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Pasiva refleja - Vacilaciones en la concordancia

© Justo Fernández López

Gramática española - Nivel superior

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horizontal rule

Vacilaciones entre concordancia en plural y en singular

«Generalizados son los casos en que, por transformación gramatical regular, un complemento directo pasa a formularse como sujeto, y consecuentemente, el verbo pasa a concordar con él. Esto es lo que sucede en las oraciones de pasiva refleja. Es decir, en aquellas en las que la significación pasiva viene expresada por un verbo activo en tercera persona más el pronombre reflexivo se. En ellas el antiguo complemento directo pasa a funcionar como sujeto por lo que en principio debe concordar con el verbo en persona y número:

Han construido muchas viviendas.

Se han construido muchas viviendas.

Han sido construidas muchas viviendas.

Se arreglan paraguas.

Se exportan frutos del país.

Se venden pisos.

Se alquilan cuartos.

Para eso se contrataban eventuales.

Los esclavos se vendían y compraban.

Este sujeto paciente, normalmente pospuesto, es parte del predicado más que tema de la oración, y por eso se siente a veces más como complemento directo que como sujeto. Por esta razón, y en contextos muy determinados (anuncios, carteles murales, etc.), el sujeto puede aparecer sin concordancia en número con el verbo, especialmente si aquel no lleva determinantes.

Se ha construido muchas viviendas.

Se arregla paraguas.

Se exporta frutos del país.

Se vende pisos.

Se controlaba eventuales.

Se vendía y compraba esclavos.

Justamente lo inverso puede suceder con las construcciones llamadas ‘impersonales con se’, en las cuales no hay en principio ningún sujeto, como en las pasivas reflejas, sino que en su lugar aparece un sustantivo con la preposición a en la función de complemento directo (o indirecto). Dada la equivalencia semántica entre este sustantivo y el sujeto de las pasivas reflejas, no es raro encontrar oraciones con un sustantivo precedido de la preposición a en concordancia con el sujeto morfológico. Se trata de usos sistemáticamente censurados por las gramáticas:

*Se contrataban a eventuales. = Se contrataba a eventuales.

Quizá el caso más importante de oscilación entre concordancia en plural y en singular sea el también derivado de la construcción de pasiva refleja cuando al verbo principal le acompaña un infinitivo, especialmente si infinitivo y verbo forman una perífrasis verbal [de aspecto o con un verbo modal]. En estos casos, la unidad que se forma entre ambos verbos es tan estrecha, que el complemento directo del infinitivo lo es también del verbo personal, de modo que pasa a sujeto formal de la oración. Pero, como la unidad de la perífrasis es gradual, aquí también puede entenderse que es el infinitivo el que pasa de complemento directo a sujeto, en singular, de la pasiva refleja. De ahí surge la doble posibilidad de la concordancia en plural o singular. La norma recomienda sistemáticamente el plural en los ejemplos que siguen:

Allí se {pueden/puede} coger flores.

No se debería(n) sacar las basuras a estas horas.

Ahora ya no se suele(n) llevar esas faldas.

Ya se ha(n) dejado de fabricar esas armas.

Se tendría(a) que castigar tales delitos.

Se comenzaba(n) a llevar ya los trajes de chaqueta.

Se {acabó/acabaron} por adoptar tales costumbres.

En el caso del último ejemplo, la norma no es firme.

Sin embargo, la concordancia en plural – que revela la función de sujeto del sustantivo – se hace prácticamente obligada cuando el sustantivo, con fines enfáticos o de relieve, antecede al verbo principal [construcciones que Mendikoetxea (1999: § 26.2) clasifica como “oraciones medias con se”]:

Las flores se {pueden/*puede} coger allí.

Las basuras no se {deberían/*debería} sacar a estas horas.

Esas faldas ya no se {suelen/*suele} llevar ahora.

Esas armas ya se {han/*ha} dejado de fabricar.

Tales delitos {tendrían/*tendría} que castigarse.

Los trajes de chaqueta ya se {comenzaban/*comenzaba} a llevar.

Tales costumbres {acabaron/*acabó} por adoptarse.

Pero muchos infinitivos subordinados a un verbo personal tienden a unirse con él y formar una especie de perífrasis. No es, pues, extraño que sea el complemento directo del infinitivo – tanto como el propio infinitivo – el que pasa, en la pasiva refleja, a concordar como sujeto en plural con el verbo. Todas las formas en plural de los ejemplos que siguen están censuradas por las gramáticas, precisamente porque son frecuentes:

*Con estas medidas se consiguen evitar los robos.

[= Con estas medidas se consigue evitar los].

*Se pensaban abrir caminos por el parque nacional.

*Se calculan ganar unos diez millones con la operación.

*Se trataban de superar esos inconvenientes.

Esta concordancia – incorrecta, como se ha señalado – se hace más patente si el sustantivo se adelanta al verbo (evitándose casi siempre la construcción mediante la pronominalización del sustantivo destacado):

*Los robos se consiguen evitar con estas medidas.

[Los robos, se consigue evitarlos con estas medidas].

*Esos inconvenientes se trataban de superar.

[Esos inconvenientes, se trataba de superarlos].

Aunque con menos frecuencia, los hablantes interpretan también como perífrasis verbales – indebidamente, según se insiste en las gramáticas – algunas construcciones de verbo personal más infinitivo sujeto, con la consecuencia de que se formula como sujeto, no el infinitivo (en singular) sino el complemento directo de este (si va en plural):

*A mí me chiflan oír esas cosas.

