Tertulia

© Justo Fernández López www.hispanoteca.eu

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¿De dónde viene la palabra “tertulia”, “tertuliano” y “contertulio”?  

Se suele asociar la palabra “tertulia” con Tertuliano de Cartago (Quinto Septimio Florencio Tertuliano), famoso Padre de la Iglesia del siglo III, orador y apologeta con gran dominio de la retórica en su forma de argumentar. A este gran retórico se le llamaba tre Tullius “el que vale tres veces como Tulio (= Marco Tulio Cicerón)”, el gran orador romano.

En el siglo XVII, se comenzaron a formar círculos de gente culta que se reunía en algún local para leer a Tertuliano y a los grandes retóricos de la antigüedad y, de esta manera, aprender a conversar y argumentar en los salones. De esta forma se puso de moda entre las clases acomodadas las obras de este abogado y erudito, famoso por defender el cristianismo en unos discursos ricos en juegos de palabras. Bajo el reinado de Felipe IV, a las personas que se reunían para comentar a Tertuliano se las denominó así, tertulianos, y a esas reuniones se las conoció como tertulias.

La “tertulia” es ya una institución española, como la “siesta”, etc. Ha habido tertulias famosas (ver más abajo) ya desde el siglo XVIII, pero las más célebres fueron las tertulias literarias del siglo XX. Hoy las tertulias son o radiofónicas o televisivas.

tertulia

Treffen / Gesprächsrunde / Stammtisch

tertulia literaria

literarischer Zirkel

estar de tertulia

plaudern

Sobre el prestigio de los medios y las tertulias televisivas.

TV-Gespräche / “talkshow”

Tiempo de tertulia. Programa de televisión con contenidos de actualidad.

TV-Gespräche

Si te contratan para una tertulia radiofónica, debes ...

Radiogespräch

«Tertulia:

1.    Pasillo en la parte más alta de los teatros antiguos.

2.    Reunión de personas que se juntan habitualmente, con frecuencia en un café, para conversar y también, a veces, para jugar a juegos de sobremesa.» [María Moliner: DUE]

La palabra tertulia refleja la idea de algo abierto, desenfadado, que favorece el intercambio de opiniones sobre diferentes temas, donde todas las intervenciones son igual de importantes. La palabra tertulia suena a amistad, cercanía, charla compartida, intercambio de opiniones.

tertulia. (De or. inc.).

1. f. Reunión de personas que se juntan habitualmente para conversar o recrearse.

2. f. En los antiguos teatros de España: Corredor en la parte más alta.

3. f. En los cafés, lugar destinado a mesas de juegos de billar, cartas, dominó, etc.

4. f. Arg. y Ur. luneta (asiento de teatro).

5. f. Cuba. Conjunto de localidades situadas en el piso alto de un cine o teatro.

estar de tertulia

1. fr. coloq. conversar (hablar).

tertuliano, na.

1. m. y f. Persona que concurre con otras a una tertulia.

tertulio, lia.

1. m. y f. tertuliano.

contertulio, lia.

1. m. y f. coloq. tertuliano.

«Tertulia

“cierta parte del teatro”, h. 1630, “reunión de gente para discutir o conversar”, 1739. Origen incierto. Es verosímil que se diera el nombre de tertulianos, mediados del S. XVII, a los espectadores más cultos, por las alusiones que se hacían a Tertuliano en los sermones y cenáculos del S. XVII, y que de ahí se extrajera tertulia como nombre de la parte del teatro donde se sentaban estos espectadores, o como nombre de los cenáculos más o menos eruditos. Esta aplicación del nombre de dicho Padre de la Iglesia se hacía en parte por su fama propia, pero también parece haber contribuido mucho a ello la interpretación de su nombre como ter Tullius “el que vale tres veces como Tulio” (o sea Cicerón), interpretación fundada en la corrupción de un pasaje famoso de San Agustín (donde philosophaster Tullius se convirtió en philosophus ter Tullius).

Derivados: Tertulio, 1695, y más tarde contertulio o tertuliante, 1759. Tertuliar, amer.»

[Corominas, Joan: Breve diccionario etimológico de la lengua española. Madrid: Gredos, 31987, p. 565]

«Tertulia

En la época de Felipe IV (1621-1665) se hizo de moda leer y estudiar las obras de Tertuliano en las reuniones de personas ilustradas, de aquí tertulia. Tiene la palabra tres sentidos:

1.  Reunión dondequiera que sea de personas que desean charlar y recrearse.

2.  Sala en los cafés reservada para los juegos.

3.  En los teatros antiguos, corredor en la parte superior, para el público.

Las tertulias literarias desempeñaron un papel importante en las letras españolas; las más célebres fueron: La Fonda de San Sebastián (s. XVIII), El Parnasillo y El Ateneo (s. XIX), Café de Pombo, Café de Levante, Gato Negro, Bilis Club, Revista de Occidente (s. XX).»

