Se medias - pasivas - impersonales 3 Resumen © Justo Fernández López Gramática española - Nivel superior
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Partícula se en oraciones
medias - pasivas - impersonales
Se puede aparecer en
Sustitución de le/les cuando sigue una forma pronominal con l-:
El correo se lo he entregado a su secretaria.
Oraciones reflexivas en tercera persona:
Se peina a raya.
Oraciones recíprocas:
Siempre que se encuentran se saludan efusivamente.
Oraciones activas impersonales:
Se come bien en este restaurante.
Se vive muy bien en este barrio.
En esta ciudad se habla muy bien.
Oraciones pasivas reflejas cuando se desconoce o no interesa el agente:
Se venden zapatos.
Se abren las tiendas a las diez.
Mendikoetxea (1999: § 26.1.1 y 26.1.2) establece una
Clasificación de las construcciones con se
Construcciones medias
Oraciones
medias
con se
Medias-pasivas
sujeto antepuesto al verbo /
aspecto verbal imperfectivo]
Sujeto nocional agente:
Las casas prefabricadas se construyen con mucha rapidez.
Sujeto gramatical inanimado:
singular o plural
Sujeto gramatical animado plural:
Las mujeres no se conocen nunca bien.
Medias-impersonales
Sujeto nocional agente:
A los hijos no se les escoge.
Sujeto nocional experimentante:
A los ogros se les teme con intensidad.
Objeto gramatical animado singular o plural:
A Ricardo no se le conoce nunca bien.
Objeto gramatical inanimado con verbos preposicionales:
De las drogas se depende fácilmente.
Otras
oraciones medias
con me, te, se, nos, os
Incoativas o
Inacusativas
El bosque se quemó.
Tú te quemaste.
El perro se asustó.
Vosotros os asustasteis.
Oraciones
Pronominales
(me, te, se, nos, os, se)
Reflexivas
Los niños se lavan.
Nosotros nos lavamos.
Vosotros os laváis.
Pseudo-reflexivas
Juan se desmayó.
Yo me desmayé.
Tú te desmayaste.
Construcciones pasivas con se
Construcción:
Pasiva perifrástica = ser + participio.
Pasiva con se = se + verbo en tercera persona singular o plural.
Las pasivas con se describen una acción o actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona
porque interesa sólo destacar la acción verbal.
Construcciones impersonales con se
Construcción:
se + tercera persona singular del verbo.
Las pasivas con se describen una acción o actividad que implica la intervención de un agente que no se menciona
porque interesa sólo destacar la acción verbal.
Construcciones medias con se
La voz media sirve de expresión a una acción o proceso verbal que ‘afecta’ al sujeto gramatical, que, con verbos transitivos, se corresponde con el objeto nocional (semántico) del verbo.
Son oraciones estativas (expresan estados) y sólo pueden construirse con aspecto imperfectivo, requiriendo a menudo la presencia de un ‘activador de la genericidad’ (verbo modal, adverbio, locución adverbial, expresión cuantivativa, negación o afirmación positiva).
Características de las oraciones medias:
Sujeto antepuesto al verbo, que concierta con el sujeto. Junto a la anteposición, otra característica del sujeto de las oraciones medias-pasivas es que tienen el rasgo determinado: aparece con artículos definidos, demostrativos, etc.
Las camisas de algodón se lavan fácilmente. [media-pasiva]
Estos libros no se pueden leer. [media-pasiva]
Estas novelas se leen de un tirón. [media-pasiva]
[propiedad inherente al sujeto > ‘ser de fácil lectura’; cuando es posible, estas oraciones son sustituibles por ser + adjetivo en –ble: Estas frutas no se comen = ‘estas frutas no son comestibles’]
Las novelas de Mario Símmel se venden rápidamente.
[se trata de novelas muy solicitadas o de un autor famoso]
La anteposición del sujeto y su rasgo determinado en las medias, contrasta con la posposición del sujeto, que puede ser indeterminado, de las pasivas con se:
Se venden chalets de lujo. [pasiva]
Se escogieron buenos materiales. [pasiva]
Se hacen retratos. [pasiva]
«Así pues, que el sujeto sea determinado en las oraciones medias parece estar relacionado con el hecho de que debe aparecer antepuesto, mientras que el sujeto de la oración pasiva al poder aparecer pospuesto, puede ser indeterminado» (Mendikoetxea 1999: 1658).
La razón de que el sujeto en las medias el sujeto sea determinado es porque debe ir antepuesto, y va antepuesto por ser ‘tema’ o ‘tópico’ del enunciado, elemento del que se predica algo, en este caso una propiedad. La posición normal del ‘tema’ es la inicial por ser información conocida en el discurso. Al contrario que el ‘foco’, cuya información es nueva y aparece normalmente en posición final:
Las camisas blancas se lavan con lejía.
[las camisas (el sujeto determinado y antepuesto) es el ‘tema’, o información conocida, del que el predicado expresa una cualidad inherente; con lejía es el ‘foco’ o información nueva]
Cuando el foco aparece ‘tematizado’, va en posición inicial y es a la vez tema y foco, situación que se da cuando el elemento focalizado tiene valor contrastivo. En estos casos el sujeto de las oraciones medias va pospuesto, lo que no significa una excepción a la regla de la anteposición del sujeto en las oraciones medias, más bien refleja un proceso común a todas las oraciones en español: relación entre la función discursiva (comunicativa) y función sintáctica (orden de los elementos en la oración).
CON LEJÍA se lavan las camiss blancas (¡y no con amoniaco!).
[la escritura del ‘foco’ con mayúscula indica que el foco es el elemento de la oración con mayor fuerza prosódica, el núcleo de la información, y por tanto generalmente información nueva, al contrario del ‘tema’ (información ya conocida o mencionada en el discurso)]
Una oración media convierte a un verbo transitivo en un verbo con valor estativo y aspecto verbal imperfectivo. Estas oraciones aparecen en los tiempos imperfectivos: presente y pretérito imperfecto. Junto con el aspecto imperfectivo tiene que aparecer algún elemento ‘activador de la genericidad’ (verbo modal, adverbio o locución adverbial, expresión cuantivativa, negación o afirmación positiva:
Estas frutas no se pueden comer. [con verbo modal]
Estas frutas se comen en países del sur. [con locución adverbial]
Estas frutas se comen casi siempre sin pelar. [expresión cuantitativa]
Estas frutas no se comen. [negación]
Estas frutas sí (que) se comen. [afirmación positiva]
Estas frutas se comen.
[afirma la propiedad expresada por el verbo: ‘estas frutas son comestibles’]
Pronombre personal átono en construcciones medias
«Hay que señalar el uso frecuente de construcciones medias con un pronombre personal átono en función de objeto indirecto; este pronombre establece una especial relación de pertenencia entre el sujeto de la oración y la persona implicada. Ejemplos:
Se le adormeció el dolor.
Se le agolpó la sangre en las mejillas.
Se me apresura el pulso al verla.
Se nos ha averiado el coche.
Aquí se os calentarán los pies.
Se me cierran los ojos.
Al verlos creí que se me paraba el corazón.
Se le produjo una hemorragia al día siguiente de la operación.