[A mí me chifla oír esas cosas].

*Me gustas más estudiar otras asignaturas.

*Ya sé que te duelen tener que desmentir esos rumores.

No faltan, sin embargo, construcciones inversas, en las que aparece el verbo en singular, sin concordancia con el sustantivo sujeto, que va en plural y pospuesto, esto es, formando parte del predicado; en muchos casos se sobreentiende un infinitivo:

Para eso va muy bien [tomar] ciruelas pasas.

Para acceder a esas carreras hace falta [tener] dos idiomas.

En suma, buena parte de las vacilaciones en la concordancia del sujeto se debe a las oscilaciones de la unidad sustantiva entre la función de sujeto (concordancia con el verbo) y la de complemento directo (sin concordancia), teniendo en cuenta que un sujeto integrado en el predicado puede llegar a igualarse con el complemento directo, mientras que un complemento directo destacado ante el verbo puede, en determinadas circunstancias, equipararse al sujeto.» [Martínez 1999: § 42.10.1.4]

«Las vacilaciones del tipo

Se vende pisos,

Se venden pisos

apenas las hay en

Se vendieron pisos.

Las vacilaciones que existen en las diversas épocas de nuestra lengua, son mucho menos frecuentes de lo que determinadas investigaciones teóricas podrían dar a entender. Realmente se recogen muy pocos casos anómalos y, por desgracia, se fabrican muchos ad hoc en algunos trabajos, o se consiguen mediante encuestas dirigidas que producen vacilaciones en los encuestados. Las oraciones

Se venden pisos  y

Se vendieron los pisos

tienen la misma estructura sintáctica (intransitiva no impersonal), a pesar de que la segunda permita el paso a una segunda de pasiva

Los pisos fueron vendidos

y la primera no

*Pisos son vendidos.

El presente frente al pasado y la determinación o no del sustantivo explican la diferencia.

Tampoco la oración

Mi padre tiene dos coches

permite el paso a pasiva sin que por ello deje de ser una estructura transitiva.

La inseguridad de algunos hablantes, por cruces analógicos debidos a escasa y deformada formación gramatical, conduce a la concordancia en plural cuando no hay pasiva refleja:

*Se premiaron a los jugadores.

*En aquella reunión se hablaron de muchas cosas.

Que un complemento directo o un complemento de régimen verbal establezcan concordancia con el verbo es ya demasiado. Ni siquiera hay coherencia en las vacilaciones en estructuras con se.

Sin embargo, auténticas y naturales (no artificiales por ultracorrección pseudoerudita) vacilaciones en los hablantes se producen en pasivas reflejas con los verbos poder, deber y soler + infinitivo:

Se puede(n) pavimentar las calles.

Se suele(n) pavimentar las calles.

Se debe(n) pavimentar las calles.

Por analogía con

Se desea pavimentar las calles,

Se ordenó (o se prohibió) pavimentar las calles,

la inseguridad de los hablantes se puede disparar – incluso para

Se desea(n) pavimentar las calles.

Parece claro que sintácticamente el comportamiento de poder, deber y soler + infinitivo no es como el de desear, ordenar, prohibir, etc. + infinitivo. La primera estructura, aunque se dude de su categoría de perífrasis verbal, tiene comportamientos perifrásticos; de ahí que el sintagma nominal, funcione como funcione (sujeto en este caso), lo hace con respecto al grupo <V + Inf.>:

Se pavimentan las calles,

Se pueden pavimentar las calles,

como

Se tienen que pavimentar las calles.

Se acaban de pavimentar las calles.

La otra estructura con infinitivo no es para nada perífrasis verbal, con lo que la secuencia con infinitivo es el sujeto sintáctico de la pasiva refleja, y al ser el infinitivo el núcleo del sujeto, la concordancia es en singular (y el sustantivo o sintagma nominal es el complemento directo del infinitivo):

Se ordenó pavimentar las calles.

Se ordenó pavimentarlas.

Se ordenó que pavimentaran las calles.

Se ordenó que las pavimentaran.

Se pudieron pavimentar las calles.

*Se pudieron pavimentarlas.

*Se pudo pavimentar las calles.

*Se pudo que pavimentaran las calles.

*Se pudo pavimentarlas.

*Se las pudo pavimentar (salvo con otro sentido, no de pasiva refleja).

Ahora podemos comprender las segundas de pasiva con las que estas pasivas reflejas se relacionan:

Las calles pudieron ser pavimentadas.

Las calles tuvieron que ser pavimentadas.

*Las calles ordenaron (o desearon, o prohibieron) ser pavimentadas

(a lo más, aunque resulta insólito,

*Pavimentar las calles fue ordenado – prohibido – deseado[González Calvo 1993: 35-36]

«La no distinción entre la impersonalidad semántica e impersonalidad sintáctica ha llevado a muchos gramáticos a considerar gramaticalmente iguales las oraciones

de pasiva refleja:

Se solicitó permiso a la Autoridad.

Se venden pisos.

Estos libros no se venden.

Se eligieron nuevos representantes.

y las oraciones impersonales:

Se recibió a los turistas.

Se aplaudió a los jugadores.

Se habla idiomas.

Sin embargo, las oraciones

Se solicitó permiso a la Autoridad,

Se venden pisos,

responden al mismo esquema sintáctico que el de las pasivas normales con “ser”; lo que no ocurre con las oraciones

Se recibió a los turistas.

