Oración exclamativa o desiderativa |
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¿Podría aclararme si la oración ¡Quién supiera volar! es desiderativa o exclamativa, y por qué?
¡Quién supiera volar! expresa un deseo irrealizable, por tanto es una oración desiderativa. Las oraciones exclamativas expresan un sentimiento o emoción: sorpresa, alegría, dolor, admiración, etc. Desde el punto de vista fónico, se da en ellas refuerzo de la articulación de los sonidos, aumento de intensidad y cantidad en las sílabas tónicas y desarrollo de la entonación por encima o por debajo del tono medio, de modo que se perciba que no es la entonación habitual.
Las oraciones exclamativas van entre signos de exclamación –no se deben llamar “signos de admiración”, pues la admiración es uno mas de los sentimientos que traduce la exclamación.
«Cuando el sentido de una oración es interrogativo y exclamativo a la vez, pueden combinarse ambos signos, abriendo con el de exclamación y cerrando con el de interrogación, o viceversa: ¡Cómo te has atrevido? / ¿Cómo te has atrevido!; o, preferiblemente, abriendo y cerrando con los dos signos a la vez: ¿¡Qué estás diciendo!? / ¡¿Qué estás diciendo?!» [RAE: Ortografía 2010: § 3.4.9.2b]
«La fuerza exclamatoria puede aparecer como tal en frases y oraciones, y en este caso unas y otras adquieren una interpretación exclamativa, pero no constituyen casos de tipo gramatical exclamativo. En consecuencia, estas frases y oraciones pueden ser clasificadas como ‘exclamaciones’.» [Alonso Cortés, Ángel: “Las construcciones exclamativas”. En Bosque/Demonte: Gramática descriptiva... 1999, § 62.1.1]
«Aparte de los rasgos fonológicos, la oración exclamativa no tiene exigencias especiales de estructura que la distingan de las demás oraciones; sino que cualquier oración puede ser pronunciada como exclamativa. [...] Con frecuencia las oraciones desiderativas se pronuncias como exclamativas: ¡Ojalá llueva!; ¡Así reviente!; Dios le haya perdonado.» [RAE: Esbozo 1973: § 3.2.4 + 3.2.7b]
«Amado Alonso y Pedro Henríquez Ureña afirman que cualquier oración (enunciativa, desiderativa, exhortativa...) puede ser pronunciada como exclamativa, por lo que no hacen de las exclamativas un tipo distinto de oración simple. [...]
En suma, esta clase tradicional de oración simple no es más que un nombre con el que se bautiza a un conjunto cuya hetoregeneidad se admite, pero cuyo principio constitutivo no se enuncia. Parece absurdo considerar como exclamativas las siguientes oraciones:
¡Ven aquí ahora mismo!
¡Mañana le echaré la bronca!
¡No lo consentiré!
¡Ojalá le partan la cara!
Son oraciones enunciativas, exhortativas o desiderativas con refuerzo entonativo (que suele llamarse exclamativo). Debemos, pues, preguntarnos si existen estructuras sintácticas propiamente exclamativas, con peculiaridades lingüísticas exclusivas. Parece que sí, aunque la complejidad del problema no permite aún explicar adecuadamente determinadas variedades de exclamativas.» [González Calvo, J. M.: La oración simple. Madrid: Arco Libros, 1993, p. 54-55]
«En el enunciado, entendido como la unidad mínima capaz de constituir un mensaje verbal, se han distinguido tradicionalmente dos componentes: el contenido al que alude, llamado dictum, y el modus, que aporta la actitud del hablante ante él. En la oración ¿Está lloviendo? corresponde al dictum la descripción de un estado de cosas (‘Está lloviendo’), y al modus el hecho de que el hablante presente esta información como una pregunta. El concepto tradicional de modus se relaciona con el moderno de modalidad. Aunque hoy existe acuerdo general sobre la importancia de esta noción y su estrecha relación con numerosos aspectos de la sintaxis, son menores las coincidencias entre los gramáticos a la hora de definirla y delimitar su amplitud.
