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Escuela poética de Sevilla

(comp.) Justo Fernández López

Historia de la literatura española

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La escuela poética de Sevilla

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Alberto Lista y Aragón (1775-1848)

Juan María Maury Benítez (1772-1845)

Manuel María de Arjona y de Cubas (1771–1820)

Félix José Reinoso (1772-1841)

José María Blanco y CrespoWhite– (1775-1851)

José Marchena Ruiz de Cueto (1768-1821)

Manuel María del Mármol (1776-1840)

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Con una estética se basaba en las Anotaciones de Fernando Herrera a la poesía de Garcilaso de la Vega, se constituye en el siglo XVI la escuela sevillana de poesía, de gran colorido y exuberante expresión con predominio de la forma sobre el fondo. Estos poetas buscan literariamente el artificio y el brillo verbal, acudiendo a neologismos y cultismos. La escuela se extiende a lo largo de un siglo dividido en dos etapas: la primera, hasta principios del siglo XVII; la segunda, hasta mediados de este siglo.

A finales del siglo XVIII se constituye en Sevilla la Academia de Letras Humanas para restaurar la tradición de la vieja escuela clásica sevillana, dentro de los moldes neoclásicos. Tomando como norma a Herrera y a Rioja, los poetas de este grupo se expresan en un recargado y brillante estilo que difiere notablemente de la clásica sencillez de Horario, a quien también pretenden seguir.

Su estilo es, más que lírico, retórico y brillante. Como la escuela salmantina, unen elementos neoclásicos (anacreontismo) con elementos prerrománticos (retórica sentimental y filantropismo), fusionan las modas neoclásicas con el prerromanticismo y se hacen eco de los ideales patrióticos. Su poeta preferido es, como en la escuela clásica, Fernando Herrera (1534-1597), que representó la nacionalización del italianismo en la poesía castellana.

Entre sus miembros figuran Alberto Lista, Manuel María del Mármol, José María Blanco White, autor de un ensayo llamado Sobre el placer de las imaginaciones inverosímiles. Aunque la estética dominante es la neoclásica, los dos últimos autores citados tienen contactos con el romanticismo inglés y alemán.

A pesar de su condición de sacerdotes, es interesante señalar en ellos la considerable influencia de las ideas liberales y enciclopedistas.

«Una nota específicamente racial creaba en los poetas de esta escuela un cierto barroquismo formal que coincidía con los sevillanos del siglo XVII, que dentro del culteranismo representaban una violencia de contención clásica, como Rioja. Aunque se conoce a Herrera, son el poeta de las flores y sus afines los modelos, que para estos poetas representan el mismo papel que fray Luis de León para los salmantino.

El tono de color era una de las características de esta escuela, que había de suministrar un elemento capital al Romanticismo.» (Ángel Valbuena Prat: Historia de la literatura española. Barcelona, 1968, vol. III, p. 110)

Gaspar María de Nava Álvarez de Noroña (1760-1815), Conde de Noroña, tradujo del inglés sus Poesías orientales, árabes, persas, turcas, que precisaban un género de moda en la generación siguiente. Con esta traducción, el Conde de Noroña reaccionaba contra el academicismo francés. Dice que las traduce “para que los genios españoles que tanto han brillado por su fecunda y hermosa imaginación dejen abandonar esas gálicas frialdades, y no desdeñarse de leer los poetas del Oriente, en quienes todo es calor y entusiasmo”.

En el paso del siglo XVIII al XIX surge en Sevilla un grupo d e escritores que toma parte activa en la modernización cultural de la ciudad. Entre los más destacados figuran Blanco White, Lista, Reinoso, Mármol y otros que la Historia de la Literatura Española ha olvidado si no vilipendiado.

Se trata de un grupo de escritores que surgió en Sevilla a fines del siglo XVIII y ejerció su magisterio en la primera mitad de la centuria siguiente.

