Los muertos que vos matáis |
© Justo Fernández López – www.hispanoteca.eu |
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En el FORO de la HISPANOTECA, bajo „Totgesagte“ encuentro repetidamente atribuida a Don Juan Tenorio de Zorrilla la frase los muertos que vos matáis gozan de buena salud, pero aunque yo la he buscado reiteradamente, no la encuentro en esa obra. ¿Podrá Ud. indicarme en qué escena de ella está?
Hay dos versiones de la frase:
los muertos que vos matáis gozan de cabal salud
los muertos que vos matáis gozan de buena salud
En cualquier caso, la frase se utiliza para indicar que las afirmaciones sobre la muerte de personas, instituciones, ideas y demás, son falsas.
El ministro español del Interior respondió a la afirmación de un diputado del PP, que en el Congreso dijo que el caso Faisán representaba la "tumba política" del ministro, con una cita: "Los muertos que matáis vos, gozan de buena salud", que el ministro atribuyó al comediógrafo español Pedro Muñoz Seca (1881-1936 en La venganza de don Mendo (1919), una parodia de los dramas románticos, que sigue representándose, sobre todo en fiestas escolares y por grupos de teatro de aficionados.
En el Website del Centro Virtual Cervantes (CVC), se puede leer el origen de esta frase, que radica en una traducción al español de la comedia francesa Le Menteur (El Mentiroso), escrita por Pierre Corneille en 1643, considerada como la mejor comedia francesa anterior a las de Molière.
En la escena donde el mentiroso habla con su criado y afirma haber matado a su rival Alcippe, aparece este último en escena anunciando su futura boda con Clarice. Es entonces cuando el criado comenta irónicamente: "los muertos que vos matáis gozan de buena salud", que en original francés dice: "les gens que vous touez se portent assez bien" (“aquellos que usted mata andan bastante bien”).
Según Sorrentino, la obra de Corneille es una reelaboración de la famosísima comedia "La Verdad Sospechosa" (1630), de Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (1581-1639), escritor y dramaturgo mexicano, máxima figura del teatro barroco hispanoamericano de los siglos XVI y XVII.
Es extraño que tanta gente suponga haber oído esta frase en El Tenorio. Nadie la ha podido oír en el Don Juan Tenorio (1844), de José Zorrilla (1817-1893). La frase se ha hecho popular en la forma en que se dice todavía hoy y no tiene variaciones, de modo que algún otro autor (no dramaturgo) la acuñó.
La cita más antigua que conozco, versificada en dos líneas, es del filósofo y ensayista español José Ortega y Gasset (1883-1955), en el capítulo Historia ascendente, uno de los artículos que Ortega publicó en La Nación de Buenos Aires en el verano de 1940, recogidos en su ensayo Del Imperio Romano (en Obras Completas. Madrid: Revista de Occidente, 1961, vol. VI, p. 105):
«El razonamiento abstracto nos conduce, sin remedio, a declarar que esa institución es imposible. Que, no obstante, se da el hecho de haber esa institución gozado una gloriosa y perdurable realidad. Como dice Don Juan
Los muertos que vos matáis
gozan de buena salud.»
Puede que esta falsa atribución a Don Juan por parte de Ortega y Gasset se haya hecho popular junto con la frase.
A Ortega le gustaba introducir breves citas de alguna composición poética, como aquella, que repite varias veces en sus primeros escritos:
Con aquesta polvareda,
perdimos a Don Beltrane.
tomada del Romancero.
Citas
A continuación puede ver una selección de citas de autores que atribuyen la frase a los siguientes autores: Zorrilla, Juan Ruiz de Alarcón, Corneille, Lope de Vega:
«Aunque a veces ocurre como no se dijo en el "Don Juan Tenorio" de Zorrilla: "Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud". [Juan Velarde Fuertes, Consejero del Tribunal de Cuentas, ¿Existe Europa?]»
«En este sentido y con el gráfico en la mano, habría que decir lo de D. Luis Megía a Don Juan "Por lo que veo, los muertos que vos matáis gozan de muy buena salud.»
