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SPRICHWORT Proverbio

(comp.) Justo Fernández López

Diccionario de lingüística español y alemán

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horizontal rule

Vgl.:

Parömiologie / Redewendung

Die voluminöse Expansion subterraler Agrarprodukte steht in reziproker

Relation zu der geistigen Kapazität ihrer Erzeuger!

Was heißt das? Die dümmsten Bauern ernten die dicksten Kartoffeln!

Proverbio = Adagio, aforismo, dicho, frase, máxima, refrán, sentencia = Sprichwort.

Frase hecha / giro / modismo = Redewendung.

«Was ist überhaupt der Unterschied zwischen Redewendung und Sprichwort?  "Redewendungen" sind feste Wortverbindungen. Ihre Bestandteile können nur schlecht oder gar nicht ausgetauscht werden. Beispiel: "Fettnäpfchen" und "hineintreten". "Sprichwörtliche Redensarten" nennt man bildhafte Ausdrücke, wenn sie ständig im selben Wortlaut wiederholt werden und ihre Bedeutung allgemein bekannt ist. "Sprichwörter" sind ganze Sätze, die meist eine Lebenserfahrung ausdrücken. Also "Was der Bauer nicht kennt, frisst er nicht." und so.» [Deutsche Redewendungen]

«Sprichwort, im Volksmund verbreiteter, volkstümlich und leicht fasslich formulierter Spruch von kurzer, geschlossener, oft durch Rhythmus, Alliteration oder Reim gebundener und über die Alltagssprache erhobener Form zum Ausdruck e. allg. anerkannten Lebenslehre in bildstarkem sprachlichem Gleichnis, das die Schärfe direkter Aussage mildert und den sinnlichen Einzelfall dem gegenständlichen Denken einfügt. Die lehrhafte Tendenz tritt teils direkt imperativisch in Vorschrift und Warnung auf, teils verschleiert, indem das Ergebnis der einmaligen praktischen  Erfahrung nach Berücksichtigung verlangt. Im Ggs. zum Epigramm als stark intellektuellem, vergeistigtem Sinnspruch in hoher Kunstform bewahrt das Sprichwort die im Volke lebenden Erfahrungen und Werthaltungen wieder verwendbar als Wert von Generation zu Generation überliefert auf und ist kennzeichnend für Denkweise, Wesen und Kultur des betreffenden Volkes oder der Entstehungsepoche, wenngleich die romantische Anschauung vom schöpferischen Volksgeist heute meist aufgegeben wird. Die Allgemeingültigkeit solcher Erfahrungen führt zu Parallelbildungen und Übernahmen in andere Sprachen. Diese Wandlungen und Wanderungen sowie die Frage nach den eigentlichen Quellen bilden die Ansatzpunkte moderner wissenschaftlicher Sprichwortforschung, die dabei oft wertvolle Einzelbelege für die kulturellen Gemeinsamkeiten verschiedener Völker liefert.

Literarische Verwendung findet das Sprichwort mit didaktischer oder satirischer Absicht in allen Formen, die sich an weitere Volkskreise wenden: schon die griechische Sophisten benutzten es als beliebten Redeschmuck, besonders aber in der Reformationsliteratur und überhaupt im Spätmittelalter  tritt es in Lehrdichtungen, Schwank, Fastnachtsspiel und Satire (Luther, Sachs, Murner u.a.) oft auf. Ferner entstehen schon früh zahlreiche S.-slgn., anfangs mehr aus lehrhaftem Interesse an der enthaltenen Lebensweisheit, später aus Freude an den bildkräftigen Prägungen des Volksmunds.

Die griechischen Sprichwörter, gekennzeichnet durch angenehmen Witz, scharfe Beobachtungsgabe und moralische Haltung, in Vers (Parömiakos) oder Prosa, wurden gesammelt von den sog. Parömiographen. Schriften darüber und Slgn. finden sich zuerst für philosophische Zwecke bei Aristoteles, seinem Schüler Klearchos, dem Stoiker Chrysippos und Theophrast, in alexandrinischer Zeit für lit. Zwecke bei Demon, Aristophanes von Byzanz, Aristides von Milet, Didymos und Lukillos von Tarrba. Die späteren, teils auf den obigen fußenden Slgn. von Zenobios, Seleukos und e. Anonymus wurden im frühen Mittelalter zum erhaltenen Corpus Paroemiographorum vereinigt. Gleichzeitig entstehen neue lat. Slgn., besonders lat. Auswahlen für die Klosterschulen, die aus antiker und christlicher (Bibel, Patristik) Überlieferung schöpfen, jedoch auch auf einheimisches Volksgut zurückgreifen und es lat. überliefern, so Wipo, Otloh, Hericus und Egberg von Lüttich (Fecunda ratis), dt. in Notkers Logik.