Los verbos que aparecen en oraciones de este tipo son también muy numerosos; entre ellos tenemos:
abrirse, alegrarse, alejarse, apagarse, apretarse, arrasarse (Se le arrasaron los ojos), arrugarse, atragantarse, bajarse, cansarse, cortarse, curarse, derretirse (Se me derritieron las pasiones), enredarse, estropearse, pasarse (Se me ha pasado el tiempo sin sentir), presentarse (Se le presentó una complicación), rizarse (Se te ha rizado el pelo), secarse, subirse, torcerse, etc.
Algunos verbos intransitivos aparecen también en construcciones semejantes:
Se le caen las cosas de las manos.
Se me escapan las mejores oportunidades.
Se os van todas las ideas como por encanto.
Se le ocurren muchas cosas.
Obsérvese que en casi todos estos casos puede establecerse una relación con oraciones transitivas:
¡Ya has tirado el reloj! /
No lo he tiraro; se me ha caído.
Dejas ir las mejores oportunidades. /
No las dejo ir; se me escapan.
Abandonas incomprensiblemente ideas muy buenas. /
No las abandono; se me van.
Hay que concluir, por tanto, que estos verbos están usados como transitivos en estos casos. Nótese que ocurrirse adquiere un significado (‘venirle a una persona una idea determinada, tener una ocurrencia’) muy alejado del original (ocurrir ‘suceder’).»
[Molina Redondo, José A.: Usos de “se”. Cuestiones sintácticas y léxicas. Madrid: SGEL, 1990, p. 34-35]
Construcciones incoativas con se
Dentro de las oraciones medias
Los bosques en verano se queman rápidamente.
hay que distinguir las incoativas con se
Se quemó el bosque.
Las oraciones incoativas con se expresan procesos de carácter perfectivo a partir de verbos causativos que denoten un cambio (físico o psíquico) y de posición o un cambio de lugar: abrir, cortar, derretir, hundir, ahogar, acercar, acostumbrar, alegrar, asustar, aburrir, etc., y que indiquen un proceso que se da sin la intervención de un agente o causa (proceso espontáneo). No son oraciones estativas (no denotan estados), como las medias, sino procesos de verbos que expresan eventos o realizaciones: aspecto perfectivo. En esto se diferencian también de las pasivas con se, que expresan acciones controladas por un agente. Al contrario que las medias, no precisan ningún ‘activador de genericidad’: basta con expresar que ha pasado algo o que está pasando, sin más modificaciones.
Por su carácter perfectivo, es posible la confusión entre las incoativas y las pasivas:
Se cerró la puerta
[espontáneamente = debido a un golpe de viento]
Se cerró la puerta
[intencionadamente = para que no entrara nadie más]
Construcciones pasivas con se
Se diferencian de las medias en que en las medias el sujeto va antepuesto, mientras que en las pasivas con se va pospuesto al verbo y concertando con él. El sujeto puede aparecer tanto determinado como indeterminado.
Se compran muchas cosas que no se necesitan.
Se venden libros a precios módicos.
Estas oraciones no muestran restricciones aspectuales como las medias con se, que muestran únicamente aspecto verbal imperfectivo, o como las pasivas perifrásticas que tienen restricciones aspectuales. Las pasivas con se pueden aparecer con todo tipo de verbos, de ahí que sean más frecuentes que las pasivas perifrásticas.
Restricciones aspectuales en la pasiva con ser
Aspecto léxico
Aspecto flexivo o sintáctico
perfectivo
(verbos desinentes)
perfectivo (tiempos del pasado, excepto el pretérito imperfecto): Es posible la pasiva.
imperfectivo (presente / imperfecto): Sólo es posible la pasiva con una interpretación puntual,
habitual, repetitiva o permanente, así como con el presente histórico; si no es posible esa lectura,
la pasiva es inaceptable.
imperfectivo
(verbos permanentes)
imperfectivo: Los verbos imperfectivos (no delimitados) requieren una forma verbal imperfecta
en el auxiliar que les permita expresar un evento iterativo, habitual o permanente.
imperfectivo / perfectivo: Si el agente expreso (sintagma-por) tiene un referente plural y genérico,
se pueden usar tanto los tiempos perfectivos como los imperfectivos.
Si no se puede interpretar como genérico, un verbo imperfectivo (no delimitado)
no puede formar pasiva con ser.
Pasiva con se y pasiva perifrástica con ser
«En principio, la pasiva con se puede formarse tanto con un predicado delimitado [perfectivo] como con uno no delimitado [imperfectivo], y con el verbo en forma perfecta o en forma imperfecta [presente o pretérito imperfecto]:
Ayer se abrieron al fin las puertas del conservatorio.
Hoy se abren de nuevo las puertas del conservatorio.
Se comentaron cosas sobre el futuro del conservatorio.
Siempre se comentan cosas sobre el futuro de conservatorio.
Ahora bien, un factor que distingue la pasiva con se de la perifrástica es lo que Fernández Ramírez (1951) definió como su carácter sentencioso o universal: la pasiva con se suele usarse con predicados con valor general en tanto que la pasiva perifrástica denota preferentemente eventos particulares, concretos, puntuales. Por tanto, entre las circunstancias que determinan o favorecen el uso de la pasiva con se, pueden mencionarse las siguientes:
§ la Aktionsart [aspecto léxico] del predicado es iterativa o habitual: Se comentaron cosas sobre el futuro del conservatorio.
§ el enunciado tiene un valor general (en especial si aparece con un verbo modal: Se suelen hacer muchas tonterías cuando se está nervioso.
§ el sujeto procede de un complemento interno al verbo: Se corrieron los cien metros lisos más rápidos de la historia.
En cambio, en la pasiva perifrástica se prefieren los eventos singulares con un objeto externo que aparecerá a la izquierda del verbo cuando este se pasivice, y con un agente – explítico o no – de intervención evidente. Los dos ejemplos siguientes ilustran la diferencia:
Se suelen hacer muchas tonterías cuando se está nervioso.
El trabajo fue hecho con entusiasmo (por los estudiantes).
En definitiva, hay una tendencia hacia la pasiva con se por parte de los predicados sin agente o con agente anónimo y con un complemento interno a la semántica del verbo frente a una inclinación de los predicados más dinámicos, con un agente de participación evidente y un complemento externo, hacia la pasiva perifrástica. La distribución complementaria de estas construcciones con respecto a las clases aspectuales de verbos se ejemplifica en los siguientes ejemplos:
En Atlanta de corrieron los 100 metros lisos más rápidos de la historia.
[el complemento es interno al verbo]
*En Atlanta fueron corridos los 100 metros lisos más rápidos de la historia.
La atleta fue descalificada por tomar anabolizantes.
*La atleta se descalificó por tomar anabolizantes.
Los predicados cuyo complemento directo externo es capaz de delimitar el evento aceptan tanto la pasiva perifrástica como la refleja:
El huerto de mi abuelo fue heredado por mi padre.
Ayer se abrieron por fin las puertas del conservatorio.
