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ADJETIVOS DETERMINATIVOS

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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horizontal rule

Vgl.:

Determinans - Determinante 

 

«Adjetivos determinativos.

Son los que tienen como función básica introducir el sustantivo en la oración y delimitar su alcance, expresando a cuáles o cuántas de las entidades designadas por el nombre se refiere el que habla: ESTE coche, ALGUNOS amigos, TRES días

[RAE: Diccionario panhispánico de dudas. Madrid: Santillana, 2005, p. 757]

«Entre las discrepancias terminológicas y conceptuales que afectan a las categorías gramaticales o clases de palabras son particularmente notorias en los libros de Lengua Española de ESO y Bachillerato las que tienen que ver con los determinantes y los pronombres.

Las palabras en cursiva de los ejemplos (1) reciben distintas denominaciones en los textos escolares. En opinión de algunos autores estas piezas léxicas, a excepción del artículo, son ‘adjetivos determinativos’, otros prefieren llamaras ‘actualizadores’ y la mayoría emplea bien el término ‘determinante’, bien el término ‘determinativo’, para referirse a ellas.

 

 

 

 

 

(1)

a.

{La/Esta/Su} novela.

 

 

b.

{Todo/Cada/Cualquier} actor.

 

 

c.

{Dos/Muchos/Algunos} profesores.

 

 

 

 

La gramática tradicional dividía, ciertamente, los adjetivos o modificadores del nombre en ‘adjetivos calificativos’ y ‘adjetivos determinativos’, un grupo este último que estaba formado básicamente por los demostrativos, los posesivos, los numerales y los indefinidos que se combinan con un sustantivo. Pero la inclusión de estas palabras en la categoría gramatical de los adjetivos no es muy afortunada ya que pasa por alto una importante propiedad de un buen número de los llamados tradicionalmente ‘adjetivos determinativos’ que los diferencia claramente de los adjetivos propiamente dichos: como muestran los contrastes de (2), cuando introducen un sintagma nominal, los primeros, pero no así los segundos, hacen posible que dicho sintagma pueda funcional como sujeto preverbal, función esta que los nombres comunes no pueden desempeñar solos en español.

 

 

 

 

 

(2)

a.

{Esta/*Sorprendente} novela de García Márquez ha recibido un premio

 

 

b.

{Cada/*Antiguo} actor representó un papel de la obra.

 

 

c.

{Muchos/*Verdaderos} profesores suspenden a pocos alumnos.

 

 

 

 

Como se observa en (3), los sintagmas nominales introducidos por un demostrativo, un posesivo, un numeral o un indefinido se comportan, a este respecto, como un nombre propio o un pronombre, unidades léxicas que denotan individuos o entidades y funcionan como sujetos oracionales:

 

 

 

 

 

(3)

a.

{García Márquez/Él} ha recibido el premio.

 

 

b.

{María/Ella} representó un papel en la obra

 

 

c.

{Antonio y Pedro/Ellos} suspenden a pocos alumnos.

 

 

 

 

Datos como los recogidos en (2) y (3) nos indican que las palabras de las que estamos tratando no pertenecen a la clase de los adjetivos. Darles este nombre no parece ser, por tanto, la opción más adecuada (lo cual no quiere decir que no exista una subclase de ‘adjetivos determinativos’, en la que se incluyen unidades como los posesivos posnominales o el identificativo mismo).

Emplear el término ‘actualizador’ para denominar a los demostrativos, los posesivos, los numerales o los indefinidos que introducen un sintagma nominal también presentan problemas. El más importante es que el concepto mismo de ‘actualización’ es impreciso, e incluso inexacto (al menos en el ámbito de las expresiones nominales). La ‘actualización’, tal y como fue concebida originariamente por el lingüista Ch. Bally, es un proceso por el que los elementos virtuales de la ‘lengua’ saussuriana se convierten en unidades concretas del ‘habla’. Desde esta perspectiva, los demostrativos, los posesivos, los numerales y los indefinidos que preceden a un nombre lo ‘actualizan’, esto es, le otorgan una significación y una función reales en el discurso. No es verdad, sin embargo, que un sustantivo sea intrínsecamente una unidad virtual de la ‘lengua’. [...]

Los demostrativos, posesivos, numerales e indefinidos que introducen un sintagma nominal no convierten unidades de lengua en unidades de habla, no actualizan a un nombre. Su verdadera función es otra: indican qué o cuántos miembros de la clase denotada por el sustantivo con el que se combinan deben tomarse en consideración y contribuyen decisivamente, de este modo, al establecimiento de la referencia de la expresión nominal de la que forman parte. El proceso por el que se escogen objetos o cantidades de objetos de la clase denotada por un sustantivo se conoce habitualmente con el nombre de ‘determinación’. Es por ello por lo que los términos ‘determinante’ o ‘determinativo’ son, sin duda, los más apropiados para denominar las palabras de las que estamos hablando. [...]