[Michel, R.-J. / López Sancho, L.: ABC de Civilización Hispánica. Paris: Bordas, 1967,  p. 401]

«Es interesante reflexionar sobre la palabra tertulia, de origen portugués, derivada del latín tertius (tercero) y relacionada con terciar, que indica un hablar entre tres, así como dialogar lo es entre dos. Terciar, como se sabe, es también la acción de mediar entre dos o más personas para resolver un conflicto. Y tres es el número mínimo de personas para formar un grupo, y por eso simboliza la organización social, también representada por el triángulo, idea germinal de la pirámide. Dejemos para otro día la importante vinculación de este tema con los de la Trinidad cristiana, las tríadas de dioses de diversas culturas, la tradicional tripartición de la naturaleza del hombre (cuerpo, mente, espíritu), las tres virtudes teologales, los tres Reyes Magos, los tres gunas (tendencias humanas básicas) del hinduismo, los tres elementos claves de la alquimia (mercurio, azufre y sal), etc. Señalemos en cambio, aparte de la gran vocación hispánica de reunirse en la plaza o el café, la característica principal de la tertulia, a saber, su habitualidad, la regularidad en el hecho de encontrarse a conversar. A esto se añade luego un tema en especial o un determinado propósito (un antecedente histórico sería El banquete de Platón) y se forman las tertulias literarias, científicas, musicales y demás. Salones imponentes llegaron a habilitarse al servicio de filósofos, poetas, artistas, políticos y hombres de ciencia para una comunicación de la que brotarían grandes cambios culturales y sociales. De la comunicación, claro. ¿De dónde, si no?»

[Editorial: „¿Tertulias eran las de antes?“. En: Boletín Mensual, Nº 4, Mayo de 2001]

«-Usted es un seguidor de las tertulias radiofónicas. ¿Cuál es su opinión al respecto?

-Incluso la palabra tertulia se ha popularizado entre gentes que no la usaban. Tertulia, tertulianos... Los que llaman por teléfono a la radio, gente analfabeta en muchos casos, utiliza la palabra tertuliano. No se lo que entenderán por tertuliano. El concepto empezó en los siglos XVI o XVII en torno al teatro, pero eso se ha perdido. En el siglo pasado era cosa de burgueses que tenían tiempo para hablar y discutir y tomaban café y hacían tertulia. Es una palabra y un concepto español. Ahora la tertulia se hace en la radio. En la tertulia de Onda Cero, de Julia Otero, intervine varias veces. Me llaman para ver qué opino sobre la venganza o el luto. Son temas abstractos e intemporales. Sobre la venganza les dije que era un derecho natural y que había que incluirla entre los derechos humanos. Interviene gente como Verstrynge o la duquesa de Medinasidonia. Esas cuestiones abstractas son interesantísimas. Esas tertulias tienen un nivel de un debate universitario que se hace cara al público. El medio impone no hacer ninguna referencia libresca. Sería ridículo hablar de Aristóteles o de Wittgenstein. Allí vas a las cosas mismas, como diría Husserl. A lo sumo, como yo hice, que dije que la felicidad era de plebeyos y me contestaron, «pero, hombre, como dice eso» y «¡ojo!», contesté, «que eso lo dijo Goethe». En esas tertulias está la filosofía de nuestro tiempo. Le dije a Julia Otero que su tertulia era como el «Gorgias» de Platón, los mismos personajes, los mismos temas.

«La ideología de los tertulianos es ser la cumbre de la conciencia crítica»

-¿Y del resto de las tertulias?

-El resto de las tertulias son de tipo político, las de la Cope, la de la SER. Los tertulianos suelen ser gente muy competente. No se quién me decía que cómo perdía el tiempo con las tertulias y no es así, no estoy de acuerdo, esa era mi postura inicial. Conocen perfectamente la historia política de los últimos años, conocen las reglas de juego. Pero las referencias son siempre tópicas y rutinarias. Miden bien la gravedad del asunto de que se trata y hacen consideraciones generales que es donde está la filosofía política y moral funcionando continuamente. Es gente que tiene una gran capacidad para captar lo que dicen otros, gente que tiene sutileza. Estas tertulias marcan el criterio. Llegan a la gente mucho más que los periódicos, su influencia es enorme.