Se aplaudió a los jugadores.

Se habla idiomas.

Veamos:

Se solicitó permiso = Fue solicitado permiso.

Se vendieron diez pisos = Fueron vendidos diez pisos.

Si a veces la pasiva con “ser” resulta forzada, se debe al poco uso que hoy se hace de esta construcción y a ciertas restricciones gramaticales aún no bien explicadas.

Para algunos, las oraciones

Se solicitó permiso a la Autoridad,

Se venden pisos,

Estos libros no se venden,

Se eligieron nuevos representantes,

son impersonales concordadas, y piensan que lo que nosotros hemos llamado sujeto sería más bien objeto, por lo que no se establecen diferencias sustanciales con las oraciones

Se recibió a los turistas.

Se aplaudió a los jugadores.

Se habla idiomas.

Incluso, se llega a decir que en oraciones como

Se encontró petróleo (también en Fue encontrado petróleo)

habría un sujeto tácito fuera del sintagma verbal (parecido al francés il), y el nombre o sintagma nominal u oración que siguen al verbo formarían parte del sintagma verbal, es decir, del predicado. Si esto es así, habría que distinguir dos tipos de sujeto en estas oraciones: un sujeto tácito fuera del SV, y un sujeto explícito dentro del SV, por lo que su proximidad a la función objeto o complemento directo sería patente. Nosotros seguimos creyendo que el rasgo formal de la concordancia en número y persona habilita al SN u oración que sigue al verbo encabezado por se a ser considerado sujeto.

Los sujetos gramaticales de las oraciones

Se solicitó permiso a la Autoridad,

Se venden pisos,

Estos libros no se venden,

Se eligieron nuevos representantes,

son, salvo en el último ejemplo, inanimados. De ser animados, estas oraciones podrían ser ambiguas tal y como ocurrió en el castellano antiguo. Por ello, lo normal es que en estos casos tal sujeto haya pasado a la función de complemento directo precedido por a y, por tanto, el esquema oracional es ya sintácticamente impersonal. En efecto, una posible oración como:

Se aplaudieron los jugadores,

podría significar que “los jugadores se aplaudieron unos a otros” (valor recíproco) o que “alguien aplaudió a los jugadores”. De ahí que hoy, al referirnos a esta segunda posibilidad, digamos

Se aplaudió a los jugadores

[Gómez Torrego, Leonardo: Valores gramaticales de “SE”. Madrid: Arco/Libros, 1994, p. 29-30]

Semiperífrasis y construcciones no perifrásticas

«Las perífrasis verbales pueden formar pasivas reflejas en las que el auxiliar concuerda con el primitivo complemento directo del verbo auxiliado, ahora convertido en sujeto:

Esas infracciones se tienen que denunciar.

Las máquinas de escribir se han dejado de usar.

No se llegaron a publicar sus obras.

Como desear no es un verbo auxiliar, sino pleno, aparece en singular en

Se deseaba conseguir los permisos necesarios (pasiva refleja).

Se percibe, sobre todo en los registros informales, cierta tendencia a integrar algunos de estos verbos plenos en el grupo de los auxiliares. La integración no ha pasado todavía a la lengua culta, por lo que se recomienda evitar la variante concordada que la pone de manifiesto. Se aconseja, por tanto, no construir oraciones como

Se deseaban conseguir los permisos necesarios,

que se consideran incorrectas.

Algunos verbos que normalmente no forman perífrasis dejan de imponer a sus sujetos en determinadas construcciones las restricciones que les son habituales. Se llaman a veces semiperífrasis las estructuras así obtenidas.

Los verbos conseguir, intentar, lograr, necesitar o tratar se consideran, paralelamente, semiauxiliares, ya que no se comportan como los verbos plenos cuando se combinan con infinitivos en las pasivas, especialmente si son reflejas. Las relaciones de concordancia muestran esta marcada tendencia a integrarse en la clase de los auxiliares. También la pone de manifiesto el hecho de que estos verbos dejen de construirse en tales casos con el sujeto agente que los caracteriza:

Se intentan derogar ciertos Edictos del Serenísimo Señor Infante Duque de Parma.

La conflagración que se desató hacia las cuatro de la tarde logró ser dominada en principio con los extintores a manos de los empleados.

Este olvido parece que tratará de ser subsanado este año.

Antes de trabajar con metal, madera, o cualquier material, se necesitan conocer sus propiedades.

A pesar de que la tendencia que se describe va en aumento en el español contemporáneo, se prefieren las variantes de estas oraciones que no presentan los verbos mencionados como auxiliares de perífrasis:

Se intenta derogar… en el primer caso, … pudo ser dominada… en el segundo, etc.

El verbo saber muestra un comportamiento similar. Construido con infinitivo significa ‘poseer capacidad o habilidad’ (Sabía hablar alemán), pero en el ejemplo siguiente, procedente de la lengua periodística, aparece con sujeto de cosa, a diferencia de lo que sería de esperar:

Eso sirvió para echar las bases de un parque industrial cuyos recursos no se supieron capitalizar.

También en este caso se consideran preferibles las pasivas reflejas de sujeto oracional, por tanto con verbo en singular: las drogas que se intentó exportar, los problemas que no se ha sabido solucionar. Ello no impide que «saber + infinitivo» presente en la lengua general algunas propiedades características de las construcciones perifrásticas, especialmente la elipsis de grupo verbal:

Ella sabía cocinar muy bien, pero él no {sabía ~ *lo sabía}.