Im Humanismus folgen S.-Slgn. aus den griech.-lat. Klassikern mit Kommentar, so Erasmus' Adagia (1500), Bebbels Proverbia (1508) u.a., gleichzeitig die ersten bewussten dt.: Agricola 1529ff., Seb. Franke 1541, im Barock als riesige Stoffsammlung mit bis über 2000 S.: Eyering 1601, Lehmann 1640. Die neueren Sammlungen u.a. von W. Körte 1837, Binder 1874 fußen auf diesen Beständen und erweitern sie durch neu umlaufendes oder schriftlich fixiertes Gut; für die Forschung wichtig wurde M. Sailers Weisheit auf der Gasse (1810) und die bisher umfangreichste Sammlung (4500 S.) von K. F. W. Wander, Dt. Lexikon, V 1883-86. Über von Reinsberg-Düringsfelds S-er der german. und roman. Sprachen vergleichend zusammengestellt (II 1872 bis 1875) hinaus geht die neueste Sammlung von S. Singer, die die Sprichwörter des dt. MA. in die europäische Entwicklung einordnet.»

[Wilpert, Gero von: Sachwörterbuch der Literatur. Stuttgart: Alfred Körner, 51969. S. 729-730]

La ciencia que se ocupa de los aforismos y refranes se llama paremiología (Parömiologie) o tratado de los refranes.

Adagio: [Sprichwort]

Frase corta que tiene un contenido moral o doctrinal: la sabiduría popular se expresa en adagios y refranes.

Aforismo: [Sinnspruch, Gedankenspruch]

Frase corta que tiene un contenido moral o doctrinal: siempre me han gustado los aforismos de Confucio.

Dicho:

[Ausspruch, Witzwort (es un dicho = man sagt das so)

Palabra o conjunto de palabras mediante las cuales se dice una cosa o se expresa una idea, especialmente si tiene gracia o contiene una sentencia: es muy ingenioso y siempre salta con algún dicho oportuno.

Máxima: [Maxime, Grundsatz]

(1) Expresión que recoge una idea moral: este libro es una recopilación de las máximas de los filósofos griegos.

(2) Norma que determina el modo de obrar de una persona: una de sus máximas es la seriedad en el trabajo.

Refrán: [volksst. Sprichwort, Volksweisheit]

Frase popular que tiene un contenido moral o doctrinal: siempre está aleccionándonos con sus refranes.

Proverbio: [Sprichwort]

Adagio, aforismo, dicho, sentencia. Frase con forma fija en que se expresa un pensamiento de sabiduría popular.

Sentencia:

Frase con un contenido moral o doctrinal: terminó con esta sentencia: el que mal anda, mal acaba.

«El lenguaje proverbial:

Podemos tomar los términos proverbio y refrán como sinónimos, según hace el Diccionario académico, aunque algunos tratadistas establecen diferencias entre ellos. Estas diferencias, si existen, son irrelevantes a los efectos de nuestra exposición.

Entre los rasgos del código restringido hay que señalar el empleo de refranes. Desde la Edad Media, los escritores han puesto infinidad de ellos en labios de personajes populares. Recuérdese cómo don Quijote – que era capaz de hablar muy culta y refinadamente – reprocha algunas veces a Sancho Panza el uso y abuso que hace de los refranes. El escudero, que sólo conocía el código restringido del castellano, sabía emplearlos siempre con oportunidad, mientras que el caballero sudaba como si estuviera cavando (II-43) para utilizar uno con tino.

Los refranes, como sabemos, formular aserciones que se aceptan como válidas y prácticamente indiscutibles por la comunidad. Tienen una forma fija, que permite retenerlos en la memoria, y evita el esfuerzo de crear oraciones para expresar lo que quiere decirse. A cambio, como sus presuntas verdades valen para todos, generalizan en exceso, y, usándolos, el hablante renuncia a expresar lo que es particularmente suyo. Se explica así que los refranes se empleen abundantemente en el código restringido, del cual hemos dicho que apenas si permite manifestar lo individual. [...]