-¿Cuál es la ideología de esas tertulias?

-Están inmersas en una ideología y con las típicas limitaciones de esa ideología. O sea, su ideología es ser la cumbre de la conciencia crítica. No cabe una crítica más libre ni más aguda. Y el dogma es la democracia, pero no se discute qué se entiende por democracia. La democracia entienden que es la Constitución del 78, que implica la monarquía. Hace un mes asistí a un debate en la tertulia de Luis del Olmo entre Puente Ojea y Pedro J. y calé a Pedro J., no se pudo escurrir. Ojea pidió permiso para hacer un manifiesto republicano, lo hizo, y Pedro J. dijo que era una barbaridad, que la monarquía era resultado de un referéndum y que lo había querido el pueblo. Es la idea dominante, el respeto a los demás que impide discutir lo importante. Y eso llega al colmo en Radio Nacional con Julio César Iglesias que cree en los extraterrestres. Las tertulias son esencialmente conservadoras, no se discute la entrada en Europa, la democracia y la Constitución. La crítica consiste en decir que no se aplican las normas. Esto unido a que los tertulianos se consideran lo más avanzado de la crítica da como resultado que sean profundamente reaccionarias. Son la propia negación de la filosofía, aunque ejercen esas funciones. Son un sucedáneo. Son los sofistas en los términos de Platón, que sin embargo los respetaba. Protágoras era la opinión pública, llegaba a Atenas y decían «¡ha llegado Protágoras!» Es como si ahora dijeran «¡ha llegado Luis del Olmo!» Dictamina lo que es prudente Y lo que no es prudente. Existe entre los tertulianos un respeto gremial, no se atacan, pues sería de mal gusto, así que dan la imagen de un grupo que está dentro del sistema, por decirlo en las palabras de Conde. Influyen mucho en la opinión del público, contra el Gobierno, de ahí lo del sindicato del crimen que me parece que fue una denominación que dio Girón a un grupo de universitarios. Lo peor que les puede pasar es que se diga que apoyan a Felipe o a Aznar, pues son el intelectual libre, son los típicos intelectuales. Su voluntad y su definición es la libertad. Pero están sometidos a las reglas del grupo y a unas premisas, la democracia, la monarquía, el altar. La crítica se dirige al incumplimiento de las reglas, y eso es tremendo para el Gobierno, que las incumple constantemente.»

[Gustavo Bueno (filósofo), en La Nueva España, Miércoles, 28 de diciembre de 1994]

TERTULIANO DE CARTAGO

 

Una de las principales figuras del siglo III para el cristianismo, Quinto Septimio Florencio Tertuliano, más conocido simplemente como Tertuliano, nació en el seno de una familia gentil (o pagana) en Cartago -África- hacia el 150-160 d.C. Su padre era centurión en la armada preconsular, y Tertuliano, tras una juventud disipada y licenciosa según su propio testimonio se convirtió al cristianismo en la ciudad de Roma, hacia el año 195 d.C. siendo después, según Jerónimo, presbítero de la iglesia de Cartago.

Sus primeras obras (de su etapa "católica", antes de hacerse Montanista) son escritos generalmente apologéticos contra los paganos y las diversas herejías y cismas de la época. En estas obras se nota su educación como abogado por la retórica que usa en sus argumentos, a veces mordaz y otras veces directamente tomada del derecho romano. Así, para tertuliano, el depósito de la fe descansa exclusivamente en la iglesia universal, que ha recibido sus enseñanzas de los apóstoles, por lo que los herejes y cismáticos ni siquiera tienen derecho "legal" de usar el nombre de cristianos y las Escrituras, ni la Iglesia se debe tomar la molestia siquiera de discutir con los mismos. Estos argumentos serían usados 1400 años después por la iglesia católico-romana contra el naciente protestantismo y su lema de "Sola Escritura". Notemos que lo que Tertuliano dice es que la iglesia podía demostrar una uniformidad de doctrinas por medio de los escritos apostólicos (aún no compilados en el Nuevo Testamento en la época de Tertuliano) y que precisamente la respuesta, en el siglo XVI, de los protestantes al catolicismo-romano, es que éste se había apartado de sus propias doctrinas originales, a las que el protestantismo (que a fin de cuentas en sus comienzos fue un intento de  "reforma" dentro de la iglesia católico-romana) trataba de volver.

