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Escuela dramática de Lope de Vega

(comp.) Justo Fernández López

Historia de la literatura española

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Escuela dramática de Lope de Vega

Justo Fernández López

Grupo valenciano

Cuando Lope se fue a Valencia, existía allí un grupo teatral importante. Este grupo formó el enlace entre el teatro prelopista y el teatro nacional de Lope de Vega.

 

Guillén de Castro (1569-1631)

Vida

Nació en Valencia en el seno de una familia distinguida.

OBRAS

Este autor es inferior a los tres grandes dramaturgos del siglo dorado español: Lope de Vega, Tirso de Molina y Calderón de la Barca, pero es uno de los más importantes. Su producción se perdió en buena parte. Se conservan, sin embargo, casi medio centenar de comedias. Escribió sobre muchos temas, pero la fama que le dio su drama Las mocedades del Cid hizo olvidar otras obras importantes suyas.

El teatro de Guillén de Castro tiene rasgos característicos personales, por lo que no se le puede considerar como puro discípulo de Lope de Vega. Aunque adoptó la preceptiva de Lope, no abandonó nunca la tradición teatral valenciana: carácter urbano alejado de folclores, ambientes rurales y tradiciones campesinas.

En su evolución podemos distinguir dos épocas. Una prelopista aún, de efectismo y violencias pasionales; y otra segunda etapa al estilo de Lope, ya más costumbrista.

El amor constante (1596 y 1599)

Su primera obra dramática, escrita entre 1596 y 1599, está inscrita en la escuela valenciana de la segunda mitad del siglo XVI y posee todas las características de la tragedia de la dramaturgia renacentista. La obra puede adscribirse al género de comedia palatina.

Frente a la fidelidad monárquica de Lope, Castro disiente en este tema también de su maestro: llega a mostrarse partidario del regicidio cuando el rey degenera en tirano y plantea una justificación del derecho a rebelarse contra la tiranía. En El amor constante dice: “que un rey en siendo tirano, pueden quitarle ese nombre”. En muchos pasajes insiste Castro en los deberes del rey, sin cuyo cumplimiento no merece respeto de sus súbditos. En El amor constante plantea el tema del tiranicidio y está muy vinculada a la obra trágica de Cristóbal de Virués (1550-1614): La gran Semíramis (1580), su esquema se reproducirá en la tragicomedia El perfecto caballero (1612-1615).

Argumento: Nísida, protagonista central de esta obra es una de las más admirables heroínas de la tragedia amorosa de todo el teatro de Guillén de Castro. Un rey despótico desea ilegítimamente a Nísida, enamorada de Celauro, que no le corresponde. Todo ello lleva al tirano a perpetrar varios crímenes, vengados finalmente por Leónido, hijo secreto de Nísida, ejecutando al rey.

El conde Alarcos (1600-1602)

Se trata de una obra que toma su asunto del «Romance del conde Alarcos». La obra tiene un ambiente épico y de tragedia, pero, en línea con la comedia nueva, está moderada por un final feliz.

Aborda el tema de la resistencia ante el poder injusto ejercido por un rey caduco y débil, que a su vez está dominado por una mujer fuerte. La obra critica el habitual código del honor y se constituye en un ejemplo de educación caballeresca.

El curioso impertinente (1606)

Tragedia de tono cómico. Una de sus obras maestras. Esta obra ejemplifica el tratamiento de la mujer como personaje fuerte que es capaz de manejar las voluntades de los personajes circundantes y los hilos del propio destino. Castro critica las convenciones de la honra como perteneciente a unas leyes periclitadas que impiden la realización de los deseos naturales. El curioso impertinente plantea la licitud de los amores adúlteros frente a los del matrimonio, presenta y defiende el triunfo del adulterio y del amor frente a los derechos del marido, que muere perdonando a los amantes.

Escrita hacia 1606, poco después de publicarse la primera parte del Quijote de 1605, es una de las cimas de la dramaturgia de Castro. Toma su asunto de El curioso impertinente de Miguel de Cervantes, una novela corta, del mismo estilo que las Novelas ejemplares, intercalada por Miguel de Cervantes en la primera parte del Quijote. Es leída por el cura Pero Pérez en la venta de Palomeque.

Pero Guillén de Castro modifica el desenlace para hacer honor a la justicia poética, que exigía que los sacrificios en pro de la amistad de Lotario sean pagados con la única muerte de Anselmo y la consecución por fin de Camila, la mujer amada, que previamente había sacrificado Lotario al capricho de su amigo.

Algunas de las diferencias con la novelita de Cervantes radican en que en Cervantes la impertinente curiosidad o prueba de Anselmo acaba provocando una perversión de los valores, en principio considerados como firmes, tanto de Lotario, su amigo "perfecto" como de su esposa Camila, que tras la caída, generan mentira, fingimiento y por fin, una tragedia en cadena en la que mueren los tres protagonistas. Desdichado final ejemplar para advertencia de que no se debe jugar con fuego. El desenlace se convierte en Guillén de Castro en un final de tragicomedia.

Los temas tratados son la supremacía entre el amor y la amistad, las nefastas convenciones del honor y el abuso del poder, tanto privado como público, en la figura del despótico y mujeriego Duque de Florencia.

Don Quijote de la Mancha (1606)

No tiene la calidad de la comedia y el asunto está tomado, no del hilo principal del Quijote, sino de los enredos de novela ejemplar que protagonizan Cardenio, Luscinda, Fernando y Dorotea, tomados de los capítulos XXIII a XXX y XXXVI de la primera parte del Quijote. En la versión de Castro, Don Quijote y Sancho Panza son meros contrapuntos cómicos. El conflicto se plantea a partir del amor entre personajes de condición social desigual y de la comedia de equívocos. Se relaciona esta obra con la comedia palatina de Lope y se sitúa en un marco espacial idealizado y no en La Mancha de Cervantes.

Las mocedades del Cid (1605-1615)

Esta es la obra a la que debe Castro su inmortalidad y ha sido considerada tradicionalmente por la crítica como la obra cumbre de Guillén de Castro. La obra se inserta dentro de un movimiento que recoge el legado de Lope de Vega y que precede al teatro calderoniano.

Es una pieza de corte épico y patriótico, inspirada en el Romancero, que más tarde adaptaría el dramaturgo francés Pierre Corneille (1606-1684) en El Cid (1637). Es una auténtica dramatización de la épica castellana del Romancero. El Cid no es un guerrero maduro y reposado, sino el guerrero juvenil. En esta obra vuelve Castro a contraponer amor y honra, y hace triunfar al amor.

