Don Tancredo

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Leo en El País sobre el Plan Ibarretxe: «En Vitoria el lehendakari parece subido a su propuesta componiendo la figura de don Tancredo.» ¿Quién es o fue ese tal Tancredo y cómo se diría en alemán la expresión componer la figura de don Tancredo?

Cuando un toro hace el Tancredo y no ataca,

deshonra a la vaca que lo parió.

Tancredo López fue un novillero fracasado, natural de Valencia, que alcanzó cierta celebridad a principios del siglo XX introduciendo en el toreo el principio de la inmovilidad en una época en la que el toreo era más arte de destreza y de movimientos. Murió olvidado de todos en un hospital de Valencia en 1923. Con su muerte comienza una época de ademanes hieráticos en la tauromaquia.

La suerte llamada de Don Tancredo consistía en subirse en centro del ruedo a un pedestal, vestido de blanco y con la cara empolvada de blanco, y esperar allí inmóvil la salida del toro. El toro salío, llegaba hasta el pedestal, lo olfateaba y se iba a otro lado de la plaza. Durante varios meses repitió el tenso espectáculo con gran regocijo del público.

Se rumoreaba que Tancredo hipnotizaba a los toros. Él tenía otra explicación para el fenómeno: el toro creía estar ante una estatua de mármol y temía romperse los cuernos si la embestía.

Fue en Cuba donde Tancredo tuvo la idea del hombre-estatua al presenciar una parodia taurina de Don Juan. Según algunos autores, el que realmente inventó esta forma estatuaria de torear fue un mexicano llamado José María Vázquez, alias “El esqueleto taurino”.

La frase la emplea Miguel Ángel Aguilar en El País y dice: «En Vitoria el lehendakari parece subido a su propuesta componiendo la figura de don Tancredo como si, acogido a la moral de la convicción, pudiera desentenderse de las consecuencias en la hipótesis de "la solución a tortas".» (El País - 11/01/05)

El periodista asocia aquí la figura del torero Tancredo subido a su pedestar, ignorando el peligro que provoca poniéndese ante un toro bravo, con la figura del lehendakari Ibarretxe subido a su “plan” o propuesta sin temor a que el rechazo de su plan lleve a una “solución a tortas”, cosa que él dijo quería evitar con su plan.

La expresión componer la figura de don Tancredo, hacer el don Tancredo, tener una postura tancredista, etc. se ha aplicado en la prensa al actual jefe de Gobierno al que se le achaca con ello que no se alarme ni adopte una postura más dura ante los planes independentistas de los nacionalismos periféricos y no vea el peligro que corre la unidad territorial de España si no se atajan a tiempo estas propuestas extremas.

La expresión hacer el don Tancredo sería lo contrario de la expresión entrar al trapo (en alemán: sich auf einen Streit einlassen / eine Herausforderung annehmen / sich provozieren lassen). También no es equiparable a solo ante el peligro - título de la película clásica de Fred Zinnemann, con Gary Cooper como protagonista, titulada en aleman Zwölf Uhr mittags y en inglés High Noon (1952). Solo ante el peligro significa tener el valor de enfrentarse a alguna cosa sin ayuda de nadie.

«Tancredo

Don Tancredo. Suerte de torero introducida en España por un torero llamado Tancredo López, quien la vio ejecutar en La Habana, la cual consiste en permanecer el que la ejecuta sobre un pequeño pedestal resistiendo en absoluta inmovilidad la aproximación y contacto del toro. Se prohibió en 1908, pero todavía se ha repetido alguna vez con posterioridad.»

