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GRAMMATIKALISIERUNG

Gramaticalización

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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Vgl.:

Synchronie, Diachronie. System, Norm   Ggs.: Lexikalisierung

Grammatikalisierung = Entsemantisierung  ·  Gramaticalización / Desemantización

„Die Grammatikalisierung betrifft das Verhältnis zwischen dem Lexikalischen und dem Grammatischen. Wir verstehen darunter die Tatsache, dass ein sprachliches Zeichen von der Ebene der lexikalischen Einheiten auf die Ebene des Grammatischen übergehen, d. h. instrumental und damit grammatisch distinktiv werden kann. Dadurch wird entweder eine alte Opposition erhalten und nur materiell neu realisiert oder eine neue funktionelle Opposition geschaffen.“

[Dietrich, W.: Der periphrastische Aspekt in den romanischen Sprachen. Tübingen: Niemeyer, 1973 S. 57]

Grammatikalisierung: Von A. Meillet [1921] geprägter Terminus zur Bezeichnung eines Sprachwandelprozesses, in dessen Verlauf eine autonome lexikalische Einheit allmählich die Funktion einer abhängigen grammatischen Kategorie erwirbt, vgl. lat. habere ‘haben, besitzen’ ð frz. avoir ‘PERFEKT’; lat. passum ‘Schritt’ => frz. pas ‘NEGATION’. Unter semantischem Aspekt vollzieht dabei eine Entwicklung von autosemantischer (lexikalischer) zu synsemantischer (grammatischer) Bedeutung.“ [Bußmann, H., S. 289]  

Die Verben werden klassifiziert nach dem Grad ihrer Grammatikalisierung bzw. Desemantisierung (nach der Möglichkeit oder Unmöglichkeit, allein das Prädikat zu bilden).

„Pues bien, entendemos por gramaticalización un proceso de evolución de la lengua por el cual un elemento pierde su función, la cambia, modifica o reajusta, pudiendo dejar los rasgos del paradigma al que pertenece y convertirse en un elemento puramente gramatical, Todo fenómeno de gramaticalización lleva consigo una desemantización, es decir, una pérdida o cambio del contenido correspondiente, y, en este caso, una generalización de la deixis referencial. Que se da preferentemente, como es lógico, cuando aparece con reiteración un elemento en una estructura, o sea, cuando por su abuso se llega al desgaste.“

[Hernández Alonso, César: Nueva sintaxis de la lengua española. Salamanca: Colegio de España, 1995, p. 87]

En el sentido acuñado por Antoine Meillet: proceso por el cual una palabra se va vaciando de su significado léxico para convertirse en mero instrumento gramatical. Una palabra a la que correspondió (o en otros contextos corresponde) un concepto objetivo (significación léxica), y a la que ahora (o en este contexto) corresponde un concepto meramente funcional. Así ''haber' ha perdido su significado de 'tener, poseer' para convertirse en un simple morfema que sirve para la formación de los tiempos compuestos: se ha 'gramaticalizado'.

Lo mismo ocurre con el sustantivo 'mente', que hoy es un sufijo para formar adverbios de modo, o con el verbo 'andar', en frases como 'anda enamorado, anda metido en negocios'.

Entendemos por gramaticalización un proceso de evolución de la lengua por el cual un elemento pierde su función, la cambia, modifica o reajusta, pudiendo dejar los rasgos del paradigma al que pertenece y convertirse en un elemento puramente gramatical.

Todo fenómeno de gramaticalización lleva consigo una desemantización, es decir, una correspondiente pérdida o cambio del contenido.

Gramaticalización:

Por gramaticalización se entiende el proceso inverso a la lexicalización: elementos con valor léxico, pierden este valor y adquieren significaciones gramaticales. Por ejemplo, la palabra lejos es un adverbio que no tiene marcas flexivas. De la palabra compuesta de catar (mirar) y lejos, catalejos, se creó un singular analógico catalejo, lo que provocó que se interpretara la ­-s de catalejos como marca de plural; es decir, esta -s sufrió un proceso de gramaticalización, porque adquirió valores de plural, que no tenía. Otro ejemplo, el verbo haber, procedente del latino HABERE, significaba „tener“. Con este significado se emplea aún hoy día este lexema, cuando hablamos de una declaración de haberes, o del debe y del haber en una contabilidad. Sin embargo, este verbo se ha gramaticalizado por completo cuando funciona como auxiliar en los tiempos compuestos de los verbos españoles: he cantado, habíamos estudiado, etc. En estos casos no tiene ningún significado léxico y, sin embargo, es el portador de todas las significaciones gramaticales del verbo.“

