Hispanoteca - Lengua y Cultura hispanas

Infinitivo - otros usos

© Justo Fernández López

Gramática española - Nivel superior

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INFINITIVO CON VALOR IMPERATIVO

En el habla coloquial, especialmente en el nivel popular, se sustituye generalmente la desinencia -d, de la segunda persona del plural del imperativo, por -r: venir, callar, en lugar de venid, callad.

 

*Callar, niños. > Callad, niños.

*No alborotar. > No alborotéis.

Es propia del registro coloquial la forma del infinitivo con valor imperativo tanto cuando va precedida de la preposición a como cuando se emplea para dar órdenes no a interlocutores concretos sino al público en general.

En estos casos se entiende elidido el imperativo del verbo auxiliar de una perífrasis verbal (¡A trabajar! > Poneos a trabajar; ¡A limpiar! > Empezad a limpiar).

 

Niños, a dormir.

Chicos, a comer.

Y ahora a trabajar.

Girar a la derecha. [señal de tráfico]

No tocar, peligro de muerte. [advertencia en un poste de alta tensión]

«Constituyen actos verbales en los que se solicitan o se ordenan acciones diversas los formados con «a + infinitivo», propios del servicio coloquial:

 

A comer.

A dormir.

A estudiar.

A trabajar.

¡A especular se ha dicho!

Todas ellas constituyen asimismo actos verbales. Muchas de estas construcciones impositivas se caracterizan por su tono expeditivo:

 

A callar y a tus cosas, metomentodo.

¡A ordeñar las ovejas, ya!

A trabajar, que no debemos saber de descanso si queremos conservar este puesto.

¡Silencio! ¡A callar todos!

No obstante, se documentan ocasionalmente estas expresiones en contextos en los que se recomienda algo, por tanto en situaciones que no llevan aparejada desconsideración hacia el interlocutor: A dormir, mujer, mañana lo acompañaremos al tren.

También se emplea «a + infinitivo» en invitaciones vehementes a realizar alguna actividad, a menudo placentera:

 

¡A bailar, a bailar! – gritaron Paco, Edelmira, Obdulia y Ronzal

¡A vivir que son dos días!

¡A disfrutar se ha dicho, a pasarlo bien!

¡A distraerse! Estamos en Carnaval.

Se registran, no obstante, algunos usos de esta construcción en fórmulas exclamativas de sentido opuesto, como en ¡A jorobarse tocan y punto en boca! La expresión a seguir bien se emplea en España como fórmula de despedida en contextos poco formales: –Pues mire, muchas gracias. –A seguir bien. No se asimilan, en cambio, a esta construcción de sentido imperativo las expresiones a ver, que manifiesta expectativa, y a saber, que encabeza las enumeraciones.

Suelen resultar poco consideradas con el interlocutor las expresiones de sentido imperativo, propias del español coloquial europeo, que se construyen con «sin + infinitivo», como ¡Sin ofender!; ¡Sin insultar!; Sin avasallar: Hace falta un hombre en casa, eso se ve, y un servidor está hecho con material de primera, señora, así que sin faltar. Tienen como las anteriores fuerza ilocutiva, en lo que coinciden con algunos gerundios (andando, andandito, callandito).» [RAE: NGLE, § 42.5p-r]

«Se precibe en casi todos los países hispanohablantes cierta alternancia entre el uso del infinitivo y las formas del paradigma imperativo en carteles y rótulos, en los que puede leerse Pase sin llamar o Espere en esta línea, junto a No fumar (más raramente No fume o No fumen); No estacionarse; No aparcar (raramente No estaciones, No aparque o No aparquen).

En la España meridional y en varias zonas de América –entre ellas, parte de Centroamérica y del área rioplatense– se usan en infinitivo los verbos pronominales como formas imperativas dirigidas a dos o más interlocutores, como en los siguientes ejemplos:

 

¡Callarse!

¡Silencio! ¡Sentarse y escuchar!

¡Acercarse todos!

