Asesino |
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¿De dónde viene la palabra asesino?
Según Gamillscheg (Etymologisches Wörterbuch der französischen Sprache, Heidelberg, 1928): Assassin en francés está tomado del italiano assassino, que lo tomó del árabe haššāšîn (حَشَّاشين), plural vulgar de haššâš ‘el que fuma o usa hachís’ (hašȋš).
Según Corominas: Asesino es nombre aplicado a los secuaces del sectario musulmán conocido por el Viejo de la Montaña, siglo XI, que fanatizados por su jefe y embriados de hašȋš, se dedicaban a ejecutar sangrientas venganzas políticas.
En italiano la palabra assassino aparece hacia 1290. Los diccionarios etimológicos italianos ponen la palabra en relación con una secta musulmana del siglo XII, famosa por sus acciones terroristas en Siria, Palestina, Mesopotamia.
Tradicionalmente se da como origen de la palabra el nombre de una secta ismaelita célebre en tiempos de las Cruzadas. Su jefe hasta 1090 fue Hassán ben Sabath Homairi, que inspiraba a sus sectarios una abnegación fanática, después de haberles embriagado con una preparación o brebaje de plantas llamado haxix. De aquí su nombre de Haxixinos o Assassinos, de donde asesinos.
Los europeos designaron a su jefe Viejo de la Montaña, porque sus principales fortalezas estaban en la montaña, como Alamut, en Persia, y Masiat, en el Antilíbano. Estos sectarios mataban a quienes su amo condenaba, ora fuesen príncipes musulmanes, ora cristianos. Los mongoles destruyeron sus guaridas en Persia hacia 1260. El sultán Bibars exterminó a los de Siria. [Diccionario enciclopédico Salvat. Barcelona: Salvat, 1962]
No está probado que estos terroristas consumieran haxix (hachís) o fueran adictos “al cáñamo indio” (DRAE). Más bien es de suponer que la forma serena e impasible con que estos terroristas cometían sus asesinatos llevara a los cruzados a creer que actuaban bajo el influjo de una droga. De ahí que les dieran el nombre de haschischiyoun ou haschaschin («comedores de hierba»). Esta leyenda fue transmitida a la posterioridad por Marco Polo.
El Viejo de la Montaña (Marco Polo) |
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Según otra hipótesis, Hassán ben Sabath Homairi, tenía la costumbre de llamar a sus adeptos los Assassiyoun, que significa ‘los que son fieles a “assas” o al fundamento de la fe’, es decir, los “fundamentalistas”. El parecido de los dos vocablos Haschishiyoun y Assassiyoun pudo haber inducido a confusión entre los primeros viajeros occidentales.
La forma definitiva asesino no queda fijada hasta el siglo XVIII. Hay ya varios ejemplos medievales del vocablo español, como los hay en francés, traídos de Oriente por los Cruzados, pero realmente en el XVI assassino y assassinare sólo eran populares en Italia, de donde volvieron a introducirse entonces en los demás romances, aunque en castellano han influido en la fijación de la forma definitiva las formas castizas medievales.
Citas
asesino, na. (Del ár. ḥaššāšīn, adictos al cáñamo indio).
1. adj. Que asesina. Gente, mano asesina. Puñal asesino. U. t. c. s.
2. adj. Ofensivo, hostil, dañino. Mirada asesina.
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«asesino, 1256
Del árabe haššāšȋ ‘bebedor de hašȋš, bebida narcótica de hojas de cáñamo’, nombre aplicado a los secuaces del sectario musulmán conocido por el Viejo de la Montaña, siglo XI, que fanatizados por su jefe y embriagados de hašȋš, se dedicaban a ejecutar sangrientas venganzas políticas; aunque empleado antes varias veces y con muchas variantes, el vocablo no queda fijado y no se generaliza en el uso castellano hasta el siglo XVIII.»
[Corominas, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Madrid: Gredos, 31987, p. 67]
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«At vero cum vox Assassini significet trucidatores, occisores, ut scribit Th. Hyde... vocis etymon deducendum crediderim a verbo Arabio Hasaa, Chassa, Chasasa, quod Trudicare, occidere, sonat; unde participium activum Chasis, et in plurali Hasisin, Châsisin, occidentes.
Quamquam non contemnenda videatur origo desumpta a voce Sikkin, Sica, pugio, cultellus; präsertim cum montem Assikkin dictum, id es, sicae, pugionis, habitasse Assassinos certum sit, eorumque praefectum Dominum Cultellorum nominet Jacobus de Vitriaco.
Huic non absimilis est Casenovae opinio, quae vocem hanc a Teutónico Sahs, Sachs, Saehs, grandis culter et brevis gladius, derivandam censet.»
[Du Cange: Glossarium mediae et infimae latinitatis (1883-1887), Graz-Austria, 1953, vol. I, p. 428]