[Moliner, María: DUE, t. II, p. 1259]

Español Alemán

 

hacer el Tancredo

untätig sein

untätig zusehen

sich nicht aus der Ruhe bringen lassen

so tun, als ob nichts wäre

sich nicht rühren

die Gefahr ignorieren

so tun, als ob keine Gefahr bestünde

componer la figura de don Tancredo

eine unbewegliche Haltung einnehmen

hacer de Don Tancredo („aquí no pasa nada”)

hacerse el Tancredo

den Unerschrockenen spielen

so tun, als ob keine Gefahr bestünde

suerte llamada de Don Tancredo

unbeweglich den Stier in der Arena erwarten

Trancredo en textos y contextos

 

«Más transcendencia taurina tuvo el debut, poco antes de concluir el siglo, de don Tancredo López, "el rey del valor", que recibía cómicamente al toro subido en un pedestal a modo de estatua. Suscitó numerosos imitadores: El Cojo Bonifa, Manuel Álvarez, El Arrongatito, El Fideísta, y las mujeres Olga Miñón, la francesa Mercedes Barta y la propia esposa del artista, María Alcaraz, Doña Tancreda, que sufrió en Madrid una grave cornada. Don Tancredo obtuvo un éxito extraordinario, y pronto se reflejó en los cuplés.»

«Son los resabiaos, producto de la sociedad destartalada y cutre en que vivimos, a los que los politiquillos de turno explicaron en mal día que a nosotros nos ponían allí para hacer de Don Tancredo y que estamos para aguantar sus perrerías.»

«Luis Buñuel intenta dirigir a María Félix en Los ambiciosos (1959), poco conocido filme en el que La Doña alternó con Gerard Philipe. No obstante la taurofobia buñueliana, en una secuencia la protagonista asiste con un dictador a una corrida, lo que aprovechan los conspiradores para derrocarlo. Y al año siguiente estelariza Juana Gallo, infame culebrón de Miguel Zacarías que en su exaltación de María la pone a hacer el Tancredo -quedarse inmóvil en el centro del ruedo una vez que el toro ha saltado a la arena-, trance del que obviamente Juana sale indemne, para vergüenza de los revolucionarios.»

«Pienso que la suerte de Don Tancredo la inventó alguien que se habría encontrado alguna vez en mi misma situación: paralizado del miedo y en la confianza de que el toro enviste a lo que se mueve, me quedé como estatua durante unos segundos interminables, hasta que pude alejarme moviéndome de manera imperceptible, para una vez que supuse estar fuera del alcance, arrojarme al suelo y rodar hasta la alambrada detrás de la cual estaban mis familiares y amigos con los ojos desorbitados, las mejillas pálidas y la frente sudorosa.»

Jaime Lissavetzky: «Nunca seré Don Tancredo,prefiero ser operativo y equivocarme que no figurativo.»

«Inmediatamente después del 17 de marzo, en que el presidente Fox se sintió en la necesidad, impulsado por las encuestas, de externar una posición que no había tenido que expresar en el Consejo de Seguridad de la ONU, su gobierno no ha hecho más que hacerse perdonar lo que a algunas sensibilidades pareció un exceso. En el propio Consejo de Seguridad, antes del primero de abril en que la delegación mexicana asumió la presidencia del órgano, y durante las cuatro semanas transcurridas desde entonces, la posición mexicana se ha singularizado por discreta y tenue. Puesto que en buena medida se parapetaba tras la posición francesa, cuando el gobierno de París se ha rendido ante los hechos consumados, el de México hace el tancredo, esa suerte taurina que basa en la inmovilidad rígida la posibilidad de que el burel ni siquiera perciba la presencia del torero. Y cuando en Ginebra se expuso, más como un desafío político que como una iniciativa jurídica viable, una moción para poner a Estados Unidos en el banquillo de los acusados por violar derechos humanos en Irak (comenzando por el hecho mismo de atacarlo militarmente al margen de la legalidad internacional), la delegación mexicana se apresuró a inhibir esa posibilidad, con el mismo entusiasmo con que votaría contra las violaciones a los derechos humanos en Cuba.»

«En el cuarto de la tarde, el toro de la merendola, las ganas de Uceda se estrellaron contra la sosería de un toro insulso y marmolillo, que se dedicó a hacer el tancredo y a deshonrar a la vaca que lo parió. Como está que se sale con la espada, Uceda volvió a recetar otro bombazo, sólo que esta vez un poco desprendido.»

