Hispanoteca - Lengua y Cultura hispanas

8-Alta Edad Media

(comp.) Justo Fernández López

Historia del arte en España

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alta Edad Media (409-1492)

Periodización del arte de la Edad Media cristiana

 

Alta Edad media

prerrománico

V-VII

visigodo

Reino visigodo (568-711)

VIII-X

asturiano

Emirato omeya (758-912)

X-XI

mozárabe

Califato de Córdoba (912-1031)

 

Plena Edad media

románico

 

XI-XII

 

románico

 

Reinos de Taifas (1031-1090)

Almorávides (1090-1172)

Almohades (1172-1224)

 

Baja Edad Media

gótico

XII-XV

gótico

Reino de Granada:

Dinastía Nazarí (1238-1492)

XIII-XVI

mudéjar

Periodización del arte hispano-musulmán

Arte emiral y califal

 

Emirato omeya (758-912)

Califato de Córdoba (912-1031)

Arte taifal

 

Reinos de Taifas (1031-1090)

Arte almorávide

 

Almorávides (1090-1172)

Arte almohade

 

Almohades (1172-1224)

Arte nazarí

 

Reino de Granada: Dinastía Nazarí (1238-1492)

Arte mudéjar

 

Siglos XII a XVI

 

Ningún evento concreto determina el fin de la antigüedad y el inicio de la edad media: ni el saqueo de Roma por los godos dirigidos por Alarico I en el 410, ni el derrocamiento de Rómulo Augústulo (último emperador romano de Occidente) fueron sucesos que sus contemporáneos consideraran iniciadores de una nueva época.

Edad Media  es un término utilizado para referirse a un periodo de la historia europea que transcurrió desde la desintegración del Imperio romano de Occidente, en el siglo V, hasta el siglo XV. No obstante, las fechas anteriores no han de ser tomadas como referencias fijas: nunca ha existido una brusca ruptura en el desarrollo cultural del continente. Parece que el término lo empleó por vez primera el historiador Flavio Biondo de Forlì en 1438.

El término implicó en su origen una parálisis del progreso, considerando que la edad media fue un periodo de estancamiento cultural, ubicado cronológicamente entre la gloria de la antigüedad clásica y el renacimiento. La investigación actual tiende, no obstante, a reconocer este periodo como uno más de los que constituyen la evolución histórica europea, con sus propios procesos críticos y de desarrollo.

Los romanos dominaron en Hispania 600 años; los visigodos, 300 y los árabes, 800 años. Las tensiones creadas por la convivencia de todos estos pueblos con los habitantes de Hispania creó el arte medieval, con carácter propia diferente al arte italiano o francés del mismo tiempo.

El arte clásico greco-romano muere de agotamiento. En el siglo V comienza en Occidente a formarse un arte más sencillo que el bizantino imperante en el Oriente: el arte prerrománico.

Se da la denominación de prerrománico a un grupo de estilos que servirán más tarde de base al gran arte románico. El desplazamiento del Imperio Romano hacia Oriente, iniciado por el emperador Diocleciano, se consuma bajo Constantino, al fijar la capital del imperio en Bizancio en el 330.

El arte bizantino va tomando influencias del arte oriental de los califas de Bagdad, en la vieja Mesopotamia. El estilo bizantino comienza a gestarse bajo el emperador Constantino, pero solo está plenamente formado con las grandes creaciones del emperador Justiniano (527-565). Al contacto con la arquitectura de Mesopotamia y Persia, el arte bizantino, frente al romano, comienza a hacer un uso sistemático de la cúpula (ejemplo: Santa Sofía de Constantinopla).

Con el arte prerrománico comienza a formarse un estilo artístico mucho más sencillo que el estilo bizantino. Es un arte ingenuo y pobre de técnica, que imita los monumentos romanos y bizantinos, introduciendo temas decorativos de origen bárbaro. Incapaz de labrar columnas y capiteles como los romanos, los toma de los monumentos romanos y los aprovecha en sus construcciones.

La arquitectura prerrománica primera usa materiales de segunda mano. Como la bizantina, la prerrománica renuncia a la decoración vegetal clásica naturalista y toma temas bárbaros más toscos. Es la nueva sensibilidad que aportan los pueblos bárbaros establecidos en el Imperio Romano.

El arte visigótico

El visigodo es el pueblo más civilizado de cuantos invaden el Imperio Romano. Al establecerse en España en el 409, ya se rigen por las leyes romanas y su rey está casado con la hermana del emperador. El arte visigodo muestra influencias del arte bizantino y del oriental.

La arquitectura visigoda fue más sencilla que magnífica y de más solidez que gusto. Es propiamente el arte de los hispanorromanos, que privados ahora del contacto con Roma viven de su propia tradición, de modelos tomados de Bizancio y del Norte de África. Los soportes y capiteles son o imitación o tomados directamente de los monumentos romanos.

Pero lo característico de la arquitectura visigótica es el empleo sistemático del arco de herradura, es la característica más esencial del arte visigótico. El arco de herradura se distingue del empleado posteriormente por la arquitectura musulmana. En el arte europeo fuera de España no hay arcos de herradura de este tipo. Junto al arco de herradura está también la tendencia al abovedamiento completo, a la estructura cruciforme de los edificios y el uso de la piedra tallada.

Influjos en el arte visigótico español

En tiempos del emperador Justiniano huno una gran dominación griega en Levante y en el sur de la Península. Esto trajo un influjo bizantino oriental que tuvo una fuerza grande. Otro influjo sería el puro oriental de Siria y otros lugares de Oriente, así como el latino basilical. El influjo propiamente bárbaro se refiere más bien a lo decorativo.

Las influencias orientales proceden del norte de África. Las relaciones con el norte de África son muy evidentes en Sevilla, Córdoba y Mérida. En esta región se forma el arte propiamente visigodo, que a finales del siglo VI se extendió hacia Toledo, al nueva capital del país, y de allí a la mayor parte de la Península.

Características de la arquitectura visigoda

  • Uso de la piedra tallada con repiqueteado en la superficie formando rayas o surcos paralelos y cortada en sillares de diversos tamaños. El aparejo (manera de colocar los ladrillos o sillares) se hace en hileras de menor tamaño entre las grandes.

  • El arco de herradura es lo más característico del arte visigodo. La primera característica es la prolongación de la curva circular por debajo de la línea del centro en proporción de 1/3 del radio. Otra característica es la desviación del trasdós (superficie exterior convexa de un arco o bóveda, contrapuesta al intradós), cuya línea no sigue paralela al intradós (superficie inferior de un arco o bóveda). Si la proporción del arco de 1/3 del radio es el valor tipo del arco visigodo, no lo es menos la desviación del trasdós.

  • Las bóvedas tienden al abovedamiento completo.

  • Estructura cruciforme y empleo de arquerías divisorias entre naves.

  • Columnas adosadas al muro. Sobre ellas arranca el arco.

  • Ventanas de varios huecos llevan columnillas mediales.

