Alma máter

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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¿Es correcto la alma máter de esta organización?

Yo siempre he aprendido: el alma.

alma máter es una locución latina que significa: ’madre bienhechora’. Hoy se denomina así a la Universidad como madre nutricia [nährende Mutter] de sus estudiantes. Esta era la denominación que daban los romanos a la diosa de la agricultura Ceres y a Venus. En esta locución, alma es un adjetivo y no tiene nada que ver con el sustantivo español alma (’Seele’). Por tanto, lleva el artículo femenino la, que se refiere a máter.

Recuerda que los sustantivos femeninos que comienzan con a tónica llevan en singular el artículo el cuando entre el artículo y el sustantivo no se interpone ningún determinante o adjetivo: el alma, el hacha, el hambre, el arma. Pero: la pequeña hacha, la potente arma.

Citas

 

«alma mater:

1.    Locución latina que significa literalmente ’madre nutricia’ y que literalmente se usa para referirse a una universidad: «Pasó sólo seis meses en la Universidad de Harvard, pero presume de ella como si fuera su ’alma mater’». En esta locución, alma es adjetivo (’nutricia’ [Nährende]) y no tiene ninguna relación con el español alma, como creen algunos: «Un joven médico de 30 años, ’alma mater’ del Consello da Saúde» (País, 23.7.1984, 21)

2.    El género de esta locución sustantiva es femenino: la alma mater. El artículo no toma la forma el, como con el nombre español alma, porque el latín alma es adjetivo.» [Manuel Seco: Diccionario de dudas ..., p. 38]

«alma máter: Significa esta expresión latina «madre nutricia, que alimenta». Se emplea metafóricamente como algo que impulsa o anima. No tiene nada que ver con el sustantivo alma, que procede del latín «animam». El vocablo alma de la expresión latina es un adjetivo femenino latino (almus –a –um: que alimenta):

La Universidad es la alma máter de la cultura (Bien).

(Obsérvese que el artículo es la y no el, pues aquí alma es adjetivo, no sustantivo).

González es el alma páter del partido. (Un varón no puede ser «máter», y el adjetivo almus debe concordar, aunque en masculino no tenemos esta expresión latina. En cualquier caso, el alma pater es un disparate).»

[Leonardo Gómez Torrego: El léxico en el español actual. Uso y norma. Madrid: Arco/Libros, 1995, p. 25]

«alma máter (latinismo): Lo que anima o actúa como impulsor o fuente de vitalidad de algo: El director de la orquesta es su verdadera ’alma máter’. Morf.: Incorr. [*el > la] alma máter

[Diccionario didáctico del español. Madrid: Ediciones SM, 1993]

«Entre las expresiones latinas más favorecidas ahora, está esa del alma mater. Se jubila, por ejemplo, un gerente, y, en el gozo de su despedida, se dice de él que ha sido el alma mater de la empresa. Impropio es ue se le esté llamando “madre nutricia”, pero el resbalón trasluce amor. Más adecuado resulta que, de un ama de casa al modo antiguo, afirme el párroco en sus exequias que fue el alma mater del hogar: la noble expresión latina estimula el grosor de las lágrimas. Pero es resueltamente raro que, del jugador que se retira, diga el presidente de su club que ha sido el alma mater del equipo: asombra lo de mater aplicado a aquel jayán. (No es ejemplo inventado: poseo recorte.) Nuestros oradores, en trance laudatorio, gustan colocarse el alma mater en la boca como un clavel. Aunque está claro que, en general, no saben lo que dicen. Alma es el femenino de un adjetivo latino, almus, que significa ‘nutricio’. Y también ‘bienhechor, maternal, bueno’. Fray Luis de León, latinizando, empleó almo como adjetivo castellano en verso inolvidable: “Roto casi el reposo huyo de aqueste mar tempestuoso” (que es el mundo). También llamaron alma mater los poetas latinos a Roma, materna con sus hijos. Después quedó para designar exclusivamente la Universidad.

Pero los exageradores hodiernos le han arrebatado la exclusiva. No se contentan con llamar al elogiado alma (de la empresa, de la familia, del equipo), con el significado metafórico de ‘motor, energía, animadora’, sino que, buscando mayor énfasis – ya sabemos que se logra mediante alargamientos –, añaden alma (¡qué, en la locución latina, no significa “alma”!: eso en latín, es anima) lo de mater, con lo cual el elogiado pasa a serlo en calidad de madre, y no de alma. Los locuaces imaginan que alma mater es construcción paralela a juerga padre; y no, no es lo mismo. Aunque lo creyó el aludido periodista de Televisión Española, le inquietaba, efectivamente, eso de mater aplicado a un varón. Y, de modo muy inteligente, por la vía de la lógica, ascendió a la cumbre del dislate llamando a su colega alma pater, padre amamantadora (así, en femenino).

¿Y si probaran a dejar Alma mater en paz, apta sólo para rectores inaugurando cursos?» 

[Lázaro Carreter, Fernando: El dardo en la palabra. Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2001, 369-370]

«Por supuesto, electo es puro latín, esa lengua que persiguen inmisericordes quienes planifican la ignorancia y la reparten con equidad. Así, consiguen que se produzcan saludables empujones de risa – y ya recaemos en el pozo insondable del radiofonismo deportivo –, como el dado a la audiencia por un relator al afirmar, lo juro, que “Xavi es el alma mater y también el alma pater del Barsa”. Aunque tiene su lógica; si sólo fuera lo primero, se limitaría a ser madre nutricia. Pero no hay maternidad sin padre. Y si se afirma que el brillante muchacho es ambas cosas a la vez, se le tilda de hermafrodita: un horror.»

[Lázaro Carreter, Fernando: El nuevo dardo en la palabra. Madrid: Santillana, 2003, p. 105]