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Andalucía

(comp.) Justo Fernández López

España - Historia e instituciones

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Junta de andalucía

[Fuente: Moreno de los Ríos, Belén: Buscando España.

Madrid: Ministerio de Cultura, Dirección General de Cooperación Cultural,1991]

Gobierno

La página oficial de la Junta de Andalucía

Estatuto de Autonomía

Ley Orgánica 6/1981, de 30 de diciembre, de Estatuto de Autonomía para Andalucía

(BOE 9, de 11 de enero de 1982)

Población

7.236.459 habit. (Padrón 1.998)

Capital

Sevilla

Gobierno

Junta de Andalucía

Superficie

87.599 Km2

Provincias

Huelva, Sevilla, Córdoba, Jaén, Granada, Almería, Málaga y Cádiz

Clima

Toda Andalucía posee un clima mediterráneo con escasas precipitaciones.

Largos y calurosos veranos. Inviernos cortos y suaves.

En Almería tenemos un clima desértico y subtropical.

En la provincia de Cádiz el clima es más oceánico.

El clima es muy suave en la costa mediterránea.

Los veranos más calurosos los tenemos en el valle del Guadalquivir.

Al Oeste llueve bastante por la influencia del Atlántico.

Economía

El turismo, sobre todo en el litoral andaluz, es el principal motor económico.

Producción agrícola: el aceite de oliva. Explotación agraria latifundista.

Desarrollo

Una de las regiones menos desarrolladas de España.

Por renta per cápita, ocupa el 16° puesto entre las comunidades autónomas,

seguida por Extremadura

Desempleo

Una de las más altas de España

Tópicos

Identificada como la “España típica“, la España de los toros, el flamenco, las ferias y las romerías.

Los extranjeros propenden a confundir a España con Andalucía (la España de la pandereta).

Incluso muchos escritores españoles propendieron a presentar a Andalucía como

«una balsa de aceite»:

Juan Valera (Pepita Jiménez; Juanita la Larga),

A. Palacio Valdés (La Hermana de San Sulpicio),

P. A. de Alarcón (El sombrero de tres picos), Estébanez Calderón, etc.

Arquitectura

El elemento árabe es visible por todas partes: La Mezquita de Córdoba,

La Torre de Oro y la Giralda de Sevilla, la Alhambra de Granada

Geografía

Andalucía se extiende por todo el sur de España. El Mediterráneo y el océano Atlántico separan Andalucía del continente africano.

El relieve comprende tres elementos de Norte a Sur: La Sierra Morena, la cuenca y el valle del Guadalquivir y el sistema Penibético (Sierra Nevada con el Mulhacén, 3.481 m y el pico de la Veleta, 3.470 m sobre el nivel del mar).

Andalucía es un continuo contraste de colores. Su paisaje es muy variado: el color rojizo de los montes desérticos de las Alpujarras (Granada y Almería), el blanco de las cumbres de Sierra Nevada, el azul del mar en la Costa del Sol.

Historia

Importante cultura neolítica y de la edad del bronce (Los Millares, cultura de El Algar). El pasado histórico de Andalucía se remonta a la mítica Tartessos del segundo milenio antes de Cristo. Tartessos fue el primer reino de la Península, situado cerca de la ciudad de Cádiz y destruido por Cartago hacia el 500 a. C.

Un milenio después, los fenicios y luego los cartagineses crearon centros comerciales a lo largo de la costa andaluza. Cádiz fue uno de los puertos comerciales de más actividad en el Mediterráneo.

Los romanos se establecieron en Andalucía entre el 218 y el 206 a. C. La provincia Bética, que incluía toda la Andalucía actual, fue una de las más prósperas y romanizadas del imperio romano; su capital era Corduba. Andalucía exportaba a Roma aceite, vino y cereales. De sus ciudades salieron emperadores romanos como Trajano y filósofos como Séneca o Lucano. De sus puertos salía el oro del norte de España en dirección a Roma.

Fue ocupada por los vándalos a partir del 411 d. C. y cuando éstos emigraron al norte de África, comenzó la presencia visigoda, nunca muy intensa.

En el 711 fue conquistada por los árabes. Una fuerte inmigración de árabes, sirios y bereberes y una rápida islamización uniformaron la región y fueron la causa del desarrollo económico. Andalucía no puede entenderse sin los ochos siglos de dominación musulmana que va del 711, fecha de la invasión musulmana, al 1492, fecha de la conquista de Granada, último reino musulmán, por los Reyes Católicos.

Los árabes llamaban «al-Andalus» (país de los vándalos) a toda la España que conquistaron. Primero fue territorio dependiente del Califato Omeya de Damasco (711-756), más tarde se convirtió en Emirato independiente (756-929) con Abd-Al-Rahmán I y, por último, en el Califato de Córdoba.

