierto erotismo subyacente, reflejan el placer y la pasión de Picasso por su nuevo amor, Marie Thérèse Walter. Marie Thérèse, retratada muy a menudo en actitudes de reposo, fue también la modelo del famoso cuadro Muchacha ante el espejo (1932).

En 1935 Picasso llevó a cabo la serie de grabados Minotauromaquia, un bellísimo trabajo en el que mezcla los temas del minotauro y las corridas de toros; en esta obra, tanto la figura del toro como la del caballo destripado anuncian las imágenes del Guernica, el gran mural considerado por la mayoría como una de las obras artísticas individuales más importante del siglo XX.

El Minotauro

Aunque Picasso ya trató el tema en un collage de 1928, entre 1933 y 1938 se ubica el Periodo Minotauro de Picasso, en el que esta figura mítica aparece, junto con otros temas clásicos, repetidamente en su obra. Picasso encontró en la mujer torero una forma pictórica de reflejar sus conflictos con Marie-Thérèse y Olga, y en el Minotauro, la bestia consciente de su bestialidad, una personificación de su propio conflicto por dicha situación, su escisión entre el deseo y la responsabilidad moral.  El primer número del Minotauro, con una portada de Picasso, apareció en mayo de 1933. En septiembre, pintó en Boisgeloup La muerte de un torero.

De junio a septiembre de 1934 hizo unas series de toros, pintados, dibujados y grabados. En la primavera de 1935, la galería de exposiciones Pierre expone los papiers collés. Grabó Minotauromaquia.

Hizo los dibujos al agua y otros sobre el tema del Minotauro. Ese mismo año, al comienzo de la Guerra Civil Española, fue nombrado director de Museo del Prado de Madrid.

Guernica y pacifismo

En enero de 1937 el arquitecto catalán Josep Lluís Sert le pidió que colaborase con un gran mural para el pabellón de la Segunda República Española de la Exposición Internacional de París. El gobierno electo del país se enfrentaba a una posible derrota durante la Guerra Civil Española por los militares sublevados de Franco, apoyados por la Alemania nazi y la Italia fascista. La república tenía la esperanza de demostrar al mundo que eran ellos los que representaban al pueblo español y sus logros. Picasso, que en 1936 había aceptado la invitación del entonces presidente de la república Manuel Azaña de convertirse en director honorario del Museo del Prado en Madrid, se mostró reluctante en un principio, tanto por el tamaño del proyecto como porque nunca había aceptado antes un encargo con carácter propagandístico.

El 26 de abril de 1937 se produjo el brutal bombardeo de la localidad de Guernica por parte de la alemana Legión Cóndor a petición de Franco. Picasso, que hasta entonces no tenía muy claro el tema para el cuadro, se inspiró en este hecho para desarrollar el mural del pabellón de la Segunda República, y se embarcó el 1 de mayo en la creación de una de sus obras más famosas: Guernica, que fue finalmente expuesto en el Pabellón de España en la Exposición Internacional. El cuadro simboliza todo el horror de la guerra y la tragedia de la muerte de muchas víctimas inocentes.

El cuadro no retrata el acontecimiento en sí; más bien quiso expresar con él la violencia y crueldad del acontecimiento mediante la utilización de imágenes como el toro, el caballo moribundo, el guerrero caído, la madre con su hijo muerto o una mujer atrapada en un edificio en llamas.

Pese a la complejidad de estos y otros símbolos, y a la imposibilidad de dar a la obra una interpretación definitiva, el Guernica logró un aplastante impacto como retrato-denuncia de los horrores de la guerra. El cuadro permaneció en el Museo de Arte Moderno de Nueva York desde 1939 hasta 1981, año en el que regresó a España. Estuvo expuesto en el Casón del Buen Retiro, junto al Museo del Prado, en Madrid, hasta que en 1992 se trasladó de nuevo, esta vez de manera definitiva, a su actual emplazamiento en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

También en contra de la guerra, con motivo de su adhesión al Consejo Mundial de la Paz, Picasso pintó el famoso La paloma de la paz en 1949. Recibió el premio internacional de la paz en 1955.

LA II GUERRA MUNDIAL Y LOS AÑOS DE POSGUERRA

El estallido y posterior desarrollo de la II Guerra Mundial contribuyeron a que la paleta de Picasso se oscureciera y a que la muerte fuera el tema más frecuente en la mayor parte de sus obras. Así lo vemos, por ejemplo, en Bodegón con calavera de buey (1942) y en El osario (1945).