[Marcos Marín, F./Satorre Grau, F. J./Viejo Sánchez, Ma L.: Gramática española. Madrid: Síntesis, 1998, p. 99]

Anotaciones críticas al concepto de desemantización y gramaticalización:

„El concepto de desemantización que maneja la lingüística es enteramente designativo. Se ha partido del supuesto de que la significación invariante de un signo es el primer sentido (que generalmente suele ser material) que adquiere en la historia de los textos de una lengua y que todos los usos posteriores son, bien cambios de significado o desviaciones de ese significado (metáfora, metonimia), bien desemantizaciones. Estamos ante un planteamiento historicista decimonónico, que no se compadece ni con la naturaleza semántica de los signos ni con el modo de funcionar de las lenguas naturales. La verdad es que, sincrónicamente, el signo tiene siempre un solo valor interno (intuición, impulso instintivo, vivencia psíquica) que se mantiene constante en todos los contextos del hablar en que aparece. Esta potencia semántica, que puede usarse para disignar todo lo que se quiera (la relación entre significado y designación es tan arbitraria como la que existe entre significante y significado), es el único valor primario (aunque ahora primario no en el sentido histórico, sino sincrónico) del signo. Todo lo demás son usos, con mayor o menor grado de estabilidad en la norma. Del hecho de que una unidad semántica deje de usarse en determinados sentidos o de que se emplee en contextos distintos de los habituales, no puede sacarse la conclusión de que haya cambiado de significado. El significado, como intuición del hablante que es, se mantiene siempre constante. Por ello precisamente es por lo que se le puede atribuir a la lengua categoría de código.

Por tanto, desde la perspectiva sincrónica (único punto de vista que permite dar cuenta de la verdadera estructura de los idiomas), el mismo valor léxico invariante, el mismo significado categorial y la misma función sintáctica presenta el verbo ir en la frase ir a California que el verbo ir de la frase ir bien vestido o el de la construcción perifrástica vas a caerte. Las diferencias que se aprecian entre todos estos usos del verbo ir son externas al idioma, dependen del contexto. No hay ninguna razón para negar que, en todos los casos señalados, y en cualquier otro que aparezca, el verbo ir pueda conmutar con cualquier otro verbo de la lengua española. Así, por ejemplo, el ir de la frase vamos sabiendo más,no solamente puede conmutar con los verbos considerados auxiliares estar, seguir, quedar, andar, etc., sino también con cualquier otro verbo predicativo, como vivir, morir, llegar, salir, etc. El hecho de que aquéllos no aporten contenido referencial y éstos sí, se debe a razones puramente contextuales o designativas. En unos casos hay función designativa física y en los otros no. Llegamos así a la conclusión de que los supuestos varlores gramaticales de aspecto, modo, tiempo y voz perifrásticos no son otra cosa que heterogéneos sentidos nocionales que adquieren ciertos verbos en determinados contextos, sentidos nocionales que, como hechos de sustancia que son, se sustentan siempre sobre significados invariantes particulares. No responden, pues, a formas lingüísticas concretas, razón por la cual hay tantas discrepancias entre las clasificaciones que los distintos estudiosos han hecho de las perífrasis verbales. Tiempo, modo, aspecto y voz morfológicos, por una parte, y tiempo, modo, aspecto y voz perifrásticos, por otra, se diferencian en que los primeros son de naturaleza mostrativa, en tanto que los segundos consisten en efectos de sentido emanados de determinados valores léxicos.

Precisamente porque el verbo auxiliar no apunta hacia la realidad externa al discurso es por lo que se dice que el verdadero núcleo predicativo del segmento perifrástico es el verbo auxiliado, mientras que aquél actúa como simple signo instrumental. No debe olvidarse, sin embargo, que eso que solemos llamar función predicativa de un signo es un hecho estrictamente conceptual: depende de la circunstancia contextual de que adquiera función designativa externa al texto, cosa que, como es obvio, no afecta para nada a las verdaderas funciones semántico-lingüísticas. Estos argumentos lógico-conceptuales no sirven, pues, para sustentar la hipótesis de que el verbo auxiliar pierde su condición sintáctica de término primario de la relación. Lingüísticamente, la falta de función conceptual no incapacita a un signo para desempeñar el papel de término primario o regente de otro signo.