Estos infinitivos imperativos se evitan en los registros formales, en los que se prefieren las formas Cállense; Siéntense; Callaos; Sentaos; Acercaos. Se recomienda evitar en la lengua escrita expresiones como ¡Venir a echarme una mano!, en lugar de ¡Venid (o Vengan) a echarme una mano!, o ¡Darle lo que os pida!, en lugar de ¡Dadle lo que os pida! o ¡Denle lo que les pida!

El infinitivo se usa a menudo en fórmulas de sentido exhortativo en la comunicación escrita informal: No contestar por correo electrónico; Revisar el contenido periódicamente, etc. y también en otras variantes de la lengua escrita, por ejemplos los textos escolares: Ordenar alfabéticamente las siguientes palabras; Resumir el texto que aparece a continuación. Estas expresiones se suelen considerar poco apropiadas en otros registros formales.» [RAE: NGLE, § 42.3q]

No es correcto, aunque muy frecuente con verbos pronominales, el uso de la forma del infinitivo con valor imperativo en la segunda persona del plural.

La segunda persona del plural del imperativo, seguida del pronombre átono os, pierde la -d final: Marchad + os > Marchaos.

 

*Callaros todos. > Callaos todos. [en vez de *Callados]

*Poneros en fila. > Poneos en fila. [en vez de *Ponedos]

La forma pronominal de la segunda persona del plural del imperativo de ir es idos, no *íos (forma que, sin embargo, se usó en la lengua clásica).

«Las formas del imperativo del verbo ir son ve (), vayan (ustedes) e id (vosotros), y para usos pronominales, vete () e idos (vosotros).

 

¡Idos; dejadme solo!

¡Idos todos!

En el español clásico se usó también la forma íos como imperativo plural de irse, pero hoy resulta arcaica. Por otra parte, está sumamente extendida en la lengua coloquial de España la variante iros, como en Iros ya, que es tarde o en los ejemplos siguientes:

 

Oh, iros todos a paseo y dejadme hacer lo que me venga en gana.

Iros, iros vosotros; yo saldré detrás.

Adiós, iros si queréis. Yo no voy tan corriendo.

La forma idos constituye una excepción en el sistema verbal español, ya que es el único caso en que se mantiene el segmento -d ante el pronombre enclítico os, lo que puede atribuirse al escaso cuerpo fónico a que queda reducida la forma -íos. El predominio de la forma iros en el lenguaje oral es el resultado de un proceso de rotacismo [conversión de s en r en posición intervocálica]. Pudo haberse influido por la tendencia general que se percibe en el español europeo a insertar /r/ epentética en la 2.a persona del plural de los imperativos: marcharos por marchaos, callaros por callaos, etc.

En ciertas variantes de la lengua popular de España se atestigua el uso de irse como imperativo de este verbo pronominal (como en ¡Venga, irse apuntando los que faltan!), uso que se extiende a veces al registro coloquial. Este valor obedece a la tendencia general a formar imperativos en -r.

Está marcadamente desprestigiada –y se considera, por tanto, incorrecta– la forma veros (como en ¡Veros de aquí!), que se registra como imperativo de ir en la lengua popular y rural de ciertas zonas del Levante español (Valencia y Murcia). Esta variante se pudo crear fundiendo la segunda persona del singular del imperativo (ve) con la del plural (idos), lo que daría lugar a la forma híbrida vedos. El rotacismo que se produce en vedos ~ veros es similar al que se percibe en idos ~ iros. También se ha registrado verse como imperativo de irse en algunas variantes rurales de la lengua hablada en el Levante español.» [RAE: NGLE, § 4.13i]

«La -d final del imperativo de segunda persona de plural en parte del español hablado en España desaparece cuando se agrega el pronombre enclítico -os (marchaos, haceos, poneos, arrepentíos; en este último quizá para evitar la confluencia con el participio). Como en otros casos, también aquí es frecuente en el coloquio sustituir la -d por una -r. Los textos que reflejan el habla coloquial muestran estos usos

 

Bien, ahora poneros a escribir.

Venid, sentaros junto al fuego.

Eso es, haceros los dormidos. Como si no os conociera bien.