Existe cierta tendencia a ampliar el número de perífrasis verbales con las que se construyen las pasivas reflejas. Así, se asimilan de forma indebida a los auxiliares los verbos desear, esperar, intentar y otros, en oraciones como cuando se desean obtener éxitos (en lugar de cuando se desea obtener éxitos) o Se esperan (en lugar de Se espera) alcanzar las quinientas mil firmas necesarias para el referéndum.

Los rasgos de plural en el verbo indican que se interpretan como perífrasis verbales (desean obtener, esperan alcanzar) y que el grupo nominal constituye, en esta pauta, el sujeto paciente del verbo conjugado, en lugar del complemento directo del infinitivo.

Se recomiendan, pues, en todos estos casos, las variantes en singular (desea, espera), es decir, la pasiva refleja con sujeto oracional: Se desea obtener éxito.» [RAE: NGLE-Manual, § 28.1.3b; 28.1.2g; 41.6.2d]

Vacilación en la concordancia del verbo en las pasivas con se

En la ‘pasiva refleja’ cuando el objeto nocional es plural, ¿se trata de una concordancia anómala, es una oración ‘impersonal activa’ o es simplemente una variante de la pasiva refleja?

Para la RAE se trata de una oración ‘impersonal activa’, la no concordancia no es anómala, pero es recomendable en la norma culta evitar la concordancia en singular cuando el objeto inanimado que sigue al verbo va en plural:

«La vacilación que en nuestros días se produce entre

Se venden botellas  y 

Se vende botellas,

Se alquilan coches  y

Se alquila coches,

tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado.» (Esbozo 1973: § 3.5.6b-6e, p. 382-383).

Manuel Seco es más tajante en cuanto a la norma:

«Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3. persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decir: Se espera chubascos (tan anormal como sería “Es esperado chubascos”).» (Manuel Seco 1998: 410)

Amaya Mendikoetxea diferencia:

La anteposición del sintagma nominal (sujeto gramatical determinado), típica de las oraciones medias con se, fuerza la concordancia:

Las excursiones comenzarán a realizarse.

Mientras que en las pasivas con se, en las que el sujeto gramatical, que puede ser indeterminado, va normalmente pospuesto al verbo, se da la alternancia

Comenzarán a realizarse excursiones.

[pasiva ‘refleja’ o pasiva con se] con

Comenzará a realizarse excursiones.

Según la RAE (Esbozo), es una oración ‘impersonal activa’; según Mendikoetxea, es una variante de las pasivas con se, es decir, semánticamente equivale a una pasiva. La única ‘impersonal’ sería aquella en la que el objeto es animado y va marcado o precedido por la preposición a:

Se consulta a los médicos.

«Las oraciones pasivas con se,

Finalmente se construyeron casas,

son oraciones pasivas sintácticamente (aunque no morfológicamente); las oraciones impersonales con se,

Se expulsó a los alborotadores,

son oraciones activas sintáctica y morfológicamente; las oraciones medias con se [el sujeto es determinado y va antepuesto al verbo] son una subclase de las anteriores: medias-pasivas,

Este libro se vende fácilmente,

y medias-impersonales [objeto animado antepuesto],

A estos niños se les asusta fácilmente.

En cuanto al significado, no se observan diferencias entre las pasivas y las impersonales (que se interpretan como oraciones con sujeto implícito o indeterminado), pero sí que hay diferencias entre éstas y las oraciones medias, que vienen dadas por la interpretación del sujeto como ‘afectado’ y del que se predica una cualidad inherente.» (Medikoetxea 1999: § 26.1.4, p. 1653)

El giro no concertado

Se vende botellas

no es una oración impersonal, sino una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se

Se venden botellas.

Uso ya antiguo que se extendió a América sin llegar a generalizarse.

Factores que favorecen el giro no concertado según Mendikoetxea 1999: § 26.3.2.2.

 ●

«Algunos gramáticos opinan que lo auténticamente conforma con la sintaxis española es decir

Se busca representantes,

Se alquila habitaciones, etc.,

y que el uso del verbo en plural se debe a presiones “normativas”; teniendo en cuenta la abundancia de oraciones de esta clase en las que el verbo y el elemento nominal concuerdan en número, la opinión anterior nos parece poco fundamentada, al menos para el español actual, y habrá que ver en ella sólo el deseo de una simplificación de la gramática.»

[Molina Redondo, José A.: Usos de “se”. Cuestiones sintácticas y léxicas. Madrid: SGEL, 1990, p. 21]

Norma académica culta: RAE

«Con el verbo en voz pasiva, se calla el agente o productor de la acción cuando es desconocido o no interesa mencionarlo, tanto en la pasiva perifrástica con ser como en la pasiva refleja: La paz fue aceptada equivale a La paz se aceptó. Si el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos respectivamente, Las paces fueron aceptadas o Las paces se aceptaron. El uso de la pasiva refleja aparece consolidado desde los primeros textos literarios: Hobo Santa María siete placeres muy grandes del su fijo, que se cantan en sante eglesia (Partidas, prólogo), y sigue en progresión creciente hasta nuestros días. Tratándose de cosas, esta construcción no ofrecía dificultad; pero cuando se aplicaba a personas, nacía ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja. Así ocurre, con el sujeto pasivo en plural, en los siguientes textos: Viendo la muchedumbre de cristianos que cada día se mataban (Granada, Símbolo, II, 12); Que el señor del castillo era un follón y mal caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros (Quijote, I, 3).

