Chulo - chulería |
© Justo Fernández López – www.hispanoteca.eu |
ARCHIVO DE CONSULTAS |
FORO DE CONSULTAS - ARCHIVO
Quisiera saber qué se quiere decir cuando te dicen en español "¡qué chulería!". Yo soy chileno y tengo una novia española que me lo ha dicho en relación a yo haber llamado a su familia de España para preguntar por su situación después del atentado de Madrid. A mí me sonó fatal porque en Chile la palabra "chulo" significa vulgar.
Bueno, la palabra chulería y chulo es muy ambivalente. Si se dice de una mujer que es muy chula, tiene un sentido positivo; pero dicho de un hombre, es más negativo: ¡qué (tipo más) chulo! Aplicado a cosas, no demasiado grandes ni ostentosas, tiene el sentido de bonito, lindo. De una cosa se puede decir también ¡qué chulería! o ¡qué chulería de ...! Aplicado a personas o a comportamientos de personas, la expresión ¡qué chulería! puede tener sentido positivo en la jerga juvenil actual o en algunos países de habla hispana. Por lo visto, no en los países de América del Sur, donde la palabra chulo se asocia más con el significado vulgar de “rufián”.
Es interesante la etimología de chulo: Para Corominas y María Moliner es una voz de la jerga del siglo XVI (germanías) y significaba ‘muchacho (en general)’, procedente del it. ciullo ‘niño’, aféresis de fanciullo íd., que a su vez es diminutivo de fante, lat. “infans, -ntis”, íd. El Diccionario de la Real Academia dice que la voz procede del mozárabe sulo, del latín sciolus, que significa enteradillo, sabiondillo. De ahí pasó a designar la forma de hablar y los modales desenfadados típicos de las clases populares de ciertos barrios de Madrid, en el sentido de atrevido o exento de miedo o servilismo. En su acepción más negativa terminó designando al hombre que no trabaja y vive a costa de una prostituta.
Al principio, parece que el chulo era elegido por la prostituta no para que la protegiera, sino por cariño hacía él, por tener a alguien en quien volcar su frustrado impulso maternal, su afán de tutela. René A. Spitz llamó “amor diatrófico” a este impulso tutelar, tendencia a proteger al más débil, al niño, etc. «Cuando el erotismo queda reducido a puro apetito sexual – por ejemplo en la prostitución –, inmediatamente surge, como compensación, como equilibrio, un desarrollo también independiente y disociado, de la sexualidad diatrófica. Así, la moza de partido compensa su entrega impersonal y mercenaria al placer del hombre con el afecto casi maternal al “chulo” que protege.» (Rof Carballo, ver cita extensa más abajo)
«La mujer prostituta es increíblemente generosa, y cariñosa -continúa-. Todas han tenido una infancia desastrosa. Lo que buscan principalmente es cariño. A muchas les han metido en este «oficio» su marido o su pareja.» [Cientos de personas se prostituyen cada día en Madrid]
Más tarde el “chulo”, gigolo, vividor, se fue convirtiendo en el proxeneta, que trafica con las mujeres públicas de forma comercial, les facilita trabajo, coopera y protege la prostitución a cambio de un porcentaje monetario. La “prostituta de buen corazón y amante de su chulo” pasó a ser la explotada. Chuilo es en Panamá cualquier vago que se beneficia económicamente del trabajo de su mujer. Úsase también para los tratantes de blancas. Este chulo explotador del trabajo de la prostituta es ya el macarra, individuo violento, pendenciero y sin escrúpulos.
Se puede aplicar a cosas, normalmente no de gran tamaño, como el vestido o los adornos para decir que son vistosos. Alterna con la expresión ¡qué chulería de ...!
¡Qué sombrero más chulo!
¡Qué reloj más chulo tienes!
¡Qué chulería de página web!
¡Qué zapatos más chulos!
¡Qué chulería de móvil!
Aplicado a personas, el adjetivo chulo es más ambivalente; incluye una gama de calificativos que van desde descarado, atrevido, desenvuelto, resuelto ...
¡Qué atrevido!
¡Qué atrevimiento!
¡Qué osadía!
¡Qué jactancioso!
¡Qué prepotente!
¡Qué engreído!
¡Qué fresco!
¡Qué desparpajo!
¡Qué echao pa’lante!
¡Qué creído!
Muy pagado de sí mismo.
Tiene pinta de chulo madrileño.
hasta simpático, majo, bonito, “cool”, etc.
¡Qué bonito!