Argumento: El rey Fernando nombre como ayo de su hijo al padre del Cid, Diego Laínez. Esto disgusta al conde Lozano, padre de Jimena y amada de Rodrigo (El Cid). El conde Lozano abofetea al padre del Cid, y éste, ya anciano, pone en manos de su hijo Rodrigo (El Cid) la venganza. Rodrigo mata al conde y se plantea así el nudo sentimental: Rodrigo y Jimena viven desde entonces el trágico conflicto entre las exigencias del honor y el deber, y la fuerza de su mutuo amor. Jimena se ve obligada a pedir justicia al rey contra su amado. Este se expatría y comienza en tierra de moros la rueda de sus hazañas. Al final triunfa el amor y se casan Rodrigo y Jimena.

Jimena es presentada como mujer de carácter férreo. La obra de Castro inspiró a la no menos famosa obra de Corneille: Le Cid. El francés eliminó muchos episodios y condensó toda la acción en el conflicto entre el amor y el deber. Castro, sin embargo, pone en acción todo un mundo épico, con gran variedad de episodios.

Se unen en Las mocedades del Cid los temas de honor y deber, de amor y razón de estado, en una visión sobre todo exaltadora de las cualidades del héroe, que se manifiestan en un conjunto de actitudes ejemplares para con su rey, su padre, su deber y su amada. Corneille, en cambio, hace hincapié en la intriga amorosa y ve al Cid sobre todo como un galán.

La hazañas del Cid (1605-1615)

Las mocedades del Cid tiene una continuación titulada frecuentemente Las hazañas del Cid a partir del título Segunda de las hazañas del Cid con que aparece en el índice de su Primera parte de las comedias de don Guillem de Castro (Valencia, Felipe Mey, 1918).

Esta segunda parte retoma tramas iniciadas en la primera parte de las Mocedades del Cid, como la rivalidad entre los hermanos Urraca y Sancho II y lo narrado en el ciclo legendario del cerco de Zamora, con la muerte a traición de este rey a manos de Vellido Dolfos.

Se ve en la obra dramática de Guillén de Castro una aversión contra el matrimonio y siempre alude al engaño y hastío del trato entre los esposos, al constante fingimiento que exige la vida matrimonial, o al tormento de una esposa celosa. En los conflictos de amor, su ideario discrepa del código de la época, del código amoroso y del código del honor. Castro quiere diferenciarse de su maestro en los desenlaces.

Los malcasados de Valencia (1608)

Obra de capa y espada y comedia muy lograda que resuelve el conflicto matrimonial mediante divorcio, una solución inusitada en el teatro clásico español. Es una pieza de lo más complicado y movido del teatro clásico español. Es un auténtico vodevil con momentos bastante escabrosos, una comedia frívola, ligera y picante. En esta obra despliega el autor su ideología sobre el matrimonio, los malcasados y el amor auténtico, se ríe de los convencionalismos de la época sobre el honor. Es una de las piezas capitales de Guillén de Castro y representa la culminación de la comedia urbana de la escuela valenciana. Sus personajes no pertenecen a la alta nobleza ni al tipo de caballero heroico que representa el Cid de Las mocedades o El conde Alarcos. Son caballeros y damas de acomodada posición y vida urbana que protagonizan una intriga de relaciones conyugales gobernadas por el engaño y la insatisfacción muy poco frecuente en el teatro barroco español. Destaca el desenlace, con un doble divorcio, contrario al típico final feliz de la comedia del Siglo de Oro.

El conflicto se teje en torno a dos parejas casadas que no se aman. La fuerza cómica que provocan los equívocos no está exenta de una verdad amarga, la frustración de la vida conyugal. Destaca la atrevidísima escena erótica en la que don Álvaro y doña Elvira en figura de galán se aman ante unos curiosos Galíndez e Hipólita que, escondidos y asombrados, contemplan la escena como una relación homosexual.

El perfecto caballero (1610-1615)

Se trata de una tragicomedia de perfecta estructura que muestra los motivos recurrentes de la comedia barroca: el honor, la lealtad al monarca y la nobleza ejemplar del caballero perfecto, don Miguel Centellas. A su alrededor cuatro personajes son gobernados por su invencible pasión: el rey ama a Diana, pero es rechazado. La reina ama a Ludovico (hermano de Diana) y es correspondida, pero esta, consciente de su deber conyugal y obligada por su sentido de la honra, se resiste a dejarse llevar por el amor.

El Narciso en su opinión (1612-1615)

Esta obra es considerada el precedente de la “comedia de figurón”, uno de los subgéneros dramáticos generado en el Siglo de Oro a partir de la comedia de capa y espada. Este tipo de comedia fue desarrollado más tarde por Agustín Moreto (1618-1669) en El lindo don Diego (1662).

Argumento: Pedro, padre de Brianda, quiere casarla con uno de sus dos primos, pero ella no siente amor por ninguno de ellos. Disfraza a su criada de dama para escapar de Gutierre, uno de los primos, con lo que se enamora de esa dama. Así comienza una comedia de enredo, de mecanismo argumental complejo pero riguroso, en una de las mejores comedias puras que ha dado la producción dramática del valenciano.

La justicia en la piedad (1615-1620)

El pueblo se subleva contra el rey para liberar al príncipe condenado a muerte por su padre.

Engañarse engañando (1622-1624)

En esta obra protesta Castro por boca de sus personajes contra las rigurosas leyes del honor de la época. Ve en el matrimonio la posibilidad de arruinar la vida de un hombre. Las mujeres son en sus obras veleidosas e inconstantes. “La mujer es para amada; el matrimonio, para temido”. De todos modos, Castro creó apasionados tipos de mujer. El amor triunfa sobre el honor en sus obras. El móvil de sus obras es más bien el amor que el honor; la mujer no es objeto de amor, sino más bien sujeto del mismo.

Obras menores

El caballero bobo (1595-1604)

Dido y Eneas (1599)

El desengaño dichoso (1599)

El nacimiento de Montesinos (1599)

La humildad soberbia (1605)

El Conde de Irlos (1605-1608)

Progne y Filomena (1608-1612)

La verdad averiguada y engañoso casamiento (1608-1612)

La fuerza de la sangre (1613-1614)

La fuerza de la costumbre (1610-20)

Los enemigos hermanos (1615-1620)

La justicia en la piedad (1615-1620)

El mejor esposo San José (1617-1620)

El vicio en los extremos (1623)

 

GRUPO MADRILEÑO

Juan Pérez de Montalbán (1602-1638)

Vida

Nació en Madrid y fue hijo de un librero y editor madrileño de origen converso.