La arquitectura visigoda parte de Sevilla, Córdoba y Mérida y se extiende hacia Toledo y Castilla-León, donde culmina en el siglo VII.

Monumentos de arquitectura visigoda

Siglos V y VI

En estos monumentos se observa la influencia norteafricana.

Basílica de Cabeza del Griego (Segóbrida).

 

La basílica visigoda de Cabeza de Griego está situada en el costado suroeste de la ciudad romana de Segóbriga (provincia de Cuenca). Actualmente desaparecida, fue descubierta hacia 1760 y estudiada en 1793 por José Cornide, que realizó una memoria gracias a la cual se conocen sus características. De los restos excavados entonces sólo se conservan algunas placas de cancel y un capitel, habiendo sido expoliado todo lo demás, que en gran parte se utilizó en la reconstrucción del monasterio de Uclés.

Fue un monumento de gran importancia, con sus 26 metros de anchura por 48 de longitud, es la iglesia de mayor tamaño que se conoce de la arquitectura visigoda, debido quizá a su construcción en dos etapas y posiblemente a que su ampliación se efectuó a principios del siglo VI, antes de la conversión de Recaredo, cuando en esta zona central de la península dominaba el rito arriano. Es la primera iglesia visigoda en la que se observa un intento claro de modificación de la planta basilical clásica añadiendo estructuras que manifiestan la necesidad de disponer de un espacio semejante a un crucero, y que se observa aquí por primera vez. Esto marcará toda la arquitectura visigoda y dará origen a la conversión de las plantas de las iglesias visigodas hasta llegar a las magníficas iglesias cruciformes del siglo VII.

Basílica de Aljezares (Murcia)

 

Las excavaciones comenzaron en 1934: restos de una basílica de 3 naves separadas por columnas siendo la central la más grande, ábside semicircular y posible pórtico. Al lado izquierdo de la Basílica y adosado a ella, estaba un baptisterio con su consignatoria o tepidaria. En el centro, la piscina bautismal presenta una estructura casi octogonal y no circular.

Se reconoce la influencia oriental del recinto, llegada hasta tierras murcianas a través del norte de África. De hecho, en los años 40 se establece un paralelismo entre la Basílica de Algezares y la iglesia de Perigotville en Mauritania. En cuanto a la construcción del baptisterio, se encuentran paralelos con la basílica lateranense de Roma. Como fecha posible para la basílica se apunta que podría relacionarse con el reinado de Recaredo (587-602).

Puente de Pinos Puente (provincia de Granada)

 

Sobre el río Cubillas, en el interior del casco urbano, se encuentra el Puente de Pinos que da nombre al pueblo. Es una obra califal del siglo X, edificada sobre cimientos de época visigoda.

Algunos estudiosos han indicado la posibilidad de que el puente tenga un origen visigodo, aunque la doctrina mayoritaria se inclina por su origen árabe, dado que su aparejo de sillería a soga y tizón, disimulado bajo un almohadillado labrado, es típicamente árabe.

En una de las pilas de sujeción, la más exterior, se dispuso originalmente una torre defensiva, que fue derruida por los disparos de bombarda del ejército de Don Juan de Austria, durante la campaña contra el Reino de Granada de 1431. En el siglo XVII se construyó sobre sus ruinas una capilla, con espadaña y lucernario, que aún hoy permanece en pie

Puerta de Sevilla (Córdoba)

 

Posiblemente de origen romano con una estructura de dos arcos, uno para entradas y otro para salida de la ciudad, con un área intermedia para la guardia, sus arcos son en forma de herradura, prolongados en un tercio de radio, una forma habitual en el arte visigodo. Su aparejo es a soga y tizón, también habitual en esa época, con un dovelaje semejante al del Puente de Pinos.

El empleo del arco de herradura no estaba limitado a los edificios religiosos, ya que también aparece en algunas construcciones civiles de la época que se han conservado, como la Puerta de Sevilla en Córdoba o el Puente de Pinos en la provincia de Granada.

Siglo VII

Monumentos del norte de Castilla y Galicia. Su conservación es perfecta, por estar alejados del dominio árabe. Están construidos en sillería grande y predominio absoluto del arco de herradura en la proporción de un tercio del radio.

San Juan de Baños (provincia de Palencia)

 

La Iglesia de San Juan Bautista es el primer monumento visigodo situado en la localidad de Baños de Cerrato (antigua Balneos) a tan sólo 7 km de la capital palentina. Esta localidad pertenece al municipio de Venta de Baños, en la provincia de Palencia (España), lugar que fue de villas y esparcimiento romanos. Está considerada la iglesia en pie más antigua de España, si bien se trata de una afirmación subjetiva pendiente del mayor o menor estado de «ruinas» de otras iglesias anteriores.

Es el único monumento visigodo reconocido como tal desde antiguo por tener una inscripción con la fecha (661) y el nombre del fundador Recesvinto, rey visigodo que reinó del 653 al 672. Es uno de los más hermosos y originales templos visigodos por su estructura en planta. Recibe su nombre por la cercanía a un manantial de aguas, que, según la leyenda, curaron al monarca de una litiasis renal.

El conjunto de San Juan de Baños se presenta como un ejemplo de la enraizada tradición romana, a la que se unen las novedades visigodas propias de las formas arquitectónico-religiosas del reino visigodo de Toledo. Esta iglesia se aparta de los demás modelos visigóticos conocidos en España, y acusa un cambio respecto de la arquitectura del siglo VI. Se podría decir que es la que refleja más fielmente el arte de la capital toledana en la primera mitad del siglo VII.

Iglesia de San Pedro de la Mata (Casalgordo, Sonseca, prov. Toledo)

 

La iglesia de San Pedro de la Mata es un templo en la pedanía de Casalgordo, perteneciente al municipio español de Sonseca, en la provincia de Toledo.

Por un fragmento de inscripción hallado en las cercanías, parece que el conjunto podría ser fechado en la época de Wamba, es decir, de la segunda mitad del siglo VII. Es un edificio representativo del arte visigodo. Por su estado ruinoso no es posible asegurar como era su cubierta.

Es de planta rectangular que consta de una nave con estancias laterales, un transepto en el centro del rectángulo de apariencia entre cruz griega y cruz latina y una cabecera con capilla mayor, también con estancias laterales.

Iglesia de Santa Comba de Bande (provincia de Orense):

 

Santa Comba de Bande es un templo visigodo posiblemente de la segunda mitad del siglo VII, situado en el municipio de Bande en la provincia de Orense, a escasa distancia de la frontera con Portugal.

Se trata de uno de los edificios más importantes y bellos de la arquitectura visigoda española, aunque con algunas modificaciones de los siglos del prerrománico (siglo IX), concretamente en el año 872 durante el reinado de Alfonso III en que fue restaurada.