«Inglaterra: No, no lo acepto. Me acuerdo de la frase del dramaturgo mexicano que quitan y ponen de los libros del Siglo de Oro español, Juan Ruiz de Alarcón: "Los muertos que vos matáis, gozan de cabal salud". Eso me gustaría que les dijéramos a los reformistas de la ortografía dentro de unos años.» [Testimonio iberoamericano de la heterografía, o nuevo diálogo de la lengua global – Lilia Granillo Vázquez]
«Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Atribuidos falsamente al Don Juan Tenorio de Zorrilla, estos versos son en realidad de algún otro autor por identificar. [Dichos]»
«En tiempos del Quijote ya se decía que los muertos que vos matáis gozan de buena salud.» [Old Clarín]
«Ustedes saben que en Alcalá de Henares es tradicional representar la obra de "Don Juan Tenorio", en vísperas de la conmemoración de los fieles difuntos. Hay un momento de la obra en que uno de los personajes dice: "Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud". [Archimadrid]»
«La lista de mentiras que se han ido derrumbado una tras otra es larga. Una división entera del ejército irakí, la 51, integrada por cerca de ocho mil soldados, se rindió apenas los invasores se acercaron a Basora. Pero dos días más tarde, mientras Basora resistía, mientras Rumsfeld declaraba que la ?coalición? había capturado un total de mil irakíes (cuando deberían haber sido por los menos nueve mil), apareció la división capturada encabezada por su general y luchando contra los invasores. De haber estado cerca Don Luis Mejías, el personaje de Don Juan Tenorio, podría haberle dicho burlonamente al mentiroso Rumsfeld, a quien ya empezaba a crecerle la nariz como a Pinocho: „los muertos que vos matáis gozan de buena salud“.»
«„Los muertos que vos matáis gozan de buena salud“. (Lope de Vega)»
Del Corpus CREA de la RAE
«La tierra de don Juan Tenorio es aficionada al morbo de las listas de muertos: reales o irreales, a las ceremonias póstumas en las que se conceden, al fin, los elogios pendientes. Un difunto importante ya no compite. Claro que también en el «Tenorio» se afirma que «los muertos que vos matáis / gozan de buena salud».» [ABC, 07/05/1986 : Panorama]
Del Corpus CORDE de la RAE
«En El Mojicón, ya recordada, también Granés acude a Zorrilla (Los hijos como tú / son hijos de Satanás... Reportaos, por Belcebú). Y por si hubiese quien no lo entiende, o por disimular la basta trama del momento, se ve obligado a aclararlo: "Basta de don Juan Tenorio". Versos del Tenorio pueden reconocerse en ¿Cytrato? ¡De ver será! Y en tantos más. Filigrana del tiempo, el ademán común de un estilo vital que se complace en determinadas circunstancias. Por todas partes Don Juan bulle y rebulle. Un discurso del Marqués de Alhucemas, en réplica parlamentaria a la oposición dice, y muy en serio, aquello de "los muertos que vos matáis / gozan de buena salud". Y el propio Ramón del Valle Inclán era especialista declamador de la obra de Zorrilla, y convertido incluso en Doña Brígida sabemos que la representó. Se recuerdan estas representaciones en El mirlo blanco, el teatro casero de Ricardo Baroja, en Julio Caro Baroja, Recuerdos valleinclanesco-barojianos, en Revista de Occidente, noviembre-diciembre, 1966, págs. 302 y sigs. En apoyo de lo que venimos señalando, recogeré la anécdota que divulga R. Gómez de la Serna, en su pintoresca biografía de Valle Inclán. Según su aserto, Valle, al ser detenido en su casa por la policía gubernativa, bajo el gobierno del General Primo de Rivera, recitó unos versos famosos: He vivido lo bastante para no ser arrogante cuando no lo puedo ser.»