La carencia de contenido lógico-conceptual del auxiliar y no un significado lingüístico particular es, por otra parte, lo que determina las especiales posibilidades transformacionales de las perífrasis verbales. Hoy se sabe que las transformaciones no demuestras igualdades ni desigualdades lingüísticas, puesto que se basan en los sentidos contextuales de los signos, y no en sus significados internos. Tampoco, pues, este argumento puede aducirse como prueba para demostrar la existencia de funciones perifrásticas invariantes en la gramática de las lenguas. El hecho de que la construcción llegar a casa pueda ser transformada en la expresión interrogativa ¿adónde llega? mientras que la construcción llegar a insultarlo repugna tal transformación depende más de circunstancias designativas que de verdaderas diferencias gramaticales entre ambas oraciones.“    

[Morera, Marcial: Diccionario crítico de las perífrasis verbales del español. Pt°. del Rosario, 1991, pp. 36-38]

„Sin duda, la dificultad para delimitar la función perifrástica de un signo se plantea porque se trata de un problema pragmático de uso. No hay límites tajantes entre las variantes perifrásticas y las variantes no perifrásticas de los signos. Todo depende del contexto.

Este carácter variante de las construcciones que solemos llamar perifrásticas ha determinado los siguientes hechos:

Primero, que los lingüistas se hayan visto obligados a hablar de casos fronterizos o de semiperífrasis.

Segundo, que cada gramático elabore su propia lista de verbos auxiliares y de perífrasis verbales.

Nunca podrá haber acuerdo absoluto entre los estudiosos porque en el terrno del uso no hay límites prcisos, sino que se trata de un continuo conceptual.

Tercero, que, a la vista de tantas dificultades, muchos lingüistas hayan rechazado la teoría de la desemantización del verbo auxiliar y hayan optado por los criterios transformacionales.

Dice Gómez Torrego:

Se suele decir que un verbo para ser auxiliar debe estar total o parcialmente gramaticalizado, esto es, debe haber perdido todo o parte de su significado originario. Sin embargo, este criterio no es fiable por varias razones:

a) Existen perífrasis verbales cuyos verbos auxiliares mantienen su significado originario y pleno (...)

b) No es fácil saber sincrónicamente cuándo un verbo empieza a desemantizarse. Piénsese que en los diccionarios una entrada léxica cualquiera presenta diversas acepciones sin que ello nos obligue a preguntarnos cuál es la originaria.

c) Hay construcciones con infinitivo y participio en las que el verbo precedente está usado metafóricamente o aparece claramente desemantizado, y no por eso hay que hablar de perífrasis verbales. 

(Gómez Torrego, L.: Perífrasis verbales. Sintaxis, semántica y estilística. Madrid, 1988, pp. 12-13)

En efecto, así es. La doctrina de la desemantización parte de una concepción designativa del significado y, como, desde este punto de vista, no hay regularidad en los idiomas, las dificultades para montar sobre él una teoría coherente son enormes. No obstante, las transformaciones plantean el mismo problema que la desemantización. Cada uso concreto presenta sus propias aptitudes transformacionales, porque éstas dependen del sentido contextual que haya adquirido la unidad lingüística, no de equivalencias semánticas o de relaciones estructurales. [...]

Está claro, pues, que en los contextos que estudiamos ni el auxiliar ni el elemento de relación que puede haber entre ambos verbos se vacían verdaderamente de su significación lingüística interna por el hecho de que no presenten función designativa física. [...] Si para la gramática tradicional esto no estuvo claro, fue porque partía de un concepto equivocado de significado. Confundía el valor interno al signo, su impulso semántico, con uno de sus sentidos, con la designación física. Desde el momento en que no aparecía ese matiz contextual, se sacaba la conclusión de que, o bien había desviación, sentido figurado, o cambio de significado, o bien había desemantización. Pero esto es una falsa visión del problema, como muy bien ha señalado Michel Launay:

Pero cuando se habla de „pérdida de significado“ a propósito de los auxiliares, ni siquiera es eso a lo que se hace referencia: en realidad, se toma uno de los valores discursivos (¿el más frecuente?) de la forma considerada y se le da título de „sentido pleno“ o „sentido fundamental“, lo cual permite hablar después, en presencia de otros empleos del mismo verbo, de „cambio“ o de „pérdida“ del significado arbitrariamente considerado como „propio“. („Acerca de los auxiliares y frases verbales“, LEA, II (19880), pp. 43-44)

Tanto el sentido predicativo como el sentido perifrástico de un verbo son meras variantes del uso de su valor fundamental. El planteamiento historicista decimonónico que acabamos de comentar llega incluso a suponer que las variantes intermedias son fases de transición en que todavía la lengua no ha llegado a su estado ideal. Se ignora así que, en todas las etapas de su existencia, el idioma presenta una situación perfecta.

Siendo el tema de las perífrasis verbales más un problema de comentario de texto que un problema de gramática, no queda otro remedio que determinar, en primer lugar, los valores particulares de los signos que les sirven de base y las funciones sintácticas que desempeñan en el conjunto, para, posteriormente, estudiar los sentidos que han actualizado en la norma. [...] Es a partir de estos valores semánticos particulares de donde surgen los distintos matices contextuales perifrásticos que muchos estudiosos llaman gramaticales. [...] El supuesto contenido gramatical que les atribuyen los gramáticos a las frases en cuestión es un mero efecto de sentido contextual, una mera orientación interpretativa de los contenidos básicos mencionados. No estamos, pues, ante valores autónomos, formalizados en el idioma, como los contenidos de tiempo verbal, voz verbal, aspecto verbal, modo verbal, etc., sino ante hecho de parole.“

[Morera, Marcial: Diccionario crítico de las perífrasis verbales del español. Pt°. del Rosario, 1991, pp. 40-45]

«Gramaticalización:

[A. Grammatikalisierung]

Proceso mediante el cual una palabra se vacía de contenido significativo, para convertirse en mero instrumento gramatical. Así, por ejemplo, haber ha perdido su significado ‘tener, poseer’, para convertirse en un simple morfema que sirve para la formación de los tiempos compuestos: se ha gramaticalizado. Lo mismo ocurre con el sustantivo mente, que hoy es un sufijo para formar adverbios de modo, o con el verbo andar, en frases como anda enamorado, anda metido en negocios, etc.»

[Lázaro Carreter, F.: Diccionario de términos filológicos. Madrid: Gredos, 1967, p. 214]

«Gramaticalización:

Se entiende por ‘gramaticalización’ el fenómeno mediante el cual una unidad léxica ya existente asume un valor o significado gramatical específico, perdiendo el valor léxico concreto que tuviera. Es decir, se trata de creaciones de índole gramatical a partir de estructuras léxicas que pierden su significado léxico-semántico. Por ejemplo, en las expresiones “Tengo/van/llevo operados a 30 enfermos” los verbos en cursiva se han ‘gramaticalizado’ y han perdido su valor léxico-semántico inicial. A veces coexisten la unidad ‘gramaticalizada’, es decir, la que ha perdido el contenido léxico-semántico original, con la forma léxica inicial; por ejemplo, gramaticaliza, en “Me voy a dormir” y conservando su valor léxico en “Me voy al pajar a dormir”. La ‘gramaticalización’ es el fenómeno opuesto a la lexicalización.»

[Alcaraz Varó, Enrique / Martínez Linares, María Antonia: Diccionario de lingüística moderna. Barcelona: Editorial Ariel, 1997, p. 281]

«El pasaje de una unidad lingüística de una función a otras nuevas a lo largo del tiempo se denomina gramaticalización. A menudo se ha considerado que, durante este proceso, el elemento lingüístico sufre una desemantización o blanqueo semántico, es decir experimenta una pérdida de significado.»

[Fernández, Susana S.: La voz pasiva en español: un análisis discursivo. Frankfurt am Main: Peter Lang, 2007. p. 95]

«Gramaticalización

Proceso mediante el cual una pieza léxica pierde su significado conceptual originario y adquiere un valor gramatical. Este es un fenómeno que se produce, por ejemplo, en la formación de perífrasis verbales, v.g., Anda diciendo barbaridades, Tengo leídos tres capítulos

[Eguren, Luis / Fernández Soriano, Olga: La terminología gramatical. Madrid: Gredos, 2006, p. 74]

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