Templo visigodo con planta de cruz griega y perímetro rectangular del que sobresale por la cabecera del rectángulo la capilla mayor y por los pies, el pórtico. El perímetro rectangular queda dibujado por estancias a ambos lados del pórtico que comunicaban con este, otras con el transepto y las de la cabecera con la nave.

Tanto en planta como en alzado conjuga la cruz griega inscrita en un cuadrado, cuyo punto central se eleva mediante el cimborrio. El escalonamiento de los volúmenes del templo, de lo más alto a lo más bajo, va así del cimborrio a la capilla mayor, pasando por la altura media de los brazos de la cruz. Se cubre con bóveda de cañón en nave y transepto, con bóveda de arista en el tramo central del crucero y bóveda de herradura en la capilla mayor.

San Pedro de la Nave (El Campillo, provincia de Zamora)

 

La iglesia visigoda de San Pedro de la Nave se encuentra situada en la localidad de El Campillo, término municipal de San Pedro de la Nave-Almendra, en la provincia de Zamora.

El templo se remonta a finales del siglo VII, pues debió construirse entre los años 680 y 711, en los años previos a la conquista musulmana, por lo que puede tratarse de una de las últimas obras del arte visigodo.

Originariamente tuvo su emplazamiento a orillas del río Esla, pero, al construirse el embalse de Ricobayo, hubiera quedado sumergido en sus aguas, por lo que se decidió su traslado piedra a piedra a la actual ubicación.

Esta iglesia conserva la planta más completa de todas. Una de las curiosidades de este templo es que su ubicación actual no es la que corresponde a su antiguo emplazamiento, al haber sido trasladada por el constructor Gregorio Prieto Gato en los años treinta para salvarlo de la inundación del embalse del Esla.

Ermita de Santa María de Quintanilla de las Viñas (en el antiguo alfoz de Lara, provincia de Burgos)

 

Constituye uno de los mejores ejemplos de la arquitectura visigoda, es de gran riqueza decorativa. Hasta 1927 se usaba como corral para el ganado, pero fue declarada Monumento Nacional el 25 de noviembre de 1929 y restaurada.

Se supone, aunque sin unanimidad, que su construcción se llevó a cabo a finales del siglo VII o comienzos del VIII. Lo que hoy contemplamos no es sino una parte del templo primitivo integrada por la capilla mayor formando un ábside rectangular y el transepto.

Faltaría, aunque se adivina su traza por lo ostensible de la cimentación, toda la nave central y las dos naves laterales de menor tamaño, así como sendas cámaras en ambos extremos de la nave de crucero. El conjunto respondería al esquema basilical, si bien con los añadidos de la nave transversal podría igualmente tenerse por una disposición en cruz latina.

Escultura y pintura visigoda

Los monumentos escultóricos visigodos son escasos: Algunos sarcófagos y las decoraciones de San Pedro de la Nave y Quintanilla de Viñas. Todos son relieves, no se conserva ningún bulto redondo. Conocemos poco de la pintura visigoda, solamente lo que perduró en el arte mozárabe posterior y en los relieves.

En orfebrería conservamos el tesoro de orfebrería de Guarrazar (Toledo): es un tesoro de orfebrería visigoda compuesto por coronas y cruces que varios reyes del reino visigodo de Toledo ofrecieron en su día como exvoto. Fue hallado entre los años 1858 y 1861 en el yacimiento arqueológico denominado huerta de Guarrazar, situado en la localidad de Guadamur, muy cerca de Toledo. Actualmente las piezas están repartidas entre el Musée Cluny de París y la Armería del Palacio Real y el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.

El tesoro de Torredonjimeno (Jaén) apareció en 1926, es un tesoro visigodo similar al de Guarrazar. Estaba compuesto por coronas votivas y varias cruces y constituía uno de los mayores conjuntos de orfebrería de este periodo en España. Las piezas encontradas procedían de un taller de categoría, probablemente de Sevilla y estaban dedicadas a las Santas Justa y Rufina. El tesoro está fechado en el siglo VII, muy influenciado por el estilo bizantino. El tesoro fue parcialmente destruido quedando los restos repartidos entre los museos arqueológicos de Madrid, Barcelona y Córdoba.

El reino de asturias (722-910)

En pocos años, después de la invasión en el 711, los árabes habían tomado toda España hasta el norte cantábrico, Asturias. Pero pocos años después, se inicia en Asturias la Reconquista con la batalla de Covadonga, en la que el rey Pelayo se alza contra los invasores. Covadonga será el símbolo de la Reconquista frente al Islam.

El pequeño reino astur duró del siglo VIII, cuando don Pelayo inicia la Reconquista, hasta el siglo X, en que la corte se traslada a León. Los árabes fragmentaron la monarquía visigoda y, para no perder el contacto con el internacionalismo cristiano europeo, en el norte de España se fueron formando pequeños reinos hispano-godos. El más importante fue, al principio, el reino de Asturias, cuyo rey Alfonso II el Casto se tenía por cliente de Carlomagno.

Las regiones del norte de la Península, inaccesibles por su situación geográfica, ya habían sido romanizadas con dificultad y no fueron nunca dominadas del todo tampoco por los godos. Estas regiones se convierten en focos de resistencia contra el Islam. Comienza Asturias con la batalla de Covadonga en el 722 y seguirá luego León y Castilla. La hegemonía de Castilla en la Reconquista la llevará a imponer su lengua en toda la Península y a ser el centro del país.

Reyes del reino de Asturias

Don Pelayo (722-737)

 

El núcleo político del Reino de Asturias surgió tras la batalla de Covadonga (722), donde Pelayo, noble de origen visigodo, acaudillando a los insumisos pobladores del norte de la península Ibérica, venció a los musulmanes. A su muerte en el 737 le sucedió su hijo Favila (o Fáfila), que murió dos años después.

Favila (735-737)

 

Favila, el hijo de don Pelayo, muere en una cacería despedazado por un oso.

Alfonso I (739-757)

 

Yerno de don Pelayo, fue el verdadero fundador del reino astur y de la monarquía asturiana. Consiguió la unión de cántabros y astures y amplió las fronteras del reino con la incorporación de Galicia. Alfonso I extendió los dominios del reino asturiano por toda la franja septentrional, desde Galicia hasta el territorio ocupado por los vascones. La relativa despoblación del valle del Duero, situado al sur del reino, favoreció la independencia del territorio, al que acudieron numerosos pobladores mozárabes.

Fruela I (757-768)

 

Fruela I prosiguió la actividad repobladora y militar, iniciada por su predecesor, en la franja cantábrica. Durante su reinado, sin embargo, se hicieron visibles las dificultades que comportaba la integración política en el naciente reino asturiano (astur) de los territorios incorporados por Alfonso I.

En efecto, Fruela I tuvo que hacer frente a las primeras rebeliones de gallegos y vascones contra la pretendida autoridad de los reyes astures. Además de estos movimientos separatistas, el monarca astur se vio envuelto en una serie de revueltas palaciegas que explican su violenta muerte y el alejamiento temporal de la corte de su hijo, el futuro Alfonso II. A Fruela I le sucedió en el trono Aurelio (768-774).