[Zamora Vicente, Alonso: Discurso de recepción ante la Real Academia Española: Asedio a "Luces de Bohemia". Madrid: Real Academia Española, 1967]
Los toros
Por Jaime CAMPMANY
ABC, 24 abril 2001
A Antonio Burgos, cofrade de la Hermandad de la Columna, le han armado un San Quintín por decir que la Reina no va a los toros, mientras que el Rey se traga el castañazo de los conciertos porque a Doña Sofía le gusta la música. A Burgos se le vinieron encima todos los antitaurinos, que no son muchos, pero estruendosos. Son antitaurinos o taurófobos del Tendido 7 de la Literatura. Ingleses aparte, los que crucificaron la fiesta y el toro fueron casi todos los del 98 y por ahí. Se salvaron Pérez de Ayala y Araquistáin. Los del 98 echaban a la fiesta de los toros muchas de las culpas del desastre de aquella España inferior que pedía «¡Más caballos!» para ser despancijados en la plaza, y que embestía cuando se dignaba usar de la cabeza.
Con su habitual vehemencia, tronaba contra los toros don Miguel de Unamuno. Claro que don Miguel también tronaba contra el fútbol, y contra esto y aquello. «¿De qué se habla, que me opongo?». Desde luego, no imagino a don Miguel tomando un «Mystère» como Alfonso Guerra para ir a la Maestranza a ver a Curro Romero, ni sentado en el palco del Atlético de Madrid junto a Jesús Gil y Gil. Don Antonio Machado habla de la España «devota de Frascuelo y de María», y del hombre del casino provinciano «que vio a Carancha recibir un día», y de don Guido, que sentía amor por la sangre de los toros. De aquella aversión de los noventayochistas a la fiesta se alimentan todavía los antitaurófilos actuales, Umbral, que hoy entra en la hospitalidad del «Cervantes». Vicent y los demás.
En los años 20 se decía que la fiesta estaba acabada y que el toro bravo estaba agonizando. Eso se ha dicho muchas veces. En tiempos de Mesonero Romanos, la fiesta «muerta» resucitaba con Cúchares y con Chiclanero. Dicen que la duquesa de Osuna restañó con su pañuelo la herida de Pepe Hillo. Y cuando después del 98 llegaron los poetas del 27, Lorca y Alberti lloraban la cogida y muerte de Ignacio Sánchez Mejías, cuando luchaban la paloma y el leopardo a las cinco en sombra de la tarde, mientras por el Mar Negro un barco va a Rumanía, y por caminos sin agua va su agonía. En algún lugar que yo no he encontrado, don José Ortega habla de Paquiro como podría hablar de Goya, de Don Juan o de la Celestina. «Hay gente pa tó», dijo el torero cuando le dijeron que Ortega era profesor de Metafísica.
Hay gente que siempre está esperando que se muera algo, da lo mismo que sean los toros, las procesiones, el teatro o los periódicos. Hay escritores que se nutren de predicciones macabras y anuncian muertes inminentes y eminentes. Se les podría decir aquello de Corneille. Los muertos que vos matáis gozan de buena salud. Cuando parece que la fiesta ha entrado en decadencia y que puede morir, salen al ruedo Frascuelo y Machaquito, Joselito y Belmonte, Manolete o Antonio Bienvenida, y luego todos los toreros de ayer y los de hoy. Eso no quiere decir que la Reina tenga que ir a los toros. No va porque no le gustan y porque no le da la real gana. Ese tótem es ibérico. Me parece que nos lo regaló Hércules, o sea, Heracles, que fue griego como Doña Sofía. Y ahí sigue.
A mí me hubiese gustado ver rejonear a don Antonio Cañero y ver torear a Pedro Romero en la plaza de Ronda. Pero también me hubiese gustado escuchar a Cicerón pronunciar las catilinarias, y me alegra haber oído de niño los discursos de Manuel Azaña, y de mayor los versos de Pablo Neruda, y haber visto jugar al fútbol a Luis Regueiro, a Gaspar Rubio y a Di Stéfano, después de traducir a Jenofonte, como decía Rafael García Serrano en el «Eugenio o la proclamación de la primavera». A lo mejor a la Reina le hubiese gustado ver a los toros bravos con ojos verdes que quería criar el poeta andalusí Fernando Villalón, paisano de Antonio Burgos.