Fue discípulo predilecto de Lope de Vega. Fue sacerdote y doctor en teología por la Universidad de Alcalá de Henares, así como notario de la Inquisición.

Ambicioso de saber, acumuló una extensa cultura y murió tras padecer un trastorno mental a los treinta y seis años, cuando se hallaba preparando la edición de la primera parte de sus comedias.

Algunos contemporáneos, como Francisco de Rojas Zorrilla (1607-1648), vieron la causa de este trastorno en su desmedido afán de saber:

Quiso ser más que él mismo y, como él era

todo lo más, la cuerda artificiosa

que concierta el reloj de nuestra vida

quebró, de no gastada, de oprimida.

OBRAS

La producción dramática de Pérez de Montalbán alcanza las cincuenta obras, que aún no están bien estudiadas. Tenía una gran fantasía creadora y un gran arte de decir. Su muerte prematura malogró a un genio que hubiera dado obras de gran altura.

Los ataques de sus contemporáneos son la causa de la desestimación que su obra sufrió. Ni fue tan malo como sus detractores lo pintan, ni tan bueno como muchos lectores de su tiempo vieron. Son conocidos los versos que su gran enemigo Quevedo le dedicó:

El Doctor tú te lo pones

el Montalbán no lo tienes,

con que quitándote el don

vienes a quedar Juan Pérez.

Orfeo en lengua castellana (1624)

Poema anticulterano en cuatro cantos, dedicado a la célebre poetisa portuguesa doña Bernarda Ferreira de la Cerda en respuesta al Orfeo de Juan de Jáuregui. Es una réplica a la obra de Jáuregui sobre el mismo tema.

Sucesos y prodigios de amor (1624)

Colección de ocho novelas cortas que tuvieron mucha fama entonces. Tratan de temas del gusto de la época: asuntos fantásticos, aventuras amorosas entre gente de alta posición, viajes y naufragios, etc. Tema que se repite en estas novelas es la pasión amorosa en su realización carnal, cosa que sorprende hoy considerando la severidad de la época.

Se consideraba a Pérez de Montalbán uno de los autores de novelas más licenciosas, escabrosas y macabras del siglo XVII. Un ejemplo de los extremos a los que podía llegar en la descripción de los goces carnales lo ofrece su novelita La mayor confusión, relato de una madre que tiene una pasión amorosa por su hijo, con el que concibe una niña, que para colmo de la erotomanía, será la esposa también de su propio padre y hermano.

Todas sus heroínas son de una gran facilidad pecadora, y caen en poca resistencia en brazos de amantes. En este sentido, son las novelas de Montalbán las más atrevidas de la época. Montalbán era un clérigo de pureza de costumbres. Su temática hay que entenderla como del gusto de la época.

Esta colección de novelas conoció quince ediciones en el siglo XVII y fue traducida a varios idiomas. Montalbán fue con Cervantes y algunos autores más el novelista popular del siglo.

La acción en sus obras es vertiginosa y aun frenética y los personajes se dejan llevar por la pasión de una manera tal que se pueden definir, trastocando los tiempos, como románticos.

La Vida y Purgatorio de San Patricio (1627)

Escribió comedias de tema caballeresco y bizantino.

Escribió dos excelentes comedias de capa y espada, en las que consigue algo bello:

No hay vida como la honra (1627)

La doncella de labor (1631)

Así como una costumbrista:

La toquera vizcaína (1628)

Pérez de Montalbán intentó crear personajes femeninos en competencia con Tirso y Lope, pero sus mujeres son menos agudas y resueltas que las de Tirso, y no tienen la apasionada ternura de las de Lope.

De su producción dramática, se conservan más de medio centenar de comedias, en las que es patente el influjo de Lope de Vega.

El segundo Séneca de España

Sobre Felipe II. Entre sus comedias de historia de España, ésta es la mejor. Ve al rey “prudente” como encarnación senequista y príncipe perfecto. Esta obra da una buena visión interna de la vida de la corte de Felipe II.

Como padre y como rey (1629)

Para todos. Exemplos morales, humanos y divinos (1632)

Es su obra más conocida. Se trata de una colección miscelánea en que agrupó novelas, piezas dramáticas y discursos, sirviéndose del marco estructural del Decamerón de Boccaccio. Esta obra desató las iras de Quevedo por la amoralidad de algunos de sus contenidos y por la inquina que tenía Quevedo al padre de Pérez de Montalbán, que era librero.

Contiene interpoladas cuatro comedias y dos autos sacramentales y posee además noticia de unos trescientos escritores, a la manera del Viaje del Parnaso de Miguel de Cervantes o El Laurel de Apolo de Lope.

Pérez de Montalbán prefirió utilizar para sus comedias temas argumentales de narraciones novelescas a las que dio la estructura dramática, conforme a los cánones de Lope de Vega:

Los amantes de Teruel

La gitanilla

Los hijos de la fortuna

Teágenes y Cariclea

recogidas con el título genérico de Comedias en 1635-1638.

Cultivó también el auto sacramental:

El hijo del Serafín

El señor don Juan de Austria

El socorro de Cádiz (1626)

Escanderbech (1629)

La monja alférez

Las formas de Alcalá (1623)

Polifemo (1628)

San Antonio de Padua

San Pedro de Alcántara


 

Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (1580-1639)

Vida

Nació en México (seguramente en Taxco). Por parte de su madre estaba emparentado con los Mendoza. Su padre descendía de una noble familia de Cuenca y fue maestre de campo del rey Felipe II y más tarde ocupó un cargo importante en la Real Hacienda de Nueva España.

Aunque nacido en México, Ruiz de Alarcón es una de las figuras destacadas del teatro español del siglo XVII.

Su biografía nos es apenas conocida. Su familia procedía de Asturias de Santillana, una comarca histórica situada entre la actual Asturias y la actual Cantabria (entre Santander y el concejo de Llanes).

A los 20 años viajó a Salamanca para estudiar cánones y leyes. Tras una estancia de dos años en Sevilla, en 1613 regresó a México donde ejerció el oficio de teniente de corregidor. Un año después volvió a España y se instaló de forma definitiva en Madrid, donde inició, entre burlas y suspicacias, su carrera como autor dramático.

Fue al final relator del Consejo de Indias. Su buena fortuna la dejó en herencia a su hija natural, habida de doña Ángela Cervantes. Murió en Madrid.

