Enseñar o descubrir la oreja |
© Justo Fernández López – www.hispanoteca.eu |
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Woher kommt bzw. wie erklärt sich der Ausdruck
“descubrir la oreja” / “enseñar la oreja” (dt. “seine wahre Absichten zeigen”)?
Ein Wolf kann sich zwar als Schaf verkleiden (Wolf im Schafspelz), um seine Gefährlichkeit zu kaschieren, aber seine Ohren, die schwer zu verdecken sind, verrraten ihn immer. Vergleiche das Märchen Rotkäppchen (“Caperucita roja“). Eine ähnliche Wendung ist se le ve el plumero, der Federbusch ist auch nicht leicht zu verbergen. Daher auch enseñar la oreja / descubrir la oreja / asomar la oreja. Die Hörner verraten auch den Teufel: ver los cuernos al diablo. Während bei einem Stier die Hörner immer sichtbar sind: verse en los cuernos del toro.
Wendungen:
ser un lobo con piel de oveja
ein Wolf im Schafspelz sein
ver las orejas al lobo
hallarse en gran riesgo o peligro próximo
darse por fin cuenta de un peligro al que antes no se prestaba atención
in Teufelsküche geraten
haber visto las orejas al lobo
nochmal mit einem blauen Auge davongekommen sein
sich in großer Gefahr befunden haben
meterse en la boca del lobo
sich in die Höhle des Löwen begeben
se le ve el plumero
traslucírsele a alguien sus pensamientos e intenciones
er ist leicht zu durchschauen
man merkt die Absicht
Nachtigall, ich hör dir trapsen
vérsele a alguien la oreja
descubrirse sus intenciones o pensamientos
seine wahre Absichten zeigen
enseñar la oreja /
descubrir la oreja /
asomar alguien la oreja /
dejar ver su interior o el vicio o defecto moral de que adolece
dejar a la vista su verdadera naturaleza o intenciones
sein wahres Gesicht zeigen
seine wahre Absichten zeigen
sich von seiner wahren Seite zeigen
le he visto la oreja
ich habe ihn durchschaut
verle los cuernos al diablo
den Ernst des Lebens kennenlernen
verse en los cuernos del toro
in größter Gefahr schweben
enseñar la oreja en textos y contextos
«Los del Barça siempre tienen que hacer el asno y enseñar la oreja. A qué viene tanto autobombo y descalificación del Madrid sin ninguna provocación. Son unos matados y perdedores por vocación con un acentuado complejo de inferioridad patológico.»
«El periodismo me enseñó a escribir, me ayudó a conocer a Cuba, su historia, su cultura, sus gentes, me acercó al mundo maravilloso de la música cubana y me reafirmó en la idea de que uno escribe para ser leído y que la claridad expositiva es una virtud que no tiene nada que ver con la simpleza (y ahí Hemingway vuelve a enseñar la oreja).»
«Un servidor sostiene, y lo dice creyendo interpretar el sentir de este pueblo, que, por pura decencia, por cumplir las normas no escritas que estipula una ética elemental, los ayuntamientos de esta región o comunidad autónoma deberían dejar de practicar aquello de que la caridad bien entendida empieza por uno mismo. Por lo menos, no enseñar la oreja tan pronto puesto que, en los plenos iniciales tras la constitución de las corporaciones, lo primero que hacen es fijarse los sueldos que han de percibir el alcalde y los concejales durante los próximos cuatro años, si no hay transfuguismos y mociones de censura.»
«Y eso es lo que, a la postre, cuenta. Echar mano de alilayas para así minimizar y descalificar la importancia real de esa labor desinteresada y altruista de un equipo de amigos del país de Tenerife, del que el señor Afonso Pérez en teoría formaba parte, es enseñar la oreja. Es cierto de todos modos, que hay quienes prefieren el oropel a la sustancia. Están en su derecho. Cada cual actúa según su propia idiosincrasia.»
«Tenía este canónigo mucho partido con el ilustre deán de nuestro cabildo D. Francisco Rocamora y Cascante, señor de Benferri y hermano del marqués, y sirviéndose de esta amistad se había granjeado: la del señor maestre de campo, con el cual departía sobre asuntos de guerra y de gobierno para venir poco a poco a enseñar la oreja de su afecto hacia el archiduque, del cual se mostraba disimuladamente partidario.»
«En la iglesia manda aquello de "ojos que no ven..", así que enseñar la oreja en los medios es una tontería, me recuerda demasiado a aquello del día del orgullo gay. El malo de la peli es aquí la IGLESIA como anacronía patológica destinada a difuminarse. Si no, al tiempo.»
«Se me ocurren muchos comentarios al hilo de la actualidad. Pero no los voy a decir. ¿Para qué? Si es predicar en el desierto. No consigo más que enseñar la oreja.»
ver las orejas al lobo en textos y contextos
«Después de 10 años, ¿qué ha pasado? Tanta agresividad por vender móviles y construir redes ha terminado con el negocio antes de tiempo. Está casi todo hecho. Se han intentado un par de cosas para estirar un poco más la vida del negocio, como el GPRS o telefonía móvil 2.5G (fiasco total y absoluto) y alguna otra tontería, pero se le empezaban a ver las orejas al lobo otra vez.»
