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FELD Campo (comp.) Justo Fernández López Diccionario de lingüística español y alemán
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Vgl.: Zeigfeld / Symbolfeld / Zeichenfeld / Semantisches Feld
„Feld ist – nach H. Hörmann – unter dem Eindruck der Gestalt- und Ganzheitspsychologie entstanden. Am einflussreichsten ist der Feldbegriff von J. Trier (1934) geworden. Er untersucht Sprache als ergon/langue. Nach ihm ist jede Sprache der Wirklichkeit gegenüber ein Auswahlsystem, das ein in sich geschlossenes Seinsbild schafft. Sprache gliedert – so auch Humboldt – die Welt, d.h. in ihr gibt es nichts Einzelnes. Fast jedes Wort wird durch seinen Stellenwert im ganzen Feld bestimmt. Erst das Feld verleiht dem Wort seine eigentliche Bedeutung. W. Porzigs Wortfeld geht aus von den wesentlichen semantischen Beziehungen zwischen den einzelnen Wortarten: /gehen/ ist ein Prädikat, in welchem das Subjekt (ein Mensch mit Beinen) schon enthalten ist /pflügen/ setzt den Pflug, den Pflüger und den Acker (das Objekt) voraus /blond/ setzt Haare voraus /bellen/ setzt einen Hund voraus usw. Die Sprache als soziales Feld ist durch zahlreiche Kraftlinien (Ich-Du-Spannung) gekennzeichnet.“ [Heupel, C., S. 68]
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„Campo
(a) El concepto de que en la lengua existen dominios de elementos estrechamente relacionados y que se determinan entre ellos aparece muy pronto en la lingüística; lo encontramos en Heyse (1856), en Abel (1885), Meyer (1910), mientras que el término mismo de campo (alemán Feld) está ya en Tegnér (1874), y después en Stöhr (1910) y en Ipsen (1924). El gran teórico del c. es Trier (1931) que habla de „sprachliches Feld“ y de „Wortfeld“; un c. es un sector conceptual organizado en sistemas en los que cada elemento léxico está recíprocamente condicionado por los otros y adquiere valor por la posición que ocupa en la estructura de conjunto. Las varias acepciones de c. que dan los autores se deben a que se considera más explícitamente o el léxico (y, por lo tanto, el campo léxico), en ocasiones incluso en sus características morfológicas, o, por el contrario, el plano de los contenidos que tendrán que articularse en signos (y, de ahí, campo noético y campo semántico).
En la terminología de Prieto se indica como campo noético de un código „el conjunto de todos los mensajes admitidos por un determinado signo que pertenece a este mismo código“. Estos dos campos pueden ser divididos a su vez en clases complementarias; las correspondencias entre las clases de uno y las clases del otro se llaman semas.
Los signos del campo semántico deben ser producidos con la específica finalidad de procurar las indicaciones necesarias para la transmisión de un mensaje, en caso contrario obtendríamos un simple sistema indicador (como, por ejemplo, los colores y el aspecto del cielo respecto al tiempo que hará).
Los campos noéticos y los campos semánticos presentan un número ilimitado; sus divisiones y correspondencias son arbitrarias, del mismo modo que la delimitación de los semas.
Campo léxico para Coseriu es, según la perspectiva estructural, „un paradigma léxico que deriva de la segmentación de un contenido léxico en varias unidades, que en la lengua se presenta según la proporción de las palabras: estas unidades se disponen en oposiciones inmediatas entre ellas mediante simples rasgos semánticos distintivos“ (Coseriu 1971: 304).
Campo lexicológico para Martoré es una estructura léxica jerarquizada, fuertemente ligada a la época que representa y organizada en torno a algunas unidades particularmente significativas y representativas (palabra clave, palabra testimonio).
Con un sentido más limitado se puede hablar de campo morfosemántico para un conjunto como, por ejemplo, el del ingl. glimmer, glitter, gleam, glow, glower, palabras que tienen que ver con la noción de ‘brillar’, ‘destellar’; cfr. W. H. Veith, Zum Terminus ‘Feld’ in der Linguistik, „ZDL“, 38 (1971), pp. 347-354.
(b) Para Halliday, uno de los tres macrofactores situacionales: la acción social, en la que se incluye el texto (comprende también el argumento).“ [Cardona, G. R., p. 40-41]
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„Campo.
(1) Campo acentual: Lo constituyen, en la palabra griega, el conjunto de sílabas susceptibles de recibir el acento. Su extensión está regida por la ley de limitación, según la cual el acento no puede caer fuera de las tres últimas sílabas de la palabra, si la final es breve, ni fuera de las dos últimas, si la final es larga. Recibe también esta formulación el nombre de ley de las tres moras, y el quizá más ajustado de ley de las tres sílabas [A. Dreisilbengesetz].
(2) Campo asociativo.
(3) Campo de entonación: Conjunto de tonos comprendidos entre el más agudo y el más grave. Estos dos límites oscilan según los individuos y según las lenguas. El campo de entonación media del español es algo superior a una octava.
(4) Karl Bühler ha introducido dos importantes nociones de campo en la Lingüística: campo mostrativo [Zeigfeld] y campo simbólico [Symbolfeld, Zeichenfeld]. En efecto, una palabra puede hacer referencia a un lugar, a un tiempo, a una persona: yo, ahora, esto, mediante deixis. La palabra se encuentra entonces en un campo que la rodea [Umfeld] y en el que desempeña el papel de señal indicativa. Pero su campo circundante pueden constituirlo otras palabras. Cuando decimos el cielo es azul, las palabras se relacionan entre sí como signos de determinados objetos y nociones: su Umfeld es ideal, contextual, simbólico.“ [Lázaro Carreter, F., p. 79]
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„Campo de dispersión: Las diversas realizaciones de un fonema no son nunca idénticas entre sí sino que pertenecen al habla de un solo hablante o, mejor dicho, al de una entera comunidad. Dado que tales variaciones pueden ser notables, la facultad de poder caracterizar los varios fonemas sería difícil si no existiera de hecho un campo de dispersión para cada uno de ellos, es decir, un arco de posibilidades en el cual puede cambiar la realización de un fonema sin que existan colisiones con los fonemas contiguos del sistema. Por ejemplo, la /k/ italiana puede variar en su palatalización hasta alcanzar el campo de dispersión de /t/ (y, de hecho, diacrónicamente el /t/ italiano ha sido originado por la progresiva palatalización de /k/).
Sin embargo, los campos de dispersión de cada fonema no son contiguos: se da entre ellos un margen de seguridad, una especie de „tierra de nadie“ (expresión de Martinet), o, lo que es lo mismo, un campo de configuraciones que, de hecho, no pertenecen a ninguno de los dos fonemas y que no serán nunca realizadas en condiciones normales (en el ejemplo, las realizaciones en torno a [c]). En condiciones anómalas, como el habla de un borracho o de un extranjero, podremos obtener incluso una violación de este margen de seguridad: „en todos estos casos los oyentes abstraen, inconscientemente, las desviaciones y se atienen más de lo normal al contexto y la situación“ (Martinet 1949: 40).“ [Cardona, G. R., p. 41]
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