Emergencia - de emergencia - emergente |
© Justo Fernández López – www.hispanoteca.eu |
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Mi pregunta es: ¿Por qué confunde la gente emergente con emergencia? He escuchado gente que dice: Esa es una situación emergente. Y, lo que quieren decir es que es ‘una situación de emergencia’ o simplemente ‘es una emergencia’.
El adjetivo emergente se ha derivado del participio de presente del verbo emerger ‘brotar, salir a la superficie del agua u otro líquido’ (también en sentido figurado). Emergente significa ‘que emerge’, ‘que nace, sale y tiene principio de otra cosa’.
El sustantivo femenino emergencia significa ‘acción y efecto de emerger’, un hecho que no se espera y que exige una solución rápida. Al sobrevenir de repente, de forma inesperada o incontrolada, la emergencia crea una situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata:
La policía está preparada para cualquier emergencia.
Avísenme sólo en caso de emergencia.
Pero algo emergente, que emerge, no crea automáticamente una situación de emergencia en el sentido de ‘peligro inmediato’.
“Una emergencia es cualquier suceso inesperado que altera imprevisiblemente la normalidad, sin duda alarmante, pero que parece controlado desde el lenguaje mismo.” (Manuel Seco).
Muchas situaciones de emergencia requieren un socorro o auxilio urgente. Pero no hay que confundir urgencia con emergencia. Una urgencia es una necesidad de que se emprenda o haga algo rápidamente. Una emergencia es la situación de alarma de peligro o desastre que requiere una acción inmediata, es decir, un socorro o auxilio urgente.
Es un anglicismo emplear el sustantivo emergencia con el significado de ‘urgencia’:
*Aterrizaje de emergencia.
Correcto:
Aterrizaje de urgencia.
No debería usarse la palabra emergencia tampoco por auxilio, ayuda, etc.
La locución de emergencia se emplea para referirse a salidas que se utilizarán en caso de emergencia o para planes diseñados para casos de emergencia: salidas de emergencia, planes de emergencia.
Citas
emerger. (Del lat. emergĕre).
intr. Brotar, salir a la superficie del agua u otro líquido. U. t. en sent. fig.
emergente. (Del ant. part. act. de emerger).
1. adj. Que emerge.
2. adj. Que nace, sale y tiene principio de otra cosa.
3. adj. Cuba y Ven. Dicho de un jugador de béisbol: Que sustituye a otro en el campo de juego. U. t. c. s.
4. com. Ven. sustituto (persona que hace las veces de otra).
emergencia. (Del lat. emergens, -entis, emergente).
1. f. Acción y efecto de emerger.
2. f. Suceso, accidente que sobreviene.
3. f. Situación de peligro o desastre que requiere una acción inmediata.
4. f. Guat., P. Rico y Ven. En los hospitales, urgencias.
5. f. Guat., P. Rico y Ven. Atención médica que se recibe en la emergencia de un hospital.
6. f. P. Rico. Freno de mano.
de emergencia~.
loc. adj. Que se lleva a cabo o sirve para salir de una situación de apuro o peligro.
Situación oficialmente declarada de grave peligro por conflictos sociales, catástrofes naturales u otras razones.
[DRAE]
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«emergente
adj. Que emerge: Una clase social emergente. Una economía emergente.
emergencia
1. Hecho de emerger: La emergencia de nuevas tecnologías revoluciona las comunicaciones.
2. Suceso o situación imprevistos que requieren una acción inmediata: En caso de emergencia, hay que evacuar el edificio.
de emergencia – loc. adj.
1. Dicho especialmente de salida: Preparada para utilizarse en caso de emergencia. Están señalizadas las puertas de emergencia. Revisan las puertas de emergencia.
2. Dicho especialmente de plan: Pensado para llevarse a cabo en caso de emergencia: Han diseñado un plan de emergencia.»
[RAE: Diccionario del estudiante. Madrid: Santillana, 2005, p. 541]
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«urgencia | apremio | premura
Urgencia es la necesitad de que se haga o concluya algo en breve plazo.
Premura es la urgencia que se imprime a algo.
Apremio es la premura impuesta por una autoridad.
urgencia | emergencia
Una urgencia es una necesidad perentoria en el tiempo.
Una emergencia es la situación de alarma creada por una urgencia.»
[Albaigès, Josep M.: Diccionario de palabras afines – con explicación de su significado preciso. Madrid: Espasa-Calpe, 2001, p. 751]
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«emergencia
Para esta palabra el diccionario académico da las siguientes acepciones: “acción y efecto de emerger”; “ocurrencia o accidente que sobreviene”. En el Diccionario Manual e Ilustrado de la RAE de 1989 se recoge con un corchete “caso imprevisto o de necesidad”, acepción que no ha pasado aún al diccionario general. Por tanto, no debería usarse esta palabra por urgencia, ni tampoco por auxilio, ayuda, etc.