Bajo el Califato de Córdoba (929-1031), Andalucía vivió un momento de especial esplendor económico e intelectual.

Andalucía asimiló las formas de vida y de cultura árabes. Sus ciudades se convirtieron en focos de civilización y de armonización de lo oriental con lo occidental. La Mezquita de Córdoba, construida Abd-Al-Rahmán I, representó una nueva forma de concebir el arte. Córdoba fue la capital de los omeyas.

Tras el desmembramiento del Califato de Córdoba (1010-31), se crean los reinos de taifas o pequeños estados. ‘Taifa’ es una voz árabe que significa ‘destacamento’. El primer periodo alcanza hasta la conquista almorávide (1105). Las taifas más importantes fueron Toledo, Zaragoza, Sevilla, Valencia y Mallorca. Fue un momento de esplendor económico y cultural. Sevilla adquirió con la invasión de los almohades (pueblo guerrero del norte de África) la supremacía musulmana, representado hoy arquitectónicamente en la Giralda, minarete o torre de una mezquita árabe.

A la caída del imperio almorávide (1145), se volvió a producir la fragmentación. Las segundas taifas fueron reunificadas con el establecimiento en la península de los almohades en el 1170.

La desunión entre los distintos pueblos árabes de Al-Andalus y la presión militar de los cristianos obligaron a los árabes a refugiarse en el interior.

La reconquista tuvo dos periodos diferenciados: el primero de 1217-65, reinados de Fernando III y Alfonso X, con las tomas de Córdoba, Sevilla y Cádiz, y un segundo periodo entre 1485-92 que terminó con el reino nazarí, último existente en la península. Hasta el siglo XV, bajo el dominio de los nazaríes, Granada fue el último foco de esplendor musulmán en España. Restos de aquel esplendor son la Alhambra y el Generalife en Granada.

El siglo XVI conoció el engrandecimiento de Sevilla a causa del comercio con América. Hasta que en el siglo XVIII el predominio correspondió a Cádiz por tener puerto de mar. Cádiz se convirtió en la capital del liberalismo político del siglo XIX, allí se redactó la primera Constitución Española de 1812 que tiene un carácter eminentemente liberal y antiabsolutista.

Las leyes de desamortización del siglo XIX crearon una nueva clase de terratenientes, unido a una gran masa de campesinos sin tierras, que formarían el proletariado campesino andaluz. Ambas condicionaron la historia andaluza del siglo XIX: el bandolerismo, las agitaciones campesinas, la fuerte implantación anarquista a partir de 1870.

La reforma agraria de la II República resultó tímida y quedó truncada por la guerra civil.

En 1982 entró en vigor el estatuto de autonomía.

Las provincias

Sevilla es de gran riqueza agrícola. Cría también caballos y toros de lidia. Pueblos célebres son Mairena, Marchena, Écija y Utrera.

Córdoba es una provincia de gran riqueza agropecuaria y con minas de carbón. Es la «sartén de Andalucía» en verano, por el insoportable calor. Pueblos célebres son Montilla, Baena, Lucena, Rutes (jamones).

Jaén es el país del aceite y de las famosas minas de plomo de Linares. Pueblos célebres son Las Navas de Tolosa y Bailén en el camino de Castilla a Andalucía por Despeñaperros, Andújar, con su gran mercado olivarero, Baeza, Úbeda y Cazorla.

Huelva se divide en cuatro zonas. De norte a sur tenemos La Sierra, con arbolado y ganadería; el País de Andévalo, con las famosas minas de cobre de Tarsis, Riotinto y Nerva; La Campiña, con viñedos, olivares y huertos; y la Costa, arenosa y con ricas pesquerías: Ayamonte, Isla Cristina. La costa de la provincia de Huelva se llama costa de la luz.

Cádiz es llana al este y montuosa al oeste, tiene olivares, dehesas y pastizales, pero sobre todo los famosos viñedos de los caldos tan célebres como Jerez de la Frontera, Sanlúcar de Barrameda y Puerto de Santa María. Frente al Peñón de Gibraltar está La Línea de la Concepción. Ciudades importantes son Algeciras, Ubrique y Medina-Sidonia.

Málaga es de relieve complicado con serranías como la de Ronda y zonas muy fértiles, como la de Antequera. Lo más notable es la zona costera cuyas fértiles vegas producen uva, azúcar de caña, algodón, plátanos. Es notable también la producción pesquera. Ciudades célebres son Álora y Bobadilla. La Costa del Sol es uno de los centros turísticos más famosos de España, con ciudades como Marbella y Torremolinos.

Granada es muy montuosa y quebrada, tiene fértiles vegas con cultivos varios por la altitud (Vega de Granada, cruzada por los ríos Darro y Genil). Ciudades célebres: Santa Fe, Baeza, Guadix, Loja, Alhama. En la costa: Motril, puerto pesquero famoso por la zafra en su vega.