¡Qué majo!
¡Qué lindo!
¡Qué detalle!
¡Qué rico!
¡Qué valiente!
¡Qué machote!
En el América Central, México y en el área del Caribe tiene el sentido de bonito, majo, etc. Por ejemplo, las expresiones para referirse a algo grato y agradable en la República Dominicana:
¡Qué chulería!
¡Qué áspero! [a.pe.ro]
¡Qué chulo!
¡Qué cool!
¡Qué chévere!
¡Qué bestial!
Con significado semejante usamos en español el adjetivo mono.
¡Qué mono!
¡Qué monada (de) ...!
¡Qué monería!
¡Qué chulo!
¡Qué chulería (de) ...!
¡Qué chulería!
Ray Perdomo tiene un CD titulado ¡Qué chulería! No conozco ni el disco ni al cantante, de modo que no puedo saber qué sentido le da a la expresión.
Para expresar gustos y sensaciones agradables |
Deutsch |
||
hermoso |
agradable a los ojos estéticamente |
personas y cosas |
schön |
bello |
|||
bonito |
neutral en España |
personas y cosas |
schön / nett / hübsch |
lindo |
neutral en LA |
||
majo |
aspecto y carácter |
personas |
fesch / nett |
chulo |
aspecto y modales: vistoso y de buen efecto |
cosas: vestidos, adornos, etc. |
hübsch / niedlich |
mono |
bonito, lindo, gracioso |
niños y cosas pequeñas o delicadas |
niedlich / lieb |
Impulso diatrófico y apetito sexual
«Es importante en todo erotismo la distribución respectiva de estos dos impulsos fundamentales sin los cuales la especie humana no hubiera podido surgir ni propagarse. Con sólo el apetito genésico no se hubiera conseguido ni que el hombre se destacara de los homínidos ni que la raza humana perviviera. Ya que el hombre es, por esencia, el animal nacido prematuramente, y que por lo cual necesita la tutela diatrófica, es decir, sexual, merced a la que se le inocula historia en su cerebro inmadurísimo.
Cuando el erotismo queda reducido a puro apetito sexual – por ejemplo en la prostitución –, inmediatamente surge, como compensación, como equilibrio, un desarrollo también independiente y disociado, de la sexualidad diatrófica. Así, la moza de partido compensa su entrega impersonal y mercenaria al placer del hombre con el afecto casi maternal al “chulo” que protege. Una polarización excesiva del erotismo en lo genésico – y no otra cosa es la “tosquedad” de la que Unamuno habla –, promueve, automáticamente, la polarización compensadora. La ternura, íntimamente mezclada con el amor, se separa entonces de la sexualidad, como una emulsión cuyos dos componentes dejarán de estar íntimamente mezclados.
En una de las principales novelas “eróticas” de Unamuno, en Niebla, el impulso amoroso del protagonista, de Augusto, se inicia con el traumatismo diatrófico de la pérdida de la madre. Termina cuando, desconsolado porque Eugenia, la novia, le abandona por su novio holgazán y achulado, dialoga Augusto con “Orfeo”, el perrillo recogido en el arroyo. En el cual desahoga su afán diatrófico. “Orfeo” es una pieza central de esta novela. Sobre él vierte Augusto su sexualidad amparadora, maternal. Y el máximo sacrificio que está dispuesto a hacer, cuando Eugenia parecía estar resuelta a aceptarle por marido, es abandonar a “Orfeo”, cruel sacrificio que ella, implacable, le exige. En efecto, por un momento, parece que Augusto va a poder realizar su sueño, casarse con Eugenia. Pero así como para esto, ella, la mujer, se vería obligada a renunciar a su novio haragán y cínico, que está decidido a vivir a suc osta, él, Augusto, tendría que renunciar a “Orfeo”, el perrillo desamparado. Cuando, al final, Eugenia le abandona de manera definitiva marchándose con su sigisbeo, Augusto casi se alegra, ante todo porque de esta suerte ya no está obligado a desprenderse de “Orfeo”. Ambos, Augusto y Eugenia, se forjan la ilusión de que están enamorados, pero en realidad lo único que existe en ellos es sexualidad diatrófica, tutelar. Su erotismo, en el fondo, es un erotismo disociado. Con penetración hablaba Unamuno del “espíritu disociativo en el amor hispánico”. Como una mayonesa que se cortara, el amor queda desintegrado en elementos que deberían ir íntimamente unidos: la sexualidad y la ternura.
