Genéricos plurales |
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En los colectivos de familia para el padre y la madre se dice "padres";
para sobrino y sobrina se dice sobrinos.
¿Por qué no puedo decir yernos para yerno y nuera?
Las lenguas naturales no son sistemas unívocos, con reglas de validez general para todos los casos, como es el caso de los lenguajes formales.
En los pares con oposición de género no es siempre posible obtener genéricos plurales por ser, en algunos casos, la oposición de género de los pares irreductible o porque los dos miembros de la oposición son aparentemente incompatibles en la coordinación léxica. Y esto por razones no fáciles de precisar.
El plural yernos no incluye a las nueras, el plural toros no incluye las vacas, ni frailes a las monjas. El plural ovejas puede incluir a los carneros, que en el rebaño suelen ser minoría; lo mismo ocurre con el plural gallinas, que incluye al par de gallos que puede haber en un gallinero.
Para nombrar tanto a los yernos junto con las nueras se suele usar la denominación hijos políticos.
«De los dos géneros, el masculino es el de mayor extensión, y el femenino el de mayor intensión. Quiere esto decir que cuando el uso lingüístico ha decidido la indistinción de los géneros, lo que se emplea en la expresión es el significante propio del masculino. Así, en los padres, los reyes, los hombres se significa la fusión de ambos géneros (esto es, el padre y la madre, el rey y la reina, los hombres y las mujeres) cuando tales expresiones se oponen a otras como los hijos, los príncipes, los animales; pero sigue siendo vigente el masculino cuando se manifiestan en oposición a los femeninos las madres, las reinas, las mujeres.»
[Alarcos Llorach, Emilio: Gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1994, 62-63]
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«Género natural y gramatical:
La correlación entre género masculino y desinencia o y género femenino y desinencia a, no forma un sistema enteramente regular en castellano, sino que admite distintos tipos de oposición:
Sustantiv masculino, sin desinencia/sustantivo femenino, con desinencia a: tutor, tutora.
Sustantivo masculino, sin desinencia/sustantivo femenino, sin desinencia: huésped, huésped (sólo gracias al determinante el, la, etc., o al contexto podemos saber el género en este caso. Es este el procedimiento más cómodo y habitual que se aplica a las nuevas formaciones.
No todos los sustantivos, incluso los que se refieren a seres animados, admiten la oposición masculino/femenino, expresada por medio de desinencias o determinantes. No obstante, el español tiene una fuerte tendencia a ampliar este procedimiento; tendencia que llega a su grado más intenso en el español de América, que varía incluso el género de los animales salvajes: caimana, tigra. En algunas regiones americanas se dice: testiga, rea, principala.
Son relativamente frecuentes las variaciones en esa, isa: abadesa, condesa, poetisak. En menor proporción aparecen otras variantes: actor, actriz; gallo, gallina; rey, reina.
No es normal la anteposición de palabras sustantivas como mujer, ya que el castellano tiende a la derivación neológica. Esta tendencia es muy acusada en los sustantivos que indican profesión: doctora, escultora, etc.
El especial interés español por la distinción natural de los género, se manifiesta también en el cuidado con que se indica el sexo de los animales, sobre todo de los domésticos, ya sea utilizando distintas formas para cada sexo: caballo, yegua; toro, vaca, o variando la desinencia: perro, perra; gato, gata.
La tendencia a sistematizar, opiniéndoles, ambos géneros, ha hecho que se amplíe la diferenciación natural a muchos objetos inanimados, que de esta amnera se animan o caracterizan: cesto, cesta.
La dimensión suele ser nota primordial de esta oposición. El femenino castellano suele referirse a objetos de mayor anchura: poza, pozo; saca, saco; caldera, caldero. Las excepciones son muy numerosas y demuestran que no se trata de una regla sistemática muy segura.
La variación genérica también se utiliza para oposiciones que apenas tienen relación con el género natural. Se advierte una tendencia a atribuir al femenino de objetos o ideas inanimados un carácter más genérico o abstracto: banca, frente a banco.»
[Criado del Val, Manuel: Gramática española y comentario de textos. Madrid: SAETA, 1976, p. 46-47]
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«Género marcado y no marcado:
En términos generales, el femenino se caracteriza porque no sólo requiere estar marcado, sino que está asociado a (lo que se puede considerar variante de) una desinencia (cf. –a, -esa, -ina). Al contrario, el masculino no requiere a menudo estar marcado y, cuando lo hace, puede estar asociado a más de una marca (cf. el abad/la abadesa, el gallo/la gallina, el hermano/la hermana, el sirviente/la sirvienta).
Por último, es el rasgo característico de los genéricos que corresponden a los pares de nombres animados cuyos miembros contraen una oposición de género.
