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DIASTRATISCH Diastrático (comp.) Justo Fernández López Diccionario de lingüística español y alemán
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Vgl.: |
Diatopisch / Diaphasisch / Diachronisch / Varietätenraum / Register / System - Norm - Rede |
„Diastratisch: Schichtenspezifisch (standesbestimmte Varianten).“ [Heupel, C., S. 51]
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„Diastratisch [lat. stratum ‘Ebene’]. Bezeichnung für soziokulturell/schichtenspezifisch differenzierte Subsysteme (= Soziolekt) innerhalb eines Sprachsystems.“ [Bußmann, H., S. 181]
In Wirklichkeit besteht das Spanische zunächst einmal aus vielen regional (diatopisch), soziokulturell (diastratisch) und stilistisch (diaphasisch) unterschiedlichen Systemen, von denen eines z.B. das der Madrider kleinen Kaufleute in familiärer Unterhaltung sein könnte, ein anderes das der Fischer aus der Gegend von Cádiz in berufsbezogener Diskussion. Jedes so beschriebene Teilsystem, das sich in vielem natürlich mit anderen Teilsystemen überschneidet, setzt sich aus einer Vielzahl von Subsystemen zusammen, z. B. im lautlichen Bereich mindestens aus einem Vokalsystem und einem Konsonantensystem, im grammatischen Bereich z. B. aus einem Tempus- und Modussystem des Verbs, aus einem System der Steigerungsstufen des Adjektivs, aus einem Artikelsystem des Nomens, aus einem System unterschiedlicher Nähegrade des Demonstrativums (este, ese, aquel) usw. Ebenso sind im Wortschatz zahlreiche unterschiedliche Subsysteme von lexikalischen Bedeutungen anzunehmen. Eine Änderung, ein historischer Wandel im Wortschatz wird deshalb nicht zwangsläufig auch eine Änderung in den grammatischen Beziehungen, ein Lautwandel nicht notwendig eine Veränderung der lexikalischen Bedeutungsbeziehungen nach sich ziehen.”
[Dietrich, H. / Geckeler, H.: Einführung in die spanische Sprachwissenschaft. Berlin: Erich Schmidt, 1990, S. 54-57]
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„Diastrático: Para Coseriu, diferencia lingüística ligada a la diferencia de estrato social. ¹ sinstrático.“ [Cardona, G. R., p. 82]
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«Tipo, lengua, norma y habla
La distinción entre lengua y habla está bien delimitada en el Curso de F. d. Saussure (1915), concretamente, en el capítulo cuarto. Allí se establece la necesidad de diferenciar entre la lengua como aquel conocimiento gramatical común que comparten los hablantes de determinada comunidad lingüística y la manera en que se manifiesta tal conocimiento en cada hablante particular, que es como ha de concebirse el habla. Está claro que es preciso abstraer de cada habla particular todo aquello que supone la impronta individual y quedarse sólo con aquellas características que comparten todos los hablantes de la misma comunidad y que hacen posible la inteligibilidad de las hablas particulares. De Saussure estableció que el objeto de la lingüística debía ser la lengua y no el habla. Más recientemente Chomsky hace hincapié en el concepto de hablante-oyente ideal que sería precisamente el hablante que obtenemos al realizar las abstracciones a que estamos haciendo referencia; es un hablante despersonalizado y, por tanto, desprovisto de cualquier peculiaridad o impronta individual. Su conocimiento gramatical será exactamente el que tienen en común todos los hablantes-oyentes de la comunidad lingüística que se estudie en cada caso.
El lingüista E. Coseriu ha completado esta dicotomía con dos términos más: el de norma y el de tipo. La norma se sitúa entre el habla y la lengua (que corresponde a lo que Coseriu denomina sistema). Del conjunto de hablas individuales elegimos todo aquello en que coinciden esas hablas independientemente de si es esencial o no para definir la lengua que se investiga. Por ejemplo, en el caso del español y tomando un ejemplo de Coseriu, es la norma “oyente” y no “oidor” para referirse a aquellos que oyen la radio; pero esto no significa que la palabra “oidor” no se atenga al sistema de la lengua española. Cualquier descripción correcta de la misma debe caracterizar esta palabra como una palabra perfectamente posible cuyo uso se ve restringido por la norma. En el plano de la fonética, es la norma que el fonema /r/ se realice mediante un sonido alveolar y no mediante un sonido velar (como ocurre en francés); pero, dado que la oposición velar/alveolar en este caso no es relevante, nada esencial del sistema fonológico de la lengua española cambiaría si a partir de hoy ese fonema se realizase en su expresión fónica velar. De hecho, cualquier hablante puede hacerlo, aunque tiene el riesgo de que tachen su habla de anormal.
Está claro que una misma lengua puede tener diversas normas (en diversos momentos de tiempo o en diversos ámbitos geográficos): el inglés americano, australiano y británico; el español de América, de Filipinas; el portugués de Portugal y de Brasil ... En general, puede hablarse de cuatro tipos de variedades de la lengua:
Cuatro tipos de variedades de una lengua
a) Variedades diatópicas. Se denominan comúnmente dialectos. Se trata de aquellas variedades de una lengua que se localizan en diferentes ámbitos geográficos. Por ejemplo, el español de Puerto Rico.
b) Variedades diastráticas. A veces se denominan jergas o sociolectos y son diversas variedades de una lengua que se localizan en hablas típicas de diferentes ámbitos sociales, dentro de una misma comunidad lingüística. Por ejemplo, el habla de los soldados.
c) Variedades diafásicas. Se denominan a veces registros y son diversas variedades lingüísticas que se usan en diversas situaciones sociales. Por ejemplo, el habla culta frente a la coloquial.
d) Variedades individuales. Se denominan a veces idiolectos y son las hablas de individuos determinados con todas sus peculiaridades idiosincrásicas.