A menos que ese complemento directo externo tenga un referente humano. En este caso, sólo se acepta la pasiva perifrástica y la pasiva con se es imposible:
Descalificaron al atleta. [activa]
El atleta fue descalificado por tomar anabolizantes. [pasiva perifrástica]
*El atleta se descalificó por tomar anabolizantes.
El atleta se descalificó. [interpretación reflexica:‘se autodescalificó’]»
(Elena de Miguel, 1999: 46.4.2.3).
La pasiva con ser o ‘pasiva perifrástica’ está sometida a más restricciones que la pasiva con se o ‘pasiva refleja’, de ahí que el uso de la pasiva perifrástica sea cada vez menos en favor de la pasiva refleja.
Pasiva perifrástica con ser
Pasiva con se o pasiva refleja
Está sometida a restricciones aspectuales (ver más arriba), de ahí que su uso sea menos frecuente que la pasiva con se (o refleja).
No está sometida a restricciones aspectuales,
de ahí que sea más frecuente que la perifrástica.
Denota eventos particulares, concretos y puntuales.
Tiene un valor general: carácter sentencioso o universal.
Favorecen su uso:
los verbos dinámicos con agente de participación evidente;
los verbos que expresan eventos singulares con objeto externo y agente (explícito o no) de intervención evidente.
los verbos de aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo, que puede ser un referente humano: El atleta fue descalificado.
Favorecen el uso:
muy raras veces aparece un agente expreso;
los verbos con aspecto léxico habitual o repetitivo (iterativo);
el enunciado tiene un valor general, especialmente con verbos modales;
el sujeto procede en activa de un complemento directo interno al verbo;
aspecto perfectivo o delimitativo con objeto externo, excepto que este
objeto directo externo tenga un referente humano; en este caso,
el verbo va en tercera personal del singular y el objeto personal
va en acusativo precedido por la preposicón a: Se descalificó al atleta (impersonal), sin a, la oración es reflexiva: Se descalificó el atleta (a sí mismo).
Construcciones impersonales con se
La pasiva perifrástica (ser + participio) se puede emplear con verbos transitivos que en la oración activa tienen un objeto animado introducido por la preposición a
(1) Un grupo de fans agredió a los jugadores.
(2) Los jugadores fueron agredidos por un grupo de fans.
(3) *Se agredió a los jugadores por un grupo de fans.
(4) Se agredió a los jugadores. Fue un grupo de fans.
Como se ve (3), no es posible construir una pasiva con se que corresponda a una oración activa con objeto directo animado e introducido por a (1).
El término empleado con mayor frecuencia para referirse a oraciones como (4) es el de oraciones ‘oraciones impersonales con se’, en las que el verbo aparece con flexión invariable de tercera persona del singular. Estas construcciones con se están limitadas a contextos transitivos.
Muchos autores han interpretado estas oraciones como ‘activas’ (‘alguien operó sobre alguien’), ya que se diferencian sintácticamente de las pasivas con se. Sin embargo, semánticamente, se pueden interpretar como pasivas (‘alguien sufre lo que ha hecho alguien’).
«Las diferencias formales [sintácticas] no entrañan diferencias semánticas: ambos tipos de oraciones pueden interpretarse desde una perspectiva activa o pasiva (circunstancia que se atribuye a la indeterminación del sujeto nocional), pero son relevantes en el sentido de que hay procesos sintácticos que afectan a las pasivas con se y otros que afectan a las impersonales con se, y su correcta identificación depende de los criterios formales de clasificación de las distintas oraciones con se» (Mendikoetxea 1999: 1639)
Según Mendikoetxea, muchos analistas confunden ‘sentido o significado’ con ‘paráfrasis’ desde una perspectiva activa o pasiva.
«El hecho de que las dos interpretaciones (o perspectivas) sean posibles se debe a la indeterminación del sujeto en ambos casos, que es independiente de las diferencias formales observadas en cuanto a la realización del objeto nocional, al igual que ocurre en las oraciones pasivas perifrásticas sin agente explícito» (íbd.)
Hay que excluir de las impersonales con se las oraciones reflexivas y recíprocas en las que el sujeto que realiza la acción del verbo y el objeto realizado tienen el mismo referente (a sí mismo / mutuamente):
Juan se lava (las manos).
Juan y Pedro se saludan (mutualmente).
Oraciones impersonales con se:
Se + verbo en tercera persona singular + acusativo personal con a.
Se aprecia a los amigos cuando uno los pierde.
No se quiere a los perros como se quiere a los hijos.
Se + 3. persona del singular de un verbo intransitivo o verbo sin objeto.
Se llega más rápido yendo por Madrid.
Se trabaja mucho y se lee poco.
Se + 3. persona del singular de un verbo transitivo + objeto directo en singular.
En este caso, según algunos autores no es posible distinguir si se trata de una oración pasiva refleja o de una impersonal con se.
Aquí se vende jabón de la Toja.
Restricciones de coaparición entre el se impersonal y los clíticos de acusativo
«La generalización básica es que el clítico impersonal se no puede ir seguido del acusativo masculino singular lo y en algunos dialectos tampoco del plural. Son, sin embargo, aceptables en todos los dialectos las secuencias con el acusativo femenino:
*He perdido mi monedero y ruego que se lo busque.
*Coches como esos ya no se los encuentra.
La estrategia a la que se recurre en estos casos es sustituir laforma lo(s) por la correspondiente dativa le(s). Lo interesante de este fenómeno es que se da también en dialectos no leístas:
No se le siente andar.
Se le ve sacar con mano temblorosa un cheque.
Es importante observar que esta incompatibilidad no tiene que ver con la propia secuencia se lo, que es, naturalmente, permitida como tal, sino con la impersonalidad de la oración, materializada en el primero de los clíticos.» (Fernández Soriano, 1999, § 19.5.7.3)
No se puede hablar de leísmo cuando una oración impersonal transitiva con se emplea le(s) para referirse a su objeto directo.
«Esta es la solución que exigían originariamente estas oraciones, con independencia del género del objeto. Aunque las posibilidades de pronominalización del objeto son mayores si este es animado, también es posible, aunque muchísimo menos frecuente, si es inanimado:
A Juan se le apreción desde el momento que ...
A mis sobrinas se les conoce sólo cuando se las trata.
Las rosas son muy delicadas. Sólo florecen si se les riega bastante.
Ese contraste se deriva del tipo de objetos que exigen ser introducidos por la preposición a en español.» (Fernández-Ordóñez, 1999: 1336-1337)
En el tratamiento de las construcciones con se hay tres puntos en los que discrepan los gramáticos (y las gramáticas):
En cuanto a la terminología
¿Cuándo se es ‘pasivo’ y cuándo es ‘impersonal’?
«En singular no hay signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración Se ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría aclarar la duda.» (RAE 1973: § 3.5.6c, p. 383)
«(Nuestro) análisis no distingue, por ejemplo, un se pronombre reflexivo de un se afijo impersonal o pasivo, de ahí que las distintas interpretaciones de las oraciones en las que aparece se no estén relacionadas con la función (o el valor) de este elemento, ni con su naturaleza, que siempre es la misma.» (Mendikoetxea 1999: p. 1652)
Vacilación en la concordancia del verbo en las pasivas con se
En la ‘pasiva refleja’ cuando el objeto nocional es plural, ¿se trata de una concordancia anómala, es una oración ‘impersonal activa’ o es simplemente una variante de la pasiva refleja?