El refrán en particular, ahorra esfuerzo idiomático – y, por tanto, esfuerzo mental –. Dado el carácter de verdad absoluta que se le atribuye (se ha llamado “evangelios breves” a los refranes), usarlo facilita las aserciones categóricas y tajantes propias del código restringido. A veces, puede llegar a justificar aberraciones. Cuando Celestina intenta convencer a Pármeno para que le ayude a estafar a Calisto, contesta el criado: “No querría bienes mal ganados.” Pero la vieja le replica, acogiéndose a la contundencia del refrán: “Yo sí. A tuerto o a derecho, nuestra casa hasta el techo.” (‘con buenas o malas artes, lo importante es tener bienes’).

El Refranero forma parte del folklore de una comunidad. Su misión fundamental es – y sobre todo ha sido – confirmar un determinado modo de cultura, con sus aserciones, prescripciones y prohibiciones. Los refranes son a modo de consigna, cuya vigencia ha ido perdiéndose a medida que han ido cambiando las creencias y las costumbres. Tienden a uniformar; de ahí el escaso papel que siempre han desempeñado en el código elaborado. Hoy es apreciable su retroceso entre quienes emplean el código restringido, aunque es dentro de él donde aún subsisten. Su desaparición no significaría, sin embargo, que ha aumentado la capacidad idiomática de los hablantes, sino que sus supuestas verdades ya no les sirven. Pero tal vez sean sustituidas por otras “verdades”, que, sin ser acuñadas en refranes, resulten tan dominadoras y contrarias a la libertad personal de pensar como las de éstos.

Los refranes se introducen en la conversación con una entonación autónoma, porque ellos mismos son unidades independientes de imposible articulación con el discurso que va creando el hablante.

Son breves: no deben interrumpir demasiado el discurso en que se insertan. Muchas veces, ni siquiera se enuncian completos: “Yo, de momento, cojo esto, porque más vale pájaro en mano ...

Para poder ser recordados, están construidos con artificios que, frecuentemente, los separan de la norma constructiva general. Así:

§         poseen un ritmo muy marcado; suelen componerse de dos proposiciones (estructura bimembre); y es frecuente la rima consonante o asonante: No hay mejor pariente / que el buen amigo presente.

§         dado su carácter ritual, y su permanencia a través de los siglos, no es raro que contengan arcaísmos; pero, para “extrañar” y ser mejor retenidos, cuentan también con regionalismos, extranjerismos o, incluso, con palabras inventadas o sin sentido

[Fernando Lázaro: Lengua española. C.O.U., Madrid: Grupo Anaya, 1992, p. 225-226]

Proverbio

1.      Sentencia, adagio o refrán.

2.      Agüero o superstición que consiste en creer que ciertas palabras, oídas casualmente en determinadas noches del año, anuncian la dicha o desdicha de quien las oye.

3.      Obra dramática cuyo objeto es poner en acción un proverbio o refrán.

4.      Libro de los proverbios: Libro de la Sagrada Escritura, que contiene varias sentencias de Salomón.“
[RAE, Diccionario de la lengua española. 1992]

Refrán

J. Casares define el refrán como «una frase completa e independiente, que en sentido directo o alegórico, y por lo general en forma sentenciosa y elíptica, expresa un pensamiento – hecho de experiencia, enseñanza, admonición, etc. – a manera de juicio, en el que se relacionan por lo menos dos ideas». Ejemplo: Al freír será el reír, y al pagar será el llorar; No es oro todo lo que reluce; Mucho te quiero perrito, pero pan poquito, etc.”

[Dubois, J. et alii: Diccionario de lingüística. Madrid: Alianza, 41994, p. 527]

Los refranes son como las mariposas,

hay los que se cogen y los que se vuelan.

Sprichwörter sind Schmetterlinge, einige

werden gefangen, andere fliegen fort.

Decir refranes, es decir verdades.

De refranes viejos, no hay ninguno que no sea cierto.

De refranes y cantares tiene el pueblo mil millares.

Refrán:

Cualquiera sentencia popular repetida tradicionalmente de forma invariable, particularmente, las que son en verso o al menos con cierto ritmo, consonante o asonante, que las hace fáciles de retener y les da estabilidad de forma y de sentido figurado“.  [María Moliner: DUE]

Característica del refrán:

1.    Frase breve que expresa un consejo, pensamiento o deseo.

2.    Conclusión didáctica inferida de la experiencia.

3.    Se transmite de forma oral y tiene carácter anónimo.

4.    Suele tener cierta rima, lo que facilita su memorización.

Todos los autores clásicos han usado refranes en sus textos, desde el Arcipreste de Hita, pasando por la picaresca, hasta Cervantes. 