«Esta generación bien pudiera llamarse de la Revolución, porque cuando ésta estalla en Francia la edad media del grupo se aproxima a los veinte años; también podría calificar la de Ilustrada, puesto que las coordenadas intelectuales de sus integrantes están determinadas por dicha ideología ; asimismo podría denominarse de la Transición, y a que todos viven plenamente el cambio del Antiguo al Nuevo Régimen; sin embargo opto por llamarla Generación de 1808 por varias razones. En primer lugar, porque dicha fecha marca un hito crucial en nuestra historia contemporánea; luego, porque en esos días la edad media del grupo se acerca a los cuarenta años, lo que significa que todos han terminado su formación, que todos están situados socialmente y que todos se ven obligados a tomar partido por unos hechos que determinarán su trayectoria posterior.» (Juan Rey: “Los escritores sevillanos en el tránsito del Antiguo al nuevo régimen”, en CAUCE, Revista de Filología y su Didáctica, número 13, 1990, pp. 147-158)

La revolución de 1808, la invasión napoleónica y la guerra civil supusieron para el grupo sevillano, como para el resto del país, una falla en su vida y en sus actividades.

He aquí, pues, la trayectoria de unos hombres, de una generación que habiéndose autoformado en los principios de la Ilustración tuvo la suerte y la desgracia de sufrir una revolución, la suerte porque la propia dinámica revolucionaria posibilitó momentáneamente la realización de su sueño: modernizar España, actualizarla, regenerarla, y la desgracia porque esa misma dinámica cercenó ese mismo sueño, impidió su materialización y dispersó a los soñadores.

La Generación sevillana de 1808 está integrada fundamentalmente por trece hombres, siendo la diferencia de edad entre el mayor y el menor de catorce años. He aquí los integrantes:

Justino Matute y Gavina (1764-1830), Joaquín M s Sotelo (1766-1831), José Marchena y Ruiz de Cueto (1768-1821), Manuel María del Mármol (1769-1840), Francisco de Paula Castro (1771-1827), Manuel María de Arjona (1771-1820), José M 3 Roldan (1771-1828), Félix José Reinoso (1772-1841), Eduardo Vácquer (1772-1804), José M a Blanco White (1775-1841), Alberto Lista (1775-1848), Francisco de Paula Núñez y Díaz (1776-1832) y Manuel López Cepera (1778-1758).

A estos trece hombres deben sumárseles dos epígonos: Fernando Blanco (1786-1849), hermano de Blanco White, y Félix M a Hidalgo (1789-1835), que, aunque menores de edad, participaron activamente con el grupo.

Ciertamente no todos tienen la misma importancia en el terreno de las ideas, de la estética o de la historia, pero lo que aquí importa no es su papel individual, papel que en algunos casos (Blanco White, Lista, Marchena, Reinoso, Arjona y Mármol) ha sido objeto de estudio, sino su consideración como generación, su consideración como minoría selecta -y por tanto desarraigada- de una sociedad que le tocó vivir una de las épocas más interesantes y más desgarradoras de nuestra historia contemporánea.

Su formación intelectual es similar. Todos pasaron por las aulas universitarias.

CARACTERÍSTICAS

Todos ellos comparten el ideal estético del Neoclasicismo y la ideología de la Ilustración, y por consiguiente recurren a la imitación de los autores clásicos del Renacimiento en el siglo XVI, en particular Garcilaso, Fernando de Herrera, Francisco de Rioja, Rodrigo Caro y fray Luis de León, o de los menos barrocos del XVII, como Lope de Vega, Esteban Manuel de Villegas y Bernardino de Rebolledo. Recurren a géneros típicos del XVIII como la literatura pastoril, la égloga, la anacreóntica, la fábula, el epigrama, la sátira moral, el poema cívico etcétera.

Algunos sin embargo van más allá y se muestran ya en algunas obras Prerrománticos, como Alberto Lista, José María Blanco White y José Marchena.