Aurelio (768-774), Silo (774-783), Mauregato (783-788) y Vermudo I (788-791)

 

Estos reyes se tuvieron que enfrentar a diversas revueltas internas de los magnates del reino, soportaron la presión de los musulmanes con mayor o menor fortuna, y tuvieron que hacer frente a las tendencias secesionistas de Galicia.

Alfonso II el Casto (791-842)

 

El sucesor de Vermudo I fue Alfonso II el Casto, segundo rey importante de la monarquía asturiana. Vermudo I convierte Oviedo en gran ciudad y pasa a ser definitivamente capital de la monarquía astur. Durante su reinado florece el arte asturiano.

Restauró la tradición visigótica e, invocando el patronazgo del apóstol Santiago, vinculó Asturias con el resto de la cristiandad. A partir de Alfonso II, los reyes asturianos se consideraron herederos legítimos de la monarquía visigoda anterior a la invasión de los árabes.

Alfonso II sigue en contacto con la corte carolingia. Durante su reinado se descubre el cuerpo del apóstol Santiago en Compostela (Galicia), ciudad que se convertirá en el centro de peregrinación de la cristiandad.

Ramiro I (842-850)

 

Ramiro I representa la madurez del reino asturiano. Ejerció una importante labor de mecenazgo sobre el arte asturiano.  

Tuvo que hacer frente a numerosas rebeliones internas y en su llegada al trono sofocó un intento de usurpación de la corona protagonizado por el conde de palacio Nepociano. Las relaciones con el exterior estuvieron marcadas por sus enfrentamientos con las expediciones musulmanas que consiguieron llegar hasta León (846) y a tierras alavesas (848). También tuvo que defender el reino de los normandos que atacaron las costas gallegas y portuguesas. Sus brillantes actuaciones en el terreno artístico permiten que algunas construcciones levantadas durante su reinado se denominen ramirenses. Este es el caso de las famosas iglesias de Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo.

Ordoño I (850-866)

 

Con Ordoño I el reino consiguió ampliar sus fronteras. Con él se consolidó el sistema de sucesión patrilineal al trono astur (asturiano). Inició el proceso de expansión del reino asturiano hasta el sur de la cordillera Cantábrica. En esta labor ofensiva consiguió avanzar claramente en dirección al Duero, repoblando Astorga, León y Tuy. Igualmente fortificó Amaya y las tierras de la marca oriental del reino.

Su victoria sobre Musa II de Tudela dio origen a la leyenda de la batalla de Clavijo (859), según la cual el triunfo se consiguió con la ayuda del apóstol Santiago. Durante su reinado tuvo que hacer frente a una incursión de normandos y a numerosas ofensivas musulmanas que asolaron la tierra alavesa y tomaron posiciones en la cuenca alta del Ebro.

Alfonso III el Magno (866-910)

 

A la muerte de Ordoño, optándose por vez primera por un sistema hereditario, le sucedió su hijo Alfonso III (866-910). Con el nuevo monarca el reino astur logró su máxima expansión y se colonizó el norte de Portugal y la cuenca del Duero. Su boda con doña Jimena, de la dinastía Navarra, le puso en contacto con otros reinos. Alfonso III impulsó el ideal imperial y fue llamado “Magnus Imperator”.

Bajo su mandato culminó el resurgimiento del neogoticismo iniciado por Alfonso II. El reinado de Alfonso III coincidió con la época de máxima expansión territorial del reino astur. Sus triunfos militares, que coinciden con un periodo de crisis en al-Andalus, se tradujeron en un avance espectacular de las fronteras meridionales del reino. Este proceso de ampliación territorial culminó antes de finalizar el siglo IX con la recuperación de las comarcas del valle del Duero para la cristiandad. Coimbra, Zamora y Toro asumirán el papel de fronteras del reino.

A la muerte de Alfonso III el Magno, sus hijos se dividieron las tierras del reino astur, hecho que señala el nacimiento del reino de León y el fin del ciclo asturiano de la Reconquista, así como el fin del arte asturiano. El hijo de Alfonso III el Magno traslada la corte a la ciudad de León, por ser una ciudad más estratégica que Oviedo y antigua sede de la Legio VII Gemina romana. La ciudad de León estaba situada en la vía romana que iba hasta Burdeos y quedaba mejor situada en el camino de Santiago de Compostela (Galicia), centro entonces de la Cristiandad.

El arte asturiano (siglos VIII-XI)

El arte prerrománico forma un conjunto de manifestaciones artísticas procedentes de distintos pueblos y culturas, que contribuyeron desde el siglo V hasta el X a la creación del románico. En este periodo en el que se configuró lo que después sería el arte románico, se distingue una primera etapa que comenzó tras la caída del Imperio romano, en la que se desarrolló el arte de sus invasores: los pueblos germanos. El inicio de un segundo periodo puede situarse en el 800, año de la coronación de Carlomagno, creador de un Imperio en el que tuvo lugar durante casi dos siglos una fecunda y variada actividad artística y cultural, auténtico fundamento del arte románico posterior.

La arquitectura asturiana es, en mayor grado que la carolingia, la precursora del primer gran arte de Occidente: el Románico. Por eso se llama arte prerrománico al arte asturiano.

Novedades del estilo asturiano:

Desaparece el arco de herradura del arte visigótico y es sustituido por el arco de medio punto. Al contrario de la lujosa sillería del arte visigodo, los muros son pobres. Desaparecen las plantas cruciformes visigodas y la cubierta total de bóveda. En el estilo ramirense reaparece al abovedado y algo el arco de herradura.

El arte asturiano rompe con el arte visigodo y busca contacto con la Europa carolingia. Es una reacción occidentalista contra el Islam. El estilo ramirense es una revolución personal. El arquitecto de Ramiro I conocía el arte occidental y el oriental también: parentescos con la arquitectura de Siria y Armenia.

El arte asturiano, así denominado por propagarse geográficamente en dicha área, se extiende a lo largo del siglo IX y, tras una época de formación, se desarrolla en tres etapas que coinciden con el reinado de sus tres reyes.

Cronología del arte asturiano:

a)  Época de formación.

b)  Época de Alfonso II el Casto (791-842), periodo prerramirense.

c)   Estilo ramirense: Ramiro I (842-850)

d)  Época de Alfonso II el Magno (866-910), periodo posramirense.

Se manifiesta principalmente en la arquitectura, síntesis de elementos visigodos con aportaciones romanas y carolingias, y en las artes aplicadas. La arquitectura prerrománica, promocionada por los reyes astures, es de carácter eclesiástico y alcanza su máxima expresión en la construcción de iglesias. La planta de estas es basilical de tres naves, separadas por pilares, con un amplio crucero (con iconostasio generalmente) y con una cabecera que termina en tres capillas rectangulares. Casi todas poseen la llamada cámara del tesoro (situada encima de la cabecera y a la que se accede desde el exterior) y una tribuna.

