En un muladar un día

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

ARCHIVO DE CONSULTAS

Le escribo porque buscando en el Google información sobre ciertos relatos que me contaba mi abuela cuando era pequeño, en su foro de consulta he visto que usted ha utilizado uno de ellos.

En un muladar un día,

cierta vieja sevillana,

buscando trapos y lana

para su ordinaria trajedía.

Acaso vino a hallarse

un pedazo de un espejo

y con un trapito viejo

lo limpió para mirarse.

Viéndose en aquellas quijaladas,

dando con él en el suelo

dijo: ¡Maldito seas!

Más o menos era algo así, yo pensaba que eran cosas de abuelas pero al leer en el FORO de la HISPANOTECA la misma expresión, me ha hecho decidirme para ponerme en contacto con usted y preguntarle si conoce el origen de este relato.

Se trata de un epigrama de Baltasar del Alcázar (1530-1606) cuya versión original es como sigue:

En un muladar un día

cierta vieja sevillana,

buscando trapos y lana,

su ordinaria granjería,

acaso vino a hallarse

un pedazo de un espejo,

y con un trapillo viejo

lo limpió para mirarse.

Viendo en él aquellas feas

quijadas de desconsuelo,

dando con él en el suelo,

le dijo: “Maldito seas”.

[Baltasar del Alcázar: Epigrama primero. En:

Biblioteca de autores españoles, Madrid: RAE, 1966, vol. 32, pág. 406]

“Acaso vino a hallarse” - aquí significa acaso ‘por casualidad’, ‘accidentalmente’, acepción hoy en desuso.

Baltasar del Alcázar, el poeta gastrónomo, nació en Sevilla en 1530 y murió en 1606 en Ronda. Sirvió a varios nobles como militar y como administrador. Fue autor de sonetos petrarquistas y religiosos. La nota más característica de su poesía es la ironía graciosamente ligera que vierte en sus epigramas y canciones octosilábicas.

Militó en la galeras del famoso marqués de Santa Cruz. Fue alcalde y alcaide mayor de Los Molares y administrador de los condes de Gelves. Su hacienda vino a menos. La gota se apoderó de él. Pero Alcázar, lleno de  ingenio, de estoicismo y de buen humor, pechó contra todos los males casi heroicamente.

Alcázar cultivó, principalmente, el género festivo –letrillas, epigramas, chascarrillo– con una sal ática y un donaire sin precedentes. Imitó a Horacio y a Marcial. Su soltura y su flexibilidad poéticas son ejemplares. Pero tiene también poesías amatorias delicadas de forma y de pensamiento.

Son muy conocidos y repetidos sus famosos versos como ejemplo de juego de palabras:

Deseáis, señor Sarmiento,

saber en estos mis años,

sujetos a tantos daños,

cómo me porto y sustento.

Yo os lo diré en brevedad,

porque la historia es bien breve,

y el daros gusto se os debe

con toda puntualidad.

Salido el sol por oriente

de rayos acompañado,

me dan un huevo pasado

por agua, blando y caliente.

Con dos tragos del que suelo

llamar yo néctar divino,

y a quién otros llaman vino

porque nos vino del cielo.

[Baltasar del Alcázar: Vida del autor en la vejez]

Ver más información sobre este autor en Internet:

Baltasar del Alcázar – reseña biográfica:

http://www.terra.es/personal/aiolozil/art001.htm

Vida y obras de Baltasar del Alcázar:

http://es.wikipedia.org/wiki/Baltasar_del_Alc%C3%A1zar

Poemas de Baltasar del Alcázar:

http://www.los-poetas.com/g/balta1.htm