Cuando estalla la Guerra de la Independencia unos se muestran afrancesados (Reinoso, Marchena, Lista) y otros patriotas y liberales, como Blanco White, quien se convierte al Protestantismo, cuelga la sotana de sacerdote y se marcha al exilio al Reino Unido.

«Como una especie de compromiso entre afrancesados y nacionalistas, e intentando la inevitable síntesis, aparecen en el primer tercio del siglo XIX tres críticos de altura, calificados generalmente de eclécticos, que preparan el terreno para el movimiento romántico: Manuel José Quintana, Martínez de la Rosa y Alberto Lista.

Quintana elogia los romances y el cancionero en la introducción a Poesías escogidas de nuestro romancero y cancioneros antiguos (1802), a la vez que revaloriza la poesía áurea en Poesías selectas castellanas (1807). Martínez de la Rosa, en las notas que acompañan a su Poética y en los apéndices a la traducción de la Epístola de Horacio a los pisones, defiende modestamente el teatro del Siglo de Oro y reivindica otros valores literarios de España frente a los neoclásicos. Alberto Lista, a lo largo de numerosos artículos, recogidos parcialmente con el título de Ensayos literarios y críticos (1844), mostró sensibilidad hacia lo nuevo, tratando de comprenderlo, a pesar de sus ideas clásicas.

Aunque la posición de los tres no era estridentemente audaz, tuvo importancia histórica por su carácter de síntesis y por el prestigio de que gozaban ante los románticos. Siendo los tres neoclásicos, reconocían el fracaso del neoclasicismo al valorar positivamente lo condenado por este. Y disfrutando de prestigio ante los románticos, especialmente Lista, que fue maestro de muchos, en cierto modo los animaba en la nueva dirección, al no condenarla. De hecho, uno de ellos, el más joven, Martínez de la Rosa, hasta se pasó de bando.» (Navas-Ruiz, Ricardo: El romanticismo español. Historia y crítica. Salamanca: Anaya, 1973, p. 105-106)

«El sacerdote Alberto Lista había sido en su juventud liberal avanzado, afrancesado y masón. Más tarde, después de cuatro años de exilio en Francia, transigió moderadamente con el régimen de Fernando VII y se le permitió abrir un colegio, el colegio de San Mateo, que contó entre sus alumnos a Espronceda, Ventura de la Vega, Ochoa, Patricio de Escosura, Roca de Togores y otros futuros escritores, soldados y estadistas. También Durán fue alumno de Lista quien durante el período romántico fue, sin lugar a duda, el crítico más inteligente y valioso del momento.

Tanto Mora como Lista representaban un punto de vista moderado, aunque a distintos niveles. Ambos son muy significativos por el modo en que ilustran la transición del neoclasicismo ilustrado a un romanticismo muy limitado. Moro, sin apartarse de su básico optimismo y de deísmo racionalista y humanitario, admiró a Shakespeare, tradujo a Scott y abogó por el estudio de la poesía inglesa, así como la de los clásicos. A la vez que rechazaba “las incongruencias de los autores románticos” y criticaba la rígida adhesión a las “reglas” neoclásicas, aceptó el color local y el nacionalismo en la literatura para terminar modificando considerablemente sus diatribas contra la comedia del Siglo de Oro y la poesía medieval. Lista también buscó un punto de equilibrio: al defender las “reglas” como modelos útiles, y la “imitación” frente a la “creación”, atacó a los románticos porque creían en el genio, la inspiración y la espontaneidad, recalcando la necesidad de “el gusto ejercitado y perfeccionado”. Fue el primer crítico español moderno que ofreció un estudio amplio y sistemático del drama del Siglo de Oro. Partidario sobre todo de la literatura de inspiración moral y cristiana, se adhirió, en su más amplio sentido, al punto de vista del romanticismo “histórico” y atacó lo que él consideraba la inmoralidad subversiva del romanticismo actual.» (Shaw, Donald L.: Historia de la literatura española. El siglo XIX. Barcelona: Ariel, 81983, p. 26-27)

 


Alberto Rodríguez de Lista y Aragón (1775-1848)

VIDA

Alberto Rodríguez de Lista y Aragón nació en Sevilla en el seno de una familia de propietarios de una fábrica de telares de seda, en los que Alberto trabajó desde niño. Sin dejar el trabajo se dedicó a estudiar y destacó en las más diversas materias.