En los registros más formales se recomiendan las opciones sin -r: Poneos a escribir; Sentaos junto al fuego, etc.» [RAE: NGLE, § 42.3k]

Infinitivo introductor o de gerenalización

Locutores de radio y televisión emplean con especial delectación un infinitivo de generalización que no se apoya en ningún otro verbo y que se erige en verbo principal, y con valor absoluto, de la oración, por lo que equivale a una forma verbal en forma personal:

 

*Bien, señores, decirles que el partido será transmitido por esta cadena.

Debió decir: … les advertimos que …

*Para terminar, añadir que, si cogen hoy el coche, tengan precaución.

Debió decir: … para terminar, queremos añadir que …

Rápidamente informarles que …

Debió decir: … rápidamente les informamos que …

En lugar de este infinitivo introductor se debe usar un subjuntivo en plural de modestia (señalemos que, digamos que), o una construcción quiero + infinitivo, queremos + infinitivo, o he de + infinitivo, hemos de + infinitivo (queremos advertir que …, he de destacar que …, quiero señalar que …).

«En el habla coloquial se usa el infinitivo en contextos en los que serían de esperar formas conjugadas, incluso con sujeto expreso, como en

 

Sea quien sea, nosotros saludar y marcharnos, ¿eh?

donde el que habla da un consejo o una orden.

Se recomienda evitar el uso del infinitivo independiente con los verbos decir, indicar, señalar y otros similares en los contextos en los que se introduce alguna información dirigida a alguien, como en

 

Señoras y señores, comunicarles que … (se prefiere … les comunicamos que… o … quisiera comunicarles que…) o en

Por último, decirles que no se pierdan el programa (se prefiere … debo decirles que… o alguna fórmula similar): Solo comunicarles que el chico que falleció tan solo tenía 19 años.» [RAE: NGLE, § 26.14e]

«Desde hace unos años –por lo menos desde 1980– usan con alguna frecuencia locutores de radio y televisión, presentadores de actos públicos, más raramente periodistas, e incluso profesores y escritores, el infinitivo del verbo decir o de algún sinónimo o semi-sinónimo suyo (exponer, advertir, señalar, destacar, añadir, etc.) introduciendo un mensaje en forma de proposición con que:

 

Ya en la información internacional, destacar que el Parlamento iraní ha anulado hoy el mandato parlamentario de...

Añadir, ya para terminar, que el ministro del Interior comparecerá esta tarde ante el Senado.

Finalmente, señalar que, en lo que toca a la cría en granjas y parques estatales, la mayoría de las especies se van desarrollando conforme a los cálculos efectuados.

Por lo que respecta a ‘descafilador’, solo señalar que es una palabra que no aparece en el DRAE.

En la norma tradicional, en lugar de este infinitivo introductor se usa un subjuntivo en plural de modestia (señalemos, digamos, etc.), o una construcción quiero / queremos + infinitivo, o he de / hemos de + infinitivo (queremos advertir, he de destacar, etc.» [M. Seco 1998: 258]

Construcciones de infinitivo reduplicado

Los infinitivos en posición de tópico inicial pueden duplicarse en la oración que sigue a este. El infinitivo tematizado puede contener o no un pronombre enclítico. Se asocia a menudo con un esquema discursivo más amplio en el que la pauta reduplicativa introduce cierta información que se concede, a la que se opone otra de mayor peso argumentativo en el texto que sigue, por lo que va a veces seguida de una oración adversativa o de una justificación de lo que se acaba de afirmar. Tras el infinitivo en posición de tópico inicial, es también posible construir un inciso con la fórmula «lo que se dice + infinitivo». El infinitivo temático puede aparecer introducido por la preposición por o por partículas introductorias temáticas (en cuanto a, como, lo que se dice, etc.):

 

Recibirlo, yo lo recibo.

Verse, se ven de cuando en cuando.

Saberlo, lo sé porque lo vi con mis propios ojos.

Intentar, lo intentaré, pero no sé si lo lograré.

Saber, me parece que no sabía nada.

Dibujar, sí dibujaba bien.

Saber, sabe. Pero no tanto como cree.

Estar, estuvo. Pero poco tiempo.

Estudiar, estudia, pero no aprueba los exámenes.

Comer, come, pero lo imprescindible.

Comprar no voy a comprar ahora, los precios van a bajar.