Conoce por entonces a la pintora Françoise Gilot, con la que tendrá dos hijos, Paloma y Claude; ambos aparecerán retratados en numerosas obras que recuperan los primeros estilos de Picasso. Su última compañera sentimental fue Jacqueline Roque, a la que conoció en 1953 y con la que se casó en 1961. También pintó su imagen en bastantes ocasiones, como en Jacqueline sentada (1954). Desde entonces residió casi siempre en el sur de Francia.

ÚLTIMOS TRABAJOS: RECAPITULACIÓN

Muchos de los últimos cuadros de Picasso están basados en las obras de los grandes maestros del pasado como Diego Velázquez, Gustave Courbet, Eugène Delacroix y Édouard Manet. Además de en la pintura de cuadros, Picasso trabajó también en cientos de litografías que realizó en la imprenta de Fernande Mourlot. Se interesó también por la cerámica, y así, en 1947, en Vallauris, realizó cerca de 2.000 piezas. Durante este tiempo Picasso hizo también importantes esculturas: El hombre del carnero (1944), un bronce a tamaño natural, y La cabra (1950), también en bronce, obra de enorme fuerza.

En 1964 llevó a cabo la maqueta de Cabeza de mujer, una monumental escultura levantada en 1966 en acero soldado en el Civic Center de Chicago.

En 1968, y a lo largo de siete meses, creó las notables series de 347 grabados con los que retornó a sus primitivos temas: el circo, las corridas de toros, el teatro y las escenas eróticas.

Fallecimiento

En 1973, a la edad de 91 años, murió debido a un edema pulmonar en su casa de Mougins, Francia. Sin embargo, las autoridades locales no le permitieron ser enterrado en la mansión y su esposa Jacqueline decidió enterrarlo en el castillo de Vauvenargues, también propiedad de Picasso, donde ella también sería enterrada años más tarde.

Joan Miró (1893-1983)

Joan Miró está considerado uno de los máximos representantes del surrealismo. En sus obras reflejó su interés en el subconsciente, en lo «infantil» y en la cultura y tradiciones de Cataluña. Sus obras recogen motivos extraídos del reino de la memoria y el subconsciente con gran fantasía e imaginación, y que se encuentran entre las más originales del siglo XX.

Aunque se le asocia al arte abstracto por su estilo maduro de formas estilizadas e imaginarias, en su juventud se inició en la figuración, con fuertes influencias fauvistas, cubistas y expresionistas, pasando a una pintura plana con cierto aire naïf, como lo es su conocido cuadro La Masía (1920).

A partir de su estancia en París, su obra se vuelve más fantasiosa y onírica, coincidiendo con los puntos del surrealismo e incorporándose a este movimiento. En numerosas entrevistas y escritos de la década de 1930, Miró manifestó su deseo de abandonar los métodos convencionales de pintura, en sus propias palabras de "matarlos, asesinarlos o violarlos", para poder favorecer una forma de expresión que fuese contemporánea, y no querer doblegarse a sus exigencias y a su estética ni siquiera con sus compromisos hacia los surrealistas.

Su obra anterior a 1920 muestra una amplia gama de influencias, entre las que se cuentan los brillantes colores de los fauvistas, las formas fragmentadas del cubismo y la bidimensionalidad de los frescos románicos catalanes.

En 1920 se trasladó a París, donde entabló amistad con Pablo Picasso, y bajo la influencia de los poetas y escritores surrealistas, su estilo fue madurando. Miró parte de la memoria, de la fantasía y de lo irracional para crear obras que son transposiciones visuales de la poesía surrealista.

Estas visiones oníricas, como El campesino catalán de la guitarra (1920), El carnaval del arlequín (1925) o Interior holandés (1928), a menudo comportan una visión humorística o fantástica de la realidad a través de imágenes distorsionadas de animales jugando, formas orgánicas retorcidas o extrañas construcciones geométricas.

Campesino catalán con guitarra (1924) es el fruto del camino que inicia Miró tras su primera visita a París en 1920 y su consiguiente toma de contacto con los poetas y artistas dadaístas y surrealistas. A partir de entonces comenzó a simplificar sus composiciones en un proceso que le llevó a abandonar la realidad exterior para crear un personal lenguaje de signos.

El Carnaval de Arlequín (1925): Esta obra es la considerada como el inicio pleno de la etapa surrealista de Joan Miró. Con ella consiguió un gran éxito en la exposición colectiva de la Peinture surréaliste de la Galería Pierre a finales de 1925. Con una aparente espontaneidad, Miró plasma en este óleo un universo infantil poblado por numerosos seres y objetos. Juguetes que parecen moverse por todo el cuadro y le dan un ritmo que se marca aún más con formas y colores.