Para resolver esta ambigüedad posible, el idioma fue extendiendo la práctica de poner el verbo en singular acompañando al sujeto pasivo con la preposición a. Por ejemplo, la frase ambigua

Se obsequian las señoras

se convierte en

Se obsequia a las señoras,

donde no hay duda posible. Pero entonces, inmovilizado el verbo en singular y acompañando las señoras con la preposición a, las construcciones de este tipo quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se) y un complemento directo de persona con la preposición a (a las señoras).

Generalizada ya esta construcción con complementos de persona, tiende a propagarse con complementos de cosa, claro está que sin preposición en este caso. La vacilación que en nuestros días se produce entre

Se venden botellas  y 

Se vende botellas,

Se alquilan coches 

Se alquila coches,

tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado. En singular no hay signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración  Se ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría aclarar la duda.

Con los verbos que son siempre pronominales no cabe emplear el se impersonal ni el pasivo. Suele sustituírsele entonces por el indefinido uno, una; p. ej.:

Se atrevería uno a hacer lo mismo.

A veces se queja uno sin razón.

Lo mismo ocurre con las acepciones pronominales de los verbos transitivos:

Se acostumbra uno a todo, Se despeina una con ese viento.»

[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1973, § 3.5.6b-6e, p. 382-383]

 ●

«Se venden casas o se vende casas

Aunque tienen en común el omitir el agente de la acción, conviene no confundir las oraciones impersonales (carentes de sujeto y con el verbo inmovilizado en tercera persona del singular) y las oraciones de pasiva refleja (con el verbo en tercera persona del singular o del plural, concertando con el sujeto paciente). La confusión puede darse únicamente con verbos transitivos, pues son los únicos que pueden generar ambos tipos de oraciones: Se busca a los culpables (impersonal) / Se buscan casas con jardín (pasiva refleja).

En el castellano antiguo solo existían las oraciones de pasiva refleja, que no planteaban ningún problema cuando el sujeto denotaba cosa: «Se cantan cosas torpes e malas» (Cuéllar Catecismo [Esp. 1325]); pero cuando el sujeto denotaba persona se producían casos de ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja; así, una oración como Se tratan bien los pobres podía tener una interpretación reflexiva (a sí mismos), recíproca (entre sí) o de pasiva refleja (por alguien que no se menciona). Para evitar la ambigüedad se fue extendiendo la práctica de anteponer al sustantivo de persona la preposición a, cuando la oración debía interpretarse como pasiva refleja: «Que se respeten a los prelados de la Iglesia» (Palafox Carta [Esp. 1652]). Finalmente se inmovilizó el verbo en singular, dando lugar a la estructura impersonal con se del español actual: «A pesar del régimen excepcional con que se trataba a los reclusos extranjeros» (Chavarría Rojo [Ur. 2002]). Así pues, las oraciones impersonales nacen solo referidas a persona.

Hoy, según la norma culta mayoritaria, reflejada en escritores de prestigio de todo el ámbito hispánico, se utiliza la construcción impersonal cuando el verbo transitivo lleva un complemento directo de persona determinado —y, por tanto, necesariamente precedido de la preposición a: «Allí estaba la campana con que se llamaba a los trabajadores» (Araya Luna [Chile 1982]); «Dio las instrucciones para que [...] se buscara a las adoratrices de la Vela Perpetua» (Sánchez Héroe [Col. 1988]); y se usa la construcción de pasiva refleja cuando el verbo transitivo lleva, en la versión activa de la oración, un complemento directo de cosa, o bien un complemento directo de persona no determinado —no precedido, por tanto, de la preposición a—; esos complementos directos de la versión activa son los sujetos de la pasiva refleja: «Se exponen tesis y se buscan argumentos que tengan fuerza persuasiva» (Marafioti Significantes [Arg. 1988]); «Se buscan jóvenes idealistas» (Tiempo [Col.] 16.5.92).

De acuerdo con esta distribución de uso, la construcción impersonal no es normal ni aconsejable cuando el complemento directo denota cosa; no obstante, en algunas zonas de América, especialmente en los países del Cono Sur, se están extendiendo las construcciones impersonales con complemento directo de cosa, aunque su aparición es aún escasa en la lengua escrita: «Es frecuente que se venda materias primas de baja calidad» (FdzChiti Hornos [Arg. 1992]); en estos casos, la norma culta mayoritaria sigue prefiriendo la construcción de pasiva refleja: «A esa hora solo se vendían cosas de comer» (GaMárquez Crónica [Col. 1981]); «Se vendían papas fritas, caramelos y salchichas en cada esquina» (Allende Eva [Chile 1987]).

Algunos verbos transitivos, como nombrar, elegir, seleccionar, contratar y similares, admiten ambas construcciones y pueden dar lugar, sin reparos, a oraciones de pasiva refleja con sujeto de persona determinado; así, tan correcta es la oración de pasiva refleja «Se elegirán los alcaldes por voto popular» (Tiempo [Col.] 2.1.88), donde los alcaldes es el sujeto paciente de se elegirán, como la oración impersonal «Se elegirá a las autoridades de la institución para el período 1997-1998» (Hoy [El Salv.] 23.4.97), que carece de sujeto gramatical y en la que las autoridades es el complemento directo de se elegirá. Suele preferirse, en estos casos, la construcción impersonal, porque al ser imposible su interpretación reflexiva o recíproca no da lugar a enunciados ambiguos. Lo que no debe hacerse es mezclar ambas construcciones: *«Se elegirán a los cargos del partido» (Nación [C. Rica] 27.11.96); debió decirse Se elegirán los cargos o Se elegirá a los cargos [Real Academia Española: Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana, 2005, p. 591]

Norma prescriptiva generalizada: Manuel Seco

«La forma se es empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la oración:

Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’

Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3. persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decir:

Se espera chubascos.