Alarcón era jorobado de pecho y espalda, de corta estatura y de barba rojiza y rala. Tan grotesca apariencia le fue perjudicial para todos los puestos que intentó conseguir. Su deformación física fue motivo de crueles sarcasmos para sus contemporáneos. Los más altos ingenios de su tiempo y muchos de sus enemigos le dedicaron epigramas de burla sobre su figura: Lope de Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo, Tirso de Molina, etc.

Pero los motivos para la acerba crítica a su persona deben buscarse, quizás, en la indiscutible calidad de un autor cuyas obras amenazaban la preeminencia y el éxito teatral y literario de sus ilustres contemporáneos. El hecho de movilizar en su contra a genios de la altura de Lope de Vega, Góngora, Quevedo y Tirso de Molina supone una valía sólo comparable al homenaje que dicha hostilidad representa.

OBRAS

Algunos han querido explicar los caracteres del teatro de Alarcón por su complejo de inferioridad física. Sus personajes son gente con una moral más bien utilitaria que idealista, con un comportamiento habilidoso y “sinuoso”, en el que algunos ven el resentimiento de Alarcón como consecuencia de su complejo de inferioridad física. Pero frente a otros dramaturgos de su época, los personajes de Alarcón dan la sensación de ser “algo distinto”, de más normales y “ordinarios”, menos novelescos. Son gente que razona y no se deja arrastrar sin más por aventuras caballerescas.

Alarcón es creador de un teatro de intención moral: sus personajes tienen una motivación moral, ya que razonan y obran con mesura. Sus comedias están sembradas de sentencias y avisos de buen sentido, normas de prudencia y sabiduría sicológica y de atención a la pequeña circunstancia. Por esto motivo se ha llamado a Alarcón el “Terencio español” y “clásico en medio de un sistema de románticos”. Su teatro lleva recto a Molière (1622-1673). 

El estilo de Alarcón es muy matizado y ajustado, de sostenida perfección, inigualable en los autores de su tiempo. Su estilo es sencillo y de “aristocrática llaneza”. Quizá por esta falta de brillo se ha dicho que es urbano, burgués y fríamente razonable, laico.

Su teatro cumple con el canon de la comedia española de la época: galanes aventureros, pretendientes irreflexivos y muy delicados en asuntos de honor, mujeres inconstantes, criados inoportunos y enredos difíciles de resolver. Su humanismo es de moral laica, contrario al humanismo teológico de Tirso de Molina y Calderón de la Barca. Las virtudes que exalta son las del humanismo jurídico, no las virtudes heroicas que llevan a la santidad, son las virtudes asequibles a todo hombre, noble o villano: generosidad, gratitud, lealtad, cortesía, sinceridad, discreción, perdón y caridad. Su mentalidad de hombre de leyes explica el tono de sus obras, que no es demasiado lírico ni místico, y, aunque le interese lo mágico, es racional, verídico y ordenado.

Frente a la elevada producción teatral de otros contemporáneos, Ruiz de Alarcón sólo escribió veinticuatro comedias. Fue discípulo de Lope, como tantos otros en ese tiempo, pero no le copió mucho. Su teatro conserva en nuestros días gran modernidad. No escribió más que comedias de carácter. El emplazamiento en diversas épocas es sólo para presentar determinados caracteres. Su teatro puede calificarse como de “caracteres”, ya que prevalece el análisis de la interioridad o sicología de los personajes y el trazado minucioso de éstos.

Sus comedias suelen presentar un enredo conseguido mediante la intervención de tres galanes y dos damas, las cuales al final toman la iniciativa en la elección de sus enamorados.

La crítica es unánime al señalar como sus obras maestras Las paredes oyen y La verdad sospechosa. Su indudable influencia en el teatro clásico francés (Corneille), italiano (Goldoni) y español (Moreto y Moratín, entre otros) colocan al dramaturgo hispanomexicano en uno de los más altos lugares del teatro universal.

En 1628 publicó la primera parte de sus comedias, en número de ocho: Los favores del mundo, La industria y la suerte, Las paredes oyen, El semejante a sí mismo, La cueva de Salamanca, Mudarse por mejorarse, Todo es ventura y El desdichado es fingir.

En 1634, otras doce en una segunda parte: Los empeños de un engaño, El dueño de las estrellas, La amistad castigada, La manganilla del Melilla, Ganar amigos, La verdad sospechosa, El Anticristo, El tejedor de Segovia, Los pechos privilegiados, La prueba de las promesas, La crueldad por el honor y El examen de maridos.

El tejedor de Segovia (1616 y 1619)

La obra es inequívocamente romántica, es una obra maestra. El gracioso de Alarcón se suele transformar en confidente y compañero de su amo. A veces exagera su miedo, tópico de comicidad más frecuente en este clásico personaje.

Argumento: La acción se sitúa en el reinado de Alfonso VI, a finales del siglo XI. Un noble, perseguido por sus enemigos políticos, se refugia como tejedor en Segovia. Un enemigo suyo, sin conocerle, se enfrenta con él por líos amorosos y el nombre para en la cárcel. Se escapa luego a la sierra con los bandoleros; consigue hallar al conde enemigo suyo y la da muerte. Derrota al ejército moro que perseguía al ejército del rey. El rey descubre al noble y perdona a todos los bandidos que iban con él.

Quien mal anda en mal acaba (1616)

Escenifica la historia del morisco Román Ramírez, imitador de Teófilo y Fausto. La Inquisición se entera del caso y encierra al moro, quien finalmente es sometido a un larguísimo proceso. Alarcón retoma el asunto y lo convierte en una de sus piezas dramáticas mejor logradas. 

Es muy destacable la versificación de Quien mal anda en mal acaba, pues Alarcón emplea recursos poco usados hasta entonces en el teatro barroco español, como el elevado porcentaje de redondillas, usado solo por Guillén de Castro.

Ganar amigos (1617)

Es también una de las mejores creaciones de Alarcón. Es comedia heroica o dramática. Se le conoce también con los nombres de Lo que mucho vale, mucho cuesta y Quien priva aconseje bien. La obra muestra una galería de caballeros que presentan las virtudes más nobles.

Argumento: Justicia y honor castellano de los tiempos de Pedro I el Cruel, rey de Castilla y León (1350-1369). Un hombre debe vengar la muerte de su hermano y la consiguiente deshonra de su familia, pero a la vez tiene que luchar contra sus sentimientos. Alarcón realiza en esta obra una apología de la amistad, sentimiento que, junto al amor correspondido y no correspondido, es componente importante de su obra dramática. Es el drama de una renuncia al amor para velar por la amistad, la sociedad y el reino; la redención del orden social mediante un pacto de amistad.