Época de formación del arte asturiano

No quedan restos del arte visigodo en Asturias. Sí hay restos del Paleolítico en las cuevas de San Román de Candamo y del Pindal. La romanización no fue muy fuerte. El primer monumento es la iglesia construida tras la batalla de Covadonga:

Iglesia de la Santa Cruz de Cangas de Onís (Asturias)

 

En 737, sobre el montículo artificial el rey Favila y su esposa, la reina Froiluba, ordenaron edificar la iglesia de la Santa Cruz que, según reza la lápida fundacional, fue consagrada el 27 de octubre de ese mismo año. La iglesia fue construida sobre un dolmen.

El templo se denominó de esta forma pues albergó la cruz de roble que Pelayo, el padre de Favila, portaba en la batalla de Covadonga y que más tarde se convertiría en La Cruz de la Victoria.

Se cree que fue el primer templo cristiano que se construyó en Asturias –y, por tanto, en España– después de la invasión de la península ibérica por los musulmanes, también se dice que la lápida de consagración es el primer monumento literario de la Reconquista.

La iglesia fue totalmente restaurada en dos ocasiones, la primera en 1633 y la segunda en 1950, tras su destrucción durante la Guerra Civil Española, en agosto de 1936, cuando las autoridades locales tomaron la decisión de derruir la iglesia para dejar a la vista un dolmen respetado por los constructores de la primitiva capilla.

Del templo inicial se conservaba la lápida de consagración, de la que hay una copia dibujada y una fotografía antigua, sobre las que se han hecho reproducciones o reconstrucciones.

Iglesia de San Juan Apóstol y Evangelista de Santianes de Pravia (Asturias)

 

Esta iglesia fue construida en el año 780 por el rey Silo. Pravia era entonces la capital del reino asturiano.

La iglesia de San Juan Apóstol y Evangelista de Santianes de Pravia es un templo cristiano del siglo VIII, situado en la parroquia de Santianes del concejo asturiano de Pravia, en el norte de España.

La iglesia fue construida en el siglo VIII, por voluntad del rey Silo de Asturias, según indica la lápida fundacional del templo, y debió ser construida en el periodo comprendido entre los años 774 y 783. El rey Silo de Asturias trasladó la Corte desde Cangas de Onís hasta Pravia, punto de encuentro de varias calzadas romanas, entre ellas la que iba hasta Asturica Augusta.

Se la considera la iglesia más antigua de Asturias, y formaba parte del complejo cortesano que se completaba con el palacio real, hoy totalmente desaparecido, que se construyó en las inmediaciones del templo, posiblemente sobre una edificación anterior. Está considerada como una de las primeras obras del conocido como prerrománico asturiano o arte asturiano.

La iglesia permaneció es su estado original hasta el siglo XVI, pero comenzó a sufrir diferentes transformaciones y reformas durante los dos siglos posteriores, que transformaron profundamente la iglesia. En la década de los 1970 se inicia la restauración y modificación del templo para adecuarlo a su forma inicial.

El período prerramirense (791-842)

Es el periodo de auge del arte asturiano. Se corresponde con el reinado de Alfonso II el Casto, que instala la corte en Oviedo (hoy capital del Principado de Asturias). Como el arte carolingio, el rey asturiano representa la evocación o último eco de la pasad grandeza del mundo clásico, que con tanta dificultad había penetrado en la región.

Ejemplos notables son:

Cámara Santa de Oviedo

 

La Cámara Santa de Oviedo formaba parte del palacio del rey. En ella se conservan hoy los tesoros de orfebrería de Alfonso II. La Cámara Santa es un edificio situado dentro del conjunto de la catedral de Oviedo.

Es de estilo prerrománico asturiano, construida en el siglo IX, siendo, junto con la Torre vieja, los edificios más antiguos de dicho conjunto catedralicio. Su función, prácticamente desde su construcción y que conserva en la actualidad, ha sido la de guarda de las reliquias y tesoro catedralicios, para cuya defensa fue construida la torre anteriormente citada.

Se articula en dos capillas superpuestas y sin comunicación entre ellas.

La Cámara Santa está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco desde 1998 como parte de la denominación Monumentos de Oviedo y del Reino de Asturias.

Iglesia de San Tirso el Real (Oviedo)

 

De la Iglesia de San Tirso el Real de Oviedo solo se conserva la estructura general y el exterior del ábside. Está situada al lado de la catedral.

La Iglesia de San Tirso el Real es una iglesia y parroquia de la ciudad de Oviedo, Principado de Asturias, situada en la Plaza de Alfonso II el Casto, o de la Catedral, y a escasos metros de la catedral.

La fundación de la iglesia es atribuida al rey Alfonso II el Casto de Asturias, enmarcada en el programa constructivo que inició dicho rey al trasladar la capitalidad del reino a la ciudad de Oviedo al comienzo de su reinado en 791.

La iglesia ha sufrido diversas reconstrucciones y restauraciones, la última del siglo XX, por lo que de la iglesia primitiva únicamente queda el muro testero de la cabecera.

San Julián de los Prados (Santullano, Oviedo)

 

La iglesia de San Julián de los Prados de Santullano (Oviedo) es una iglesia prerrománica de principios del siglo IX que se encuentra en Oviedo (Principado de Asturias), y es una de las principales muestras del arte asturiano. La iglesia está dedicada a los santos mártires Julián y Basilisa

Corresponde al tipo general de la primera época de esplendor del arte asturiano. Es el primer prototipo del arte asturiano. A los elementos heredados del arte visigodo se agregan nuevos como reacción clásica y reflejo de tradiciones regionales. Su estructura basilical hace pensar en las basílicas carolingias y otonianas.

Es un templo espacioso que presenta claramente definidos los caracteres propios de este estilo. Tiene planta basilical de tres naves, separadas por pilares cuadrados que sostienen arcos de medio punto y presenta un transepto con un remarcado alzado. El iconostasio, que separa la parte reservada al clero, del resto del templo, presenta una remarcable similitud con un arco triunfal. Destaca de este templo su grandiosidad y su originalidad que se aparta de modelos visigodos.

Pero sin duda, lo que más atrae de este templo es su decoración pictórica, con pinturas al fresco siguiendo la técnica bizantina, en tres cuerpos superpuestos, anicónicas, con decoración arquitectónica, de claro influjo romano.

Fue declarada Patrimonio de la Humanidad el 2 de diciembre de 1998.

Iglesia de Santa María de Bendones (Oviedo)

 

La iglesia de Santa María de Bendones, en el centro de la aldea Bendones, municipio de Oviedo (Asturias), es un templo construido entre 792 y 842, considerado una de las joyas del arte prerrománico asturiano.

Es una construcción de la primera mitad del siglo IX. Esta iglesia está emparentada con la iglesia de San Julián de los Prados.

Gracias a su estilo la podemos datar su construcción dentro de la época del reinado de Alfonso II de Asturias, debido a su gran similitud con otra obra prerrománica del municipio de Oviedo como es San Julián de los Prados.