Llamaremos ‘determinativo a cualquier constituyente del sintagma nominal que denote una cantidad o contribuya directamente a establecer su referencia. Las tres palabras en cursiva de los ejemplos

Su película,

Una película suya,

La misma película,

serían, por tanto, determinativos.

Reservamos el nombre de ‘determinante para los determinativos que introducen un sintagma nominal y hacen posible que dicho sintagma funcione como sujeto preverbal. [...]

Los determinativos que se posponen al nombre (y también los que lo anteceden y son precedidos a su vez por un determinante) constituyen, por su parte, una clase de adjetivos, los ‘adjetivos determinativos’, esto es, unidades predicativas que modifican al nombre al que acompañan y tienen un significado relacionado con la referencia o la cuantificación. Los que aquí llamamos ‘adjetivos determinativos’ serían, por tanto, un subconjunto de las palabras a las que la tradición gramatical daba este mismo nombre. En la siguiente tabla se resume e ilustra esta propuesta terminológica:

 

Determinativos

Determinantes

Adjetivos determinativos

{la/esa/nuestra} película

la misma película

la película esa

{otro/cierto} político

los demás participantes

un amigo mío

{toda/cada} respuesta

el otro coche

problema alguno

{sendos/ambos} problemas

los dos estudiantes

una ciudad cualquiera

{algún/cualquier} coche

esos {muchos/pocos} libros

gente bastante

{dos/muchos/pocos} libros

otros {tantos/cuantos} líos

una idea {semejante, parecida}

{tanto/cuantos} estudiantes

mis numerosos amigos

un paisaje {idéntico/distinto}

{bastantes/varios} conflictos

tus escasos recursos

un coche igual al tuyo

{demasiadas/más/menos} faltas

las distintas modas

 

{dicho/tal} individuo

 

 

{semejante/tamaño} disparate

 

 

{qué/cuántos} artículos

 

 

{distintas/numerosas} personas

 

 

 

 

 

También existen diferencias en los libros de Lengua Española de Secundaria y Bachillerato tanto en la definición del concepto de pronombre como en la extensión que se atribuye a dicho concepto. Todavía se puede encontrar hoy en día en algunos textos escolares la caracterización tradicional de los pronombres como unidades que sustituyen a un nombre. No es cierto, sin embargo, que un pronombre sustituya a un nombre. [...] Un pronombre es una palabra que tiene la distribución de un nombre propio o un sintagma nominal y permite hacer referencia por sí sola a una entidad o a una cantidad (o puede incluso sustituir a una oración y denotar un estado de cosas, v.g., Yo no he dicho {que esté enfermo/eso}).

Los autores de textos escolares tampoco se ponen de acuerdo en la caracterización extensional de la clase de pronombres. Todos coinciden en que hay pronombres personales (yo, me, mí...), demostrativos (este, esto, tal, tanto...), indefinidos (alguien, algo, nadie, nada...), interrogativos/exclamativos (qué, quién, cuál...) y relativos (quien, el cual...), pero en muchos textos se afirma además que los determinantes que no van seguidos de un nombre funcionan como pronombres. [...]

Otros autores sostienen, en cambio, como se recoge en los siguientes ejemplos

a.  [Esa Ø] no me ha gustado nada,

b.  Ana conoce a [algunos Ø],

c.   Juan ha escrito dos artículos y yo he escrito [tres Ø],

d.  El primer clasificado es del mismo equipo que [el segundo Ø],

e.  Mi coche es más rápido que [el Ø tuyo],

que en estos casos debe sobreentenderse un sustantivo elidido o tácito (Ø), cuyo contenido se recupera gracias a la información aportada por la situación discursiva o el contexto oracional. De este modo, los determinantes seguirían siendo tales y no se recategorizarían como pronombres.

Analizar los sintagmas nominales entre corchetes en los ejemplos anteriores como casos de ‘elipsis nominal’ tiene la ventaja, entre otras, de que restringen significativamente la extensión de la clase de pronombres: no habría pronombres numerales o posesivos y evitaría la ‘duplicación categorial’, esto es, el hecho de que un buen número de piezas léxicas sean unas veces determinantes y otras pronombres.

Los determinantes y los pronombres son palabras claramente emparentadas: tienen a menudo un origen histórico común (como ocurre con el artículo y el pronombre personal de tercera persona), presentan claras semejanzas fonéticas (algún/alguien, ningún/nadie...) y tanto unos como otros son categorías ‘nominales’ que poseen un significado gramatical vinculado con la referencia o la cuantificación. No resulta muy arriesgado afirmar, en consecuencia, que los determinantes y los pronombres constituyen, en realidad, una sola clase gramatical. La única diferencia importante que existe entre ellos es que los primeros se combinan con un nombre mientras que los segundos constituyen por sí mismos un sintagma nominal.»