Para la RAE se trata de una oración ‘impersonal activa’, la no concordancia no es anómala, pero es recomendable en la norma culta evitar la concordancia en singular cuando el objeto inanimado que sigue al verbo va en plural:
«La vacilación que en nuestros días se produce entre
Se venden botellas y
Se vende botellas,
Se alquilan coches y
Se alquila coches,
tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado.» (Esbozo 1973: § 3.5.6b-6e, p. 382-383).
Manuel Seco es más tajante en cuanto a la norma:
«Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3. persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decir: Se espera chubascos (tan anormal como sería “Es esperado chubascos”).» (Manuel Seco 1998: 410)
Amaya Mendikoetxea diferencia:
La anteposición del sintagma nominal (sujeto gramatical determinado), típica de las oraciones medias con se, fuerza la concordancia:
Las excursiones comenzarán a realizarse.
Mientras que en las pasivas con se, en las que el sujeto gramatical, que puede ser indeterminado, va normalmente pospuesto al verbo, se da la alternancia
Comenzarán a realizarse excursiones.
[pasiva ‘refleja’ o pasiva con se] con
Comenzará a realizarse excursiones.
Según la RAE (Esbozo), es una oración ‘impersonal activa’; según Mendikoetxea, es una variante de las pasivas con se, es decir, semánticamente equivale a una pasiva. La única ‘impersonal’ sería aquella en la que el objeto es animado y va marcado o precedido por la preposición a: Se consulta a los médicos.
«Las oraciones pasivas con se (Finalmente se construyeron casas) son oraciones pasivas sintácticamente (aunque no morfológicamente); las oraciones impersonales con se (Se expulsó a los alborotadores) son oraciones activas sintáctica y morfológicamente; las oraciones medias con se [el sujeto es determinado y va antepuesto al verbo] son una subclase de las anteriores: medias-pasivas (Este libro se vende fácilmente) y medias-impersonales [objeto animado antepuesto] (A estos niños se les asusta fácilmente). En cuanto al significado, no se observan diferencias entre las pasivas y las impersonales (que se interpretan como oraciones con sujeto implícito o indeterminado), pero sí que hay diferencias entre éstas y las oraciones medias, que vienen dadas por la interpretación del sujeto como ‘afectado’ y del que se predica una cualidad inherente.» (Medikoetxea 1999: § 26.1.4, p. 1653)
El giro no concertado (Se vende botellas) no es una oración impersonal, sino una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden botalles). Uso ya antiguo que se extendió a América sin llegar a generalizarse.
Factores que favorecen el giro no concertado según Mendikoetxea 1999: § 26.3.2.2:
Oraciones con sintagmas nominales plurales sin determinante (Se alquila cuartos.)
La falta de concordancia resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al verbo: (*Aprendices se necesita aquí).
El aspecto imperfectivo: la oración Se vende libros (aspecto imperfectivo) contrasta con ?Se vendió libros (aspecto perfectivo).
Cuando el objeto lógico lo componen dos sintagmas nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de los sintagmas es singular: Sólo se oía el blando batir de las olas y el canto monótono de un grillo.
Otro factor es la ‘distancia’ entre el elemento verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, sobre todo si los elementos interpuestos son expresiones adverbiales o adverbios: Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales.
En el caso de oraciones con parífrasis aspectual o con verbo modal (Se ha empezado a construir las vías férreas. / Se puede pagar los envíos por medio de un cheque, se puede considerar que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas.
Los verbos de percepción parecen favorecer la falta de concordancia: Desde aquí se ve las montañas de Gredos.
La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso cuando interviene el objeto indirecto como en Se les da caramelos a los niños.
Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia fisica entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción.
Norma académica culta: RAE
«Con el verbo en voz pasiva, se calla el agente o productor de la acción cuando es desconocido o no interesa mencionarlo, tanto en la pasiva perifrástica con ser como en la pasiva refleja: La paz fue aceptada equivale a La paz se aceptó. Si el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos respectivamente, Las paces fueron aceptadas o Las paces se aceptaron. El uso de la pasiva refleja aparece consolidado desde los primeros textos literarios: Hobo Santa María siete placeres muy grandes del su fijo, que se cantan en sante eglesia (Partidas, prólogo), y sigue en progresión creciente hasta nuestros días. Tratándose de cosas, esta construcción no ofrecía dificultad; pero cuando se aplicaba a personas, nacía ambigüedad entre los significados reflexivo, recíproco y de pasiva refleja. Así ocurre, con el sujeto pasivo en plural, en los siguientes textos: Viendo la muchedumbre de cristianos que cada día se mataban (Granada, Símbolo, II, 12); Que el señor del castillo era un follón y mal caballero, pues de tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros (Quijote, I, 3). Para resolver esta ambigüedad posible, el idioma fue extendiendo la práctica de poner el verbo en singular acompañando al sujeto pasivo con la preposición a. Por ejemplo, la frase ambigua Se obsequian las señoras se convierte en Se obsequia a las señoras, donde no hay duda posible. Pero entonces, inmovilizado el verbo en singular y acompañando las señoras con la preposición a, las construcciones de este tipo quedaron convertidas en oraciones activas de sujeto indeterminado (se) y un complemento directo de persona con la preposición a (a las señoras).
Generalizada ya esta construcción con complementos de persona, tiende a propagarse con complementos de cosa, claro está que sin preposición en este caso. La vacilación que en nuestros días se produce entre
Se venden botellas y
Se vende botellas,
Se alquilan coches y
Se alquila coches,
tan discutida por los gramáticos, depende de que prevalezca la idea de que las botellas son vendidas (impersonal pasiva) concertando el verbo con su sujeto pasivo, o bien de que un sujeto indeterminado vende botellas (impersonal activa). La construcción pasiva es la tradicional, la que recomiendan los gramáticos y domina enteramente en la lengua literaria; la impersonal activa se abre camino en el habla corriente, sin que esto quiera decir que falten ejemplos de uno y otro uso en ambas zonas del idioma actual. Con todo, hoy por hoy parece recomendable atenerse al uso culto, literario y más generalizado. En singular no hay signo gramatical que revele cuál es la representación o intención predominante; y así, en la oración Se ha divulgado la noticia, cabe pensar que alguien la ha divulgado (impersonal activa) o que ha sido divulgada (impersonal pasiva). Únicamente el contexto podría aclarar la duda.
Con los verbos que son siempre pronominales no cabe emplear el se impersonal ni el pasivo. Suele sustituírsele entonces por el indefinido uno, una; p. ej.: Se atrevería uno a hacer lo mismo; A veces se queja uno sin razón. Lo mismo ocurre con las acepciones pronominales de los verbos transitivos: Se acostumbra uno a todo, Se despeina una con ese viento.»
[RAE: Esbozo de una nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1973, § 3.5.6b-6e, p. 382-383]
Norma prescriptiva generalizada: Manuel Seco
«La forma se es empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la oración:
Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’
Esta construcción pronominal pasiva solo se presenta en 3. persona (singular o plural) y siempre referida a cosas. Como el sustantivo acompaña al verbo es su sujeto gramatical, el verbo tiene que ir en singular o plural, según vaya en singular o plural ese sustantivo. Así, por tanto, es anormal decir:
Se espera chubascos.