«El presidente Aznar se ha fajado con el Congreso, como Curro Romero con el capote, y dice que si hay que ir a Yugoslavia se irá. Todo se está haciendo sin consultar las leyes, pero Anguita y Borrell lo denuncian en vano. Aznar, que es un tancredista con suerte, puede convertirse en el héroe de esta guerra. O él se come a Milosevic o Gallardón se lo come a él.» (Francisco Umbral)

«José Tomas es torero de Barcelona, es cierto que en un principio engaño a sus paisanos de Madrid, pero despùes de lo del toro del Sierro reflexionaron y se le acabo el momio, el momio que tiene aqui en Barcelona introduciendo con su apoderado Arranz y su compañero Joselito pseudotoros, a poder ser y hasta la fecha siempre han sido del encaste domecq, únicos que puede más o menos torear o mejor engañar haciendo ver que torea, porque torear no es arrimarse, torear es parar, mandar y templar y José Tomas se ha demostrado que ni para ni manda ni templa, únicamente hace el tancredo y no tiene enganchones ni desarmes con pseudotoros y de este encaste, pseudotoros de otro encaste ya le crean problemas, vease faena del día del Puerto de San Lorenzo, tarda 10 minutos en darse cuenta que tiene algo que embiste y todo y así enganchón tras enganchón, eso ya para no hablar del sainete que montó el día de los Adolfo.»

«A Burgalito le pidió el cuerpo actitudes de caza y captura con la vieja técnica del rececho, cuando con los garapullos intentó clavar con eficacia y donosura. Burló la táctica sibilina del marrajo, quien se vengó adoptando la actitud de don Tancredo. Vamos, que no embestía ni a empujones. Caracorto también fue un regalito porque se dedicó a la impúdica actitud de arrear con su tremenda cornucopia hachazos dignos del mítico Latasa. A pesar de todo, el héroe salió incólume.»

«Hombre de carácter. El camino que otros recorren sin mayores sobresaltos a José Rubén Arroyo le ha costado sangre y sufrimiento a mares, pese al aura de torero clásico que lo ha venido rodeando. Ya no es aquel tancredo que aguantaba a pie firme cualquier tipo de embestida.»

«Domingo de fiestas de hace poco más de quince años –o no, puede que fuera el 91-, mañana de encierro (se hace raro decir “sábado por la tarde, día de encierro”). “Que vienen, que vienen” grita alguien desde la talanquera del corral de Fidela, al momento, las vacas doblan la esquina de Ita y enfilan la calle del relojero. Al llegar a la trasera de la iglesia se emplazan agrupadas lanzando derrotes a los pocos que se atreven a citarlas intentando arrastrarlas hacia la Plaza, hacen un intento de ir hacía allá y de repente giran de nuevo la cabeza en dirección al Casino. La gente que ha salido confiada del bar corre asustada de nuevo hacía dentro y cierran la puerta. ¿Todos? A Quimín el movimiento le ha pillado por sorpresa y queda aislado entre el ganao y la puerta, su tío Eliseo asoma la cabeza y le grita que se quede parao. Las vacas se le arriman, giran alrededor, se agrupan lomo con lomo y el pobre Arquímedes aguanta el tipo como puede haciendo el Tancredo, tieso y lívido como una vela.»

«El presidente del Gobierno ha demostrado que no le gusta hacer declaraciones altisonantes o divisivas. Por el contrario, trata de controlar los hechos sin caer en una oratoria de confrontación de la que desconfía desde que vio los resultados de Aznar. Sólo se le calentó un poco el pensamiento contra el PP en la Comisión del 11-S. En casi todas las demás ocasiones ha optado por el silencio (a veces tancredista) o por la respuesta conciliadora. La euforia la reservó para el ámbito internacional (regreso al corazón de Europa y brindis por una Alianza de las Civilizaciones).» (Carlos G. Reigosa, en La Voz de Galicia - 11/01/05)