Estudió en la Universidad de Sevilla Filosofía, Teología y Matemáticas. Más tarde, en 1796, ganó la cátedra de Matemáticas del Real Colegio de San Telmo de Sevilla, donde destacó como profesor. Fue también miembro de una Academia particular de Humanidades cuya misión era la de restaurar el buen gusto.

En 1803 fue ordenado sacerdote a los 21 años.

Colaboró en la fundación del periódico El correo de Sevilla (1803-1808) publicando en él numerosos artículos, casi siempre bajo seudónimo. Cuando entraron los franceses en Sevilla, Lista, de talante oportunista, se hizo afrancesado y masón. Ocupó cargos y tuvo distinciones de relativa importancia bajo influencia de los invasores.

Más tarde fue catedrático de retórica y poética, y hubo de salir de España en 1813 por sus ideas políticas liberales, ya que se había distinguido desde 1810 en su lucha por la convocatoria de Cortes y participando en la Constitución liberal de 1812.

Ante la pérdida de la guerra por los franceses, tuvo que emigrar a Francia, pero regresó a España en Marzo de 1817. Vivió entonces en Pamplona y en Bilbao. A su vuelta a España se hicieron célebres sus lecciones de literatura española dictadas en el Ateneo de Madrid.

Desde 1820 regentó en Madrid el colegio de san Mateo. De nuevo desterrado en París y Londres volvió en 1833 a dirigir la Gaceta de Madrid y luego el colegio de san Felipe Neri de Cádiz. Recibió la gran cruz de Isabel la Católica en 1833.

En sus últimos años fue decano de la facultad de Letras de Sevilla, ciudad donde falleció.

OBRAS

Alberto Lista, cuyo nombre poético era «Anfriso», es el poeta más importante de la escuela sevillana. Sacerdote, articulista, erudito y pedagogo, fue conocido por sus ideas liberales y su participación en la política liberal de su tiempo. Analizando el pensamiento de Lista, aparece siempre en él una profunda nota reaccionaria, unida a un gran talento y a un oportunismo político que irritaba profundamente a sus contemporáneos.

Sus poesías están llenas de un estilo de perfecta estructura clásica, mezclado de una emoción sentimental. Las cualidades más relevantes de la obra de Alberto Lista son la elocuencia de su sonoro y brillante estilo y la perfecta estructura clásica de sus versos, en los que aflora a menudo una emoción sentimental.

Se condujo siempre con actitud política acomodaticia y oportunista, pero cuando le dejaban expresarse libremente se mostraba radicalmente liberal. Aunque tuvo como modelos a escritores clásicos del siglo XVI y del Neoclasicismo, en su obra ya se anuncia un Romanticismo que llegaría poco después por la gran importancia que dio a lo personal e íntimo en sus composiciones.

«Lista trata de fundir una cierta contención horaciana con el ímpetu, el entusiasmo y el color de sus sentimientos y sensibilidad prerrománticos. Estudió mucho la forma externa y llegó a dominarla en rotundas estrofas. El color de la escuela sevillana adquiere motivos brillantes, y las ideas filantrópicas de la Enciclopedia plasman en versos recortados su estela de sentimentalidad. [...] Lista construyó excelentes sonetos, y en sus poesías amorosas unió imitaciones de Horacio con temas de la naturaleza, y alguna imitación de las galanterías de comedia calderoniana. [...] Poeta andaluz, por raza y tradición, clásico por el pulimento de la forma y la original interpretación de Horacio, ocupa, en una generación algo más avanzada que la de Meléndez Valdés, un puesto próximo a éste en la lírica de transición al romanticismo.» (Ángel Valbuena Prat: Historia de la literatura española. Barcelona, 1968, vol. III, p. 113-115)