(tan anormal como sería “Es esperado chubascos”)
Desde este monte sereno de Palestina se vertió sobre los hombres las más altas enseñanzas. (Unamuno)
El sujeto de esta construcción pronominal pasiva es con frecuencia una proposición con verbo en infinitivo o con que + subjuntivo:
Se prohíbe fumar.
Se dice que no tardará.
Evítese la confusión de esta construcción pasiva con la impersonal.
La confusión de la construcción pronominal pasiva – tipo
Se vendió la casa
con la construción impersonal con se – tipo
Se vive bien
Se respeta a los ancianos
reduciendo una y otra a la construcción impersonal –
Se vendió las casas
aunque es anormal, como queda dicho, en el español de España, está tan arraigada en el español de América que se encuentra atestiguada en sus escritores más prestigiosos, e incluso instituciones idiomáticas como la Academia Chilena declaran igualmente aceptables allí las oraciones
Se venden artículos de tocador.
Se vende artículos de tocador.
La construcción pronominal pasiva (se vendió) es mucho más frecuente que la construcción pasiva con el verbo ser (fue vendido). Sin embargo, predomina la pasiva con ser cuando se expresa el agente de la acción verbal
Fue vendida la casa por los hijos.
Otro uso importante de se es el que da carácter impersonal a la oración. Esta construcción impersonal solo se presenta en tercera persona singular, carece de sujeto gramatical y puede llevar complemento directo de persona:
Se respeta a los ancianos
o no llevar complemento directo:
Se pasa bien aquí.
Es anormal poner el verbo en plural cuando el complemento directo es plural
Se respetan a los ancianos.
Se declararon por tiranos a todos cuantos con semejantes pretextos había hecho guerras.
Este uso erróneo se debe a la confusión entre la construcción impersonal con se y la construcción pasiva con se.
Un caso especial se presenta cuando el complemento directo de la construcción impersonal con se es un pronombre personal átono de tercera persona
se les castigará
se los castigará
se las castigará
Recapitulando lo dicho, las construcciones con se no reflexivo se distinguen:
a) La referencia a ‘cosas’ o ‘acciones’ es propia de la construcción pasiva. En este caso, el sustantivo o proposición que designa la ‘cosa’ o la ‘acción’ actúa como sujeto gramatical, y el verbo, por consiguiente, va en singular o plural según sea singular o plural el sujeto: Se vendió la casa. Se esperan chubascos. Las proposiciones de infinitivo o de que + subjuntivo son gramaticalmente sustantivos singulares: Se prohíbe fumar.
b) La referencia a ‘personas’ o la ausencia de referencia a cualquier objeto de la acción son propias de la construcción impersonal. En este caso, el sustantivo que designa a la ‘persona’ funciona como complemento directo (con a), y el hecho de que tal sustantivo vaya en singular o plural no afecta a la forma del verbo, ue se mantiene siempre en singular: Se respeta a los ancianos.»
[Seco, Manuel: Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe, 1998, p. 410-411
Exposición diferenciada: MENDIKOETXEA
«La clasificación entre oraciones pasivas y oraciones impersonales, que pasa por alto la analogía semántica entre oraciones pasivas con se y las oraciones impersonales con se, resulta aún más inadecuada a la hora de clasificar el giro concertado como pasivo y el no concertado como impersonal. A lo largo de este capítulo hemos seguido una clasificación de carácter formal, reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a. Seguimos aquí manteniendo esta definición (que se amplía en el § 26.4) para cubrir verbos de naturaleza intransitiva), considerando así el giro no concertado (Se vende botellas), no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones pasivas con se (Se venden botellas). La variante en cuestión no de aparición reciente, sino que aparece constatada en la lengua desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar nunca a generalizarse.
El uso del giro no concertado, que tradicionalmente se ha considerado como ‘anómalo’ o ‘desviado’, a menudo se asocia con la lengua hablada de hablantes no cultos; sin embergo hay gramáticos que observan una preferencia por el giro no concertado en las obras de algunos escritores, como Unamuno, así como entre los hablantes de algunas zonas de América. Este fenómeno se ha atribuido a un proceso de ‘hipercorrección’, al asociar la construcción del español con la estructura francesa con on que muestra concordancia singular. [...]
Uno de los factores que favorecen el giro anómalo es el grado de determinación del sintagma nominal; es común encontrar ejemplos no concertados con sintagmas nominales plurales sin determinante en oraciones como
Se necesita aprendices.
Se alquila cuartos.
Se cultiva plátanos.
pero no es usual la construcción con sintagmas nominales determinados con artículos definidos o demostrativos, como en los ejemplos siguientes
?*Se cultiva estos plátanos.
?*Se vende los mejores coches.
Otro factor que puede influir en la relajación de la concordancia, es la posición: la falta de concordancia resulta inaceptable cuando se antepone el sintagma nominal al verbo:
*Aprendices se necesita aquí.
*Los mejores coches se vende aquí.
La no concordancia parece verse favorecida por el aspecto imperfectivo: la oración
Se vende libros.
contrasta con
?Se vendió libros.
con aspecto perfectivo.
Cuando el objeto lógico lo componen dos sintagmas nominales coordinados, se favorece la concordancia, si el primero de los sintagmas es singular:
Sólo se oía el blando batir de las olas y el canto monótono de un grillo.
Otro factor es la ‘distancia’ entre el elemento verbal que lleva la concordancia (verbo auxiliar) y el sintagma nominal en oraciones en las que estos dos constituyentes no son adyacentes, lo que favorece la relajación de la concordancia incluso cuando los sintagmas nominales llevan determiantes definidos.
Se veía a un lado y a otro las mansiones señoriales.
Se conoce en la mayoría de los casos los nombres de los culpables.
Se da a cada niño caramelos de menta.
En realidad, no es fácil determinar si nos encontramos ante oraciones pasivas de giro no concertado o ante oraciones impersonales. En el caso de ejemplos con parífrasis aspectual o con verbo modal
Se ha empezado a construir las vías férreas para llevar el AVE a la frontera.
[perífrasis aspectual]
Se puede pagar los envíos por medio de un cheque.
[verbo modal]
se puede considerar que la construcción impersonal alterna con la pasiva (en vez de una alternancia entre giro concertado y giro no concertado en oraciones pasivas. [...]
Los verbos de percepción parecen favorecer la falta de concordancia al estar asociados a esquemas sintácticos paralelos, incluso cuando no interviene ningún elemento, sin que el giro concertado se pueda clasificar como anómalo en ciertos contextos:
Desde aquí se ve las montañas de Gredos.
La falta de concordancia es también bastante frecuente entre las construcciones con verbos ditransitivos incluso cuando interviene el objeto indirecto como en
Se les da caramelos a los niños.