Femme, oiseau, étoile (1966-1973) -Homenatge a Pablo Picasso– (Mujer, pájaro y estrella - Homenaje a Picasso): Pablo Picasso es un referente artístico del pintor catalán desde el principio de su carrera, que inició con una particular revisión de la figuración cubista, hasta los últimos años cuando ambos cultivaron una amistad fraternal y asidua. Picasso admiró también la obra del artista barcelonés que era doce años más joven y, como recordó André Breton, fue el interés por su pintura lo que le aproximó al surrealismo.   

La composición de estas obras se organiza sobre fondos planos de tono neutro y están pintadas con una gama limitada de colores brillantes, especialmente azul, rojo, amarillo, verde y negro. En ellas se disponen sobre el lienzo, de modo arbitrario, siluetas de amebas amorfas alternando con líneas acentuadas, puntos, rizos o plumas. Posteriormente, Miró produjo obras más etéreas en las que las formas y figuras orgánicas se reducen a puntos, líneas y explosiones de color.

Las creaciones que han tenido mayor trascendencia, junto con su obra pictórica, son sus esculturas cerámicas, entre las que destacan los grandes murales cerámicos La pared de la Luna y La pared del Sol (1957-1959) para el edificio de la UNESCO en París y el mural del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid. 

Salvador Dalí (1904-1989)

Salvador Dalí (1904-1989), pintor y escultor, es uno de los máximos exponentes del movimiento surrealista en España.

Nació en Figueras, Girona, el 11 de mayo de 1904. En 1921 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), de donde fue expulsado en 1926. En esa época vivió en la Residencia de Estudiantes de Madrid, donde se relacionó con Federico García Lorca, Luis Buñuel, Rafael Alberti, José Moreno Villa y otros artistas. En 1929, durante su estancia en París, conoció a Pablo Picasso y en 1930 se adhirió al movimiento surrealista, del que más tarde fue relegado por sus ideas comerciales.

La producción de Dalí de este periodo se basa en su método 'paranoico-crítico', inspirado en buena parte en las teorías de Freud: representación de imágenes oníricas y objetos cotidianos en formas compositivas insospechadas y sorprendentes, como los relojes blandos de La persistencia de la memoria (1931). Dalí se trasladó a Estados Unidos en 1940, donde permaneció hasta 1948. Sus últimas obras, a menudo de contenido religioso, poseen un estilo más clásico, entre ellas cabe citar la Crucifixión (1954) y La última cena (1955).

La técnica pictórica de Dalí se caracteriza por un dibujo meticuloso, una minuciosidad casi fotográfica en el tratamiento de los detalles, con un colorido muy brillante y luminoso.

Dalí realizó varias películas surrealistas en colaboración con Buñuel como Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930), libros ilustrados, diseños de joyería, así como escenografías y vestuarios teatrales. También escribió libros autobiográficos como La vida secreta de Salvador Dalí (1942) y Diario de un genio (1965). Fue miembro de la Academia Francesa de Bellas Artes desde 1979. Murió el 23 de enero de 1989 en Figueras.

Salvador Dalí es conocido por sus impactantes y oníricas imágenes surrealistas. Sus habilidades pictóricas se suelen atribuir a la influencia y admiración por el arte renacentista. También fue un experto dibujante. Los recursos plásticos dalinianos también abordaron el cine, la escultura y la fotografía, lo cual le condujo a numerosas colaboraciones con otros artistas audiovisuales. Tuvo la capacidad de acrisolar un estilo genuinamente personal y palpable al primer contacto, que en realidad era muy ecléctico y que «succionó» de innovaciones ajenas.

Como artista extremadamente imaginativo, manifestó una notable tendencia al narcisismo y la megalomanía, cuyo objeto era atraer la atención pública. Esta conducta irritaba a quienes apreciaban su arte y justificaba a sus críticos, que rechazaban sus conductas excéntricas como un reclamo publicitario ocasionalmente más llamativo que su producción artística. Dalí atribuía su «amor por todo lo que es dorado y resulta excesivo, su pasión por el lujo y su amor por la moda oriental» a un autoproclamado «linaje arábigo», que remontaba sus raíces a los tiempos de la dominación árabe de la península ibérica.

... que no conozca el significado de mi arte,

no significa que no lo tenga...

La única diferencia entre un loco y yo,

es que yo no estoy loco.