Las paredes oyen (1617)

Es una de las más típicas comedias de Alarcón. La comedia satiriza la maledicencia.

Argumento: Don Mendo, por maledicencia, aunque es rico y apuesto, pierde a la mujer que ama a manos de su rival, pobre y feo, pero de gran calidad moral. Parece que el mismo Alarcón quiso retratarse en la figura del pobre y feo rival, alter ego del dramaturgo.

La verdad sospechosa (1618 y 1621)

Esta pieza está considerada la obra maestra del dramaturgo y la más representativa del teatro alarconiano. Fue emulada por el gran dramaturgo francés Pierre Corneille (1606-1684) y por el autor teatral italiano Carlo Goldoni (1707-1793).

Argumento: La acción se desarrolla en la época del autor y tiene como escenario la Corte. Un joven muy dado a mentir, se enreda en sus propios embustes, cuyas consecuencias paga, y no consigue que le crean cuando más interesado está en ello. Es la vieja fábula del lobo y el pastor. Alarcón muestra la fealdad moral de la mentira y sus riesgos sociales. El tipo del mentiroso es una descripción formidable. Don García más que embustero es un vanidoso que fanfarronea. Es el prototipo del español petulante, capaz de todo con tal de que no le tomen por tonto ni tenga que admitir ajenas autoridades y superioridades. A causa de sus mentiras se queda sin la muchacha que le gusta.

Esta comedia es una de la literatura española de todos los tiempos. Don García es una creación humana de primer orden.

La crueldad por el honor (1619 y 1622)

Se agrupa dentro de las comedias que giran en torno al conflicto del honor. A través de una reflexión marcada por monólogos muy bien logrados, Alarcón expone su visión de lo que debería ser un buen gobierno: justo, honesto y benévolo con sus súbditos, y muestra cómo, en nombre de un código del honor, se puede cometer crueles atrocidades.

Los pechos privilegiados (1619 y 1621)

En esta pieza, también conocida como Nunca mucho costó poco, plantea Alarcón el conflicto entre servir al rey en sus caprichos y la dignidad del ciudadano normal. La justicia cortesana y la ley natural son los temas de esta obra. En el conflicto, la obra se decide por la dignidad. Es el drama político más famoso de Alarcón, pues incluye muchas referencias indirectas a la situación del gobierno de España en esa época. La Corte es una maraña de intrigas.

El argumento está basado en la Historia general de España de Juan de Mariana (1536-1624), en un episodio del siglo XI. El conflicto principal reside en la lealtad y el honor que todo vasallo debe rendirle a su rey. Con Los pechos privilegiados Alarcón logra halagar a la realeza, al mismo tiempo que consigue una bien lograda obra teatral[ .]

Mudarse por mejorar (1628)

Es una deliciosa comedia.

Argumento: Un galán de la corte deja a su amada, viuda de muy bien ver, cuando se presenta una sobrina joven. Pero ésta lo deja a su vez cuando encuentra a un pretendiente mejor aún. Pero el final es feliz, ya que el galán puede volver a su primera enamorada.

El examen de maridos (1634)

Es una farsa cómica.

Argumento: Una dama rica y soltera convoca a sus pretendientes para escoger esposo. La situación da pie a Alarcón para sus sentencias sobre el amor.

No hay mal que por bien no venga (1653)

Es otra comedia de carácter, donde la acción está emplazada en los días del reinado de Alfonso III (1285-1291). El asunto principal es un asunto o enredo amoroso.

EL GRUPO ANDALUZ

El grupo andaluz de seguidores de Lope de Vega está representado por dos ingenios muy notables. Ambos tienen el estilo típico de la región: profusión de metáforas, colorismo y ornamentación.

Antonio Mira de Amescua (1577-1644)

Vida

Nació en Guadix (provincia de Granada) como hijo natural de dos nobles solteros, don Melchor de Amescua y Mira, descendiente de los conquistadores, y de Beatriz de Torres Heredia.

A los dieciocho años fue a Granada. Estudió Leyes y Cánones. En 1600 fue alcalde de Guadix, pero prefirió ordenarse sacerdote en 1601. Fue nombrado capellán de los Reyes Católicos de Granada en 1609. En 1610 estuvo al servicio del Conde de Lemos, con el que fue a Nápoles. En 1618 regresó a España y permaneció diez años en Madrid.

En 1632 fue nombrado arcediano de Guadix, donde tuvo violentos incidentes con sus compañeros de cabildo por su carácter irascible (abofeteó al maestreescuela de la catedral de Guadix).

Murió en Guadix, donde había nacido.

Era un “mozo travieso, decidor, corpulento y díscolo... era hijo natural”. Tuvo un carácter muy difícil y violento, que hace pensar en un hombre algo desequilibrado y neurótico, aunque gozó en vida de mucha estima. Cervantes, Lope y Montalbán le dedicaron elogios.

OBRAS

Mira de Amescua fue un gran poeta lírico de opulencia y riqueza formal a lo Góngora. Como dramaturgo pertenece a la escuela de Lope, aunque con rasgos propios. Pero no es lo suyo encontrar trabazón entre las escenas, de suerte que la acción se presenta deshilvanada y los acontecimientos se acumulan tanto que de una sola comedia podrían hacerse varias.

Su lenguaje pertenece al culteranismo. Entre sus virtudes está la de poseer una fuerte inspiración.

Se conservan unas sesenta comedias religiosas, históricas y de costumbres, así como abundantes autos sacramentales.

Ocupan destacado lugar las piezas religiosas:

El arpa de David

La mesonera del cielo

Vida y muerte de San Lázaro

El clavo de Jael

Los prodigios de la vara y capitán de Israel

Vida y muerte de la monja de Portugal

El esclavo del demonio

Es su obra maestra, que dramatiza el mito de Fausto, la leyenda de Teófilo o de San Gil de Santarem, especie de Fausto portugués. Para esta comedia Mira de Amescua se inspiró en la Historia general de Santo Domingo y de su Orden (1584) de Fray Hernando del Castillo. Esta obra influyó en El mágico prodigioso de Pedro Calderón de la Barca y en otras obras de este autor. También imitaron esta comedia Agustín Moreto, Jerónimo de Cáncer y Matos Fragoso en Caer para levantar.