Algunos genéricos:
(1) |
Singulares |
Plurales |
cabra gallina hermano hijo oveja zorro |
condes infantes padres príncipes reyes santos |
Estos datos muestras que los pares de nombres cuyos miembros contraen una oposición de género se caracterizan porque uno de estos últimos funciona como genérico o hiperónimo en ambos géneros, o sólo en el plural. Igual ocure con la fexión de género en general, los genéricos de persona no se comportan de la misma manera que los de animales. Los genéricos de animales pueden llevar cualquier rasgo de género y número, y su elección se efectúa de manera específica en cada para al depender de la relación léxica que contraen los dos miembros, mientras que los de persona están sujetos a una restricción de carácter general relativa al género. La mayoría de ellos requieren de manera exclusiva el género masculino y tienden a aparecer en el plural, como ocurre con padre, que sólo en el plural puede referirse tanto a unos padres como a un(os) padre(s) y una(s) madre(s), puesto que en el singular no puede designar a una mujer. Algunos se comportan como hijo que, independientemente del número, puede designar tanto a un(os) niño(s), una(s) niña(s) como a un(os) niños y una(s) niña(s). Por último, como se puede ver en los ejemplos siguientes (b y c), algunos pares no parecen admitir genéricos en ninguno de los géneros y números: la relación de simetría que contraen sus miembros no permite que la ‘coordinación léxica’ se resuelva en la forma plural de alguno de ellos.
(2) Compatibilidad en los genéricos plurales |
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a. |
artistas |
({el/los} artistas y la(s) artista(s)) |
duques |
(duque(s) y duquesa(s)) |
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hombres |
(hombre(s) y mujer(es)) |
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padres |
(padre(s) y madre(s)) |
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reyes |
(rey(es) y reina(s)) |
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sastres |
(sastre(s) y sastra(s)) |
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testigos |
(el/los testigo(s) y la(s) testigo(s)) |
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b. |
alcaldes |
(alcalde(s) ?y alcaldesa(s)) |
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brujos |
(brujo(s) ?y bruja(s)) |
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modistos |
(modisto(s) *y modista(s)) |
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modistas |
(modista(s) *y modisto(s)) |
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monjes |
(monje(s) ?y monja(s)) |
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poetas |
(poeta(s) ?y poetisa(s)) |
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c. |
machos |
(macho(s) *y hermbra(s)) |
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varones |
(varón(es) *y mujer(es)) |
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yernos |
yerno(s) *y nuera(s)) |
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(los) Antonios |
(los Antonios *y Antonias) |
La observación de los datos de los ejemplos (1) y (2) pone de manifiesto otra diferencia de consideración entre los nombres depersona y los de animales. Mientras que estos últimos siempre están asociados a algún género, es posible que algunos nombres de persona, como los incluidos en (2b, c), carezcan de genérico. Si bien ello se debe a que tales nombres son semánticamente simétricos en su par, es decir a consideraciones que rebasan la propia flexión de género, cabe decir que en general la elección de un genérico de persona está determinada por la asimetría señalada antes entre los dos rasgos de género, mientras que la de un genérico de animal depende de la relación de hip(er)onimia que contraen los dos sustantivos que conforman el par correspondiente, es decir de las propiedades léxicas de estos últimos. Ello explica que, a pesar de que los datos de (2a, b) subsumen un contraste de género, no se pueda determinan el genérico del mismo modo en ambos casos. El comportamiento de las formas de (2a) se asemeja al de plurales como alumnos, hermanos, papás, profesores, etc., en los que los dos miembros del par implícito en cada uno de ellos son compatibles en la coordinación léxica (cf. alumno/alumna, hermano/hermana, etc.). Con las demás no parece posible obtener genéricos plurales, sea porque la oposición de género característica de los pares considerados es irreductible (cf. (2c)), sea porque, a pesar de la reductibilidad de dicha oposición, los dos miembros son aparentemente incompatibles en la coordinación léxica por diversas razones, difíciles de precisar, como se puede ver en (2b) y en formaciones marginales del tipo de azafata y azafato por ejemplo.»
[Ambadiang, Théophile: “La flexión nominal. Género y número”. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe. 1999, § 74.2.2.7]
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«El plural y la neutralización del género:
El plural masculino marca la neutralización de la oposición de género masculino / femenino en una serie de sustantivos de personas: los reyes, los padres, los hermanos, los sobrinos, etc. Aunque se haya pensado en un influjo árabe, hay antecedentes latinos muy frecuentes y variados: reges (el rey y la reina); filii (los hijos y las hijas); frates (el hermano y la hermana), etc.»
[Urrutia Cárdenas, H. / Álvarez Álvarez, M.: Esquema de morfosintaxis histórica del español. Bilbao: Publicaciones de la Universidad de Deusto, 1988, p. 69]