 

Paremiólogos del Siglo de Oro:

Sebastián Horozco: Libro de los proverbios, 1570.

Francisco Espinosa: Refranero, 1527-1547.

Blasco de Garay: Quatro cartas hechas en refranes para enseñar el uso de ellos, 1619.

Gonzalo Correas: Vocabulario de refranes y frases proverbiales, 1625, (ed. 1780).

Durante el siglo XIX-XX:

José María Sbarbi: Refranero español recopilado y compuesto. 1874-1878.

Rodríguez Marín: Más de 21.000 refranes castellanos no contenidos en la copiosa colección del Maestro Gonzalo Correas, 1926.

Rodríguez Marín: 12.600 refranes más no contenido en la colección del Maestro Gonzalo Correas, 1930.

Rodríguez Marín: 1.700 refranes más no registrados por el Maestro Gonzalo Correas, 1941.

Hablar en refranes es una costumbre muy típica castellana.

"Parece, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la misma experiencia, madre de las ciencias todas..." (Miguel de Cervantes: Vida del ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha)

El que quiera comprender la sabiduría que encierran estos dos proverbios, que lea la novela de Italo Calvino: El vizconde demediado (Il visconte dimezzato).

Infinidad de refranes son comunes a muchos pueblos porque tienen un origen común. Generalmente surgen del trasfondo religioso, y puesto que los pueblos de Occidente tienen un fondo cristiano en el refrán, encontraremos que se han recogido en una cápsula lingüística individualizada preceptos morales extraídos en alguna forma de la Biblia. Otras veces el origen del refrán se encuentra en la gran literatura de otros siglos y a cada rato tropezamos en las páginas de los grandes literatos y filósofos con ideas y conceptos que estamos oyendo a cada rato en el refrán.

Un refrán  es un dicho popular, espontáneo y anónimo con el que el pueblo más sencillo expresa sus experiencias y sus conocimientos sobre el hombre y la vida.

Hay refranes llenos de contenido moral, es decir, son como pequeñas consignas que nos dicen cómo debemos actuar frente a una situación determinada.

Haz el bien y no mires a quien.

En otras ocasiones sus planteamientos son de carácter más negativo y rechazable.

Perdonar al malo es decir que lo sea.

Los refranes surgen siempre en forma de „buenos consejos“ o recomendaciones que nacen de la experiencia de quien los crea. A veces son consejos válidos.

Obras son amores, que no buenas razones.

A veces, por el contrario, los consejos encontrados en los refranes son muy discutibles.

Di mentiras y sacarás verdades.

Finalmente, hay refranes que vienen a sentenciar o a definir realidades que, a través de la experiencia popular, se han llegado a considerar como claras y evidentes.

Por el hilo se saca el ovillo.

-Te quiero mucho.

-Sí, como la trucha al trucho.

Tanto es uno cuanto sabe, y el sabio todo lo puede.

Tantos son los gustos como los rostros, y tan varios.

Antes loco con todos que cuerdo a solas.

No hay cosa que no tenga algo bueno.

Son tontos todos los que lo parecen y la mitad de los que no lo parecen.

Este mundo es un cero; a solas, vale nada; juntándolo con el cielo, mucho.

La estimación se consigue menos cuento se busca más.

Hay mucho que saber, y es poco el vivir.

Todo lo bueno fue siempre poco y raro.

No hay nación que se escape de algún original defecto.

Bástese a sí mismo el sabio.

[Del Oráculo manual de Baltasar Gracián, 1601-1685]

„La más antigua recopilación española de refranes es la que, con el título de Refranes que dicen las viejas tras el fuego, se atribuye al Marqués de Santillana, poeta cortesano del siglo XV; muchos de esos refranes todavía perviven. Posteriormente, algunos humanistas sintieron la necesidad de recopilar refranes. El primero de todos fue Hernán Núñez Pinciano (+1553), llamado «Comendador griego», catedrático de griego en la Universidad de Salamanca y colaborador de la Biblia Políglota Complutense. Sus Refranes de la lengua castellana se publicaron en Salamanca, en 1555 y constituyen la matriz de todas las compilaciones posteriores. Discípulo suyo fue Juan de Mal Lara, quien, en 1568, publicó una Philosophia vulgar, compuesta principalmente por refranes glosados, con clara influencia de los Adagia de Erasmo. Pero la más copiosa recopilación clásica de refranes es la titulada Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras fórmulas de la lengua castellana, del maestro Gonzalo Correas, que floreció en el reinado de Felipe III, si bien permaneció inédita hasta 1906.”