Argumento: Don Gil de Santarem es un hombre piadoso que impide con sus rezos que un caballero rapte a su amada Lisarda (amada del caballero), cuyo padre se oponía al matrimonio. En sus acciones para impedir que el caballero rapte a su amada, don Gil cae en la tentación de seducir a Lisarda, vencido por su belleza. Lisarda y don Gil huyen y se hacen bandoleros. Apresan al padre de Lisarda y a una hermana de ésta, Leonor, por la que don Gil arde enseguida de pasión y firma un pacto con el demonio para poder lograr sus deseos frente a Leonor. El caballero, que cae también den manos de don Gil, intenta convertir y hacerse arrepentir a don Gil con las mismas razones que éste había empleado para hacer arrepentirse al caballero al principio. Lisarda intenta matar al caballero, le falla el arma y ve en ello un aviso del cielo. Se arrepiente, entrega todos sus bienes y se entrega como esclava a un villano. El diablo ofrece todos los bienes de este mundo a don Gil, pero este quiere solamente a Leonor. Cuando el diablo se la trae, descubre aterrado que tan codiciada belleza no es más que un esqueleto sin carne. Aparece el Ángel de la Guardia que lucha con el diablo y le arrebata el papel firmado por Gil.

La rueda de la fortuna

Es otra historia bizantina.

Los carboneros de Francia y

El primer conde de Flandes

Son comedias de historia extranjera. Tratan sobre la historia de Carlomagno (742-814) y sus descendientes.

La desdichada Raquel

Comedia de historia nacional sobre la amante judía del rey Alfonso VIII, rey de Castilla (1158-1214).

Las desgracias del rey don Alfonso el Casto

Está inspirada en la leyenda de Bernardo del Carpio, un personaje legendario de la Edad Media española, hijo extramatrimonial, según las principales versiones del mito, de una infanta y hermana del rey asturiano Alfonso II de nombre Ximena, y del conde de Saldaña, Sancho Díaz. A Bernardo del Carpio se le atribuyen numerosas hazañas, entre ellas la derrota de los franceses en Roncesvalles. Durante el Siglo de Oro sirvió de inspiración para piezas teatrales, obras caballerescas en prosa y poemas épicos.

Mira de Amescua cultivó también la comedia de intriga y de costumbres con buenas producciones:

No hay burlas con las mujeres, o casarse y vengarse

Es una comedia con desenlace dramático.

Argumento: Una mujer venga por sí misma, con “secreta venganza”, su honor (no por haber sido atacada en su honestidad, sino por haber sido abofeteada por celos infundados). Con esto toma Mira de Amescua el tema de la mujer varonil, puesta de moda por los dramaturgos de su tiempo, en especial por Tirso de Molina, y sobre todo introduce el tema de la mujer vengadora de su propio honor: modalidad que introdujo Rojas, pero que Mira reclama para sí como su “nueva invención”.

El ejemplo mayor de la desdicha

Es una comedia de historia extranjera. Dramatiza la historia del general bizantino Belisario y sus amores con la emperatriz Teodora.

Otras dos comedias

La fénix de Salamanca y

La tercera de sí misma

se sirve Mira de Amescua de la mujer disfrazada de varón para mover los hilos de la intriga.

No hay burlas con las mujeres

Lo que puede una sospecha

La casa del tahúr

De asunto palaciego o comedias palatinas son

Galán valiente y discreto

El palacio confuso

Entre sus autos sacramentales son de citar:

El sol de medianoche

La jura del príncipe

Las pruebas de Cristo

El heredero

Pedro Telonario

Los autos sacramentales de Mira de Amescua son muy parecidos a los de Lope. Priva el fondo humano de los personajes y el ternurismo de la expresión sobre el fondo teológico del género y la alegorización abstracta, la fusión abstracta entre acción y símbolo, que será característica de Calderón.

 


Luis Vélez de Guevara (1579-1644)

VIDA

Nació en Écija (Sevilla). Fue hijo del licenciado Diego Vélez de Dueñas y de Francisca Negrete de Santander, ambos de corta hacienda y al parecer descendientes de conversos.

Se graduó de bachiller en artes en 1596 en la Universidad de Osuna y entra al servicio del cardenal arzobispo de Sevilla, Rodrigo de Castro. En Italia fue soldado de varias expediciones en ejército del conde de Fuentes. Vuelto a España, entra al servicio de varios nobles.

Vive en Valladolid y, tras una fugaz estancia en Sevilla, regresa a la capital castellana para asistir al nacimiento de Felipe IV. Obtiene un puesto en el palacio real. Cambia su apellido Dueñas o Santander por el de Guevara, y comienza sus andanzas cortesanas.

En 1608 sirve al conde de Saldaña, y en su compañía viaja por Lerma (1613), Segovia (1613) y Valladolid; regresa a la capital en 1614. En 1618 está al servicio del conde de Peñafiel. En 1623 es portero de cámara del Príncipe de Gales; en 1624, mayordomo del archiduque Carlos, y en 1625 ujier del Palacio Real.

Se casó en tres ocasiones (1615, 1619 y 1626) y tuvo muchos hijos, lo que aumentó sus problemas económicos. Uno de sus hijos, Juan, continúa la obra de su padre. Algunos estudiosos de su vida y obra creen que celebró una cuarta boda. En cualquier caso, protagonizó muchas aventuras amorosas fuera del matrimonio.

Fue un poeta famoso desde su juventud, pero sus menguados ingresos y las dificultades para sostener a una familia numerosa le obligaron a componer alabanzas para sus nobles señores, situación dolorosa para un poeta de genio natural como Vélez. Vive luchando contra constantes privaciones, pero goza a pesar de la penuria económica de la amistad y favor de numerosos ingenios de la época.

Su vida está llena de pendencias y conflictos con otros escritores por su carácter indisciplinado y dado a la majeza: era hombre simpático, abierto, comunicativo y enamorador a la Lope. Orgulloso y pobre, paseó por todo Madrid su figura altiva de quien tiene que cubrir con altivez su vida pobre. De ahí las tremendas desigualdades de su obra. Gozaba de general estima por su campechanería y su ingenio. Fue buen amigo de Cervantes, que le dedicó varios versos:

Este que es escogido entre millares

de Guevara, Luis Vélez, es el bravo

que se puede llamar quitapesares.

No logró subir a mejores empleos por ser maldiciente, rebelde y poco agradecido. En sus manos el dinero se evaporaba, por lo que sus Mecenas se cansaron de ayudarle. Se ganó fama por ello de poeta pesetero o pedigüeño, bajo el sobrenombre de "el importuno Lauro". Murió pobre y aun en su testamento dejó una enorme lista de pequeñas deudas que satisfacer.

OBRA

Entre los seguidores de Lope de Vega, exceptuando a Tiros de Molina, que es un valor de por sí, es Vélez de Guevara el dramaturgo de mayor riqueza teatral. Aunque apenas se conservan cien comedias suyas, escribió más de cuatrocientas.

