Ciudad de Málaga - provincia de Albacete |
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Tengo una duda y no encuentro la respuesta. He leído muchas veces cosas como:
La ciudad de Málaga. La provincia de Albacete. El volcán del Teide.
Mis preguntas son: 1) ¿Es la preposición DE obligatoria?
2) He preguntado a personas y nunca dirían El río de Ebro, por ejemplo.
¿Cuándo es posible o obligatoria esta preposición? ¿Cuándo no se puede utilizar?
El nombre de calles y plazas debe ir precedido de la preposición de salvo si es un adjetivo: calle de Alcalá, calle Mayor.
Los objetos que se designan con dos nombres, uno genérico y otro específico, se expresan por aposición especificativa: el río Guadalquivir; los montes Pirineos.
Cuando se trata de islas, cabos, estrechos, etcétera, y de ciudades, calles, plazas, meses, años, o de edificios e instituciones, es tradicional la construcción del nombre específico con la preposición de: la ciudad de Valencia; el mes de abril; el año de 1970; la isla de Puerto Rico; la calle de Alcalá; el teatro de Apolo.
En el habla popular y conversacional se tiende a eludir la preposición de, uniformando estas construcciones con la aposición yuxtapuesta, especialmente tratándose de años, edificios, vías públicas e instituciones: La calle Alcalá; la casa Campo; el teatro Calderón; el cabo San Vicente; el 1990.
«Esta corriente simplificadora va ganando terreno, en parte por influencia extranjera, en parte por el deseo de distinguir de la posesión (expresada normalmente por de) el mero título, y en parte también –en algunos casos– por influjo del habla popular, con su pronunciación muy relajada de la /d/ intervocálica, que da lugar frecuentemente a su caída. Esto ocurre especialmente en los nombres de calles y plazas: calle Toledo, plaza Santa Cruz, frente a las formas tradicionales y cultas calle de Toledo, plaza de Santa Cruz.» [Manuel Seco]
calles y plazas
«La forma yuxtapuesta en las denominaciones de calles y plazas (calle Toledo, paseo Recoletos, plaza España) se extiende paulatinamente, sustituyendo a la forma tradicional con de (calle de Toledo; paseo de Recoletos; plaza de España). Es frecuente, en el nivel popular, como consecuencia de la pronunciación relajada de la preposición de; y en los anuncios de periódico, por razones de economía. También aparece a veces en la prosa periodística –escrita y hablada–, por influjo de los dos factores anteriores. No hay que olvidar como otro posible factor de este desarrollo el extranjerismo. La omisión de la preposición de solo es normal (y necesaria) cuando el nombre de la calle o plaza es originariamente un adjetivo: calle Real, plaza Mayor, avenida Donostiarra.» [Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 101998, p. 92]
«calle. Se escribe con minúsculas, a no ser que forma parte de un nombre: calle de O’Donnell, calle Mayor, calle Real. Salvo cuando lo forme un adjetivo, el nombre de la calle debe ir precedido de la preposición y artículo correspondientes.» (El País. Libro de Estilo)
«plaza. Se escribe con minúsculas, salvo cuando forme parte de un nombre: plaza de Cataluña, Hotel Plaza. Excepto cuando lo forma un adjetivo, el nombre de la plaza debe ir precedido de la preposición correspondiente: plaza de Santa Ana, plaza Mayor.» (El País. Libro de Estilo)
ciudad
Ciudad del Cabo: Se puede decir simplemente El cabo o Ciudad del Cabo, pero no Ciudad de El Cabo, capital legislativa de Sudáfrica (Cape Town).
«ciudad. Se escribe con minúscula, salvo cuando forma parte de un nombre propio o denominación: Ciudad del Vaticano, la Ciudad Santa, pero la ciudad de Santander.» (El País. Libro de Estilo)
montaña, monte
«montaña, monte. Se escribe con minúscula, salvo que la palabra forme parte de un nombre propio: las montañas Rocosas, Caja de Ahorros y Monte de Piedad.» (El País. Libro de Estilo)
río, mar, océano
río Duero, mar Mediterráneo, océano Atlántico
«río. Se escribe con minúsculas, salvo que forme parte de un nombre: el río Genil, la ciudad de Río de Janeiro, Explosivos Río Tinto.» (El País. Libro de Estilo)
El nombre genérico río forma aposición con el nombre propio del río, sin mediar entre los dos la preposición de. Excepto cuando la preposición de tiene sentido de ‘pertenencia a’, como en los ejemplos siguientes, donde el río Madeira es un río del Amazonas:
«Otro importante río del Amazonas, el Madeira, está tan seco que los buques de carga que transportan combustible desde Manaos no pueden llegar a la capital.»