Almería es muy montuosa y árida, pero de producción minera importante: plomo, hierro, plata, cobre y hasta oro en Rodalquilar. Es también famosa por su producción de sal.

Fiestas

El hecho de que lo andaluz se haya venido a identificar con lo español se debe en parte a sus fiestas.

La gran fiesta religiosa andaluza es la Semana Santa. Todo el pueblo sale a la calle a participar activamente en las procesiones, que recorren las calles entre cantos, llevando imágenes religiosas. Las cofradías (asociación de personas con fines religiosos) rivalizan en adornar sus pasos (escultura religiosa que se transporta a hombros durante la procesión). Para los cofrades es un honor en convertirse en costaleros, que son las personas que llevan a hombros los pasos de Semana Santa. Generalmente son hombres.

En estas procesiones expresa su sentido teatral y dramático en los piropos [„Komplimente“] que dice a sus vírgenes: la Macarena de Sevilla, la Virgen de la Soledad en Almería, etc. Y sobre todo en las saetas, cantos improvisados en estilo flamenco que dedican a las imágenes en las procesiones. Los costaleros tienen que detener el paso, cuando alguien, desde un balcón o desde una acera, canta una saeta en honor del Cristo o de la Virgen.

La prolongación de las fiestas religiosas son las romerías de gran colorido folklórico. Se trata de peregrinaciones a ermitas y santuarios en las que los romeros (participantes en una romería), con trajes populares, acompañan a su virgen en caballo o en carreta. Es famosa la romería del Rocío que se celebra en la provincia de Huelva.

Otra manifestación del carácter festero de Andalucía son las ferias. Protagonistas de las ferias son los dos animales más característicos de Andalucía: el caballo y el toro bravo. Famosas son la Feria de Abril de Sevilla y la Feria de Jerez, en ellas se exhiben los mejores caballos andaluces, montados por hombres y mujeres vestidos con los trajes típicos del campo andaluz. Las mujeres llevan trajes de lunares, mantón de seda y adornos de flores en la cabeza. Los hombres visten botas de cuero, chaqueta corta y ajustada y sobrero de ala ancha.

El flamenco es la nota dominante de la música andaluza. El andaluz expresa en el cante y baile flamenco sus raíces árabes, gitanas y judías, dándoles un carácter de gran dramatismo. El cante flamenco refleja, sobre todo en su modalidad de cante jondo, todo un mundo de abandono y marginación.

Folklore

El flamenco es el género musical dominante en Andalucía. La guitarra que acompaña al cantaor y a la bailaora, y las palmas acompasadas, así como la tendencia a la improvisación, son las características de la música andaluza.

 El fandango es una danza de procedencia árabe, a tres tiempos, de movimiento vivo en que el mozo galantea a la moza.

La zambra es una fiesta que celebran los gitanos en la que se mezclan olés y canciones flamencas, así como danzas antiguas como la Cachucha, la Mosca y los Panaderos, llamada así porque los hombres hacen movimientos como para amasar el pan. La fiesta parece que tiene origen morisco y su más pintoresco escenario está en las cuevas del Sacromonte de Granada.

Las sevillanas son una danza por grupos de parejas con ritmo apropiado para cantar seguidillas.

Cantes populares flamencas son la bulería, la soleá, el fandanguillo, la taranta, el tiento.

La rumba fue importada de Cuba y se  aflamencó’ en la popular rumba flamenca.

Traje regional

Andalucía y el Estado autonómico

Javier Pérez Royo

El País - 28 de febrero de 2000

La celebración del referéndum de ratificación de la iniciativa autonómica el 28-F de 1980 tiene, obviamente, una lectura andaluza. Gracias al resultado de dicho referéndum, Andalucía pudo constituirse en comunidad autónoma en las mismas condiciones que las llamadas "nacionalidades históricas" y afirmarse por primera vez en su historia como unidad "política" en el interior del Estado.

Pero el 28-F andaluz tiene también una lectura española. Más aún. Me atrevería a decir que la dimensión española de dicho referéndum fue mucho más importante que la dimensión andaluza. Si para Andalucía fue importante, para España lo fue mucho más. Por dos razones.

En primer lugar, porque supuso la negación de la interpretación nacionalista de la Constitución española. El 28-F no fue una reacción antinacionalista, pero sí fue una reacción frente a la interpretación nacionalista de la Constitución por parte del Gobierno de España. Esto es, con mucha diferencia, lo más significativo de lo que ocurrió ese día en Andalucía.

El problema que se debatió y se resolvió en el referéndum andaluz del 28-F fue formalmente el problema del lugar de Andalucía en la nueva estructura del Estado. Pero materialmente fue otro distinto. Fue el problema de cuál debería ser la estructura general del Estado a partir de la Constitución recientemente aprobada.