Al igual que Lope, Luis Vélez de Guevara utilizó en su teatro temas y argumentos procedentes de la tradición literaria anterior (como el Romancero), y de leyendas y canciones populares. Convertía a los personajes de un romance o una canción en protagonistas de las historias contadas en sus obras de teatro. Otras veces, siguiendo también el ejemplo de Lope de Vega y sus seguidores, Vélez de Guevara se inspiró en episodios reales de la historia de España.

El estilo de Vélez de Guevara es acusadamente conceptista, a veces rozando lo ininteligible, por la concentración de significados con todo tipo de anfibologías, dobles sentidos, juegos de palabras, alegorías, retruécanos y elipsis, quizá con la intención no declarada de competir con Francisco de Quevedo. Su prosa está llena de recursos retóricos de gran dificultad, que, una vez entendidos, resultan muy ingeniosos. Es un lenguaje culto y complicado, de gran brillantez.

Vélez de Guevara copió tanto el sistema dramático de Lope que a veces es difícil saber si son suyas las obras a él atribuidas.

El príncipe transilvano (1597–1598)

El espejo del mundo (1611)

Los hijos de la barbuda (1611)

La luna de la sierra (1613)

Se desarrolla en tiempo de los Reyes Católicos en torno a la figura del malogrado príncipe don Juan. La luna de la sierra es una graciosa parodia de Peribáñez y el Comendador de Ocaña de Lope de Vega, pero donde la comedia de Lope es una celebración del amor matrimonial, la obra de Vélez invierte los esquemas tradicionales para llegar a un final tan sorprendente como cómico.

Argumento: Una bellísima aldeana quiere a un campesino; pero la pretenden enamorados el maestre de Calatrava y el príncipe don Juan. La aldeana pide auxilio a la Reina Católica contra los nobles pretendientes y la reina la entrega a su novio. Pero éste la devuelve, junto con su dote, porque no quiere enfrentarse con tan poderosos señores. La reina dice que ella lo solucionará. La solución no se muestra en la obra, que se cierra con la frase: “sin tragedia y sin desgracia ni casamiento a la postre”. Un desenlace fuera de los tópicos de la época.

En esta obra de Vélez de Guevara se basó Lorenzo da Ponte para escribir el libreto para la ópera Una cosa rara, ossia bellezza ed honesta (1786) –del género drama giocoso– con música de Vicente Martín Soler (1754-1806). La obra se estrenó en el Burgtheater de Vieja en 1786 y constituyó un éxito clamoroso, hasta el extremo de que un tema de la obra fue recogido por Mozart en el último acto de Don Giovanni (1787).

La serrana de la Vera (1613)

Toma de los romances el tema de la serrana, como había hecho Lope, pero llega, a diferencia de Lope, a un desenlace trágico. En Lope la “serrana” es de familia noble y huye a la sierra y se hace bandolera sólo porque su familia le impide casarse con quien ama. Pero en Lope, la serrana termina siempre casándose con el antiguo enamorado. Lope era de temperamento blando y enemigo de desenlaces violentos. Vélez presenta un vigor dramático en su “serrana” que falta a Lope. Vélez escribió la obra para la actriz Jusepa Vaca, que aparecía en escena montada a caballo, vestida de hombre y tirando repetidamente de espada, mata a varios varones y derriba a un toro. El entusiasmo de Vélez por esta actriz, con su talle de hombre y de provocativa belleza, falsea algo la obra para ella pensada.

Argumento: La “serrana” de Vélez es villana, famosa en toda la Vera por sus alardes varoniles y sus enormes fuerzas; es seducida bajo palabra de matrimonio por un capitán que la abandona luego y se burla de ella. Gila, la serrana, se lanza a la vida bandolera por despecho. Un día se encuentra con el capitán que la abandonara en el monte, éste se da a conocer, quiere tardíamente reparar su falta, pero Gila, entre amor y odio de enamorada, pelea con él y lo despeña. Responsable de este crimen, se entrega a la Santa Hermandad.

La niña de Gómez Arias (1614)

Comedia basada en leyendas folclóricas de romances y cancioncillas populares, y que trata de una jovencita seducida y vendida después como esclava. Es fuente directa de la comedia del mismo título de Pedro Calderón de la Barca, quien la refundió.

La vida de la santa madre (1614)

Don Pero Miago (1614)

Comedia en la que por primera vez llevó el denso estilo gongorino del culteranismo a los corrales públicos. Esta obra es una fuente directa del gran "Villano en su rincón" de Lope de Vega.

La montañesa de Asturias (1614)

La hermosura de Raquel (1614)

El conde Don Pero Vélez (1615)

El amor y celos en vizcaíno (1615)

El embuste acreditado (1615)

El Marqués del Vasto (1615)

El príncipe viñador (1615)

La ninfa del cielo (1617)

Comedia de bandoleros a lo divino. Esta obra que fue atribuida sin fundamento a Tirso de Molina con el nombre de "La condesa bandolera", pero que consta en manuscrito en la Biblioteca Palatina de Parma como de Luys Vellez (sic).

El niño diablo (1620)

Comedia atribuida también a Lope de Vega.

El diablo está en Cantillana (1620)

Sobre la leyenda de un hombre que se disfraza de fantasma para evitar que el rey Pedro I el Cruel, rey de Castilla y León (1350-1369), mancille su honra.

El rey en su imaginación (1625)

Una comedia de salón que ejemplifica los rasgos definitivos de un subgénero desconocido hasta ahora por la historia del teatro español, la “comedia siciliana”.

Los novios de Hornachuelos (1620)

El verdugo de Málaga (1620)

El águila del agua (1620)

Dramatiza figura de don Juan de Austria (1545-1578), general español, hijo natural del emperador Carlos V (I de España), y la batalla de Lepanto.

Más pesa el rey que la sangre (1620)

Dramatiza la leyenda de Alonso Pérez de Guzmán (1255-1309), militar castellano, conocido como Guzmán el Bueno por su comportamiento en Tarifa, al preferir la muerte de su hijo antes de rendir la plaza a los atacantes musulmanes.

A lo que obliga el ser rey (1628)

Combina elementos de la comedia de honor y de la comedia de privanza, llegando a un desenlace burocrático en que el malhechor no paga por su malevosía con la sangre, sino fijando carteles ordenados por el Rey, en los cuales pregona su culpa. En parte, la obra es una demostración de su título: ser Rey obliga a uno a defender contra sus propios deseos y contra la malicia y la envidia de otros la honra de sus súbditos.