[Arturo del Hoyo: "El refranero español". En: Brandenberger, Erna (Hg.): Refranero español. Spanische Sprichwörter. München: Deutscher Taschenbuch Verlag, 1994, pp. 88-90]

Recuerda una cosa, pequeño, cuando oigas un refrán estarás oyendo las sentencias filosóficas más profundas y experimentadas dichas con palabras sencillas para que pueda entenderlas el pueblo llano. [Faro de Vigo]

La designación se hace siempre mediante significados actualizados, que pueden, para una misma designación, ser diferentes en las distintas lenguas. Coseriu pone el ejemplo siguiente: «El hecho de que en un río, en un lago o en el mar el agua sea poco profunda, de modo que se pueda estar de pie sin que le cubra a uno la cabeza, se puede designar en español por Aquí se hace pie, en alemán Hier kann man stehen, en italiano por Qui se tocca, es decir, por significados totalmente diferentes». En efecto, los únicos significados equivalentes en las tres lenguas son el del adverbio aquí, hier, qui y el del pronombre indefinido se, man, si. Pero hacer pie, stehen können y toccare son significados totalmente diversos. [...]

El sentido del refrán español Poco a poco hila la vieja el copo no coincide ni con los significados actualizados en el texto ni con la realidad extralingüística designada por ellos. Lo que se quiere expresar no es que «una mujer de edad avanzada está convirtiendo en hilo, sin prisa, una porción de lana», sino la idea general de que, «cuando alguien trabaja con perseverancia en una tarea proporcionada a sus fuerzas, aunque éstas sean pocas, acaba teniendo éxito». Los refranes son como metáforas complejas.

Así, pues, los significados actualizados en un texto se subordinan a la designación, y la designación, al sentido. Ello quiere decir que el traductor debe tradudir ante toto el sentido; en segundo lugar, la designación, y, en último término, si es posible, también los significados.

Hay en francés un refrán que tiene el mismo sentido que el refrán español antes mencionado: Petit à petit l’oiseau fait son nid. Pero ni los significados [«trocito a trocito», «pájaro», «hacer», «nido»] ni la designación [la realidad extralingüística constituida por «un pájaro que aportando sucesivamente trocitos de materia construye su nido»] tienen nada en común con los significados y la designación del refrán español. Sin embargo, ambos refranes se traducen recíprocamente de manera irreprochable, porque el sentido de uno equivale plenamente al sentido del otro.

En el ejemplo de Coseriu, cualquiera de las tres frases traduce adecuadamente a las otras dos, porque todas designan lo mismo y tienen el mismo sentido, aunque sus significados sean diversos.

Pero no siempre basta, para una traducción adecuada, reproducir el sentido y la designación del texto, sin tener en cuenta los significados. Serían traducciones inadecuadas la de La porte est ouverte por «La puerta no está cerrada», o la de Le vaincu de Waterloo por «El vencedor de Jena», aunque ambas conservarían exactamente la misma designación y posiblemente el mismo sentido del original. Como norma puede establecerse que el traductor está obligado a conservar no sólo el sentido de un texto, sino su designación y también sus significados mientras la lengua terminal no le imponga equivalencias que prescindan de los significados y hasta de la designación (nunca puede haber equivalentes que prescindan también del sentido). [...]

El español impone Aquí se hace pie para traducir la expresión alemana Hier kann man stehen, y el refrán Poco a poco hila la vieja el copo para traducir el refrán francés Petit à petit l’oiseau fait son nid. Cuando no hay tales imposiciones de la lengua, el traductor debe buscar, en principio, no sólo la equivalencia del sentido y de la designación, sino también la de los significados.” 

[García Yebra, Valentín: Teoría y práctica de la traducción. Madrid: Gredos, 1984, pp. 37-39.]

Aforismos, refranes y sentencias

Algunos aforismos o sentencias que designan hechos que el hábito ha consolidado como verdades atemporales pueden aparecer bajo la estructura de frase nominal. Es el caso de

Perro ladrador, poco mordedor.

Año de nieves, año de bienes.

Mal de muchos, consuelo de tontos.

Podría decirse que en estas frases existe un verbo tácito que puede recuperarse fácilmente. Sin embargo, existen varios argumentos que conducen a suponer que la presencia del verbo no es facultativa. Nótese, ante todo, que la recuperación de este verbo no siempre es posible y que, en el caso de serlo, muchas veces el significado no es equivalente.

?Perro ladrador es poco mordedor.

?Año de nieves es año de bienes.

?Mal de muchos es consuelo de tontos.