El templo se cita en una donación hecha a la Catedral de San Salvador de Oviedo por el monarca Alfonso III de Asturias y su mujer Doña Jimena. El texto data del 20 de enero del año 905. Por este documento sabemos que la iglesia es anterior al año 905.

Al sur de la fachada oeste, destaca la característica única dentro de la arquitectura altomedieval asturiana: la presencia de una pequeña torre rectangular exenta. Los restos de la torre solamente alcanzan en la actualidad 4,90 metros de altura, pues en la reconstrucción, realizada a partir de dos paños de muro en ángulo, se ha dejado inconcluso.

Iglesia San Pedro de Nora (a trece km de Oviedo)

 

La iglesia de San Pedro de Nora pertenece al prerrománico asturiano. Fue edificada en el periodo del reinado de Alfonso II el Casto.

Su estructura básica está compuesta de tres naves con cubierta de madera que tienen una planta muy parecida a la de San Julián de los Prados aunque carece del crucero, estructura que identifica a este último. La cabecera es de forma rectangular y dividida en tres partes. Tiene tres capillas abovedadas, intercomunicadas y con una típica cámara suprabsidial sobre la capilla mayor. En sus orígenes estuvo decorada con pinturas sobre estuco.

Esta iglesia es de planta basilical. Fue incendiada en 1936 (comienzo de la Guerra Civil) y restaurada posteriormente. Tiene parentesco con San Julián de los Prados y con Santa María de Bendones.

Hay que nombrar también la cripta de Santa Leocadia, en la catedral de Oviedo, que albergó el tesoro traído desde Toledo.

El período ramirense (842-850)

Alfonso II había superado el aislamiento político y artístico de Asturias. Ahora Ramiro I dará el máximo esplendor al arte asturiano. El arquitecto de Ramiro I revoluciona de forma genial el arte asturiano, nacionalizando elementos italianos y orientales. La originalidad del arte ramirense surge como un milagro en plena Edad Media. Parece que el arquitecto o fue extranjero o conocía tierras extranjeras. El nombre del arquitecto es desconocido. Todas sus obras tienen una unidad. Los edificios están cubiertos con bóvedas y la decoración escultórica es importante.

El sentido armonioso de las proporciones revela a un gran artista, con dominio absoluto de la técnica. Su sistema de abovedamiento representa una novedad que se anticipa al arte románico. Todas las piedras están expresamente labradas, y no tomadas de edificios romanos como en el arte visigodo. Esto revela talleres especiales como los posteriores de las abadías. El arquitecto de Ramiro I sobrepasa en audacias técnicas el arte posterior. Fue un genio que conocía el arte oriental y el tradicional.

El estilo ramirense se llama así en honor al rey Ramiro I, Nos deja como paradigma de arquitectura asturiana al palacio del Naranco. El palacio del Naranco, salón del trono del rey Ramiro I, junto a la iglesia de San Miguel de Lillo, constituye el único vestigio del denominado arte asturiano prerrománico del periodo ramirense.

Palacio del Naranco / Santa María del Naranco (monte Naranco, Oviedo)

 

Santa María del Naranco es un antiguo palacio situado a cuatro kilómetros de Oviedo, sobre la ladera sur del Monte Naranco. Originalmente no se proyectó como iglesia, sino que fue el Aula Regia del conjunto palacial, salón del trono del rey asturiano Ramiro I (842-850), edificado en el año 848. Fue consagrado posteriormente como iglesia de Santa María del Naranco, probablemente antes del año 1150, pues fue en ese momento cuando se escribió la Crónica silense que lo registra ya como templo bajo el nombre de Santa María.  

Su estilo artístico es el denominado arte asturiano o "ramirense", dentro del prerrománico. Junto con la iglesia de San Miguel de Lillo, constituye el único vestigio del arte asturiano prerrománico del periodo ramirense.

De planta rectangular, está dividido en dos plantas de las cuales la superior está convertida en ara y cubierta por una bóveda de cañón. Inmediatamente encima se encuentra la cámara del tesoro, a la que se accedía desde el exterior. En la cámara baja se encontraban los baños. Al exterior se remarcan los contrafuertes, que acentúan la verticalidad y pesadez del edificio, decorado en uno de sus frontales por discos solares. Deriva del modelo de villa romana con pórtico, que persiste hasta el Románico. Algunos autores comparan este edificio con el Aula Regia de Carlomagno en Aquisgrán.

Es el único vestigio, con la cercana iglesia de San Miguel de Lillo, de lo que pudo ser un vasto complejo de construcciones vinculadas al denominado periodo ramirense del arte asturiano prerrománico. Este edificio se insertaba dentro de un conjunto palatino levantado en el monte del Naranco, cercano a la ciudad de Oviedo, a través del cual el monarca pretendería legitimar sus ideas sobre el reino, acompañado de otras numerosas construcciones ya en la ciudad, donde trasladó la corte y la capitalidad. Pretendió pues emular al anterior reino visigodo, y en especial a Leovigildo, uno de sus más importantes monarcas, con el que Ramiro quería enraizarse para legitimar su propia monarquía ovetense.

El conjunto palatino responde, sin embargo, a fines lúdicos más que políticos. Ramiro fundó una villa de recreo, donde poder descansar sin alejarse demasiado de la corte. Según las crónicas, la elección del monte del Naranco estuvo condicionada porque la zona estuvo ya ocupada desde época romana, la villa de Lillo o Liño. Existen, sin embargo, numerosas dudas acerca de la finalidad del edificio.

El palacio es una construcción en piedra, lo cual hace pensar que fuera destinado en un primer momento a aula regia, ya que en la mayoría de los palacios altomedievales sólo se construía en piedra el salón del trono y la capilla palatina. Pero esto plantea a su vez otra duda, pues si efectivamente se tratara de un aula regia, faltaría un elemento fundamental de este tipo de estructuras: el ábside semicircular destinado a contener el sitial del monarca. De este modo, cobra mayor importancia la teoría de que se trate de un edificio destinado a fines lúdicos, y así, aún careciendo de noticias acerca del ceremonial ramirense, cabe deducir que el espacio inferior correspondería a una zona destinada a distintos servicios, mientras que el espacio superior se dedicó a los festejos. El tercer cuerpo es ficticio.

Se trata de una construcción con estructura basilical rectangular, que emula los precedentes visigodos (ya que la liturgia apenas había variado desde esa época), subdividido en un espacio central y dos laterales más cortos, que se cubren con madera. Destaca el sistema de abovedamiento, uno de los rasgos más notables de esta arquitectura ramirense, vinculado directamente con los modelos romanos. La nave está cubierta con una bóveda de cañón ligeramente peraltado, dividido por fajones que la subdividen en cinco tramos, y que apoyan sobre el muro de arquería ciega. Esta solución aportó numerosas ventajas al edificio: por un lado se revalorizó el exterior, debido al juego de contrastes que proporcionan los contrafuertes y el dinamismo que ofrecen los vanos; por otro lado, permitió aliviar la sensación de masa y acentuar la verticalidad. El sillarejo es tosco, pequeño e irregular, empleándose sólo sillares regulares en las esquinas y los contrafuertes. El resultado es una arquitectura de una simplicidad y elegancia conmovedoras.