(tan anormal como sería “Es esperado chubascos”)

Desde este monte sereno de Palestina se vertió sobre los hombres las más altas enseñanzas. (Unamuno)

El sujeto de esta construcción pronominal pasiva es con frecuencia una proposición con verbo en infinitivo o con que + subjuntivo:

Se prohíbe fumar.

Se dice que no tardará.

Evítese la confusión de esta construcción pasiva con la impersonal.

La confusión de la construcción pronominal pasiva – tipo

Se vendió la casa

con la construción impersonal con se – tipo

Se vive bien

Se respeta a los ancianos

reduciendo una y otra a la construcción impersonal –

Se vendió las casas

aunque es anormal, como queda dicho, en el español de España, está tan arraigada en el español de América que se encuentra atestiguada en sus escritores más prestigiosos, e incluso instituciones idiomáticas como la Academia Chilena declaran igualmente aceptables allí las oraciones

Se venden artículos de tocador.

Se vende artículos de tocador.

La construcción pronominal pasiva (se vendió) es mucho más frecuente que la construcción pasiva con el verbo ser (fue vendido). Sin embargo, predomina la pasiva con ser cuando se expresa el agente de la acción verbal

Fue vendida la casa por los hijos.

Otro uso importante de se es el que da carácter impersonal a la oración. Esta construcción impersonal solo se presenta en tercera persona singular, carece de sujeto gramatical y puede llevar complemento directo de persona:

Se respeta a los ancianos

o no llevar complemento directo:

Se pasa bien aquí.

Es anormal poner el verbo en plural cuando el complemento directo es plural

 Se respetan a los ancianos.

Se declararon por tiranos a todos cuantos con semejantes pretextos había hecho guerras.

Este uso erróneo se debe a la confusión entre la construcción impersonal con se y la construcción pasiva con se.

Un caso especial se presenta cuando el complemento directo de la construcción impersonal con se es un pronombre personal átono de tercera persona

se les castigará

se los castigará

se las castigará

Recapitulando lo dicho, las construcciones con se no reflexivo se distinguen:

a) La referencia a ‘cosas’ o ‘acciones’ es propia de la construcción pasiva. En este caso, el sustantivo o proposición que designa la ‘cosa’ o la ‘acción’ actúa como sujeto gramatical, y el verbo, por consiguiente, va en singular o plural según sea singular o plural el sujeto: Se vendió la casa. Se esperan chubascos. Las proposiciones de infinitivo o de que + subjuntivo son gramaticalmente sustantivos singulares: Se prohíbe fumar.

b) La referencia a ‘personas’ o la ausencia de referencia a cualquier objeto de la acción son propias de la construcción impersonal. En este caso, el sustantivo que designa a la ‘persona’ funciona como complemento directo (con a), y el hecho de que tal sustantivo vaya en singular o plural no afecta a la forma del verbo, ue se mantiene siempre en singular: Se respeta a los ancianos

[Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1998, p. 410-411]

Exposición diferenciada: MENDIKOETXEA

«La clasificación entre oraciones pasivas y oraciones impersonales, que pasa por alto la analogía semántica entre oraciones pasivas con se y las oraciones impersonales con se, resulta aún más inadecuada a la hora de clasificar el giro concertado como pasivo y el no concertado como impersonal. A lo largo de este capítulo hemos seguido una clasificación de carácter formal, reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a. Seguimos aquí manteniendo esta definición (que se amplía en el § 26.4) para cubrir verbos de naturaleza intransitiva), considerando así el giro no concertado (Se vende botellas), no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden botellas). La variante en cuestión no de aparición reciente, sino que aparece constatada en la lengua desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar nunca a generalizarse.

El uso del giro no concertado, que tradicionalmente se ha considerado como ‘anómalo’ o ‘desviado’, a menudo se asocia con la lengua hablada de hablantes no cultos; sin embergo hay gramáticos que observan una preferencia por el giro no concertado en las obras de algunos escritores, como Unamuno, así como entre los hablantes de algunas zonas de América. Este fenómeno se ha atribuido a un proceso de ‘hipercorrección’, al asociar la construcción del español con la estructura francesa con on que muestra concordancia singular. [...]

Uno de los factores que favorecen el giro anómalo es el grado de determinación del sintagma nominal; es común encontrar ejemplos no concertados con sintagmas nominales plurales sin determinante en oraciones como

Se necesita aprendices.

Se alquila cuartos.

Se cultiva plátanos.

pero no es usual la construcción con sintagmas nominales determinados con artículos definidos o demostrativos, como en los ejemplos siguientes

?*Se cultiva estos plátanos.

?*Se vende los mejores coches.

Otro factor que puede influir en la relajación de la concordancia, es la posición: la falta de concordancia resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al verbo:

*Aprendices se necesita aquí.

*Los mejores coches se vende aquí.

La no concordancia parece verse favorecida por el aspecto imperfectivo: la oración

Se vende libros.

contrasta con

?Se vendió libros.

con aspecto perfectivo.

