Cerros de Úbeda

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

ARCHIVO DE CONSULTAS

Otra expresión con un topónimo: andarse o irse por los cerros de Úbeda.

Cerca de Úbeda la grande

cuyos cerros nadie verá,

me iba siguiendo la luna

sobre el olivar.

(Antonio Machado)

 

por los cerros de Úbeda

loc. adv. coloq. Por sitio o lugar muy remoto y fuera de camino. Usado para dar a entender que lo que se dice es incongruente o fuera de propósito, o que alguien divaga o se extravía en el raciocinio o discurso. Echar, ir, irse por los cerros de Úbeda. [DRAE]

andarse por los cerros de Úbeda /

irse por los cerros de Úbeda /

echarse por los cerros de Úbeda /

tirar por los cerros de Úbeda /

irse por las nubes de Ubeda [variante argentina]

[divagar]

vom Thema abkommen

vom Thema abdriften

eine Menge Unsinn reden

an der Sache vorbeireden

nicht bei der Stange bleiben

nicht bei der Sache sein

dummes Zeug reden

unsinnige Antworten geben

in Gedanken verloren sein

como por los cerros de Úbeda   

wie die Faust aufs Auge

ganz unpassend

kopflos antworten

dumm daherschwätzen

dumm daherreden

Origen de la locución

irse por los cerros de Úbeda

 

«Úbeda. Ciudad de la Andalucía, no lejos de Baeza. Antiguamente se dijo Idubeda...; verás a Abraham Ortelio verso Idubeda, que, según Estrabón y Ptolomeo, son unos montes de nuestra España. Estos van discurriendo por muchas partes, y toman diversos nombres según los lugares por donde pasan. De aquí nació un proverbio, cuando uno se va despepitando por términos extraordinarios y levantados: Esto es irse por los cerros de Úbeda».

[Tesoro de la Lengua Castellana, de Covarrubias (1611)]

Úbeda es una ciudad donde se puede conocer perfectamente lo que es el estilo arquitectónico renacentista español y andaluz. Los ubetenses presumen, y con razón, de sus noventa hectáreas de conjunto histórico-artístico, frente a las ochenta y tres de Salamanca. Y, sin embargo, cada cual ve las cosas como desea verlas. Por ejemplo: a los viajeros románticos les impresionó más el sabor musulmán de sus calles que el esplendor renacentista.

Efectivamente: Ubeda, la actual, fue fundada por Abd al-Rahman II el 822 y terminada de construir por su hijo Muham-mad, llamándola Ubbadat al-Arab, añadiéndole el apelativo al-Arab para distinguirla de la que ya existía anteriormente, -Ubeda la Vieja- y de la que quedan escasos restos, quizá por falta de investigación, a unos siete kilómetros de la ciudad que vamos a visitar. Seguramente de aquella Ubeda o de esta Ubeda la nueva eran las célebres bailarinas que Al-Saqundi, en el "Elogio del Islam Español", admiraba por su ingenio y su arte, y que, probablemente, se mezclaron con las "puer" de Cádiz que tanto gustaban en Roma y que encandilaban a Plinio.

Pero, curiosamente, mas que por su arte, su belleza o su placidez, Ubeda se ha hecho famosa por la famosa locución: "irse por los cerros de Ubeda", que tiene una explicación histórica. Alfonso VIII intentaba conquistar la Ciudad y la cercó, encomendándole a Alvar Fañez, "el Mozo", la vigilancia del flanco sur. El Rey no pudo lograr la conquista precisamente por los refuerzos que por el flanco sur recibieron los sitiados, ya que Alvar Fañez se había anticipado en varios siglos al precepto del Mayo Francés del 68 de "haz el amor y no la guerra", con una, (habrá que suponerla bella) ubetense. Alfonso VIII le preguntó luego que dónde estaba y "el Mozo" le contestó aquello de "por esos cerros de Ubeda, Señor". La locución se ha hecho tan popular que hasta traspasó el océano y en la Argentina se ha convertido en "Irse por las nubes de Ubeda", frase que en aquella Nación se ha hecho famosa, no tanto por la equivocación, sino porque ha servido de titulares periodísticos y de arma política en los debates parlamentarios para significar algún descuido político.