Lo dicho para los verbos de percepción y verbos ditransitivos se aplica a las oraciones con perífrasis aspectuales y verbos modales: existen factores que favorecen el giro no concertado que no se pueden atribuir a la mera distancia fisica entre el elemento verbal y el sintagma nominal y en algunos casos, la falta de concordancia no es una ‘desviación’, sino que la lengua permite tanto la concordancia como la no concordancia, al igual que en ciertos contextos con verbos de percepción.
Los factores que favorecen la falta de concordancia son, por tanto, de índole diversa y no pueden ser reducidos a la noción general de ‘distancia’, si bien es verdad que la intervención de locuciones adverbiales y adverbios pueden en algunos casos llevar a la no concordancia.» (Mendikoetxea 1999: § 26.3.2.2)
Resumiendo:
«El análisis del sintagma nominal sujeto nos ha llevado a abordar el problema de la alternancia de giros concertados y giros no concertados en las oraciones pasivas con se, que, a nuestro juicio, se trata de una alternancia que no entraña diferencias semánticas fundamentales, al contrario de lo que sugieren las clasificaciones tradicionales. El giro no concertado se da generalmente cuando las propiedades formales del objeto nocional se asemejan a las de los objetos gramaticales y se ve favorecido en ciertos contextos, en los que cabe destacar la coordinación de dos sintagmas nominales y la interposición de locuciones adverbiales y adverbios entre el verbo y el sintagma nominal concordante. La falta de concordancia se observa también con más frecuencia con predicados con verbos de percepción, verbos ditransitivos, verbos modales y perífrasis aspectuales.» (Medikoetxea 1999: § 26.3.4)
La así llamada 'concordancia anómala'
Se + 3. persona del singular de un verbo transitivo + objeto directo en plural.
Sería el caso de una pasiva refleja no concertado, para algunos autores se trataría de una ‘concordancia anómala’.
Para Mendikoetxea (1999: § 26.3.2.2, p. 1677), se trata de una variante de las pasivas con se.
«Hemos seguido una clasificación de carácter formal, reservándose el término ‘impersonal’ a aquellas oraciones en las que el objeto nocional de un verbo transitivo va introducido por la preposición a. Esta definición se amplía para cubrir verbos de naturaleza intransitiva, considerando el giro no concertado (Se vende botellas), no como una oración impersonal, sino como una ‘variante’ de las oraciones de pasiva con se (Se venden botellas). La variante en cuestión aparece en la lengua desde antiguo, aunque sí es cierto que su uso parece haberse extendido en los últimos tiempos, especialmente en el español de América, aunque sin llegar nunca a generalizarse.»
Los verbos ditransitivos (con objeto directo e indirecto) admiten más fácilmente la no-concordancia del verbo con el objeto nocional.
A los congresistas se les entregó las acreditaciones.
A cada niño se le dio varios regalos.
*Con ese sombrero, chica no se te ve los ojos.
«De Kock/Gómez Molina (1990: 167) konstatieren, dass die Gegner der aufgegebenen Kongruenz am rezessiven se der Agenskodierung allgemein gelassen gegenüberstehen und umgekehrt die Gegner der Agenskodierung die Aufgabe der Kongruenz verteidigen. Die symmetrisch verteilten Positionen sind darüber hinaus bestimmten Forschungstraditionen affin: die Generativisten sind die entschiedensten Gegner der Agenskodierung, sie, und allgemeiner die Linguisten außerhalb Spaniens, tendieren aber zu Verteidigung der aufgegebenen Kongruenz. Umgekehrt werten vor allem spanische Linguisten die forma no concertada als caso anómalo, nehmen dagegen die Agenskodierung in Kauf oder propagieren sie gar. Seco (1993: 182) vertritt gegen jede statistische Wahrscheinlichkeit, das Agens sei am se-Passiv ebensogut wie am ser-Passiv kodierbar.
Die Distribution dieser entgegengesetzten Bewertungen erweist sich als in hohem Maße kohärent vor dem Hintergrund der Polarität von promotional und no-promotional passive. Die Agenzkodierung impliziert eine nur relative “agent suppression”, die an “verb stativization” gekoppelt ist. Die aufgegebene Kongruenz ist dagegen ein Indiz für niedrige “non-agent promotion” und niedrige “verb stativization”, die mit hoher “agent suppression” korreliert sind. Die gegensätzliche Positionen sind auf diese Weise auslegbar als Versuche, das grammatisch-rezessive se zu klassifizieren entweder als kanonisches promotional passive (‘spanische Tradition’) oder als unkanonisches non-promotional passive (‘generativische und typologisch ausgerichtete Tradition’). Der Zusammenhang mit verschiedenen Forschungsinteressen ist evident.
Beide Fraktionen tendieren dazu, sprachliche Fakten, die der eigenen Auffassung widersprechen, für irrelevant zu erklären: die einen mit dem Hinweis, die entsprechenden Fakten seien agrammatisch que gresprochen-sprachlich, die anderen mit dem komplementären Hiweis, das ungelegene Material stamme aus distanzsprachlichen, normorientierten Registern und niemals aus spontaner Produktion. Vor dem Hintergrund des skizzierten Antagonismus ist nicht erstaunlich, dass die ältere Akademiegrammatik, der Esbozo, im Anschluss an Gili Gaya (1943), bestimmte Agenskodierungen am rezessiven se akzeptiert:
Se firmó la paz por los embajadores.
La paz se aceptó por los plenipotenciarios.
Así se afirma por todos.
María Moliner (1987: II, 1117) hält, im Gegensatz zum Esbozo, die Agenskodierung für agrammatisch.» [Schmidt-Riese, 1998b: 101-102]
Consejo para la enseñanza de español como lengua extranjera
«La pasiva refleja puede tener como sujeto una cosa, una oración o un sujeto animado indefinido, pero cuando este último es concreto y determinado, entonces aparece una tercera construcción formada por el pronombre se + verbo en tercera persona del singular + objeto directo precedido de a.
La construcción impersonal con se se opone a la pasiva con ser en los mismos aspectos que la refleja, ya que su aparición cuando el verbo es transitivo viene impuesta por la naturaleza del objeto directo, que ha de ser animado y concreto. Su nacimiento parece deberse a la intención de evitar ambigüedades con construcciones reflexivas o recíprocas. No obstante, los estudiantes deben saber que en algunos casos pueden alternar ambas esctructuras con absoluta libertad, sin que tales contextos estén claramente establecidos. Así, parece que el carácter plural del paciente permite el empleo de la pasiva refleja, aunque la posibilidad de ambigüedad hace aconsejable la impersonal.
Pronto se nombrarán los nuevos ministros.
Pronto se nombrará a los nuevos ministros.
Como es bien sabido, no todos los estudiosos aceptan como gramaticales las construcciones impersonales con complemento de cosa (que normalmente se limitan a verbos como vender, comprar o alquilar):
Se alquila habitaciones
cuya agramaticalidad se hace más marcada cuando el complemento directo está determinado:
*¿Qué habitaciones se alquila?
A mi entender, aunque el profesor considere incorrecto dicho cruce de estructuras (como es mi caso), debe informar a los estudiantes extranjeros sobre su existencia, así como sobre la problemática que entraña.»
