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CULTERANISMO

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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Vgl.:

Cultismo

 Culteranismo = schwülstiger Stil.

Culterano = geziert, schwülstig.

Culteranismo (auch cultismo oder gongorismo)

Literarische Strömung der Barockzeit, die auf der Wirkung der Musikalität der Sprache beruhte. Der culteranismo verwendete viele Elemente der griechisch-römischen Mythologie, suchte nach neuen Wegen in der Dichtung durch Verwendung oft kunstvoller, aber auch gekünstelter Metaphern, imitierte syntaktische Konstruktionen des Lateinischen (z.B. Hyperbaton), verwendete auch im Wortschatz viele Latinismen und schuf neue Wörter. Die Dichtung der culteranismo wurde durch dadurch vielfach schwer verständlich. Lange Zeit galt der culteranismo (Hauptvertreter: Luis de Góngora y Argote) als manieriert. Er wurde im 20. Jh. durch Dámaso Alonso rehabilitiert.“

[Haensch, G. / Haberkamp de Antón, G.: Kleines Spanien Lexikon. München, C. H. Beck, 1989, S. 46]

Culteranismo (cultismo, gongorismo)

Spiel mit Worten, Phantasie, Klang, Form. Reiche Verwendung von Metaphern, Neologismen, Hyperbata, mythologischen Anspielungen, auffälliger Wortstellung. Bewusste aristokratische Abkehr vom allgemeinen Publikumsgeschmack. Beispiele: puertas de rubíes (Rubintore = Lippen), pájaro de matiz (Volgel mit Schattierung = Fisch), sirenas con plumas (Sirenen mit Federn = Vögel), cerúlea tumba fría (dunkelblaues kaltes Grab = Meer). Parodie der Neologismen und Wortstellung durch Quevedo: «Quisiera ser culto un solo día, / la jeri aprenderá gonza siguiente: / fulgores, arrogar, joven, presiente, candor, construye métrica armonía ...» (»Wer in nur einem Tag gelehrt seint möchte, wird das folgende Kauder- lernen welsch: / Glanz, an sich reißen, jung. er ahnt voraus, Weiße, er konstruiert metrische Harmonie ...«). Vorläufer in Spanien – wenn man vom antiken Hermetismus absieht – in der Sevillaner Dichterschule (Herrera); der Cordobaner Luis Carrillo y Sotomayor (1582/82-1610) baut in seinem Buch «Libro de la erudición poética» (1611) die praktisch-theoretischen Ansätze zum System aus (gilt als «Manifest des Kulteranismus»). Hauptvertreter: Góngora (seit 1611) und seine Schule. Verwandte europ. Stilströmungen, die unter dem Begriff Manierismus zusammengefasst werden können: it. Manierismus (Marino), franz. Preziosität (Scudéry), engl. Euphuismus (John Lyly), dt. Zweite Schlesische Dichterschule (Gryphius).

Heftige Literaturpolemik gegen Góngora und seine Schule. Hauptvorwurf des Hermetismus (Dunkelheit von Sprache und Inhalt), Hauptgegner: Jáuregui, Cascales, Lope de Vega, Quevedo («La aguja de navegar cultos con la receta de hacer Soledades en un día», 1631 u.a.). Verteidiger Góngoras: Salcedo Coronel, Salazar Mardones, Pellicer u.a.”

[Franzbach, Martin: Abriss der spanischen und portugiesischen Literaturgeschichte in Tabellen. Frankfurt am Main / Bonn: Athenäum Verlag, 1968, S. 65-66]

Culteranismo y conceptismo

Menéndez Pidal se refiere así a culteranismo y conceptismo en cuanto direcciones de la lengua seiscentista: «El lenguaje del siglo XVII –dice– no debe ser mirado como acrecentamiento de una corriente que viniese engrosando durante el siglo anterior, sino como un cambio de dirección en sentido opuesto, cambio producido por necesidad biológica, digámoslo así, por haber agotado sus posibilidades la norma de naturalidad y llaneza imperante en el XVI [...] Al dominio de la sencillez sustituye el de la agudeza; al espíritu de selección en el habla común sustituye el de ingeniosidad en la expresión individual. He aquí qué culteranismo y conceptismo coinciden en varios procedimientos, pues participando de la misma reacción coinciden en la manera inicial de considerar la lengua literaria: en el siglo del renacimiento el escritor se mezclaba entre su público, mientras en el XVII se sitúa aparte, en lugar eminente. Lo que distingue fundamentalmente el lenguaje literario seiscentista es el empeño en evitar las formas espontáneas directas y patentes habituales en el habla común. El punto de partida es rehuir lo muy vulgar, y de ahí se pasa a rechazar todo lo corriente».