«En un río del Amazonas, si llevas cuidado y sólo pisas por las piedras, tienes la posibilidad de no despertar a ningún anfibio. Pero los automóviles permanecen despiertos las 24 horas, y no hay piedras por las que vadear el peligro.»
sierra, cordillera
«sierra. Se escribe todo en minúsculas cuando es un genérico, y con mayúscula inicial si forma parte del nombre propio: la sierra de Gredos, Sierra Nevada.» (El País. Libro de Estilo)
Citas
«Aposición en cuanto al sentido:
Hay otro género de aposición, constituida por un nombre precedido de un de expletivo, y que no debe confundirse con el complemento de posesión: la provincia de Burgos; el teatro Apolo; el año 1550; el mes de marzo; el golfo de Lepanto; el Instituto de San Isidro.
Hay, sin embargo, evidente tendencia a suprimir la preposición en muchos de estos casos, uniformando estas construcciones con la aposición yuxtapuesta: el año 1928; el Instituto Ramiro de Maeztu; el edificio España; el teatro Lope de Vega.
En Venezuela se dice el Estado Falcón, el Estado Trujillo, el Distrito Urdaneta. La supresión se extiende a casos en que el nombre propio es realmente un complemento de pertenencia: una fauna Ritz; Entraron los nueve de la comitiva Paradox en el cuarto pequeño.
Esta corriente simplificadora va ganando terreno, en parte por influencia extranjera, en parte por el deseo de distinguir de la posesión (expresada normalmente por de) el mero título, y en parte también –en algunos casos– por influjo del habla popular, con su pronunciación muy relajada de la /d/ intervocálica, que da lugar frecuentemente a su caída. Esto ocurre especialmente en los nombres de calles y plazas: calle Toledo, plaza Santa Cruz, frente a las formas tradicionales y cultas calle de Toledo, plaza de Santa Cruz.
La influencia extranjera (inglesa) es particularmente visible en las aposiciones invertidas: Monumental Cinema, Real Madrid Club de Fútbol, “Pedis” Instituto, Conferencia Club, Real Automóvil Club.»
[Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 101998, p. 52-53]
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«Los objetos que conviene designar por dos nombres, genérico y específico, se expresan mediante una aposición especificativa. Así, decimos:
los montes Pirineos;
el río Guadiana;
mi primo Alberto;
el señor don Andrés Gómez.
Pero, por lo general, se coloca el nombre específico en genitivo, construcción característica española:
la provincia de Burgos;
el teatro de Apolo;
la calle de Alcalá;
el golfo de Lepanto;
el año de 1913;
el mes de marzo.
Hay, sin embargo, evidente tendencia a suprimir la preposición, diciendo:
teatro Lope de Vega;
avenida Alfonso XIII;
Instituto Infanta Beatriz.
Esta corriente va ganando rápidamente terreno, y así hoy resulta raro ver u oír año de 1954 en lugar de año 1954, y los edificios e instituciones nuevos se nombran ya todos por yuxtaposición: Universidad Menéndez y Pelayo, cátedra Manuel de Falla, edificio España. A esta generalización puede haber contribuido el deseo de distinguir en muchos casos de la posesión el mero título.
No es tan general esta tendencia en las denominaciones de calles y plazas; al menos no la aceptan el lenguaje culto, el oficial ni siquiera el medio. Las formas calle Toledo, plaza Santa Cruz, son características o del habla vulgar (compárese voy a casa mi tía; el chico el carpintero) o de le telegráfica economía de los anuncios de periódico. Fuera de estos casos, el decir calle Calvo Sotelo o calle Arenal es extranjerismo.»
[Seco, Rafael: Manual de gramática española. Madrid: Aguilar, 1980, p. 177-178]
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«Dentro de los apartados destinados a la aposición, algunas gramáticas incluyen ejemplos como
La ciudad de Toledo.
El día de hoy.
El mes de febrero.
La calle de Alcalá.
La teoría de la evolución de las especies.
El hecho de mentir ante el tribunal.
Una pena de película.
La lista de María.
El bueno de Luis.
El aguafiestas de tu hermano.
Esa loca de Clara.
El pesado del vecino.
En rigor, en estos casos, no podría hablarse de aposición porque ni ambos términos están yuxtapuestos, sino que se conectan mediante la preposición de, ni el elemento que funciona como predicado sigue a su antecedente.