Hubiese sido tertuliano de Cartago un santo del siglo III para la Iglesia Católico-Romana, conocido como azote de los herejes y defensor de la ortodoxia, si no hubiese abrazado, el año 207 d.C. el Montanismo (a los que llamamos "Los pentecostales del siglo II"), del que ya hemos estudiado algo en el siglo II y del que tanto habló Ireneo de Lyon (tratándolo más como grupo "heterodoxo" que como herejía). ¿Qué es lo que vio tertuliano en este movimiento? Pensemos que el montanismo no fue un cisma ni una herejía en sus principios, más bien, del mismo modo que hoy pasa con el movimiento carismático o pentecostal, fue una involución de carácter rigorista y en muchos casos fanática y exagerada, que se dio en el seno de todas las comunidades de la iglesia y que pese a que terminó siendo condenada por la misma, terminó siendo un movimiento que supo ganarse el respeto por su ortodoxia doctrinal y su rigor cuando se despojó de sus rasgos más místicos y exagerados.

Así, conociendo el carácter de tertuliano, no es de extrañar que se viese atraído por el rigor de los Montanistas del siglo III y su excesivo celo por la santidad y el orden de vida cristiana. Por otro lado parece que los montanistas africanos eran mucho menos místicos y más serios que sus homólogos de frigia y Asia Menor.

Vemos una vez más, como hoy en día, la contraposición entre dos concepciones extremas de la iglesia: La concepción "legalista" y hasta diría "fundamentalista" de la vida cristiana, y la concepción de que la Iglesia es ante todo una comunidad basada en el "Amor" donde todos, con sus imperfecciones, tienen cabida.

Ya como montanista Tertuliano siguió escribiendo tratados contra las herejías, que han sido capitales para entender el posterior desarrollo de la teología cristiana. Quizá la más importante es su tratado "Contra Praxeas", un alegato contra un tal Praxeas, que en la iglesia de Roma se opuso al montanismo y su interpretación acerca de la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Así, Praxeas predicaba el llamado "patripasiosismo" herejía que explicaba que Dios unas veces actuaba como Padre, otras como Hijo, y otras como Espíritu. Así, entonces el Padre sufrió también la pasión, puesto que el Padre es el Hijo.

Tertuliano entonces postula la siguiente fórmula para entender la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Esa fórmula es que HAY EN EL DIOS ÚNICO UNA SOLA SUSTANCIA Y TRES PERSONAS DIFERENTES. Tertuliano es así el primero que acuña la fórmula trinitaria (resulta muy gracioso y hasta anacrónico que los Testigos de Jehová -antitrinitaristas-, por puro desconocimiento lo citen en algunos de sus tratados y folletos: De ahí la importancia de leer más a menudo páginas WEB como esta). La idea de que en Cristo hay una sola Persona pero dos naturalezas distintas: la humana y la Divina, también es de Tertuliano.

Escribió además, como montanista, ardientes alegatos contra la iglesia católica a la que acusaba de falta de rigor y santidad, y llamaba a los católicos los "psíquicos" por su oposición, según él, al Espíritu Santo. Su legalismo y rigorismo llegó al extremo de reprochar a la iglesia por los refrigeria que hacía llegar a los mártires encarcelados tachando de glotonerías esas ayudas a, por propugnar que si se podía se debía escapar del martirio (los montanistas lo buscaban y lo llegaban a provocar -contra la opinión de la iglesia ya desde el siglo I). Además, según él (y el montanismo) la iglesia no podía reconciliar con la pax ecclesiastica no solo a los que habían cometido pecata gravitoria, o pecado de muerte (apostasía, homicidio y adulterio), sino tampoco a los que cometían pecados menos graves (esto es, para el montanismo, existían numerosos pecados irremisibles que hacían perder la salvación).

Se opuso completamente a todo lo que sonara a cultura pagana dentro de la iglesia (filosofía, etc.)

Resulta tremendamente paradójico que un defensor de la ortodoxia como Tertuliano, se uniese a un grupo tenido por herético por el resto de la iglesia, y que ya "en la herejía" produjese fórmulas teológicas que han resultado ser de primerísima importancia para la Iglesia. Debemos notar además (sería imposible exponer el porqué aquí, por falta de tiempo) la importancia de su influencia en la Iglesia latina -romana- al ser el primer gran teólogo que escribió en latín.

[Tertuliano de Cartago. El origen de la doctrina de la Trinidad.

En: http://www.cristianismo-primitivo.org/siglo_III/tertuliano.htm]