[Torrens, Ma Jesús: “Actividades para la enseñanza de la gramática en niveles superiores. Pasiva con ser + participio / pasiva refleja e impersonal”. En: Cuadernos Cervantes 18/año IV/1998, p. 48-50]
Las pasivas reflejas con se y el paciente expreso
¿Se puede expresar el agente mediante el sintagma-por en las pasivas reflejas?
Todos coinciden en que no es muy usual, pero que, en la práctica, sí es posible, y aducen varios ejemplos, aunque sin analizar sus peculiaridades.
«La poca frecuencia relativa de la expresión del sujeto nocional [sintagma-por] no es exclusiva de las construcciones de pasiva con se, sino que también se documenta para las construcciones de pasiva perifrástica, en las que la expresión del sujeto implícito se da fundamentalmente en textos escritos de carácter periodístico. Existen ciertas restricciones de tipo gramatical en cuanto a la posibilidad de aparición del sujeto nocional. Con passivs perifrásticas parece ser siempre gramaticalmente posible la expresión del sujeto nocional, independientemente de su papel semántico:
Los rumores sobre el nuevo encarcelamiento fueron divulgados por un periodista ajeno a la TVE. [agente]
Fueron recibidas por los constructores varias quejas de los propietarios de los nuevos pisos. [destinatario]
Las nuevas movilizaciones anunciadas son temidas por toda la sociedad. [experimentante]
Están siendo enviadas por los veinos cartas a todos los ayuntamientos. [fuente]
En cuanto a la pasiva con se, la expresión del sujeto nocional es más común con sujetos agentes y experimentantes
Los rumores se divulgaron por un periodista ajeno a TVE.
Las nuevas movilizaciones anunciadas se temen por la sociedad,
siendo difícil decidir la aceptabilidad de las construcciones en las que el sujeto explícito es fuente o destinatario. [...]
En suma, no son muchos los ejemplos de oraciones con se que aparecen con un sujeto nocional expreso, pero suficientes para que deba dar cuenta de ellos la gramática del español. La expresión del sujeto nocional, que acerca las pasivas con se a las pasivas perifrásticas, se da en contextos determinados (lengua literaria), y muestra restricciones parecidas a las que se aplican a pasivas perifrásticas en cuanto al carácter (específico o genérico) del sintagma nominal, si bien predominan las expresiones de sujeto genérico.» (Mendikoetxea 1999: § 26.3.3)
«Aunque poco documentadas, no cabe dudar de la presencia de estas expresiones [pasivas con se con sintagma-por] en la lengua, que aparecen por lo general limitadas a la lengua escrita, y más concretamente, al lenguaje periodístico, característica que comparten con las pasivas perifrásticas con sujeto nocional expreso. En las pasivas con se se, se muestra un predominio acusado de los sujetos de tipo genérico.» (l. cit., § 26.3.4)
Estatus y función del afijo se
¿Es un clítico pronominal (reflexivo), es un afijo verbal de concordancia, es una partícula ...?
«La forma se es empleada también, sin valor reflexivo, como indicador del sentido pasivo de la oración: Se vendió la casa. = ‘fue vendida la casa’.» (Manuel Seco 1998: 410)
«La aparición de las distintas oraciones con se en la lengua parece deberse a un proceso de gramaticalización de los reflexivos latinos. Es decir, elementos propominales independientes en latín, con sus propiedades morfológicas, sintácticas y semánticas propias, se convierten en las lenguas románicas en elementos gramaticales dependientes, como afijos verbales que pasan a formar parte de la conjugación. El elemento se es un afijo verbal que concuerda con el objeto (como me, te, etc.) o un afijo de concordancia subjetiva en oraciones como
Los políticos critican a los jueces. > Se critica a los jueces.
La gente trabaja mucho. > Se trabaja mucho,
que carecen de sujeto gramatical explícito. Este análisis no distingue, por ejemplo, un se pronombre reflexivo de un se afijo impersonal o pasivo, de ahí que las distintas interpretaciones de las oraciones en las que aparece se no estén relacionadas con la función (o el valor) de este elemento, ni con su naturaleza, que siempre es la misma.» (Mendikoetxea 1999: p. 1652)
«El se de fumarse (me, te, se, nos, os, se, en realidad concordando en persona y número con el sujeto), puede considerarse un pronombre (Rigau 1994), un elemento adverbial (Zagana 1996) o un afijo verbal de concordancia (en línea con el tratamiento que Mendikoetxea da al se pasivo, medio e impersonal del español. Es esta una cuestión teórica pendiente de discusión que no afecta al contenido del capítulo [sobre el aspecto léxico] cualquiera que sea su naturaleza categorial, el se que nos ocupa tiene valor aspectual, y eso es lo que interesa en este punto de la exposición.» (Elena de Miguel 1999: § 46.1.1.2, n. 16)
Medialidad y pasiva refleja
«Que la pasiva refleja permite ocultar el agente, y da al sujeto paciente una cierta participación en la acción, ha sido señalado varias veces. En las lenguas de diátesis morfológica indiscutible, como el griego, esta función, y su significación correspondiente, se expresaba por la voz media. El español, que no tiene ni siquiera una pasiva sintética, no tiene tampoco, en su morfología, una forma para expresar ese matiz de medialidad; ello no impide que, cuando es necesario, pueda expresarse de algún modo. Por ello conservamos la larga cita de nuestro maestro, Américo Castro (La enseñanza del español. Madrid: V. Suárez, 1922, p. 40 ss.), que puede tomarse como modelo de un análisis diacrónico de una noción gramatical (y no sólo semántica):
«La pasiva refleja comienza ya en latín. Hubo, por lo visto, en esta lengua gran resistencia por parte del pueblo a usar la pasiva, lo mismo que hoy acontece en español. Así, p. ej., dice Plauto: „quae me amat, quam contra amo“, utilizando el giro directo en lugar del pasivo, „uxor me amat et amatur a me“.
Esto se debió en latín a la misma causa que en español: a que nos ha interesado mucho más la actividad de un agente que la receptividad del paciente (...).
Consiguientemente, cuando el latín se abandonó al uso espontáneo del pueblo, las construcciones pasivas desaparecieron (amatur, moneor, etc.), y la función que desempeñaban estas palabras fue expresada por otros giros que no es del caso analizar sino en lo que atañe a la tercera persona. En efecto, cuando se expresaba que un objeto era receptor de una actividad (esto sólo podía acontecer en la tercera persona), muchas veces no se decía de quién procedía aquélla: littera scribitur, „la carta es escrita“; hoc dicitur, „esto es dicho“, pero sin expresar quién escribe o quién dice. En este momento sucedió un cambio fundamental, motivado por lo que decíamos antes de la resistencia con que el pueblo empleó la pasiva, y, además, por el carácter impersonal que acabaron por adquirir esas frases. La conciencia popular buscó, a pesar de todo, un sujeto a quien referir la acción del verbo, y dijo littera se scribit, hoc se dicit, „la carta se escribe“ y „esto se dice“, y convirtió así en sujeto gramatical lo que has entonces objetivamente había sido y seguiría siendo complemento directo; y fue-ron asimiladas estas construcciones a las reflexivas del tipo „él se lava“ suponiendo que los objetos son capaces de la misma actividad que las personas. (El mismo fenómeno psíquico se produce cuando se dice ‘el libro pone tal cosa’).