Llama también la atención que la ausencia de la cópula esté estrechamente ligada al carácter no determinado del sujeto (de ahí la marginalidad de secuencias como

*{El/Un} perro ladrador, poco mordedor.

*{El/Un} año de nieves, año de bienes.

*{El/Un} mal de muchos, consuelo de tontos.

así como la presencia de un modificador que ciñe el campo semántico del núcleo de este sujeto, motivo por el cual son también agramaticales las secuencias

*Perro, poco mordedor.

*Año, año de bienes.

*Mal, consuelo de tontos.

Los modificadores del núcleo de estas frases nominales (ladrador, de nieves y de muchos) permiten que toda la secuencia funcione de modo similar a una oración condicional: el sujeto actúa como prótasis y el predicado como apódosis. Se puede establecer, pues, un paralelismo entre los aforismos

Perro ladrador, poco mordedor.

Año de nieves, año de bienes.

Mal de muchos, consuelo de tontos.

y las oraciones condicionales

Si un perro es ladrador, será un perro poco mordedor.

Si un año es de nieves, será un año de bienes.

Si un mal es de muchos, será consuelo de tontos.

[...] Si el conjunto aparece precedido de un artículo no puede obtenerse la lectura condicional en secuencias en que la cópula está ausente. Ahora bien, oraciones como

El perro ladrador es poco mordedor.

El año de nieves es año de bienes.

El mal de muchos es consuelo de tontos.

en las que concurre el verbo ser pueden conservar una lectura genérica gracias al valor de cuantificador universal que posee el artículo definido. Sin embargo, es posible también una lectura específica que de ningún modo puede obtenerse de la frase nominal correspondiente.

No deben confundirse las frases nominales aforísticas que acaban de describirse con otras como

Un hombre, un voto.

Frida Kahlo, la pintora herida.

Sissí, una vida desgraciada.

1) La diferencia más notable reside en que estas últimas tienen carácter ecuativo o identificativo y que pueden invertirse sus términos, como ocurre en

Un voto, un hombre.

La pintora herida, Frida Kahlo.

Una vida desgraciada, Sissí.

Sin embargo, el resultado de aplicar el mismo procedimiento a los aforismos es claramente anómalo.  

2) Otra divergencia clara se encuentra en el sujeto. Así como en las frases nominales aforísticas debía ser obligatoriamente un nombre escueto, sin determinante limitado por un modificador, el tipo ilustrado por

Un hombre, un voto.

Frida Kahlo, la pintora herida.

Sissí, una vida desgraciada.

es siempre una expresión referencial, o bien un nombre precedido por un artículo.  

3) Finalmente, tampoco el contexto discursivo que enmarca ambos tipos de enunciados es el mismo. Los aforismos van ligados al estilo directo y se refieren a verdades consideradas permanentes; en cambio, en Un hombre, un voto encontramos una consigna política y en Frida Kahlo, la pintora herida y Sissí, una vida desgraciada titulares de periódico o pies de foto, claramente asociados a un hecho concreto y que, por tanto, tienen mecanismos contextuales de interpretación distintos.”

[Hernanz Carbó, M. Lluïsa / Suñer Gratacós, Avelina: "La predicación: La predicación no copulativa. Las construcciones absolutas. En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, vol 2, § 39.2.1, pp. 2531-2533]

La ausencia del artículo en los refranes:

Es bien conocido el hecho de que los refranes son una fuente importante de sintagmas nominales sin artículo, como en Piedra que rueda no cría moho o bien Agua que no has de beber, déjala correr. Sin embargo, el estudio de Felixberger (Untersuchungen zur Sprache des Spanischen Sprichwortes, Múnich, Fink, 1974, p. 104 y 110) parece indicar que la falta de artículo en el primer sintagma o ‘tema’ de un refrán sin verbo, así como en el sujeto preverbal de un refrán con verbo, sólo es efectivamente frecuente cuando el sustantivo está acompañado de otras modificaciones (adjetivos, sintagmas preposicionales, oraciones de relativo). Aunque Alonso (1951: 174) sostiene que el modelo en cuestión no es un arcaísmo, sino una construcción estilística de plena vitalidad, sólo en los refranes se constatan de hecho sintagmas nominales sin artículo de sentido toto-genético.”

[Laca, Brenda: "Presencia y ausencia de determinante". En: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española. Madrid: Real Academia Española / Espasa Calpe, 1999, vol. 1, § 13.5.5, p. 924]

«El lenguaje proverbial

El lenguaje proverbial es una variedad del uso lingüístico que tiene vida propia en la comunidad lingüística.