[Abad, Francisco: Diccionario de lingüística de la escuela española. Madrid: Gredos, 1986, p. 84]

La dificultad elocutiva como factor estético

«Era esta –escribe en un primer momento Menéndez Pidal– la forma apropiada para el estilo conceptuoso que entonces predominó entre los prosistas (contrario al que dominó entre los poetas, el culterano); la cláusula corta se prestaba muy especialmente para exponer los conceptos, que así llamaban a la comparación primorosa de dos ideas que mutuamente se esclarecen, y en general todo pensamiento agudo enunciado de una manera rápida y picante. Lo que principalmente buscaba el conceptista al escribir era hacer gala de agudeza e ingenio; por eso muestra gusto especial por las metáforas forzadas, asociaciones anormales de ideas, transiciones bruscas, y gusto por los contrastes violentos en que se funda todo humorismo, que humoristas son los grandes escritores de este siglo, Quevedo y Gracián. En estos autores geniales, el conceptismo aparece lleno de profundidad, la frase encierra más ideas que palabras (al revés del culteranismo, que prodiga más las palabras que las ideas); pero en los autores de orden inferior de este siglo la agudeza suele estribar únicamente en lo rebuscado del pensamiento, en equívocos triviales y en estrambóticas comparaciones. El siglo XVI fue el del esplendor de la prosa castellana, el XVII es ya de decadencia; y uno de los síntomas de ésta es precisamente el buscar como principal sazón de la obra literaria el artificio y la agudeza».

Muchos años más tarde analizará de este modo don Ramón: «Fuera del gongorismo la obscuridad perdió su estimación ante el concepto análogo de la dificultad que Jáuregui le ponía enfrente; oscuridad, lo tocante a la expresión, vicio condenable; dificultad, lo referente al asunto y pensamientos, moralidad defendible y aun preciada. Quevedo combatió la obscuridad, satirizó despiadadamente a Góngora, al culterano umbrático y a su turbia “inundación de jerigonzas”- Él no quiere ser obscuro, sino ingenioso; no se propondrá de continuo la expresión encubierta, como Góngora; aunque tampodo defenderá, como defendía Lope, la constante llaneza e inteligibilidad del lenguaje; y así cuando la ocasión se ofrezca, él dispondrá también aquel deleito indagatorio que Góngora se propone estimula en el lector, pero lo dispondrá no mediante la obscuridad formal, sino en la dificultad, sutileza o complicación del concepto. De igual modo dentro del conceptismo, Gracián tampoco aboga por la obscuridad, por más que, no indiferente como Quevedo, sino decidido, profesa firme aversión a la claridad».

[Abad, Francisco: Diccionario de lingüística de la escuela española. Madrid: Gredos, 1986, p. 103-104]

Culteranismo

Movimiento literario que se inicia en España, simultáneamente con las demás literaturas europeas, en el siglo XVII. Según la Real Academia Española «consiste en no expresar con naturalidad los conceptos, sino falta y amaneradamente por medio de voces peregrinas, giros rebuscados y violentos y estilo oscuro y afectado.» Esta idea negativa del culteranismo ha sido recientemente revisada y rectificada en gran parte. El poeta, ensayista y académico, Dámaso Alonso al analizar la poesía de Góngora encuentra en ella, por tanto, en el culteranismo, los siguientes valores: Temática frecuentemente inspirada en la mitología clásica, búsqueda de nuevos cauces poéticos, originalidad del vocabulario, renovación de la sintaxis, musicalidad de la palabra, y metáforas sorprendentes.

Se considera como iniciador del culteranismo a Carrillo de Sotomayor (1583-1610), llamado por Gracián primer cultista de España, que escribió la fábula Acis y Galatea, la Égloga piscatoria y gran número de sonetos, canciones, romances y poesías sueltas. El italiano Giambatista Marini (1569-1625), iniciador del estilo llamado marinismo y llamado acertadamente por Lope de Vega gran pintor de los oídos, disputa a Carrillo de Sotomayor, la prioridad en el culteranismo.

El movimiento es forma literaria esencial andaluza y sus figuras máximas son Góngora, Carrillo de Sotomayor y Paravicino puesto que su medio más propio es el verso, frente al conceptismo que es obra de prosistas. El juego musical de las palabras, el hipérbaton forzado, el neologismo culto, el barbarismo y la metáfora, son sus piezas fundamentales.

Ejemplo de hipérbaton en las Soledades de Góngora: lagrimosas de amor dulces querellasda al mar ... Lope, se burla de este retorcimiento de la oración castellana al escribir: en una de fregar cayó caldera. También Quevedo: el que quisiere hablar culto en un día la jeri aprenderá gonza siguiente.

Ejemplo de imágenes culteranas, es éste tomado de Soto de Rojas (1590-1655) en el Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, en que se refiere al ruiseñor: Clarín plumoso y órgano ligero – en la materia linfa que es volante, - si en la forma océano elegante, - el ruiseñor, el Anfión con vuelo.”

[Michel, R.-J. / López Sancho, L.: ABC de Civilización hispánica. Paris: Bordas, 1967, p. 116-117]

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