[Eguren, Luis / Fernández Soriano, Olga: La terminología gramatical. Madrid: Gredos, 2006, p. 20-26]

«En la tradición gramatical hispánica ha sido frecuente analizar los indefinidos y los numerales cardinales como clases de adjetivos, entendiendo adjetivo en sentido amplio, es decir, como aquella categoría que modifica a los sustantivos. [...] Esta forma de proceder introduce un notable grado de redundancia en el sistema gramatical. Un análisis alternativo, que evita la duplicación categorial, consiste en considerar que tanto en tres árboles como en tres, el numeral cardinal es un adjetivo, con un nombre tácito en el segundo caso.» (RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 1.9m)

Los demostrativos que poseen flexión coinciden con los artículos, y también con muchos cuantificadores, en que pueden incidir sobre elementos nulos o tácitos (en uno de los análisis posibles de estas expresiones): este Ø de aquí, algunos Ø de mi pueblo, muchos Ø que no habían recibido la noticia. El análisis de este elemento tácito, muy extendido hoy entre los sintactistas, solía ser evitado en la tradición gramatical de forma que se optaba en su lugar por duplicar las clasificaciones de demostrativos y de indefinidos.

«Era, pues, relativamente frecuente considerar que son elementos adjetivales las voces subrayadas en Quiero este libro; Tiene mucha iniciativa; Existen cuatro posibilidades, o la segunda ocasión; y pronominales, en cambio, las marcadas en Quiero este; Iniciativa, no tiene mucha; En cuanto a las posibilidades existentes, solo veo cuatro, o Erró en la primera ocasión, pero no en la segunda. Este tipo de adjetivos se denominan a veces ADJETIVOS DETERMINATIVOS para diferenciarlos de los adjetivos calificativos y relacionales, es decir, de los adjetivos en sentido estricto. Se ha observado que incluso las propuestas que postulan este desdoblamiento –evitando así sustantivos o grupos nominales tácitos– se ven abocados a aceptar estos últimos para explicar alternancias como La mayor parte estaban {estropeador ~ estropeadas} o El veinte por ciento son {mexicanos ~ mexicanas}. Como norma general, se opta aquí por el análisis de estas construcciones que acepta el elemento nominal tácito, pero se recordará en los apartados correspondientes que algunos autores prefieren no acudir a él y mantener el desdoblamiento en los términos mencionados.» (RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 1.9p)

«La clase de los demostrativos dotados de flexión está sujeta a polémica. Las formas neutras (esto, eso, aquello, tanto, tal) son pronombres y carecen de plural, pero se discute el estatuto de las restantes. Cuando acompañan a un nombre, como en este libro, aquella idea o ese aire, los demostrativos son determinantes, puesto que convierten al sustantivo en una expresión referencial y lo habilitan para funcionar como sujeto. Los adjetivos carecen de esta propiedad, como pone de manifiesto el contraste {Este niño ~ *Niño travieso} llora sin parar. Hay controversia, sin embargo, sobre si en secuencias como No quiero cualquier bicicleta; quiero esa el demostrativo es un pronombre o se trata, por el contrario, de un determinante que incide sobre un elemento nulo o tácito cuyo contenido (en este caso ‘bicicleta’) se recupera del contexto:… quiero esa Ø. El problema afecta también a otros determinantes y cuantificadores. Se elegirá aquí la opción que acepta el núcleo tácito, pero se hará constar que el otro análisis hace predicciones equivalentes en un gran número de casos.» (RAE: Nueva gramática de la lengua española. Manual. Madrid: Espasa Libros, 2010, §17.2.2b)

«La distinción tradicional entre el artículo un (Quiero un lápiz) y el pronombre indefinido uno (Quiero uno) ha sido criticada con varios argumentos, algunos de cierto peso. [...] Se ha llamado la atención sobre el hecho de que se pierde una generalización importante al asignar categorías diferentes a dos unidades que no se diferenciarían en sus rasgos sintácticos ni semánticos, sino en los morfofonológicos. En general, el considerar la categoría modificada como el criterio clasificador fundamental obliga a desdoblar un gran número de palabras en dos clases gramaticales distintas en función de que incidan o no sobre un sustantivo.