*Hay que buscar soluciones de emergencia.
(dígase: Hay que buscar soluciones de urgencia, de auxilio)
*Salida de emergencia.
(mejor: Salida de urgencia).»
[Gómez Torrego, Leonardo: El léxico en el español actual: uso y norma. Madrid: Arco/Libros, 1995, p. 78-79]
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«Conviene combatir el empleo anglicado de esa voz, que suele hacerse sinónimo de imprevisto, peligro, urgencia, apuro, aprieto, etc.»
[Agencia Efe: Manual de español urgente. Madrid: Cátedra, 1987, p. 119]
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«emergencia
Debe evitarse traducir siempre el término inglés emergency por emergencia, cuando se puede traducir, a menudo de forma más precisa, por imprevisto, urgencia, apuro, etc.
Se recomienda que la voz inglesa emergency se traduzca por otros términos como imprevisto, peligro, urgencia, apuro, aprieto, etc., además de emergencia.
Por tanto, es un anglicismo traducir emergency landing por aterrizaje de emergencia, cuando en español siempre se ha dicho aterrizaje forzoso.
También llama la atención al respecto el Libro de estilo de El País:
emergencia. No es sinónimo de urgencia. Significa acción y efecto de emerger o brotar, ocurrencia o accidente que sobreviene. Debe escribirse salida de urgencia, y no de emergencia; estado de excepción y no estado de emergencia.»
[Departamento de Español Urgente de la Agencia EFE: Diccionario de español urgente. Madrid: Ediciones S.M., 2000, p. 171]
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«estado de emergencia
Es incorrecto utilizar la expresión estado de emergencia para referirse a situaciones políticas. En estos casos, se trata de un desplazamiento de las expresiones españolas estado de prevención, de excepción o de guerra.
En los periódicos se puede leer que en algún lugar hay enfrentamientos entre la población, y dicho lugar se encuentra en estado de emergencia.
Es una frase incorrecta puesto que, en esos casos, en español no hay estado de emergencia. Legalmente no existe en español el estado de emergencia para referirse a situaciones políticas. Cuando en un estado se altera el orden público se puede hablar de:
El estado de prevención. La primera y menos grave de las situaciones anormales reguladas por la legislación de orden público.
El estado de alarma o excepción. Situación grave de alteración del orden público, que implica la supresión de las garantías constitucionales.
El estado de sitio. En el que por una situación grave de alteración del orden público, aun sin guerra, la autoridad civil resigna sus funciones en la autoridad militar.
El estado de guerra. Igual que el anterior, pero en tiempo de guerra.
Acostumbrados a la invasión de anglicismos producidos por malas traducciones de voces similares, el lógico pensar que en este caso sucede lo mismo, pero no es así, puesto que en inglés el state of emergency se emplea solo en los casos de catástrofes [terremotos, inundaciones, grandes incendios forestales], que es cuando también en español podemos hablar de zona en estado de emergencia o zona catastrófica. En inglés, para las situaciones de alteración política, existen el state of siege y el state of war.»
[Departamento de Español Urgente de la Agencia EFE: Diccionario de español urgente. Madrid: Ediciones S.M., 2000, p. 186]
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«Nada menos preocupante que la invasión de neologismos; como he escrito varias veces, acuden en ayuda nuestra para subsanar indigencias que sí deben preocupar. Un lector me pide que arremeta contra la emergencia que puebla los avisos de los transportes: “Salida de emergencia”, “En caso de emergencia...”. Y propone como sustituto alarma. No es lo mismo. Este vocablo asusta mucho más. Una emergencia es cualquier suceso inesperado que altera imprevisiblemente la normalidad, sin duda alarmante, pero que parece controlado desde el lenguaje mismo. Yo, puesto a escoger, prefiero una emergencia a una alarma (palabra que aún evoca en mí refugios y bombas). Ocurre, sin embargo, que, como toda novedad, el vocablo se ha convertido en comodín jugado sin reflexión. Leo en un despacho de agencia que “a la llamada de emergencia” de un barco de pesca, acudió un guardacostas. Pero sin duda, lo que el pesquero emitió fue una llamada de socorro o de auxilio, al haber surgido en él una emergencia que lo requería. Afortunadamente, muchas emergencias no precisan tal llamada: pueden resolverse sin ayuda.
Insisto: los neologismos no son vituperables siempre. La xenofobia no les hace justicia, cuando hacen falta o mejoran lo nuestro. Mucho peor que ellos es el mal uso del idioma propio por ignorancia culpable.»
[Lázaro Carreter, Fernando: El dardo en la palabra. Barcelona: Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores, 2001, p. 485]