Los vanos son una parte importante del edificio, y se sitúan en los testeros. Se trata de ventanas dobles y triples que se abren a una serie de cámaras sin una función todavía conocida, quizá miradores. De este modo se aligera el peso de los paramentos y se crea un efecto óptico de luces y sombras. Esos miradores se organizan mediante tres arcos de medio punto peraltados, siendo el del centro más alto y ancho, que descansan sobre capiteles corintios muy estilizados. El interior, de proporciones forzadamente verticales, está articulado por medio de unas arcadas ciegas de medio punto abiertas en los muros laterales.

Cabe destacar la riquísima variedad figurativa que presenta el edificio, inspirada en el mundo oriental e influida por otras artes como la metalistería, la orfebrería, la eboraria y los tejidos, de igual manera que ya lo hiciera el arte visigodo. Comparando la decoración del palacio con la de la cercana iglesia de San Miguel de Lillo, cabe suponer que existiera un taller de escultores al servicio de la corte ovetense. La técnica empleada no es sin embargo de raíz visigoda, ya que no se utiliza el bisel, y la decoración se concentra básicamente en la parte superior del edificio, dispuesta en capiteles, bandas decorativas y medallones.

Son interesantes los fustes de las columnas, con el sogueado típicamente asturiano, que cumple una clara función de enmarque en los capiteles historiados de origen bizantino (de forma troncopiramidal, con la superficie dividida en triángulos por el sogueado y una decoración historiada con animales afrontados y figuras humanas frontales). Destacan, asimismo, los círculos concéntricos de los treinta y dos medallones con motivos animales en las enjutas de los arcos interiores y en las juntas de las fachadas este y oeste, que parecen inspirarse en los tejidos que se importaban desde Oriente (de origen sasánida y realizados en las industrias de Alejandría, Antioquía y Constantinopla) en las cortes europeas. Además de la citada labor de sogueado, aparece en su interior una decoración de hojas y racimos de vid, así como de pequeñas aves, y en el círculo central, distintos animales, como leones y aves afrontadas. Sobre los medallones se disponen también una serie de bandas decorativas historiadas, igualmente enmarcadas por el sogueado. Cada uno de estos relieves está compuesto por cuatro figuras, encuadradas por arquerías y dispuestas en dos pisos: mientras las figuras superiores portan ofrendas sobre sus cabezas, las del registro inferior montan a caballo. Esto parece relacionarse con los dos tipos de existencia de las élites altomedievales: la vida activa, los llamados bellatores, y la vida contemplativa, la de los oratores. En ocasiones, estos relieves se sustituyen por cruces invictas con las letras alfa y omega, símbolo de la monarquía astur.

Este tipo de decoración escultórica parece crear una sensación de horror vacui (pavor a los espacios vacíos), y no responde a un programa iconográfico intencionado y completo, sino que más bien presenta una intención fundamentalmente decorativa, toda ella de temática religiosa.

Iglesia de San Miguel de Lillo (monte Naranco, Oviedo)

 

La iglesia prerrománica de San Miguel de Lillo, dedicada a San Miguel Arcángel, fue mandada a edificar hacia el 842 por el rey Ramiro I en el Monte Naranco, en los alrededores de Oviedo. Se encuentra a escasos metros de Santa María del Naranco. Posiblemente es la que, según la crónica Albeldense, este monarca mandó a construir junto a sus palacios, con función de iglesia palatina. En principio pudo estar dedicada a Santa María y San Miguel.

La iglesia presenta como diferencia tres naves a distinta altura, lo que origina un desnivel de vertientes. Es de proporciones esbeltas, como todo el estilo ramirense. Está completamente abovedada. El arquitecto se ve preocupado por las proporciones. La tribuna regio o palco para el rey tiene influencia carolingia.

Originalmente tuvo planta basilical de tres naves, pero sólo se conserva una tercera parte de su longitud, porque durante el siglo XIII o principios del XIV se arruinó posiblemente a causa de las malas condiciones del suelo. Se conserva únicamente el vestíbulo y el arranque de sus tres naves. Sobre el primero se encuentra la tribuna real, flanqueada a ambos lados por dos pequeñas estancias.

Fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1985.

Iglesia de Santa Cristina de Lena (cerca de Oviedo)

 

La iglesia de Santa Cristina de Lena está situada en Pola de Lena, a cuarenta km de Oviedo. Llamada “iglesia de las esquinas” por sus numerosos ángulos rectos, su única nave recuerda el gran salón del palacio del monte Naranco.

Corresponde, probablemente, a la antigua fundación del San Pedro y San Pablo de Felgueras del siglo VII y es su origen visigodo. La estructura actual se construyó en el siglo IX, año de 852, bajo el reinado de Ramiro I, por lo que se clasifica como ramirense al igual que los monumentos del Naranco.

Es un pequeño edificio con planta de cruz griega, inhabitual en la arquitectura asturiana, sigue los parámetros tradicionales: consta de cinco segmentos en forma cuadrangular. El suelo se encuentra a dos alturas con la entrada más baja respecto al altar. El tipo de bóveda usada es la bóveda de cañón que descansa sobre arcos fajones reforzados en el exterior por contrafuertes.

La Unesco declaró la Iglesia de Santa Cristina de Lena Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985.

El período posramirense (866-910)

El periodo posramirense corresponde al reinado de Alfonso III el Magno y significa la liquidación de los periodos anteriores. Al extenderse el imperio asturiano y desplazarse el centro hacia la ciudad de León (en la vía romana Burdeos – Santiago), se va acabando el estilo asturiano La influencia del estilo mozárabe (arte cristiano en tierras musulmanas) se va haciendo sentir en Asturias. El arte árabe de Córdoba también llega a Asturias. Con el arte mozárabe se vuelve al arco de herradura y a las formas decorativas andaluzas.

A partir de los reyes posteriores a Alfonso III el Magno, el arte mozárabe triunfa plenamente. Solo en Galicia tiene el arte asturiano un eco tardío (Alfonso III construyó la iglesia de Santiago de Compostela). El arte mozárabe rompe la pureza del arte asturiano, que brota de nuevo con el naciente románico. El románico demostrará un cosmopolitismo que hace parecer a los viejos monumentos asturianos como bárbaros y primitivos, pero llenos de grandeza.

San Salvador de Valdediós (concejo de Villaviciosa, Asturias)

 

La iglesia de San Salvador de Valdediós, conocida popularmente como «el Conventín», se alza en el valle de Valdediós, en el término municipal de Villaviciosa (Asturias), junto al Monasterio de Santa María de Valdediós. Es un monumento representativo de la arquitectura asturiana posramirense que anuncia ya el estilo románico. Allí se retiró Alfonso III, una vez destronado por sus hijos.