Cuando el objeto lógico lo componen dos sintagmas nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de los sintagmas es singular:

Sólo se oía el blando batir de las olas y el canto monótono de un grillo.

Otro factor es la ‘distancia’ entre el elemento verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, lo que favorece la relajación de la concordancia incluso cuando los sintagmas nominales llevan determiantes definidos.

Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales.

Se conoce en la mayoría de los casos los nombres de los culpables.

Se da a cada niño caramelos de menta.

En realidad, no es fácil determinar si nos encontramos ante oraciones pasivas de giro no concertado o ante oraciones impersonales. En el caso de ejemplos con parífrasis aspectual o con verbo modal

Se ha empezado a construir las vías férreas para llevar el AVE a la frontera.

[perífrasis aspectual]

Se puede pagar los envíos por medio de un cheque.

[verbo modal]

se puede considerar que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas. [...]

Los verbos de percepción parecen favorecer la falta de concordancia al estar asociados a esquemas sintácticos paralelos, incluso cuando no interviene ningún elemento, sin que el giro concertado se pueda clasificar como anómalo en ciertos contextos:

Desde aquí se ve las montañas de Gredos.

La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso cuando interviene el objeto indirecto como en

Se les da caramelos a los niños.

Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia fisica entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción.

Los factores que favorecen la falta de concordancia son, por tanto, de índole diversa y no pueden ser reducidos a la noción general de ‘distancia’, si bien es verdad que la intervención de locuciones adverbiales y adverbios pueden en algunos casos llevar a la no concordancia.» (Mendikoetxea 1999: § 26.3.2.2)

Resumiendo:

«El análisis del sintagma nominal sujeto nos ha llevado a abordar el problema de la alternancia de giros concertados y giros no concertados en las oraciones pasivas con se, que, a nuestro juicio, se trata de una alternancia que no entraña diferencias semánticas fundamentales, al contrario de lo que sugieren las clasificaciones tradicionales. El giro no concertado se da generalmente cuando las propiedades formales del objeto nocional se asemejan a las de los objetos gramaticales y se ve favorecido en ciertos contextos, en los que cabe destacar la coordinación de dos sintagmas nominales y la interposición de locuciones adverbiales y adverbios entre el verbo y el sintagma nominal concordante. La falta de concordancia se observa también con más frecuencia con predicados con verbos de percepción, verbos ditransitivos, verbos modales y perífrasis aspectuales.» (Medikoetxea 1999: § 26.3.4)

La así llamada 'concordancia anómala'

Se + 3. persona del singular de un verbo transitivo + objeto directo en plural. Sería el caso de una pasiva refleja no concertado, para algunos autores se trataría de una ‘concordancia anómala’.

Para Mendikoetxea (1999) se trata de una variante de las pasivas con se.

«Hemos seguido una clasificación de carácter formal, reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a. Esta definición se amplía para cubrir verbos de naturaleza intransitiva, considerando el giro no concertado (Se vende botellas), no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones de pasiva con se (Se venden botellas). La variante en cuestión aparece en la lengua desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar nunca a generalizarse. [...]

La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso cuando no interviene el objeto indirecto como en

Se les da caramelos a los niños,

Se le da a cada niño caramelos de menta y piruletas de fresa,

por lo que parecería que son otros los factores que favorecen la falta de concordancia, y no simplemente la distancia física entre verbo y sintagma nominal. El siguiente ejemplo citado por Sepúlveda (1988: 131) muestra la coexistencia del giro concertado y el no concertado con un verbo ditransitivo en una misma noticia (lo que apoya la hipótesis de que el giro no concertado es una variante del giro concertado, sin que se observen diferencias semánticas entre las dos construcciones):

a. Caruana, lamenta que no se hayan entregado a los cuarteles más banderas constitucionales.

b. Luis Caruana mantuvo un encuentro con los medios informativos, en el que se lamentó que en Zaragoza no se haya entregado a los cuarteles más banderas constitucionales.

Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales

Se ha empezado a construir las vías férreas para llevar el AVE a la frontera,

y verbos modales

Se puede pagar los envíos por medio de un cheque.

Existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia física entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos la falta de concordancia no es una "desviación", sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción. [...]

Los factores que favorecen la falta de concordancia son, por lo tanto, de índole diversa, y en cualquier caso no pueden ser reducidos a la noción general de 'distancia' entre el elemento verbal concordante y el sintagma nominal que concuerda con el primero, si bien es verdad que la intervención de locuciones adverbiales y adverbios puede en algunos casos llevar a la no concordancia.» [Mendikoetxea 1999: § 26.3.2.2]

«De Kock/Gómez Molina (1990: 167) konstatieren, dass die Gegner der aufgegebenen Kongruenz am rezessiven se der Agenskodierung allgemein gelassen gegenüberstehen und umgekehrt die Gegner der Agenskodierung die Aufgabe der Kongruenz verteidigen. Die symmetrisch verteilten Positionen sind darüber hinaus bestimmten Forschungstraditionen affin: die Generativisten sind die entschiedensten Gegner der Agenskodierung, sie, und allgemeiner die Linguisten außerhalb Spaniens, tendieren aber zu Verteidigung der aufgegebenen Kongruenz. Umgekehrt werten vor allem spanische Linguisten die forma no concertada als caso anómalo, nehmen dagegen die Agenskodierung in Kauf oder propagieren sie gar. Seco (1993: 182) vertritt gegen jede statistische Wahrscheinlichkeit, das Agens sei am se-Passiv ebensogut wie am ser-Passiv kodierbar.