Y es que con la Constitución española en la mano cabían varias interpretaciones en lo relativo a la estructura del Estado. Pero, sobre todo, dos: una interpretación "en clave nacionalista", que distinguiría Cataluña, el País Vasco y Galicia de las demás regiones; otra, "en clave estatal", en la que la autonomía no sería básicamente un problema vasco, catalán y gallego, sino un problema de estructura general del Estado, que tendría que territorializarse por completo en comunidades autónomas que tuvieran la misma naturaleza, la misma estructura organizativa y un nivel competencial similar o con tendencia a serlo.

La primera de estas interpretaciones es la que intentó poner en práctica el Gobierno de UCD tras la aprobación de los estatutos vasco y catalán en noviembre de 1979 y la tramitación parlamentaria del entonces devaluado estatuto gallego en diciembre del mismo año. El 13 de enero de 1980 el comité ejecutivo de UCD decidió que todas las "no nacionalidades históricas" accederían a la autonomía por la vía del artículo 143 de la Constitución.

Esta interpretación nacionalista de la estructura del Estado español es la que sería desautorizada por los ciudadanos andaluces el 28-F de 1980. La estructura del Estado no podía ser definida "de manera parcial", sino que tenía que ser definida en términos generales. El Gobierno de la nación no podía contar exclusivamente con las llamadas "nacionalidades históricas" para definir la estructura general del Estado e imponer posteriormente dicha estructura a todos los demás.

Y la desautorización sería definitiva. En 1981 se celebrarían los "pactos autonómicos" entre el Gobierno de la UCD y el PSOE, que definirían el mapa autonómico y decidirían la constitución de 17 comunidades autónomas con la misma naturaleza, la misma estructura organizativa y un nivel competencial con tendencia a ser similar. Esta estructura del Estado se vería reforzada con los segundos "pactos autonómicos" en 1992, y nada hace pensar que vaya a ser revisada. Lo que se definió el 28-F no fue, pues, el lugar de Andalucía en la estructura del Estado, sino la nueva estructura del Estado español.

Y no sólo eso. El resultado del 28-F alteró la relación entre las fuerzas políticas que presidió la "transición" y dio vida a un mapa de partidos que ha dominado y continúa dominando la vida política del país desde entonces. La relación entre las distintas fuerzas políticas no tiene su origen en la transición, sino en el 28-F.

En Andalucía fue donde se produjo la descomposición de la UCD. Quien acuda a las hemerotecas podrá comprobar la diferencia entre el estado de salud de la UCD en el otoño de 1979, en el que, tras haber ganado sus segundas elecciones generales, había conseguido consensuar con todas las fuerzas políticas (salvo el PCE-PSUC) la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, paso previo para la "negociación" de los estatutos de autonomía de las "tres nacionalidades históricas", a lo que se procedería de manera inmediata, y su situación en la primavera de 1980, en la que, tras el fracaso del 28-F, la UCD entraría en una fase anómica, que la llevaría de los "107 años en el poder" que Adolfo Suárez le había pronosticado a su desaparición inmediatamente después de la siguiente consulta electoral.

El 28-F fue un dos de mayo de Andalucía contra la derecha española, que la deslegitimó durante más de una década para dirigir políticamente el Estado por su "parcialidad territorial". Y sus efectos todavía permanecen. El 28-F es el origen de la actual fragilidad política y electoral de la derecha española para gobernar España. En el resto del Estado se ha recuperado del seísmo que fue el 28-F. Pero en Andalucía, no. El PP sigue sin saber qué hacer con Andalucía. El PP es un partido "municipalista" en Andalucía. No tiene política autonómica. La política autonómica del PP es percibida en Andalucía como una política "parcial", carente de legitimidad. Y esa ausencia de política autonómica lo debilita política y electoralmente de una manera extraordinaria. Todavía en 1996 el PSOE tuvo una ventaja de 11,5 puntos sobre el PP. Con esa distancia en Andalucía es casi imposible ganar con claridad en España.

Esta ausencia de política autonómica, este no saber qué hacer con Andalucía, es lo que explica la extraordinaria irritabilidad del PP en todo lo relativo a Andalucía y su estrategia de agresión permanente a las instituciones andaluzas. No hay ninguna comunidad autónoma que haya recibido a lo largo de estos veinte años el trato que está recibiendo Andalucía en esta legislatura. El PP no entiende lo que pasa en Andalucía, y, al no entenderlo, no lo acepta. Por eso, a pesar del tiempo transcurrido, sigue sin ser un partido de gobierno en Andalucía. Y, por eso también, su posición política y electoral es tan frágil en España. Así será mientras Andalucía siga siendo políticamente su asignatura pendiente.

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