De tres naves muy altas, completamente abovedada y con estructura resuelta ya siguiendo el estilo románico. De mayores proporciones y con la adición de un pórtico lateral como novedad, esta iglesia anticipa las bases del románico.

Iglesia de Santiago de Gobiendes (Villaviciosa, Asturias)

 

La iglesia de Santiago de Gobiendes (o Goviendes) es un templo localizado en la parroquia de Gobiendes, en el concejo de Colunga (Principado de Asturias).

La iglesia fue concebida en el último cuarto del siglo IX como un templo de estilo prerrománico asturiano, aunque fue radicalmente reformada en 1853, cuando se construyó un pórtico y un nuevo ábside más amplio que el existente. Estas obras conllevaron la destrucción del pórtico tripartito original.

En la década de 1980 se sometió al templo a una profunda restauración. Con esta reforma se recupera el volumen original de la nave mayor, se descubren las antiguas ventanas del claristorio y se devuelve el piso a su nivel primitivo. Además, se descubrieron restos de estuco con color, lo cual indicaría que el templo tuvo decoración pictórica mural.

Abadía de San Adriano de Tuñón (Tuñón, concejo de San Adriano, Asturias)

 

La abadía de San Adriano de Tuñón o Santo Adriano de Tuñón se encuentra en la parroquia asturiana de Tuñón, en el concejo de Santo Adriano.

El edificio pertenece al periodo postramirense del arte asturiano, ya que fue fundado y dotado por orden del rey asturiano Alfonso III el Magno y su esposa Jimena el 24 de enero del año 891 en presencia de los obispos de Coímbra, Iria Flavia, Astorga y Oviedo. Estaba dedicada a los mártires Adriano y a su esposa Natalia, cuyos restos se encontraban en León.

Es una iglesia visigoda de planta basilical de tres naves dividida por pilares que recuerda a San Salvador pero en la actualidad sólo se conserva la del lado sur dedicada a sacristía. Sobre estos pilares hay arcos de medio punto que sostienen cubiertas planas de madera. Hay tres capillas en las cabeceras adosadas.

San Salvador de Priesca (a ocho km de Villaviciosa, Asturias)

 

La iglesia de San Salvador se encuentra en la localidad de Priesca, al noreste del concejo de Villaviciosa (Asturias). Constituye uno de los ejemplares de la arquitectura prerrománica asturiana algo tardía.

Debió existir una inscripción lapidaria ya desaparecida, cuyo texto se conoce no obstante, que informaba de que el templo había sido consagrado en la era CMXXI, esto es, en el año 921. Es, pues, algo posterior al de San Salvador de Valdediós, con el que le unen diversas afinidades. Pertenece al reinado de Fruela II de Asturias (910-925).

No todo lo que hoy se puede ver es original: en época no determinada se añadió una sacristía a la nave meridional y luego un pórtico cerrado que se prolongó por todo el lado sur de esta nave.

Posee planta basilical de tres naves, siendo la central de anchura doble que la de las laterales y de mayor altura. Las tres van rematadas por sendas capillas absidiales en su testero oriental, mientras que en el occidental se dispone un pórtico tripartito en el que se abre una portada de arco de medio punto.

Los últimos ecos del arte asturiano:

Colegiata de San Pedro de Teverga (Asturias)

 

La iglesia colegial de San Pedro de Teverga está situada en el concejo asturiano de Teverga. Edificada entre 1069 y 1076, enlaza la arquitectura prerrománica asturiana con el románico primitivo.

Se trata de un templo románico construido en el siglo XI por lo que es considerado de románico temprano o como una transición del prerrománico. Por este motivo el edificio conserva elementos de ambos estilos: De la parte prerrománica podemos destacar la existencia de tres naves, ábsides de cabecera recta y su sensación espacial. De la parte románica podemos destacar los sillares escuadrados, saeteras y un amplio porche. Esta iglesia es la primera muestra de este estilo en la región.

Iglesia de San Juan y Pelayo (León), hoy iglesia de San Isidro de León

 

Real Colegiata Basílica de San Isidoro o, simplemente, San Isidoro de León, es un templo cristiano ubicado en la ciudad de León. Es uno de los conjuntos arquitectónicos de estilo románico más destacados de España, por su historia, arquitectura, escultura, y por los objetos suntuarios románicos que se han podido conservar.

Presenta la particularidad de tener un Panteón Real ubicado a los pies de la iglesia, con pintura mural románica y capiteles originales, todo lo cual hace que sea pieza única del mundo románico de la época. El conjunto fue construido y engrandecido durante los siglos XI y XII.

Cripta de San Antolín de la catedral de Palencia

 

La cripta de San Antolín, situada bajo la actual catedral de Palencia (España), es el único resto de la primitiva catedral visigótica construida en la segunda mitad del siglo VII, añadiéndose posteriormente elementos románicos.

Estas obras muestran cómo el arte asturiano, a pesar del estilo mozárabe, perdura hasta que se impone el arte románico. En los edificios románicos levantados en Asturias se conservaron siempre ecos del arte asturiano. El estilo asturiano fue el primer estilo regional que supo hacer frente al estilo del Islam y recuperó el enlace con el mundo cristiano europeo, enlazando con el gran arte cristiano de occidente, el románico.

En artes aplicadas, además de las jambas de San Miguel de Lillo de tosco diseño, que representa escenas de circo de clara influencia romana, merece atención la orfebrería como la Cruz de la victoria, ejecutada con la técnica heredada de los visigodos del cabujón (talla en la que la piedra queda ligeramente redondeada) más el uso de gemas, y la Caja de ágatas (ambas se encuentran en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo).

La orfebrería visigoda fue muy importante y de influencia bizantina (Tesoro de Guarrazar en el Museo Arqueológico Nacional). La orfebrería asturiana no fue su continuación, sigue el influjo carolingio. Las mejores piezas de orfebrería asturiana se conservan en la Cámara Santa de la catedral de Oviedo:

LA CRUZ DE LOS ÁNGELES (808), donada por Alfonso II a la catedral de Oviedo, es posible que esté hecha por artistas ambulantes del norte de Italia. La leyenda dice que fue hecha por los ángeles. La Cruz de los Ángeles forma parte del escudo de la ciudad de Oviedo.

LA CRUZ DE LA VICTORIA (908), donada por Alfonso III, es más elegante y suntuosa que la anterior. Es de oro, piedras preciosas verdes y rojas de incalculable valor.

CAJA DE ÁGATAS (910) fue regalada por Fruela II a la catedral de Oviedo.

Los templos visigodos, labrados en rica sillería, no tenían pinturas; pero los asturianos, construidos con materiales pobres, necesitaban pinturas para disimular su pobreza. El mejor conjunto de pinturas lo encontramos en la iglesia de San Julián de los Prados de Santullano (Oviedo).

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