También en el amor “casto”, tal como Unamuno lo entiende, lo diatrófico acaba dominando sobre lo sensual. Es la mejor forma de eternizar el amor, de convertirlo en perdurable, por encima de todas las tempestades de la sensualidad. Una vez procreados los hijos pasa la mujer a ser madre de todos, incluso del marido. Así fue el amor en la vida íntima del propio Unamuno y las admirables estrofas que ha dedicado a Concha, su mujer, revelan constantemente esta situación “maternal”, gracias a la cual el amor matrimonial queda a salvo de borrascas afectivas, de peripecias peligrosas. Una de las medidas defensivas del hombre frente a las sirtes engañosas y llenas de riesgos del amor es el aniñamiento de la mujer. Convertir al cónyuge en niña. Pero también funciona con eficacia el proceso opuesto – que no excluye el anterior, pues bien sabido es que en el subconsciente rigen otras leyes que las de la lógica y pueden coexistir los contrarios –: el aniñamiento del hombre, el convertirse el hombre, sin dejar por eso de ser muy hombre, “nada menos que todo un hombre”, como se sentía a sí mismo – y era, en efecto – el “hombre Unamuno”, en niño que es brezado, arrullado por la esposa-madre.»
[Rof Carballo, Juan: El hombre como encuentro. Madrid: Alfaguara, 1973, p. 235-237]
Sigisbeo o cicisbeo (plural: sicisbei): Así se llamaba en el siglo XVII en Italia al “amigo de la casa“ o joven amante de una casada con el consentimiento del marido.
Impulso diatrófico
Impulso tutelar o tendencia a amparar al débil, a ayudar o a proteger, posponiendo las necesidades propias para atender a las necesidades del otro. El término fue introducido en la psicología por René A. Spitz, tomado del griego diatrofos que significa apoyar, sostener, y es una de las vertientes que tiene en el hombre y en la mujer la sexualidad, que no es reducible a la función de la procreación. El impulso diatrófico tiene que ver con las hormonas del cuidado de la prole, sin las cuales la vida sobre la tierra se extinguiría, aunque el acto de reproducción estuviera perfectamente garantizado.
«La sexualidad, además de la procreación, ofrece una vertiente anaclítica, constituida por la necesidad de apoyo que tiene todo ser, tanto más cuanto más desvalido nace, y la vertiente diatrófica, es decir, el impulso a cuidad de otro, a protegerle y a ayudarle. Antes que ningún antropólogo moderne fue un gran poeta, Rilke, quien expresó esta profunda verdad de la existencia humana: ... was uns schließlich birgt, ist unser schutzlossein - ... lo que en último término nos cobija es nuestro propio desamparo”.» [Rof Carballo, Juan: Medicina y actividad creadora. Madrid: Revista de Occidente, 1964, p. 259]
La tendencia o impulso diatrófico culmina en el amor de entrega, en el agapé del mundo cristiano, término utilizado algunas veces en conjunción con eros, para contrastar el amor altruista (caritas) con el amor sensual (eros).
La palabra chulo en los diccionarios
chulo, la (Del mozár. šúlo, y este del lat. sciŏlus, enteradillo [Besserwisser]).
1. adj. Que habla y obra con chulería. U. t. c. s.
2. adj. chulesco.
3. adj. Lindo, bonito, gracioso.
4. adj. Guat., Hond., Méx. y P. Rico. guapo (bien parecido).
5. m. y f. Individuo de las clases populares de Madrid, que se distinguía por cierta afectación y guapeza en el traje y en el modo de conducirse.
6. m. Hombre que ayuda en el matadero al encierro de las reses mayores.
7. m. Hombre que en las fiestas de toros asiste a los lidiadores y les da garrochones, banderillas, etc.
8. m. rufián (hombre que trafica con mujeres públicas).
9. m. Col. zopilote. [DRAE]
chulería (De chulo).
1. f. Cierto aire o gracia en las palabras o ademanes.
2. f. Dicho o hecho jactancioso.
3. f. Conjunto o reunión de chulos. [DRAE]
chulapo, pa.
1. m. y f. chulo (individuo de las clases populares de Madrid). [DRAE]
macarra (Del cat. macarró, y este del fr. maquereau).
1. adj. Dicho de una persona: Agresiva, achulada. U. t. c. s.
2. adj. Vulgar, de mal gusto. Apl. a pers., u. t. c. s.
3. m. rufián (hombre que trafica con mujeres públicas). [DRAE]
Macarra (sustantivo): chulo de putas, rufián, chulo de barrio, individuo pendenciero y sin escrúpulos.