Argumento: Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y de León (1252-1284) está en vísperas de casarse con doña Violante, Infanta de Aragón. Pero el rey sigue cortejando a doña Hipólita, hermosa hija del Conde de Lara, a la cual conoció tres meses antes en la fiesta de su juramento. Ella le ha rogado que acuda esa noche, mientras está de viaje el Conde, para amonestarle que cese de solicitarla, visto que él se casa y que ella está prometida a don Ximén de Vargas y Manrique. Su enérgica y bien pensada arenga tiene el efecto deseado: el rey Alfonso queda persuadido en seguida por su valor e ingenio y abandona sus pretensiones amorosas para con ella. Llega a casa inesperadamente el Conde esa misma noche, y el rey le dice que ha venido a su casa para tomar a su cargo casar a su hija con don Ximén. Las bodas de éstos se celebrarán al día siguiente junto con las reales. El rey nombra a Ximén Mayordomo Mayor y a Hipólita Camarera Mayor de la Reina. Pero algunos personajes sospechan que la belleza de esa mujer sigue influyendo en la voluntad real. Esta es la tensión en que se fundamenta la obra. Esta duda respecto de los móviles del Rey al favorecer tanto a don Ximén, a doña Hipólita y a su padre es lo que en varios grados va a hostigar el alma de Ximén y la del Conde). Los que más desconfían de la pureza de los móviles del rey son doña Violante y luego don Felipe. Hacia el final de la obra, aparece un tal don Vela, un envidioso de los favores reales, resultando ser él quien ha creado con sus calumnias la atmósfera de malicias, sospechas y celos que motivan casi todo lo que sucede en la obra. El Rey, en vez de hacer darle muerte, le manda fijar carteles por todas las calles y plazas de Burgos desmintiéndose.

Si el caballo vos han muerto (1633)

Los amotinados de Flandes (1634)

La nueva ira de Dios (1635)

Los tres portentos de Dios (1635)

El diablo cojuelo. Verdades soñadas y novelas de la otra vida (1641)

Novela en estilo muy conceptista y una de las más curiosas y difundidas novelas picarescas. Es su única obra en prosa, comparable al género de la novela picaresca por su temática satírica, aunque carece de elementos autobiográficos, más bien se acerca a la sátira lucianesca de costumbres.

La fama de esta novela le quitó mérito a su obra dramática. Se trata de una sátira quevedesca de la España de su época, ya en evidente decadencia como imperio. Refleja el desengaño del sueño imperial promovido en el siglo anterior, la bancarrota de la idea de una España exportadora de sus valores.

El diablo cojuelo es «el espíritu más travieso del infierno», trae de cabeza a sus propios demonios, que, para deshacerse de él, lo entregan a un astrólogo que lo tiene encerrado en una vasija de cristal. Según la leyenda, fue uno de los primeros ángeles que se rebeló contra el Criador y fue el primero en caer a los infiernos. El resto de sus congéneres aterrizaron sobre él, dejándole «estropeado» y «más que todos señalado de la mano de Dios», de ahí su sobrenombre de «Cojuelo». Pero no por cojo es menos veloz y ágil.

El diablo cojuelo era un personaje popular en la cultura castellana del siglo XVII y estaba fijado en refranes, dichos y canciones. La referencia al diablo cojuelo es mayoritaria en los conjuros, invocaciones y oraciones de las brujas castellanas. Pero fue Vélez de Guevara quien recogió las andanzas de este personaje popular en 1641, un estudiante que huye de la justicia, entra en la buhardilla de un astrólogo y allí libera a un diablo encerrado en una redoma, quien en agradecimiento, levanta los tejados de Madrid y le enseña todas las miserias, trapacerías y engaños de sus habitantes.

Argumento:

En el Madrid de los Austrias un joven hidalgo, don Cleofás, que huye de la justicia por una cuestión de faldas, se refugia por casualidad en el desván de un astrólogo que tiene encerrado a un diablo en una botella. El diablo le pide que le dé la libertad y Cleofás accede. A cambio, el que se presenta como Diablo Cojuelo lleva al hidalgo a un mágico viaje en el que, por ejemplo, ve desde las alturas el interior de las casas de Madrid como si las hubieran despojado del techo, o también, viaja por los aires a Toledo y a Sevilla y desde allí, en un espejo, ve las principales calles de Madrid cuando salen a pasear los notables de la ciudad. Al final, el Diablo Cojuelo, perseguido por otro diablo que tiene la orden de devolverle al infierno, es acorralado y se mete de un salto por la boca de un escribano que bostezaba. El perseguidor se lleva consigo a escribano y diablo.

Reinar después de morir (1652)

Una de las mejores comedias del autor. Trata de los amores trágicos de Inés de Castro con Don Pedro, heredero de la corona de Portugal. La grandeza del personaje y el dramatismo de su biografía confieren a la obra una intensa emoción convirtiendo a Inés de Castro en símbolo del amor trágico.

Inés de Castro, una noble gallega, fue amante del infante Pedro de Portugal, que fue posteriormente Pedro I el Justiciero, rey de Portugal (1357-1367). Aún infante, y casado con la noble castellana Constanza, Pedro se enamoró de Inés de Castro. La previsión de futuras querellas entre el único hijo legítimo de don Pedro y sus hijos bastardos, así como la influencia en el futuro rey de la familia de los Castro, se consideraron perniciosas para los intereses políticos portugueses. Fue así que Alfonso IV el Bravo, rey de Portugal (1325-1357), padre de Pedro I, ordenó en 1355 el asesinato de Inés de Castro, dado que ella era miembro de la familia real de Castilla y Alfonso IV temió que el matrimonio pudiera dañar políticamente a Portugal, perjudicando el derecho al trono de su nieto. Tras estos acontecimientos, don Pedro se rebeló contra su padre. Después de subir al trono, y habiendo intervenido en un tratado entre Castilla y Aragón, se aprovechó de ello para exigir la extradición de los ejecutores de la muerte de su amada, que fueron blanco de un castigo implacable. Doña Inés fue declarada, manera póstuma, esposa de Pedro y por lo tanto reina de Portugal después de muerta. Don Pedro y doña Inés de Castro yacen uno frente al otro en espléndidos túmulos que él mismo mandó construir en el monasterio de Alcobaça. Sus amores fueron cantados por poetas y trovadores, y sugestionaron a los autores dramáticos europeos y peninsulares, entre los que habría que citar a Jerónimo Bermúdez con sus Nises, a Tirso de Molina con su Siempre ayuda la verdad o a Luis de Camoens en el canto III de su Os lusiadas.

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