El sustantivo proverbio tiene como palabras sinónimas a máxima, sentencia, adagio, aforismo, decir, dicho, refrán, frase hecha, frase proverbial, paremia.

Todas estas palabras se refieren al contenido semántico de una expresión de carácter moral o didáctico que se transmite oralmente a través de los siglos. Por tanto, una de las características de los refranes es, que para transmitirse de unos a otros, utiliza la vía oral. El proverbio encierra la llamada sabiduría popular; en un número corto de palabras se incluyen conocimientos sobre las más diversas facetas de la vida humana, desde sus relaciones con Dios – el hombre propone y Dios dispone –, a las relaciones con los demás hombres – dos dueños de una bolsa, el uno canta y el otro llora, la manzana podrida pierde a su compañía –. El saber popular encerrado en estas fórmulas del lenguaje oral se refiere, por lo general, a normas de conducta que el hombre debe seguir en la vida para pasar por ella sin problemas y, a su vez, le enseña aspectos muy diversos sobre los distintos oficios que se ejercen en el mundo:

Año de nieves, año de bienes.

Año de brevas, nunca lo veas.

El buen paño en el arca se vende.

Cada cosa a su tiempo y los nabos en advierto.

Cielo aborregado, suelo mojado.

El lengua proverbial se caracteriza, principalmente, por ser un lenguaje figurado; es decir, que en una misma frase se deben hacer dos lecturas: una para fijarse en los componentes sintácticos y semánticos que expresan la realidad objetiva denotativamente, y otra donde se dé un valor de traslación a otros aspectos de la vida.

Así, en el refrán año de nieves, año de bienes, el contenido objetivo de la frase se refiere a que el año en que nieva mucho, suele ser abundante la cosecha de frutos; es difícil en este refrán encontrar una lectura figurada porque es un refrán denotativo.

En cambio, en la mayoría de los refranes, importan menos los términos con que están construidos que las referencias figuradas a donde se dirige su contenido; por tanto, cada refrán tiene en la sabiduría popular un significado propio y debe ser interpretado en el mismo código en que se ha emitido a través del tiempo. Ponemos a continuación algunos refranes con la interpretación que se les debe dar; no obstante, el lenguaje proverbial es tan rico que admite multitud de matices en la interpretación de su contenido:

Expresión externa

Contenido figurado

Cada oveja con su pareja.

recomienda que cada uno trate con sus iguales.

Amor trompetero, cuantas veo tantas quiero.

sobre la facilidad con que se enamoran algunas personas.

Entre sastres no se pagan hechuras.

sobre las buenas relaciones entre personas de un mismo empleo, profesión u oficio.

El maestro ciruela que no sabe leer y pone escuela.

moraleja al que habla magistralmente de algo que no entiende.

Lo mejor de los dados es no jugarlos.

aconseja evitar las ocasiones y los riesgos.

 

Estructura de los refranes:

Los refranes, por lo general, presentan una estructura bimembre: en la primera parte acostumbran a situar el contenido contextual y en la segunda se extraen las conclusiones didácticas. Veamos este refrán:

Hombre prevenido vale por dos.

Hombre prevenido constituye la primera parte del refrán e indica que trata sobre la cautela y prudencia del hombre; vale por dos es la segunda parte donde se obtiene la conclusión didáctica de que el hombre que posee la cualidad de ser precavido en sus asuntos desempeña el trabajo de dos.

En rima perfecta:

-uca: En esta vida cuca, el que no trabaja no manduca.

-ón: El que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón.

-ena: En casa llena, presto se guisa la cena.

En rima perfecta:

Las manos en la rueca, y los ojos en la puerta.

La mar que se parte, arroyos se hace.

Unos tienen la fama y otros cardan la lana.

Muchos refranes no tienen verbo y por tanto están estructurados con frases nominales donde el verbo se sobreentiende elidido; este rasgo le da al lenguaje proverbial un aspecto de lenguaje lexicalizado y anquilosado; por eso son tan frecuentas las locuciones y frases hechas en la lengua de los refranes que incluyen palabras en desuso en la lengua normal de la comunidad:

Sin verbo:

Voz del pueblo, voz del cielo.

Zapatero, a tus zapatos.

De amigo a amigo, sangre en el ojo.

Usos arcaizantes:

De diestro a diestro, el más presto.

Cuando te dieren la vaquilla, acude con la soguilla.

A idos de mi casa y qué queréis con mi mujer no hay que responder.