Macarra (adjetivo): chabacano, vulgar, de mal gusto).
rufián
(Quizá del it. ruffiano, y este der. del lat. rufus, pelirrojo, rubio, por alusión a la costumbre de las meretrices romanas de adornarse con pelucas rubias).
1. m. Hombre que hace el infame tráfico de mujeres públicas.
2. m. Hombre sin honor, perverso, despreciable. [DRAE]
«Chulo, 1666, ‘que se comporta graciosa pero desvergonzadamente’, ‘individuo del pueblo bajo, que se distingue por cierta afectación y guapeza en el traje y en la manera de producirse’. Antigua voz jergal, que en la germanía del Siglo de Oro significaba ‘muchacho (en general)’, tercer cuarto Siglo XVI, procedente del it. ciullo ‘niño’, aféresis de fanciullo íd., que a su vez es diminutivo de fante, lat. “infans, -ntis”, íd.
Derivados: Chulada. Chulamo, 1609. Chulapo, -apa, 1896. Chulear, s. XVIII. Chulería, 1693. Chulesco, h. 1735. Achulapado.»
[Corominas, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Madrid: Editorial Gredos, 1987, p. 199]
« Chulo.
(Palabra de germanía que significó primero chico, derivado del italiano “ciullo”, niño, aféresis de “fanciullo”, diminutivo de “fante”, del latín “infans, -antis”).
1. Personas de las clases populares de ciertos barrios de Madrid, con cierta manera de hablar y ciertos modales desenfadados típicos. Se aplica a cualquier persona con esa manera de hablar y esos modales. Adjetivo: aplicado al aspecto, los modales, la manera de vestir.
2. Bravucón, pincho, rufo. A veces se emplea sin sentido peyorativo, como atrevido o exento de miedo o servilismo: Ha estado muy chulo con el jefe. Otras, equivale a ‘insolente’: No te pongas chulo porque será peor. Presumido o ufano: Iba muy chulo del brazo de una chica muy guapa.
3. Rufián. Hombre que trafica con mujeres públicas o que tiene otro medio e vida deshonroso.
4. Adjetivo: aplicado a cosas; particularmente a vestidos o adornos. Vistoso y de buen efecto: Te has comprado unos zapatos muy chulos.
5. Empleado que ayuda en el matadero al encierro de las reses mayores.
6. En las corridas de toros el que atiende a los toreros, dándoles las banderillas, las garrochas, etc.»
[María Moliner: DUE, vol. 1, p. 618]
« Chulo.
1. Se aplica a aquel que adopta una actitud de desafío o bravucona: Has estado muy chulo con tu hermana.
2. Dícese del que tiene el estilo y forma de hablar del pueblo bajo de Madrid.
3. Bonito, elegante, gracioso: ¡Qué pantalones tan chulos te has comprado!
4. Bien arreglado y presumido: ¡Qué chulo vas con tu traje nuevo!
5. Hombre de ciertos barrios del Madrid popular.
6. Hombre de modales insolentes o bravucones: Se ha convertido en un chulo.
7. Hombre que vive a costa de una prostituta: Estaba esperándola su chulo.
8. Hombre que ayuda en el matadero al encierro de reses mayores.
9. En las corridas de toros, el que asiste a los lidiadores, dándoles banderillas, garrochones, etc.
Loc.: Más chulo que un ocho.
Sinónimos:
1. Jactancioso, valentón, bravucón.
2. Castizo, achulado, cañí.
3. Bonito, mono, gracioso.
4. Majo, manolo, chispero.
5. Matón, bravucón, matamoror.
6. Rufián, macarra.»
[Sánchez Pérez, A. (dir.): Gran diccionario de la lengua española. Madrid: SGEL, 1985]
«chulo
1. Zuhälter (Sin. lit. rufián). Un chulo depravado (verkommen), matón (Raufbold), asqueroso (ekelhaft), indecente (schamlos). El chulo hace el tráfico de rameras (betreibt Mädchenhandel), vive del trabajo de ellas, maltrata a sus víctimas.