Claramente, las variedades diatópicas tienen que ver con diversas normas lingüísticas, y las diastráticas y diafásicas con hablas que se sitúan dentro de una misma norma, las variedades individuales o idiolectos son claramente hablas diversas. De todos modos, las variedades diastráticas ocupan un lugar intermedio entre la norma y las hablas pertenecientes a una norma, ya que determinadas jergas características de determinados colectivos pueden constituir una norma “sui generis”. Sin embargo, las variedades diafásicas no suponen un cambio de norma, sino más bien diversas realizaciones de una misma norma. Es decir, cuando se habla en un registro coloquial no se utiliza una norma esencialmente diferente a la que se usa cuando se habla en un registro formal; las diferencias tendrán que ver con la elección de vocabulario y la simplicidad morfológica y sintáctica.
Por otra parte, el concepto de tipo supone una abstracción que se hace sobre base de la comparación de diferentes sistemas lingüísticos o lenguas. Podemos extraer lo que es común a esos sistemas y definir una entidad teórica que se puede denominar tipo lingüístico. Podemos hablar, por ejemplo, de un tipo lingüístico indoeuropeo, frente a un tipo lingüístico túrcico. La caracterización de ambos tipos puede realizarse mediante una serie de propiedades distintivas de cada uno de los niveles de la lengua. [...]
De un modo análogo a como las lenguas se pueden realizar en diversas normas, un mismo tipo puede realizarse en diferentes lenguas. Por ejemplo, dentro del tipo indoeuropeo existen subtipos como el germánico, el céltico, el románico... y cada subtipo se puede realizar en diferentes sistemas lingüísticos. Por ejemplo, dentro del subtipo románico, tenemos diferentes lenguas tales como el francés, el italiano, el portugués y otras. A su vez, cada uno de éstos conoce diversas normas.
Podemos entonces, a partir de los datos que observamos empíricamente, que son de habla, ir descendiendo por abstracción hasta llegar a la caracterización general del lenguaje humano. Este proceso está simbolizado en el siguiente esquema:
Proceso de abstracción en la investigación lingüística:
a) Estudio de diversos indiolectos muy similares entre sí. Ejemplo: estudio de las hablas individuales de varios habitantes de Sevilla.
b) A partir de los rasgos comunes a una serie de idiolectos que comparten muchos rasgos lingüísticos, extraemos el concepto de sociolecto. Un sociolecto caracteriza una serie de idiolectos que se localizan en el mismo lugar y que comparten una serie de características lingüísticas. Ejemplo: establecimiento del sociolecto sevillano, a partir de la observación de los rasgos comunes a los idiolectos sevillanos estudiados.
c) A partir del estudio de los rasgos comunes a una serie de sociolectos que comparten muchas características significativas, llegamos al contacto de dialecto. El dialecto incluye una serie de sociolectos que se hablan en lugares incluidos en un mismo ámbito geográfico y que comparten una serie de características lingüísticas. Ejemplo: a partir del estudio de los sociolectos de diversas localidades de Andalucía, llegamos a postular un dialecto andaluz.
d) A partir del estudio de varios dialectos que comparten muchas características, llegamos a establecer una lengua. La lengua incluye, pues, una serie de dialectos que se hablan en diferentes ámbitos geográficos y que tienen muchas características lingüísticas significativas en común. Cada dialecto supone una norma diferente de esa lengua. Una de esas normas se elabora y legisla y entonces es adoptada como “oficial” o “estándar”. Ejemplo: a partir del estudio de los diversos dialectos próximos entre sí lingüísticamente hablando que se hablan en España y en otros países, llegamos al concepto de lengua española.
e) A partir del estudio de varias lenguas muy próximas entre sí desde el punto de vista lingüístico, llegamos al concepto de subtipo. Un subtipo presenta lo que hay de común entre varias lenguas, normalmente relacionadas genéticamente entre sí. A partir del estudio de varias lenguas próximas a la española tales como el italiano o portugués, llegamos al subtipo romance.
f) A partir del estudio de varios subtipos que tienen una serie de rasgos comunes entre sí, llegamos al concepto de tipo lingüístico. El tipo incluye lo común a una serie de subtipos muy próximos entre sí. Ejemplo: confrontando el subtipo de lenguas romances con el de lenguas germánicas y eslavas, llegamos al concepto de tipo lingüístico indoeuropeo.
g) A partir del estudio de varios tipos lingüísticos llegamos al establecimiento de las características comunes, que serán las propiedades generales a todos los tipos y, por ende, a todas las lenguas humanas. Llegamos, pues, a una caracterización universal del lenguaje humano.»
[Moreno Cabrera, Juan Carlos: Curso universitario de lingüística general. Tomo I: Teoría de la gramática y sintaxis general. Madrid: Síntesis, 1991, pp. 46-48]
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