[Salvador Dalí]

Dalí describió un extenso y personal universo simbólico a lo largo de su obra. Los «relojes blandos», que habían aparecido en 1931, fueron interpretados como una referencia a la teoría de la relatividad de Albert Einstein y fueron supuestamente creados tras la observación de unos pedazos de camembert expuestos al sol un caluroso día de agosto. Además de que siempre marcan las seis, la hora del surrealismo. Otro de sus símbolos recurrentes es el elefante, que apareció por vez primera en el Sueño causado por el vuelo de una abeja sobre una granada un segundo antes de despertar (1944).

Los elefantes dalinianos, inspirados por el obelisco de Roma de Gian Lorenzo Bernini, suelen aparecer con «patas largas, casi invisibles de deseo», y portando obeliscos en sus lomos. Conjuntadas con esas delicadas extremidades, los obeliscos crean un sentido de fantasmal irrealidad. «El elefante es una distorsión en el espacio», explicó Dalí en Dalí y el Surrealismo, de Dawn Ades, «con sus aguzadas patas contrastando la idea de ingravidez, definida sin la menor preocupación estética, estoy creando algo que me inspira una profunda emoción y con la que intento pintar honestamente».

Otro de sus símbolos recurrentes es el huevo. Enlaza con los conceptos de vida prenatal intrauterina, y a veces se refiere a un símbolo de la esperanza y el amor; y así es como se interpreta en su Metamorfosis de Narciso. También recurrió a imágenes de fauna a lo largo de toda su obra: hormigas como símbolo de muerte, corrupción, y un intenso deseo sexual; el caracol como cabeza humana (había visto un caracol sobre una bicicleta en el jardín de Sigmund Freud cuando fue a visitarle); y las langostas como un símbolo de decadencia y terror.

Ideología y personalidad

Las ideas políticas de Salvador Dalí desempeñaron un papel muy relevante en sus inicios artísticos. Posteriormente se le acusó de apoyar ideológicamente el franquismo. André Breton, el «padre» del surrealismo, se distinguió por sus esfuerzos para separar el nombre de Dalí del grupo surrealista. Sin embargo, ese enfrentamiento obedecía a motivos más complejos. De cualquier modo, Dalí nunca fue antisemita como se desprende de su amistosa relación con el afamado arquitecto y diseñador Paul László, que era judío. Manifestó una profunda admiración hacia Freud, a quien conoció personalmente, y hacia Albert Einstein, a juzgar de sus escritos.  

Con el inicio de la Guerra Civil Española, Dalí rehuyó el enfrentamiento y rechazó manifestar su adhesión a ninguno de los bandos. Del mismo modo, tras la Segunda Guerra Mundial, Dalí fue criticado por George Orwell, quien le acusó de «escabullirse como una rata en cuanto Francia estuvo en peligro», después de haber vivido y prosperado allí durante años.

Tras su retorno a Cataluña tras la guerra, Dalí se aproximó al régimen franquista. Algunas de las declaraciones de Dalí sirvieron como respaldo a la dictadura; así felicitó a Franco por sus acciones dirigidas a «limpiar España de fuerzas destructivas». Dalí, que se había convertido al catolicismo y se fue volviendo una persona más religiosa con el paso de los años, podía referirse a los grupos comunistas, socialistas y anarquistas que durante la época de guerra civil habían ejecutado a más de 7000 monjas y sacerdotes. Dalí envió incluso algunos telegramas a Franco, elogiando la pena de muerte con que el dictador había condenado a algunos criminales de guerra.

Obra

Una característica principal de la obra de Dalí es la minuciosidad en el detalle de sus formas, las cuales se pueden considerar como simbólicas. Estas se muestran de una manera inconsciente la realidad misma del artista, siempre mostrando opuestos que se complementan, a esto se le llamó método paranoico crítico. Los ejemplos más claros de esto son la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, dando primacía a lo mental sobre lo físico, incluso se puede llegar a observar una relación entre lo estático y el movimiento. Lo que hace con los objetos que representa es una destrucción del mismo como un intento de probar que tal objeto existe en la realidad que, aunque se centra en lo inconsciente, da una alternativa hiper real que confunde a la mente.

Su obra también está directamente relacionada con los principios del Psicoanálisis de Sigmund Freud. En primer lugar, se hace evidente los mecanismos de defensa, siendo el más común la paranoia como una proyección de los miedos atribuidos a alguien externo al individuo. También, la sexualidad juega un papel importante en la obra de Dalí y en el psicoanálisis, la cual, en la teoría del desarrollo psicosexual se cree que desde el vientre materno se desarrollan fijaciones y traumas que estarán ligados con el comportamiento, pero estos se suprimen en el inconsciente.

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