Quienes critican la tendencia a la DUPLICACIÓN CATEGORIAL a la que se hace referencia señalan que tal opción aumenta innecesariamente el número de paradigmas gramaticales. Se diferencian así los adjetivos o determinantes demostrativos (No veo bien esta letra) de los nombres demostrativos (No veo bien esta); los adjetivos numerales (Había tres flores) de los pronombres numerales (Flores solo había tres); o los adjetivos indefinidos (Elige cualquier carta) de los pronombres indefinidos (Elige cualquiera), entre otras duplicaciones similares. Recuérdese a este propósito el § 1.9p, donde se acepta de manera general el análisis de elementos nominales tácitos que evita la duplicidad mencionada. Si se piensa, en cambio, que la diferencia entre los pares algún ~ alguno; ningún ~ ninguno; cualquier ~ cualquiera es morfofonológica en lugar de categorial, se establece menos redundancia en clasificación y se explica más adecuadamente la identidad significativa que esos cuantificadores mantienen. Los análisis que proponen evitar el desdoblamiento introducen, pues, núcleos nominales tácitos. Desde este punto de vista, no hay diferencia categorial entre los dos numerales que aparecen en la oración Eran [tres ladrones] y solo [tres Ø], ya que el sustantivo tácito Ø garantiza que los dos segmentos encerrados entre corchetes tienen idéntica estructura.» (RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 15.2d-e)

Adjetivos determinativos

«El término adjetivo se suele usar en un sentido laxo y en otro restrictivo. El primero, más frecuente en los estudios tradicionales, es el resultado de privilegiar los dos criterios formales que caracterizan a esta clase de palabras: la CONCORDANCIA con el sustantivo y su función como MODIFICADOR de este. Este sentido abarcador del adjetivo da cabida en esta clase de palabras a todos los elementos subrayados en la relación siguiente:

esa calle estrecha, algunos árboles frondosos, sus mismos tres presuntos cómplices italianos, muchos músicos entusiastas, mis antiguos compañeros, nuevo tripe empate, demasiadas falsas promesas, ciertas personas discretas, cuya segunda intención.

Las voces que se recogen en esta relación se agrupan tradicionalmente en dos clases: la de los ADJETIVOS CALIFICATIVOS, que designan cualidades, y la de los ADJETIVOS DETERMINATIVOS, que introducen el grupo nominal y delimitan su denotación especificando a cuántas y cuáles de las entidades designadas por el nombre hace referencia el hablante. Para algunos tratadistas clásicos los artículos constituían una subclase de los adjetivos determinativos. El sentido restrictivo de la categoría adjetivo excluye estos, que pasar a ser DETERMINANTES (también DETERMINATIVOS para algunos autores) y CUANTIFICADORES. No se considera correcto identificar como adjetivos calificativos a los que resultan de suprimir de esta relación los adjetivos determinativos (esa, algunos, sus, mismos, muchos, etc., en el grupo de ejemplos que precede). En efecto, no son adjetivos calificativos presuntos, italianos o antiguos, ya que no denotan cualidades o propiedades de los individuos de los que se habla. [...]

La clase tradicional de los adjetivos determinativos abarca los demostrativos (este, esas, aquellos), los posesivos (mi, tus, nuestros), los indefinidos (algunos, ciertas, ninguno), los numerales (uno, cuatro, setecientas), así como algunas palabras exclamativas (como qué en ¡Qué calor!), relativas (cuyo) o interrogativas (¿Qué calor?). Los adjetivos determinativos también se diferencian notablemente de los calificativos en la posición que ocupan en el grupo nominal.

A pesar de que se acepta hay que los adjetivos determinativos pertenecen a la clase de los determinantes, que puede abarcar la de los cuantificadores, suele hablarse de USOS ADJETIVOS de algunas de estas expresiones, en oposición a usos PRONOMINALES o SUSTANTIVOS. Corresponden a estos últimos las secuencias subrayadas en Ya llegó ese; No vino ninguno; Solo quiero algunos, no todos, que no inciden sobre sustantivos. Por el contrario, pertenecen a los primeros las que se marcan en estas otras: Ya llegó ese amigo tuyo; No vino ninguna paciente; Solo quiero algunos discos

[RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 13.1c-f]

«Los tradicionalmente llamados ADJETIVOS DETERMINATIVOS se suelen agrupar hoy con los determinantes y con los cuantificadores. Permanece, sin embargo, la cuestión de dilucidar el grado en que estas voces mantienen en la sintaxis algunas de sus propiedades adjetivales, y –en consecuencia– la medida en que se GRAMATICALIZAN de manera total o parcial. Este proceso conlleva la pérdida de parte de su sentido original en favor de propiedades características de los determinantes, los cuantificadores o varios tipos de pronombres. Aun así, en algunos de estos casos no se percibe un cambio absoluto de categoría gramatical, sino más bien la manifestación, en grados variables, de comportamientos formales diversos que corresponden a esas clases de palabras.»

[RAE: Nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Libros, 2009, § 13.9a]

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