«Sin embargo nuestra tradición está llena de historias que están en la mente de todos, en las que el lobo es un ser maligno y cruel, incluso el resultado de la transformación de un humano en un ser de instintos bajos, incontrolables y asesinos. En el terreno de los dichos podemos encontrar lo mismo: "Ver las orejas al lobo", "Meterse en la boca del lobo", "El hombre es un lobo para el hombre" (falso en lo que dice, pero muy revelador en cuanto a la actitud humana). Todas estas actitudes y prejuicios, propios de las mentes ignorantes y supersticiosas de la Edad Media, deberían ser arrojadas de nuestras mentes gracias al conocimiento de lo que nos rodea. El valor de un ser racional no está en reclamar serlo, sino en ejercer de tal.»
«Quien hasta hace dos años tuvo todas las papeletas a su favor para sentarse en el trono de la torería sevillana ha desaparecido después de dos temporadas de dudas. Tanto es así que no está acartelado en Fallas, ni en los de las primeras ferias, como Olivenza o Castellón –donde parece que tampoco cuenta–. Morante le empieza a ver las orejas al lobo y a entrar en el túnel del ostracismo. Una pena que un torero de su clase –por ser tan vago– se hunda en el fango de la desidia.»
«No podemos negar que la aviación vive épocas oscuras. Los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono han dejado a la industria tocada y eso se nota hasta en el mundo del videojuego. Atreverse ahora a lanzar al mercado un nuevo producto, en época de pilotos “kamikazes” que utilizan este tipo de simuladores aéreos para realizar sus “prácticas”, parece más un suicidio comercial que otra cosa. Pero los chicos de Microsoft parece que no han querido ver las orejas al lobo y se han puesto de nuevo delante de los mandos de uno de los juegos de simulación preferidos de los pilotos y los entusiastas de la aviación: Flight Simulator.»
«La Ministra de Educación ya ha conseguido su objetivo: poco después de la jornada de huelga se aprobaba a toda prisa una ley tan reaccionaria como ésta. Y si ya le estábamos empezando a ver las orejas al lobo, ahora ya enseña la primera pata: la primera imposición ha sido obligar a los institutos a aumentar el tiempo de clase de 50 a 55 minutos. Se trata de una medida tomada sin tener en cuenta la decisión de la comunidad educativa: ni padres ni alumnos ni profesores.»
«Esos ministros europeos han tenido que ver las orejas al lobo de la recesión para apearse del burro del dogma neoliberal.»
«Estas cifras se convierten en piedra de escándalo cuando se averigua que unas trescientas personas en el mundo poseen la misma renta que tres mil millones de habitantes de la maltrecha Tierra. Siete años después de Brenton Woods y del eficaz e implacable trabajo de las herramientas globalizadoras citadas, se le empiezan a ver las orejas al lobo. La economía estadounidense frena y entra en el nuevo milenio consiguiendo que la cuarta parte de sus niños vivan en la pobreza, en tanto que Europa entren el siglo XXI con quince millones de desempleados.»
«Con los primeros compases de este film uno se dispone a esperar lo peor. La historia arranca con la presentación del protagonista, que parece ser un genio informático (del lado hacker) con una importante falta de disciplina y de orden a añadir. Este viva la vida recibe un día la visita de un tipo extraño al que confunde con un cazatalentos, pero que en realidad se encarga de reclutar a gente joven para la CIA y que ha visto en él a un espía en potencia. Tras las primeras dudas y la utilización del manido tema del padre fallecido con secretos escondidos (supuesto antiguo miembro de la CIA), que a partir de ese momento pasará a hacer las funciones de comodín dramático de la trama, nos trasladamos al centro de reclutamiento y de descarte de estos espías en potencia, que ocupará toda la primera parte del film. Es aquí dónde se le empiezan a ver las orejas al lobo en formas de proclamas, descaradamente explícitas, sobre la libertad que los estadounidenses representan para el resto del mundo y los conceptos del bien y del mal, que Al Pacino expone en un sorprendente monólogo que invita a abandonar a sala.»
«Lo nunca visto sobre "Pedro cabreo"... La furia que lleva dentro. A este paso a Pedro Cordero va a haber que cambiarle el apodo... ¡Menudo genio que ha sacado en esta prueba! Ya empezamos a ver las orejas al lobo.»
«El País dedica una interesante página al enorme problema del aborto, bajo el título El aborto, entre las menores de 20 años, aumenta el 74% en la última década. Y he aquí que, en el reportaje, se reconoce la preocupación por estos datos que "revelan grandes carencias de información y falta de educación sexual". ¡Ah, sí!? ¿Pero qué me dicen? ¿Pero El País no era el altavoz del Póntelo-Pónselo, de doña Matilde y su mariachi? ¿Ahora le empiezan a ver las orejas al lobo?»
«Hay que abordar este tema “por activa y por pasiva”. Muchas veces no somos conscientes del peligro real que entraña el tabaco. No esperemos a ver “las orejas al lobo”, es mejor prevenir que curar.»
«Pérez-Cisneros expone en ocho capítulos concisos desde el Pacto del Zanjón, los esfuerzos reformistas del mismo, la abrogación de la esclavitud en 1880-1886, desarrollando un capítulo entero para cada esfuerzo reformista. Así le dedica uno completo al Movimiento Económico de 1891 que, al ver las orejas al lobo en la ley arancelaria de los EE.UU. de ese año, se estrelló como la Junta de Información de 1867.»