A la vejez, aladares de pez.

En los nidos de antaño no hay pájaros de hogaño.

Latinismo:

Camisa y toca negra no sacan al ánima de pena.

Locución arcaica:

El dar y el tener, seso ha menester.

Futuro perifrástico:

Hazme la bula, hacerte he el copete.

Arcaísmo:

Menea la cola el can, no por ti sino por el pan.

2. persona por impersonal:

Ni pidas a quien pidió, ni sirvas a quien sirvió.

Arcaísmos:

Ovejas bobas, por do va una van todas.

Ratón que no sabe más que un horado, presto es matado.

Uso del pronombre vos:

Yo dueña y vos doncella ¿quién barrerá la casa?

Los refranes emplean en su construcción todas las formas de los verbos tanto personales como no personales. En el uso de los tiempos verbales parece ser que hay una mayor frecuencia del presente de indicativo, con un valor especial para expresar la intemporalidad del hecho narrado; el contenido didáctico del proverbio tiene aplicación en todos los tiempos; por eso se manifiesta con el matiz de presente histórico intemporal:

Hay gustos que merecen palos.

Mal me quieren mis comadres, porque digo las verdades.

Más hace el que quiere que no el que puede.

Hay refranes que son una especie de minirrelato con personajes que hablan acerca de las cualidades de las cosas o hablan con los elementos naturales. En esas composiciones el saber popular emplea el llamado estilo indirecto:

Dijo el mosquito a la rana: Más vale una gota de mi vino que toda tu agua.

Dijo la vieja al vino: Yo te perdono el mal que me haces, por lo bien que sabes.

Dijo la sartén a la caldera: Quítate (o tírate) allá, culinegra (u ojinegra).

Dijo la sartén al cazo: -Quítate allá, que me tiznas.

La estructura de los refranes ofrece abundancia de correlaciones y paralelismos entre las dos partes de que constan:

Mías sean las cubas y tuyas las uvas.

Quien vino no tiene, agua bebe.

Como muestra del uso de las formas no personales observemos los siguientes:

Infinitivo:

De hombres es errar; de bestias, perseverar en el error.

Gerundio:

En oliendo pío (vino), no voy mío.

A Dios rogando, con el mazo dando.

Participio:

Febrero tronado, buen año para el sembrado, y malo para el viñado.

La estructura oracional más frecuente en los refranes es la oración compuesta con muchas variedades. Esbozamos algunas de las organizaciones que ofrecen los proverbios:

Adversativa:

Mucho te quiero, pero no vengas por uvas a mi majuelo.

Disyuntiva:

Ni olla sin tocino, ni alegría sin vino.

Ni vino con espuma, ni mujer barbuda.

Imperativa-exhortativa:

No mezcles dos vinos; que harías veneno.

Y bebe o vete.

De santo que come y bebe, no fieis, mujeres.

Interrogativa:

¿Qué tendrá, madre, que el buen vino bien me sabe?

Enunciativa:

Las mujeres y el vino hacen perder el tino.

Causal-condicional:

Muchos agua beben porque vino no tienen: que si vino tuvieran, bien lo bebieran.

Comparativa:

Mal por mal, más vale ir a la taberna que al hospital.

Temporal:

Cuando el amo está mohíno, o le falta pan, o le sobra vino.

Después de mucho beber, pedir consejo para no caer.

Los refranes son la manifestación de la cultura de un pueblo y se dan en todos los del mundo.

Sobre el origen de los refranes españoles diremos que la primera edición fue recogida por el Marqués de Santillana bajo el título de: Los refranes que dicen las viejas tras el fuego. En el siglo XVI hubo en España afición a los refranes y eran considerados como la expresión de la sabiduría divina.

Cervantes y otros escritores incorporan el refrán popular en sus obras con una consciente función literaria.

El movimiento romántico, en su afán por la exaltación de lo popular, propició el estudio y la recopilación del refranero español.

Se dice que el número de refranes registrados asciende a más de 60.000; de hecho, Martínez Kleiser recoge 65.083 refranes en el libro Martínez Kleisler, L.: Refranero general ideológico español. Madrid: R. A. E., 1953.»

[Pérez Moreta, J. / Viudas Camarasa, A.: Lengua española. Madrid: ed. sm, 1992, pp. 308-312]

Para refranes y proverbios ver también:

http://www.proverbios.com/

http://galeon.com/elovg/proverbios.htm

http://lamira.com/Referencia/Refranes_y_proverbios/General_Refranes_y_proverbios/index.shtml

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