De hecho, muchas de las construcciones con de proceden de genitivos latinos. Bassols (1992: 58) habla en estos casos de ‘genitivos explicativos o aposicionales’. Según este autor, son particularmente frecuentes en palabras como vox, nomen, virtus o res, y también con apelativos geográficos: urbs Romae en vez de urbs Roma. El uso del genitivo, que ha persistido hasta la actualidad, era el cuño popular en sus orígenes, y fue poco grato a los escritores clasicistas. Nebrija (1492: 92) los censura como expresiones incorrectas: “Mas aqui no quiero disimular el error que se comete en nuestra lengua, i e alli passo a la latina, diciendo mes de enero, dia de martes, ora de tercia, ciudad de Sevilla, villa de Medina, rio de Duero, isla de Calez; porque el mes no es de enero sino el mesmo es enero, ni el dia es de martes sino el es martes...”.
Sin embargo, lo que sí resulta evidente es que estos sintagmas albergan una relación atributiva, hecho que queda de relieve con las paráfrasis siguientes:
Toledo es (una) ciudad.
Hoy es (un) día.
Febrero es (un) mes.
Alcalá es (una) calle.
La evolución de las especies es (una) teoría.
Mentir ante un tribunal es (un) hecho.
(La) película es (una) pena.
María es lista.
Luis es bueno.
Tu hermanos es un aguafiestas.
Clara es una loca.
El vecino es un pesado.
La relación atributiva que media entre el predicado antepuesto y su complemento en genitivo permite explicar fácilmente la concordancia. Esta es productiva tanto en género como en número si el predicado implicado en la construcción es un adjetivo, como ocurre con tonto en los ejemplos siguientes, que varía de acuerdo con el género y el número impuestos por el genitivo:
El tonto del vecino.
La tonta de la vecina.
Los tontos de los vecinos.
Las tontas de las vecinas.
Si el predicado antepuesto es un nombre, puede haber discordancia como en
el gallina de Juan
el pelota de González
la cerebrito de tu hermana.
Nótese, sin embargo, que en estos casos el artículo que precede a la construcción se acomoda al género impuesto por el sujeto en genitivo. La situación es algo distinta en los ejemplos
Un horror de película,
Un asco de croquetas,
Una calamidad de marido,
Un encanto de mujer,
en los que el sujeto en genitivo no concuerda necesariamente con el nombre que funciona como predicado, ni con el artículo indefinido que precede a toda la construcción.
Esta situación no es anómala, puesto que podemos encontrarla también en las correspondientes paráfrasis atributivas como
Esta película es un horror,
Estas croquetas son un asco
y se debe seguramente al carácter abstracto del sustantivo que funciona como predicado.»
[Suñer Gratacós, Avel·lina: “La aposición y otras relaciones de predicación en el sintagma nominal”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, § 8.4]
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«Hay que notar, sin embargo, que en la dirección popular, en el habla conversacional se tiende, y se lleva a veces, a eludir la preposición de. Se escucha con frecuencia
La calle Alcalá; la casa Campo; el teatro Calderón.
Bien será elisión absoluta, bien se escuchará una leve aspiración o un alargamiento de la vocal precedente.
Esta pérdida se explica fácilmente teniendo en cuenta que la consonante d es la que ha caído con mayor frecuencia a lo largo de la historia del español, es decir, la de menor consistencia. A esto hay que unir la posibilidad de una aposición yuxtapuesta denominativa y la tendencia de economía lingüística en los hablantes. Con todo ello y atendiendo a la rapidez propia del hablar empráctico, según la terminología de Bühler, tenemos una múltiple justificación a la pérdida de tal preposición.
Por fin, hay que apuntar la proliferación de aposiciones yuxtapuestas con carácter adjetivo: obra maestra, informe base (por informe básico); y los numerosos sustantivos compuestos que se han formado por este sistema apositivo:
bocamanga, Fuentesaúco, Fuentelapeña, Monte la Reina, etc.»
[Hernández Alonso, César: Sintaxis española. Valladolid, 1971, p. 197-198]
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«Los objetos que se designan con dos nombres, uno genérico y otro específico, se expresan por aposición especificativa:
el río Guadalquivir;
los montes Pirineos.
Cuando se trata de islas, cabos, estrechos, etcétera, y de ciudades, calles, plazas, meses, años, o de edificios e instituciones, es tradicional la construcción del nombre específico con la preposición de:
la ciudad de Valencia
el mes de abril
el año de 1970
la isla de Puerto Rico
calle de Alcalá
el teatro de Apolo.
Pero en la actualidad hay fuerte tendencia a suprimir la preposición, especialmente tratándose de años, edificios, vías públicas e instituciones:
año 1970
teatro Calderón
el cabo San Vicente
avenida Alvear
la Fundación March
el Instituto Cervantes.
Esta tendencia se halla más o menos consolidada o vacilante según los casos y los usos locales.»
[RAE: Esbozo..., 1973: § 3.8.3]