Martes y trece

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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Me gustaría saber si me puede confirmar el uso de una fórmula rutinaria alemana que, según he leído en un artículo (no tengo la referencia conmigo en este momento) se emplea cuando hay trece personas sentadas a la mesa. Se trata de la fórmula rutinaria "Einer (von Ihnen) stirbt". No he podido encontrar más referencias acerca de esta unidad en más fuentes (ni siquiera en internet). En el caso de que se empleara, ¿sabe por casualidad cuál es su origen? Me da la impresión de que podría tener referencia a la Última Cena, en la que había también trece comensales.

La superstición de que, cuando se sientan trece comensales a la misma mesa, uno de ellos morirá (al lavantarse), siempre se ha puesto en relación con la Última Cena, aludiendo al Judas Iscariote como el número trece. La superstición de que el “Freitag, den Dreizehnten” (en español “martes y trece”) es el día en que suceden desgracias, día funesto y aciago, surgió en el mundo cristiano de la combinación del número 13, que corresponde al apóstol que traicionó a Jesús, con el viernes, día en que Jesús fue crucificado (Viernes Santo).

»Ich wage es nicht, Direktor! Wenn ich mich dazusetze, sind wir dreizehn! Nichts bringt mehr Unglück! Vergessen Sie nie, wenn dreizehn bei Tisch sitzen, wird der Erste, der sich erhebt, sterben!«

[Fuente: 13: Statistik der Texte zum Stichwort 13 im Assoziations-Blaster]

La novela policíaca de Agatha Christie con el título original Lord Edgware Dies, aparecida en Inglaterra en 1933, fue traducida al alemán en 1934 bajo el título: Dreizehn bei Tisch (1934).

En todas las altas culturas, el número 12 es el número cósmico, divino, número que representa el transcurso del tiempo en años de 12 meses. De modo que todo lo que se sobrepase este sistema duodecimal desbarata la configuración del universo. El número 12 es el número que simboliza el orden y la estabilidad del universo: 12 dioses, 12 signos del zodiaco, 12 meses, 12 horas, 12 tribus de Israel, 12 apóstoles. El 13 saca de quicio este sistema „duodecimal“. Con el número 13 entra en acción el mal, el demonio, un elemento destructor. Lo que era „símbolon“ (unión) se convierte en „diábolon“ (desunión). Al número 12 se le llama en alemán  „Dreizehn ist des Teufels Dutzend“ (el trece es la docena del diablo). Cuando se dice de alguien:  „Er ist der Dreizehnte im Dutzend“ (es el trece en la docena), se quiere decir que está de sobra, que allí no pinta nada.  La expresión bávara „alle dreizehn treiben“ quiere decir ‘entregarse a acciones licenciosas y libertinas’.

Existe en alemán la expresión „Jetzt schlägt's [= die Glocke] aber dreizehn“, es decir, ahora van a dar las trece horas para expresar que va a ocurrir algo anormal o extraordinario. En este caso, se refiere al reloj, que sólo marca doce horas y lo que pase de doce se sale de la cuenta y no se puede controlar mediante cronómetro.

La superstición del número 13 no parece remontarse más allá del siglo XVII. No tenemos testimonios de la Edad Media que prueben la existencia de la superstición del número 13. Al contrario, el número 12 combinado con un número más da 13 y con ello adquiere una fuerza positiva, la capacidad de crear algo nuevo. Por ejemplo: doce monjes y un abad pueden fundar un convento.  Algo parecido parece que existía ya en el derecho germano: doce jurados y un juez podían formar tribunal.

En la historia de Israel: el día trece del mes doce del año doce del reinado de rey Jerjes (486-464 a.C.) estaban todos los judíos condenados a muerte, la intervención de Ester impidió el genocidio.

En contexto cultural cristiano, el número 13 es el número funesto y aciago. Se suele poner en relación con la Última Cena, en la que estaba Jesucristo con los doce apóstoles. El trece se referiría a Judas. El viernes es el día de la semana en que fue crucificado Jesucristo (Viernes Santo).

En la creencia o superstición popular alemana, cuando se sientan a la mesa doce comensales y viene el número 13, éste o el más viejo morirá al poco tiempo. Aún hoy se evita sentar a trece comensales a la misma mesa. Cuando concurren trece personas, se sienta a una en otra mesa o se invita a una persona más (total 14). En algunos hoteles no existe la habitación número 13, o el piso 13. Incluso en algunos aviones no existe la fila 13.

Sin embargo, el trece no es siempre el número funesto. Existía la costumbre entre los panaderos de regalar un pan a quien comprara 12 bollos.

En la Kabala judía, cada letra representa un número. Si sumamos los valores de cada una de las letras de la palabra UNO, nos dan el número 13. Según el Antiguo Testamento, Dios tiene trece propiedades, hay doce fuentes celestiales y doce fuentes de la gracia.