[Fuente: Página de la Universidad de Jaén - Jaén en 48 horas]

Los cerros de Úbeda en el Quijote

 

Don Quijote aconseja a Sancho Panza:

-También, Sancho, no has de mezclar en tus pláticas la muchedumbre de refranes que sueles; que puesto que los refranes son sentencias breves, muchas veces los traes tan por los cabellos, que más parecen disparates que sentencias.
-Eso Dios lo puede remediar -respondió Sancho-; porque sé más refranes que un libro, y viénenseme tantos juntos a la boca cuando hablo, que riñen por salir unos con otros; pero la lengua va arrojando los primeros que encuentra, aunque no vengan a pelo. Mas yo tendré cuenta de aquí adelante de decir los que convengan a la gravedad de mi cargo; que en casa llena presto se guisa la cena; y quien destaja no baraja; y a buen salvo está el que repica; y el dar y tener, seso ha menester.

-¡Eso sí, Sancho! -dijo don Quijote-. ¡Encaja, ensarta, enhila refranes; que nadie te va a la mano! ¡Castígame mi madre y yo trómpogelas!. Estoyte diciendo que excuses refranes y en un instante has echado aquí una letanía dellos, que así cuadran con lo que vamos tratando, como por los cerros de Úbeda. Mira, Sancho, no te digo yo que parece mal un refrán traído a propósito; pero cargar y ensartar refranes a troche y moche, hace la plática desmayada y baja.

[Cervantes Saavedra, Miguel. El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha II, Capítulo XLIII, página 938. RBA Editores. Barcelona 1994]

salir por los cerros de Úbeda en textos y contextos

 

«Convivir, es decir, vivir con. Un vivir con que obliga a la tolerancia y que puede fructificar en buen entendimiento. Julian Marías ha escrito preciosas y magníficas páginas sobre la convivencia en España. Porque él mismo, habiendo tenido por maestro a Ortega y Gasset, ha sido siempre un claro ejemplo de convivencia, moderación y humanismo cristiano. No me he ido por los Cerros de Úbeda, aunque sí lo hago algunas veces, sino que he introducido toda una filosofía de la convivencia que no es sino fruto de madurez intelectual, bonhomía y tolerancia.»

«El autor, profesor universitario de Narrativa audiovisual, acierta al titular este libro, que tiene genuino sabor americano por su pragmatismo y fluidez expositiva que quieren poner orden analítico en un asunto que se presta al pedaleo estético por los cerros de Úbeda, con metas volantes en 500 películas y otros tantos directores objeto de la devoción del enseñante, que -por lo general- a un alumno de 20 años le caen bastante lejos, si es que su aeródromo icónico ha recibido alguna vez un vuelo semejante.»

«Tal y como me hallo de estas hechuras, semisentado en mi viejo Flex por el catarro, me está costando mantener la vertical de mi cuerpo que a duras penas consigo pero no así con mi coco; que se me va la olla con este rollo y estoy ido por los cerros de Ubeda, sin haber salido de mi alcoba; culpa de la fiebre supongo.»

«En rueda de prensa, el senador tachó de "muy grave el escándalo de la manipulación de la documentación en la que se basó el Gobierno español para apoyar la guerra" que indicaba la existencia de armas de destrucción masiva y la lucha contra el terrorismo internacional. Por este motivo, IU exigirá a Palacio que "dé la cara y no se salga por los cerros de Ubeda" para que aborde la cuestión "y asuma las responsabilidades pertinentes".»

«El reciente decreto sobre autorización trae a muchos sobre ascuas. Pero, como suele suceder en estas cosas, lo que se discute no es lo principal, sino que nos vamos por los cerros de Úbeda, tomando el rábano por las hojas.»

«¿Que por qué cojea? Es un largo cuento-pesadilla, por esa razón empecé a ir a la psiquiatra que en realidad quería ser psicóloga... os lo empiezo (aunque luego seguro que me voy por los cerros de Úbeda... saben por qué se dice esa expresión, porque el rey Felipe II cuando iban a conquistar Jaén, uno de sus generales se perdió por los cerros de Úbeda, los cuales dice mi padre que son preciosos, llenos y tupidos de olivos que le dan alergia, como a mi. Todo va en los genes. Bueno,  pues como os iba contando mi padre cojea, es un hombre bajito, moreno, con bigote, feo... que por qué se enamoró mi madre de él? Eso mismo se pregunta ella.»