2. Selbstbewusster, witziger und einfallsreicher, leicht in seiner Ehre gekränkter und deshalb streitsüchtiger Bursche aus den unteren Madrider Volksschichten. Sinónimos: bravucón, guapo, barriobajero (Vorstadtheld), descarado (dreist), mujeriego (Schürzenjäger), redicho (affektiert im Reden), rumboso (übertrieben freigiebig), borracho (trunksüchtig), pendenciero (streitsüchtig) – Ej.: el chulo madrileño es muy pagado de su persona (selbstbewusst), gasta más de lo que gana, convida a todos los amigos y conocidos (bezahlt Runden für Freunde und Bekannte), su frase sacramental es: “aquí está todo pagado” (ist schon alles bezahlt!), tiene buen/mal vino (in betrunkenem Zustand führt er sich gut/schlecht), tiene muchas salidas graciosas (sagt viele drollige Dinge), le gusta aque le rían las gracias (er hat es gern, wenn man über seine Witze lacht). Locución familiar: ponerse en plan de chulo (angriffslustig und frech werden). Derivados: chulería o chulapería (derbe Ungezwungenheit im Benehmen und Reden); modales chulescos (chulohafte Manieren). Diminutivos: chulito o chulillo. Aumentativos: chulón o chulapón.»
[Beinhauer,‑Werner: Stilistisch-phraseologisches Wörterbuch spanisch-deutsch. München: Max Hueber, 1982, p. 262]
«chulería:
1. Cualidad de presumido o chulo: los soldados se paseaban por el parque con chulería.
2. Falta de vergüenza y consideración hacia los demás: me constestó con chulería, eso no se lo consiento a nadie.»
[VOX: Diccionario para la enseñanza de la lengua española. Universidad de Alcalá de Henares. Barcelona: Biblograf, 1995, p. 243]
«chulo:
1. Que se comporta con chulería o es presumido e insolente: Enrique es un chulo; cree que es superior a los demás. Has estado muy chula con el jefe.
2. Que es bonito: Llevas una chaqueta muy chula. ¡Qué peinado tan chulo!
3. Persona que vive de lo que ganan las prostitutas: Aquel chulo controla a cinco fulanas. El chulo se quedabana con todo el dinero de sus mujeres.
4. Persona característica de la sociedad madrileña: En la verbena de la Paloma los hombres y las mujeres se visten de chulos.» [o. cit.]
«chulo:
Bonito, elegante, vistoso. Bueno, interesante.
Chulo (de) putas: Rufián, hombre que vive a costa de una o varias putas.
Locución: mas chulo que un ocho.»
[León, Víctor: Diccionario de argot español y lenguaje popular. Madrid: Alianza Editorial, 1995, p. 74]
«chulo: (engl.: beautiful; handsome) [= guapo]
¡Pimpis querida! ¡Estás chulísima! (Carlos Fuentes, México)
Vente conmigo, Nada te faltará. Serás la reina de la costa y el mar, Una reina más chula que todas las reinas. (A. Yáñez, México)»
[Steel, Brian: Diccionario de americanismos. ABC of latin american spanish. Madrid: SGEL, 1990, p. 129]
«chulo:
1. AmC, Méx: hübsch, anmutig, stattlich.
2. AmC: Liebling. Méx: Art Maurerpinsel, Malerpinsel. Arg reg: Wollmütze, Überziehtmütze über den Kopf, Hals und Teil des Gesichts; alter Hut.»
[Schwauß, Maria: Wörterbuch der regionalen Umgangssprache in Lateinamerika. Teil 1: Amerikanisch-Deutsch. Leipzig: VEB, 1986, p. 253]
«chulear:
Méx: schmeicheln, Artigkeiten sagen.» [l. cit.]
Al idioma de los gitanos muchos lo siguen confundiendo con el "camelo", esa lengua "de mentira", ese hablar sin sentido y como para burlarse del prójimo, que en ocasiones está asociado al lenguaje del "chulo", madrileño o de otras zonas.
«De la identificación patriarcal, "homosexual = prostituta", surge la denominación "puto" muy difundida en la Edad Media en castellano (y seguramente también en gallego-portugués) y que luego fue sustituida en el uso cotidiano por "maricón" y todos sus derivados. Así y todo, "puto" es una denominación muy usada en Iberoamérica. De esta caracterización proviene también la denominación "sarasa" (peste, mujer de mala vida) típica del castellano de Andalucía y que luego se extendería por toda la Península Ibérica. Del vencejo caracterizador del submundo homosexual con el submundo de la prostitución, surgió también chulo en el espacio iberorrománico.
Dependiendo de las hablas, chulo puede designar al hombre que se prostituye, un tipo de "homosexual-macho" o ya, en general, cualquier caracterización de la homosexualidad (este último es el caso de las hablas brasilennas).»