En la mitología germana, el 13 era el número de la diosa Freya, que dio el nombre en alemán al viernes (= Freitag). Posiblemente tras la cristianización se convirtió el viernes trece en día fatídico para desarraigar la creencia pagana.

En las culturas orientales, el 13 era un número divino.

El número 13 parece haber adquirido ese carácter de número funesto sólo en contextos cristianos, ya que en el Antiguo Testamento y en la mitología germana, tiene un simbolismo positivo. El canto Grimnismal de los Edda enumera trece walkirias.

En La Bella Durmiente, de los hermanos Grimm, la hija del rey quedó condenada a dormir cien años porque sus padres solo tenían doce platos de oro y así no pudieron invitar a el hada número trece para celebrar el nacimiento de la hija.

Las culturas que se regían por el calendario lunar, no veían en el 13 un número funesto: el año solar tenía trece meses lunares, y en el aquelarre de las brujas o sábado infernal se reunían hasta trece brujas.

En la Alemania de la Reformación, era el viernes el día preferido para casarse ya que se podía festejar tres días seguidos hasta el comienzo de la semana siguiente.

En la mitología griega, doce dioses del Olimpo se reúnen y se olvidan de invitar a Eris, la diosa de la discordia. Para vengarse, Eris arroja la manzana de oro para “la más bella”. La discordia sobre cuál de las diosas era la más bella, provocó la guerra de Troya.

Pero incluso en la simbología cristiana no siempre tiene el número 13 ese carácter negativo y funesto. Por ejemplo, las Trinidad + los Diez Mandamientos suman en total 13; los doce discípulos de Jesús + el Maestro = 13.

En Francia, Gran Bretaña, Estados Unidos y Alemania, el viernes 13 es el día aciago por excelencia, en otros, como España, esa fecha es el martes 13. Sobre el martes y trece tenemos varios proverbios:

En martes y trece, ni te cases ni te embarques.

El martes era el día del dios Marte, el dios de la guerra, entre los romanos. El viernes el día de la diosa Venus. Por tanto eran los días consagrados a estos dioses los días aciagos de la semana.

El número 13, combinado con días como el martes o el viernes como días maléficos, proviene, en la tradición cristiana, de la Sagrada Cena o Última Cena en la que se reunió Jesús con sus doce apóstoles, uno de los cuales, Judas, le traicionaría. El viernes es además el día en que fue crucificado Jesucristo. Para algunos teólogos, sin embargo, el número 13 no debería ser un número faltal sino más bien benéfico, ya que si Judas no hubiera traicionado a Jesucristo, no se hubiera cumplido el plan de salvación y redención de la humanidad mediante la muerte de Cristo. En la Última Cena, Jesús, sabiendo que Judas le habría de traicionar, moja el bocado en el plato y se lo pasa a Judas: "Lo que has de hacer, hazlo pronto" (Jn.13:21-30).

Algunos autores creen que el número 13 era un número benéfico en las culturas paganas. La cristianización habría hecho del 13 un número maléfico para desarraigar estos restos de paganismo.

La superstición del „Freitag, den Dreizehnten“ se popularizó en Alemania prácticamente en el siglo XX, a lo que colaboraron los medios de comunicación. En sí, esta superstición no se remonta muy atrás. Según algunos, se propagó en Alemania procedente de los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.

En el escudo de los Estados Unidos aparecen trece estrellas que parece que representan los trece estados que formaban la nueva nación americana. Para los cabalistas modernos, la constelación de trece estrellas que se encuentra sobre el águila en el anverso del Gran Escudo de los Estados Unidos, comunica un mensaje codificado en simbolismos, dentro del cual el número trece es la clave más importante.

«Los francmasones que fundaron Estados Unidos obtenían su inspiración de muchas escuelas y filosofías antiguas, tales como las Escrituras hebreas y cristianas, las doctrinas de Pitágoras, la Escuela de Alejandría, Platón, los cabalistas y los Rosacruz. La influencia cabalística parece ser la mas importante dentro de la francmasoneria y se revela ostentosamente en el Gran Escudo de los Estados Unidos.» [El escudo de los Estados Unidos y las pirámides]

Las escrituras sagradas y esotéricas hacen uso de un código de números y letras para que el verdadero significado de las escrituras sólo sea accesible a aquellos que poseen la clave del código, es decir, a los iniciados.

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¡Trece de abril ya!... ¡Quién lo diría!

Llevo en esta prisión un mes y un día,

sin por nadie saber lo que acontece...

¡Y hoy es martes, gran Dios!... ¡Martes y trece!

¿Por qué el terror invade el alma mía?

¿Por qué me inspira un miedo extraordinario

esa cifra, ¡ay de mí!, del calendario?

¡Ah no, cifra fatal!... No humillaréis

el valor de Don Mendo; no podréis;

todos iguales para mí seréis...

¡Trece, catorce, quince y diez y seis!...

[Pedro Muñoz Seca:
La venganza de Don Mendo,
Jornada segunda, escena 1a]