Die Distribution dieser entgegengesetzten Bewertungen erweist sich als in hohem Maße kohärent vor dem Hintergrund der Polarität von promotional und no-promotional passive. Die Agenzkodierung impliziert eine nur relative “agent suppression”, die an “verb stativization” gekoppelt ist. Die aufgegebene Kongruenz ist dagegen ein Indiz für niedrige “non-agent promotion” und niedrige “verb stativization”, die mit hoher “agent suppression” korreliert sind. Die gegensätzliche Positionen sind auf diese Weise auslegbar als Versuche, das grammatisch-rezessive se zu klassifizieren entweder als kanonisches promotional passive (‘spanische Tradition’) oder als unkanonisches non-promotional passive (‘generativische und typologisch ausgerichtete Tradition’). Der Zusammenhang mit verschiedenen Forschungsinteressen ist evident.

Beide Fraktionen tendieren dazu, sprachliche Fakten, die der eigenen Auffassung widersprechen, für irrelevant zu erklären: die einen mit dem Hinweis, die entsprechenden Fakten seien agrammatisch qua gresprochen-sprachlich, die anderen mit dem komplementären Hiweis, das ungelegene Material stamme aus distanzsprachlichen, normorientierten Registern und niemals aus spontaner Produktion. Vor dem Hintergrund des skizzierten Antagonismus ist nicht erstaunlich, dass die ältere Akademiegrammatik, der Esbozo, im Anschluss an Gili Gaya (1943), bestimmte Agenskodierungen am rezessiven se akzeptiert:

Se firmó la paz por los embajadores.

La paz se aceptó por los plenipotenciarios.

Así se afirma por todos.

María Moliner (1987: II, 1117) hält, im Gegensatz zum Esbozo, die Agenskodierung für agrammatisch.» [Schmidt-Riese, 1998b: 101-102]

Consejo para la enseñanza de español como lengua extranjera

«La pasiva refleja puede tener como sujeto una cosa, una oración o un sujeto animado indefinido, pero cuando este último es concreto y determinado, entonces aparece una tercera construcción formada por el pronombre se + verbo en tercera persona del singular + objeto directo precedido de a.

La construcción impersonal con se se opone a la pasiva con ser en los mismos aspectos que la refleja, ya que su aparición cuando el verbo es transitivo viene impuesta por la naturaleza del objeto directo, que ha de ser animado y concreto. Su nacimiento parece deberse a la intención de evitar ambigüedades con construcciones reflexivas o recíprocas. No obstante, los estudiantes deben saber que en algunos casos pueden alternar ambas esctructuras con absoluta libertad, sin que tales contextos estén claramente establecidos. Así, parece que el carácter plural del paciente permite el empleo de la pasiva refleja, aunque la posibilidad de ambigüedad hace aconsejable la impersonal.

Pronto se nombrarán los nuevos ministros.

Pronto se nombrará a los nuevos ministros.

Como es bien sabido, no todos los estudiosos aceptan como gramaticales las construcciones impersonales con complemento de cosa (que normalmente se limitan a verbos como vender, comprar o alquilar):

Se alquila habitaciones

cuya agramaticalidad se hace más marcada cuando el complemento directo está determinado:

*¿Qué habitaciones se alquila?

A mi entender, aunque el profesor considere incorrecto dicho cruce de estructuras (como es mi caso), debe informar a los estudiantes extranjeros sobre su existencia, así como sobre la problemática que entraña.» 

[Torrens, Ma Jesús: “Actividades para la enseñanza de la gramática en niveles superiores. Pasiva con ser + participio / pasiva refleja e impersonal”. En: Cuadernos Cervantes 18/año IV/1998, p. 48-50]

Posición del clítico se en las oraciones pasivas reflejas

«En lo que al clítico se despronominalizado se refiere, o sea, como partícula de pasiva refleja y de impersonalidad sintáctica, conviene decir que, mientras que es gramatical tanto su anteposición como su posposición en las pasivas reflejas con perífrasis, es dudosa y a veces clara la agramaticalidad en las impersonales sintácticas:

Se {pueden/deben/tienen que/han de/empiezan a...} discutir los problemas.

{Pueden/deben/tienen que/han de/empiezan a...} discutirse los problemas.

Aquí se {puede/debe/tiene que/ha de/empieza a...} estar bien.

*Aquí puede {puede/debe/tiene que/ha de/empieza a...} estarse bien.

Aquí no {se puede/se debe/se tiene que/se ha de/se empieza a...} fumar.

* Aquí no {puede/debe/tiene que/ha de/empieza a...} fumarse.

Por otro lado, el clítico de un verbo pronominal auxiliar no puede pasar a adherirse al auxiliado, pero el de un verbo pronominal auxiliado sí puede adherirse al auxiliar:

Se puso a contar chistes.

*Puso a contarse chistes.

Tuvo que marcharse.

Se tuvo que marchar.

A veces se comparan oraciones con anteposición y posposición de clíticos como si fueran dos variantes de una misma estructura y, por lo tanto, requirieran un mismo análisis, cuando, en realidad, se trata de estructuras diferentes con análisis también distintos:

Se lo oí decir a Juan.

[Los clíticos se y lo complementan a . Variante: Se lo oí a Juan.]

Oí decírselo a Juan.

[Variante: Oí que se lo decían a Juan]»

[Gómez Torrego 1999: § 51.1.2.7, p. 3332]

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