[Cómo llamamos a los hombres gais. Por Carlos Valcárcel]
«El concepto de proxeneta, en ocasiones se ha limitado a aquel que es conocido como el "chulo", es decir, el que explota a la mujer valiéndose de la violencia, del chantaje, o en ocasiones del amor que ella siente por él. Y que utilizando cualquier método la lleva al ejercicio de la prostitución, beneficiándose él, de este ejercicio carnal.
Sin embargo, proxeneta, es todo aquel que sea "chulo" o no, se sirve de la prostituta para su beneficio personal, papel deleznable juegan en la sociedad estos sujetos y condignos son tanto del rechazo ciudadano como de penas fuertes.»
[Drogas, proxenetismo, corrupción de menores y venta y tráfico de menores]
¡qué chulería! en textos y contextos
Ni tampoco con un policía
Cásate conmigo
Y verás qué chulería
De la raíz nace la rama,
De la rama nace la flor,
Dime tú cariño mío,
De dónde nace el amor.
«¡Qué bello, wow, qué chulería, qué emoción, qué rico es estar enamorado!»
«Que chulería cuando dos personas se conocen, salen juntos y lo comparten todo. A veces están cuatro horas en el teléfono y se despiden más de diez veces. Hay tiempo para todo, se visten con lo mejor que tienen para impresionar, se mandan tarjetitas y se dan muchos, pero muchos besitos.»
«Qué chulería de muñequita, muy bonita.»
«Pues en Puerto Rico le llamamos pote a una lata, al principio que empezaron los productos enlatados ¡que novedad! ¡que conveniencia! de manera qué chulería de pote significa algo (o alguien) especialmente bueno, conveniente o atractivo.»
«Hoy en día tengo todas mis cosas en orden, veo más seguro el futuro de mis hijos y mi vida es bien organizada. Y no me refiero a lo económico, sino a que voy a estar presente en todo momento. Antes... nada garantizaba eso. Con el apoyo del Señor estamos más confiados y firmes”, menciona volviendo su mirada a la recién nacida que duerme plácidamente entre sus brazos. „¡Qué chulería, mamita!”, susurra meloso.» Pero, aunque luce muy determinado a liberarse de esta abuelitis aguda que pudiera quitarle el sueño, el popular intérprete de “Una Canción de Amor” le ha pedido a los padres de la bebé, Mari y José Irizarry, que pasen la Navidad en su casa antes de trasladarse a su nueva residencia para establecerse como familia
«Que siga la salsa para arriba, y qué chulería es ser de PUERTO RICO, mano!»
«Mirad que chuleria de página.»
«¡Huy qué chulería! Este libro de visitas me gusta más que el anterior, se ve que ya os vais perfeccionando.»
«¡Qué chulería de carro! Precioso, pero si, le pegaría otro tipo de llantas.»
«Qué pasará donde me encuentro qué calorcito qué bien me siento otra vez eso cuánta alegría hazlo de nuevo qué chulería.»
«Vergonzoso el septimo gol,que falta de respeto,que chulería, que falta de humildad.»
«¡Qué Chulería de Página! ¡Está Maravillosa! Me quedé encantada. Un Sitio Hecho Con Amor!»
«Que chulería saber que yo tengo un nombre de un pueblo. Grisel almonte.»
«No hace mucho, en un día lluvioso hoy, se me ocurrió ver El Halcón Maltés, un clásico del cine negro. Vale, ya sé que ya me vale de no haberla visto hasta ahora, pero bueno, esa es la verdad. Lo que más me sorprendió es ver el personaje que interpreta Humphrey Bogart, el detective Sam Spade. Que digo yo que, ¿iba de sobrao, no?. El tío mandaba y blasfemaba tanto como soltaba lindezas machistas a su secretaria o la moza de turno. Por un momento iba a reproducir parte de los diálogos, pero no sería lo mismo, hay que ver como lo dice, con qué chulería, que desparpajo, que tío machote él.»
«Gracias, bendito Benen, del que sólo recordamos su cantos, qué chulería ser recordado sólo por eso!»
«Qué chulería de móvil.»
«"Qué chulería", dijo Olga, como un saludo inicial a los presentes.»
«Oye, Carlos, estuve leyendo el testimonio de Evelyn. ¡Qué chulería de testimonio! Esta mañana a las 5:30, nos pusimos a leerlo, y oye, nos sacó lagrimitas ahí. Qué firmeza. Qué firmeza.»
«¡Si todos aprendieramos a vivir y dejar vivir, qué chulería sería este mundo!»