Saber, lo que se dice saber, no, pero sí sabía que no era algo malo.

Aparecer, lo que se dice aparecer, no. La vi, eso sí.

Bueno conocer, lo que se dice conocer, le digo. Lo vi un par de veces.

Lo que se dice estudiar, no estudia mucho.

En cuanto a comprar, no compraré nada hasta que no bajen los precios.

Te digo que por no tener no tiene ni vergüenza.

Aquí por no haber no hay ni iglesia.

«Algunos infinitivos reciben interpretación temática. Se usan en oraciones en las que se retoma en el enunciado el verbo introducido en infinitivo, casi siempre para sugerir o anticipar algún contenido adversativo, como en Recibir, yo le recibo; otra cosa es que nos vayamos a entender. Se ajustan a esta pauta los siguientes ejemplos:

 

Decirle, nunca le dijo nada.

Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler, me duele hasta el aliento.

Verlo, ya no lo vi más.

Decir, dicen todo de todos.

En cuanto a votar, lo que se dice votar, votaría por UCN, es decir, por el señor Flores.

En el área andina se registra una variante de esta construcción con dos infinitivos, el primero de ellos introducido por la preposición de, como en De gustarme, gustarme, no me gusta, pero le saco jugo. La primera mención de estos verbos duplicados puede aparecer también en forma personal, como en La abuela Angiulina nunca trabajó, lo que se dije trabajar, con un sueldo.» [RAE: NGLE, § 26.14g]

Infinitivo en oraciones exclamativas

Se usa la fórmula «mira que + infinitivo» en oraciones exclamativas para expresar lo desacertado de algo, casi siempre una acción ya acaecida:

 

Perdona, soy una boba, mira que preocuparme tanto por ese mocoso.

Mira que no darte cuenta de que ese hombre solo buscaba tu dinero.

Infinitivo en oraciones interrogativas directaS parciales

En las interrogativas directas parciales el infinitivo suele presentar la incertidumbre o la indecisión ante alguna actuación futura que se considera problemática o introducir preguntas retóricas.

 

¿Qué hacer frente a la crisis?

¿Cómo saber si alguien te quiere de verdad?

¿A quién dirigirse para resolver este problema?

¿Y qué decir de los recortes que ha hecho el Gobierno?

¿Por qué dedicar tanto tiempo a un asunto tan nimio?

¿Por qué no esperar a que bajen los precios de los pisos?

El infinitivo sustantivado

El infinitivo es una categoría gramatical que puede tener la función de nombre. Para saber cuándo un infinitivo tiene la función de nombre, basta con anteponerle un artículo o un adjetivo demostrativo, o cualquier otro determinativo. Si la oración suena bien, el infinitivo está funcionando como nombre.

Hay infinitivos sustantivados que forman parte del léxico y tienen variación de número:

el deber > los deberes

el saber > los saberes

el querer > los quereres

el sentir > los sentires

el pesar > los pesares

Infinitivo adumbrativo

El infinitivo adumbrativo o de bosquejo es una especie de infinitivo histórico para describir con una vaguedad expresiva y llena de suposiciones. Se trata de un infinitivo muy frecuente entre los escritores latinos, como Salustio (Guerra de la Yugurta). Lo encontramos también en Escenas andaluzas de Estébanez Calderón.

Te lo tengo que hacer todo: yo escribir tus cartas, llevar tu ropa a la tintorería, hacerte la comida y la cama, fregar los platos y llevar los niños a la escuela..., en fin, yo llevar toda la casa.

[yo tiene aquí valor enfático y antitético o de contraposición de acciones: ‘yo..., ¿y tú?’]

El infinitivo en las perífrasis verbales

No se deben confundir las oraciones subordinadas de infinitivo que funcionan como complemento directo de un verbo principal en una oración compleja con las perífrasis verbales con infinitivo: deber + infinitivo, poder + infinitivo, soler + infinitivo, etc., que funcionan en la oración como una simple forma verbal. En las perífrasis, la forma no personal (infinitivo, gerundio, participio) nunca realiza ninguna función sintáctica respecto de la forma conjugada o auxiliar, puesto que forma conjugada e infinitivo forman una unidad verbal.

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