Existen determinados patrones formales a los que tienden a ajustarse los enunciados oracionales (y con frecuencia también los no oracionales), dependiendo de cuál sea su fuerza ilocutiva. Se trata de las denominadas modalidades de la enunciación o modalidades enunciativas, que corresponden a las estructuras imperativas, interrogativas y exclamativas. A ellas se añade, como modalidad por defecto o no marcada, la asertiva o aseverativa (también llamada enunciativa). Las construcciones optativas o desiderativas presentan en español algunos rasgos distintivos. Los límites entre esas construcciones y las que corresponden a las oraciones imperativas son escurridizos, por lo que no siempre se considera que estas últimas constituyen una modalidad enunciativa autónoma. Todas las anteriores pueden acoger variantes afirmativas y negativas, por lo que la negación no constituye, en sentido estricto, un tipo de modalidad enunciativa. Las modalidades mencionadas se manifiestan a través de la entonación, el orden de las palabras, el modo verbal y otros recursos que se analizarán a lo largo del capítulo.
Algunas formas del imperativo coinciden con las del subjuntivo. Se considera tradicionalmente que estas formas no pertenecen propiamente al imperativo, sino que constituyen un uso del subjuntivo llamado yusivo. Las oraciones que lo contienen se llaman exhortativas si se usan con valor imperativo, es decir, para incitar a la acción o a la omisión de alguna conducta, o bien desiderativas u optativas si manifiestan deseos del hablante que pueden carecer de destinatario. Es polémica la cuestión de si son o no imperativas las formas verbales de tercera persona que aparecen en enunciados exhortativos como Dígame usted; Siéntense ustedes o Pase el señor. Recuérdese que estas formas verbales admiten pronombres enclíticos (Dígamelo usted), a menos que estén negadas (No se preocupe la señora marquesa), lo que las asimila a las formas imperativas.
Dan lugar a enunciados desiderativos las formas en subjuntivo de unos pocos verbos, como viva y muera seguidas de un grupo nominal (Vivan los novios; Mueran los traidores) y también otras como las que aparecen en los ejemplos siguientes: Pleitos tengas y los ganes; Tenga usted un buen día; Usted lo pase bien; En paz descanse; En gloria esté, etc. Son especialmente frecuentes las que se refieren a seres sobrenaturales: Dios quiera que…; ¡Válgame Dios!; El cielo (o Dios) te oiga; Dios te ampare; La Virgen te proteja; No lo permita Dios; Santa Bárbara nos asista, etc. Algunas de estas expresiones optativas alternan con oraciones con verbo en imperativo: Sé bienvenido ~ Bienvenido seas; Páselo usted bien ~ Usted lo pase bien.
Los enunciados construidos con la pauta «que + subjuntivo» se usan para dar órdenes o transmitir instrucciones (¡Que pase!), pero también para manifestar deseos, como en ¡Que alguien me ayude!; ¡Que Dios la guarde!; ¡Que la Virgen te proteja!; ¡Que se muera!; ¡Que lo cuelguen!, o en los ejemplos que se reproducen a continuación: Chau, que duermas bien (Puig, Beso); Que lo pases bien, mi reina, que lo pases de lo mejor y que el diablo te confunda; Y que se joda Carlitos. Además de la posición de los pronombres átonos, confirma el carácter no imperativo de estas formas verbales el hecho de que se admitan en primera persona del singular, como en ¡Que me caiga muerto aquí mismo si no es verdad! La presencia de que en estas oraciones ha hecho pensar a algunos gramáticos que constituyen subordinadas sustantivas en las que se ha elidido el verbo principal.
Se consideran también enunciados desiderativos los encabezadas por el pronombre quién seguido de imperfecto o pluscuamperfecto de subjuntivo (¡Quién fuera rico!; ¡Quién hubiera estado allí!), así como los que empiezan por «ojalá (que) + subjuntivo» y por «así + subjuntivo»: Ojalá haya funcionado la teoría de que la calidad de lo escrito depende de la cantidad de páginas que se tiran a la basura; ¡Así se muera! ¡Así te la deje libre! Los construidos con así son más propiamente imprecaciones, puesto que se usan para manifestar el deseo de que alguien sufra algún mal.» [RAE: NGLE – Manual 2010: § 42.1.1a, 42.1.1i, 42.2.4a, 42.2.4c-e]