Así pues, la pasiva refleja fue producida por un deseo de vitalizar las cosas, y únicamente el análisis descubre el carácter pasivo, dando una explicación psicológica a lo que lógica y objetivamente no la tiene (...).
En español tales construcciones se emplean sin trabas cuando se trata de objetos y se prorroga así el uso del latín vulgar: „se vierra la puerta“, „se miran los cuadros“, y, conforme a su origen, la concordancia del verbo con el sujeto gramatical es de rigor. Con personas llegó a producirse alguna dificultad. Si decimos „se miran los soldados“, puede haber ambigüedad, pues no sabemos entonces si los soldados se miran entre sí o si alguien los está mirando. Para obviar ese inconveniente, desde el siglo XV se usa la preposición a para indicar que la persona es el término de la acción del verbo, y no el sujeto. Es decir, al movimiento mental algo confuso que creó aquella construcción, sucede ahora una una reacción de análisis y claridad. De ello resultan frases del tipo „se consulta a los médicos“, en la que ya se ha roto la concordancia, puesto que a hace sentir gramaticalmente que „los médicos“ no es el sujeto; pero en cambio queda ahí el se como apéndice extraño, y que sin embargo no puede suprimirse. ¿Cuál es la función de ese acusativo fósil? Únicamente indica el carácter impersonal de la oración, lo mismo que en „se mira el cuadro“. Gramaticalmente no se puede expresar quién mira; y como sucede en esos casos, surge en seguida la noción de alguien no expresado, vago e impersonal, que realiza la actividad del verbo. Recuérdese el carácter impersonal que tenían en latín dicitur, legitur, etc.
En estas oraciones de complemento de persona precedido de a es directo o indirecto, según la naturaleza del verbo; en „se mira a los soldados“ es directo; y en „se paga a los acreedores“, indirecto. Pero aunque sea así, al reproducir estos complementos por un pronombre, este pronombre es siempre le, les, en regiones y en escritores que no emplean lo, la, para el dativo: „se le consulta“, „se les paga“. Cuervo piensa con acierto que en esta combinación se le - en que se es gramatical e históricamente acusativo -, le ha recibido la función de dativo para separarse más claramente de las combinaciones „se lo dio“, „se la dio“, en que se es dativo de persona y lo, la, acusativos de cosa, y también para evitar la reunión de dos acusativos, como habría acontecido si se hubiese dicho „se los consulta a los médicos“. Me parece, además, que este uso de se le, fue favorecido por los casos en que el pronombre reproducía el régimen de un verbo que pedía dativo, como en „se paga a los acreedores“. Cuandl al verbo sigue un complemento directo de cosa, y otro indirecto de persona: „se da dinero a los pobres“, al emplear un pronombre reproductivo, éste no podía ser sino les: „se les debe dinero“. Estos casos han influido sobre cuestiones de tipo „se consulta a los médicos“ = „se les consulta“. No me parece, pues, que se puede decir en absoluto, como Hanssen (Gramática Histórica, 513) que sea indirecto todo complemento con a del verbo en pasiva refleja; él cita „se invoca a los santos“. Es decir, que aun cuando en „se les invoca“ les sea dativo, por analogía, lo mismo que en „se les paga“, eso no impide que en „se paga al acreedor“ el complemento sea indirecto, y en „se ve al amigo“ sea directo. Una delidada complicación des estas construcciones.
La analogía, que con tanta fuerza gobierna el lenguaje, ha ampliado las posibilidades de estas construcciones. El sentido primitivo, que aspiraba a indicar que una cosa realizaba la acción, ha ido esfumándose, y ha predominado el significado impersonal de la acción. De ahí que el verbo pueda estar solo: „se canta“, „se vive“; o modificado por un adverbio: „se come bien“; o recibir un predicado con valor adverbial: „se lucha seguro“.
Com se ve en todos esos ejemplos y sus análogos, el progreso que ha realizado nuestra construcción ha consistido en que el verbo ha pasado a ser impersonal (y como tal puede estar solo) o ser modificado por un adverbio o por un predicado que haga su oficio. A veces el se ha llegado a despertar plenamente la noción de un sujeto, a pesar de lo cual no se suelen usar aquí verbos predicativos, sobre todo ser y estar, meros vehículos para predicar determinaciones de un sujeto. No se debe decir: „se está contento en mi familia“, „se era agradable“, cuando nos proponemos dar a la oración un sentido de pasiva refleja e impersonal, y eso sencillamente porque no hay sujeto claro a quien referir tales predicados.
No obstantes, a veces se oye y se lee: „se está conforme“, „se es simpático“, etc. Aquí se trata de una influencia francesa, cuyas oraciones con on influyen inconscientemente. (Sin embargo, en la época clásica se ha escrito: ‘asno se es de la cuna a la mortaja’, ‘siempre se es el mesmo en su ánimo’. Pero es difícil decidir si el uso moderno continúa el antiguo en este caso o si se trata sólo de galicismo. Probablemente ambas cosas). Como en la mayoría de los casos coinciden ambas construcciones, y se puede traducir on mange bien por „se come bien“, modernamente se traduce analógica e indebidamente on est d’accord por „se está conforme“. Pero esto no debería decirse: en francés on es un verdadero sujeto, reducción de la palabra homo, y en cambio se, como hemos visto, es muy otra cosa. En español antiguo, hasta el siglo XVI, hubo una construcción análoga a la francesa formada con hombre; se decía: „como hombre se viste“, „hombre va hacia el río“, correspondiendo exactamente hombres al francés on y al alemán man; pero de ello sólo queda rastro en agún dialecto. Hoy en esos casos empleamos uno (con limitaciones, sin embargo). Quién sabe, empero, si logrará el uso generalizar las oraciones del tipo „se está contento“.
Hay otra incorrección que se está desarrollando modernamente, aun entre grandes escritores, de carácter bastante desagradable, y que consiste en poner elverbo en singular cuando la cosa que siga esté en plural; p. ej.: „se lee libros“. Entre el vulgo de Hispanoamérica se oye a menudo: „se vende patatas“, etc.
La explcación de este giro creo que es ésta: en „se llama a los amigos“ se ha visto un caso de complemento de persona con preposición, y cuando el complemento es de cosa, se han limitado a suprimir la a, juzgando que se trata de la alternancia „veo a Pedro“, „veo el libro“. Miguel de Unamuno escribe: „Hácese bastones; ya que no de papel, de cartulina.“
El mismo giro se encuentra en Benavente y en otros excelentes escritores. Pero es muy de lamentar que tal vulgarismo se aclimate. Precisamente en las frases del tipo „se leen libros“, se conserva pura la primitiva construcción románica, prolongación de la voz media, voz que el indo-germánico había poseído, y para la que el latín no tuvo ya órgano morfológico; la conciencia popular siente aún en España la concordancia en estos casos; ¿por qué, pues, introducir esas horribles oraciones de la clase de „se encuentra vagabundos“, „se lee estas frases“?»
[Marcos Marín, Francisco: Curso de gramática española. Madrid: Cincel, 1980, S. 289 ff.]
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