El Espectador sevillano (1809-1810)

Reflexiones imparciales sobre la Inquisición (1820)

Poesías (1822)

La muerte de Jesús

A la Resurrección de Nuestro Señor

A Silvio en la muerte de su hija

La providencia,

La beneficencia

La bondad es natural al hombre

El triunfo de la tolerancia

La felicidad pública

La vida humana

Las ruinas de Sagunto

Las Musas

La Luna

Lecciones de literatura española (1836)

Lecciones de literatura dramática española (1839)

Artículos críticos y literarios (1840)

Resumen analítico de la historia universal del Conde de Segur (1838)

Artículos críticos y literarios (1840)

Recuerdos del doctor Mármol (1841)

Ensayos literarios y críticos (1844)

 


Juan María Maury Benítez o Juan María Maury Pleville (1772-1845)

VIDA

Nació en Málaga. Estudió en Francia y en Inglaterra y viajó con gran detenimiento por Italia. Era hijo de Juan Bautista Maury, comerciante acaudalado y se educó en el extranjero por lo cual pudo versificar con igual maestría en castellano que en francés. Hablaba siete idiomas.

Fue partidario de Bonaparte en la Guerra de la Independencia (1808-1814) y diputado en las Cortes de Bayona (1808), reunidas por José Bonaparte, por lo que al finalizar la guerra tuvo que emigrar a Francia. En su casa de París se reunían los más célebres liberales españoles: Martínez de la Rosa, el duque de Rivas, Moratín, Alcalá Galiano. Así fue grande su influjo personal sobre los primeros románticos españoles.

Perteneció a la Academia Española, era caballero de Carlos III y su nombre figura en el Catálogo de autoridades de la lengua. 

Fue nombrado cónsul de España en Ruán, cargo que no llegó a ocupar, pues murió en París antes de poder tomar posesión de su cargo.

OBRAS

Destacó como poeta de formación neoclásica y como comentarista de la lírica española. En sus poesías pudo tanto mostrar originalidad como imitar a Virgilio, al Ariosto, a Dryden y a Pope. Sus composiciones muestran gran plasticidad y dominio de la forma.

Maury es importante como poeta lírico de transición al romanticismo, del que deja indicios sobre todo en el romance La timidez y La ramilletera ciega.

Elegía (1804)

Expresa una lamentación contenido en sonora retórica.

La ramilletera ciega

Poema que presenta una ya decidida emotividad de corte popular.

La timidez

Este romance de Maury figura entre “Las cien mejores poesías líricas de la lengua castellana” seleccionadas por el crítico literario y erudito Marcelino Menéndez y Pelayo (1856-1912).

La agresión británica (1806)

Poema escrito con motivo del inesperado ataque que sufrieron en 1804 varios barcos españoles que volvían de América.

Al feliz reintegro de la Casa de Borbón en los tronos de España y Francia (1818)

Oda que fue traducida al italiano por el conde Próspero Balbo.

La España poética (1826-1827)

Maury trajo al francés con verdadero primor una colección de poesías españolas de los más admirados poetas líricos desde el siglo XV con ilustraciones biográficas, históricas y literarias: L’ Espagne poétique.

Esvero y Almedora, poema en doce cantos (1840)

Narra el famoso episodio medieval del Paso Honroso del caballero Suero de Quiñones (Esvero en la obra), en octavas reales. El tema había sido ya tratado por el Duque de Rivas (“El paso honroso”, en sus Poesías, 1820 en versión definitiva). Se trata de un poema de un clasicismo liberado. Este poema es un excelente ejemplo de la poesía narrativa del siglo XIX.

 


Manuel María de Arjona y de Cubas (1771–1820)

VIDA

Nació en Osuna (provincia de Sevilla) en el seno de una familia acomodada.    Estudió filosofía y derecho civil y canónico y fue colegial mayor de Santa María de Jesús, en Sevilla, de la que años después será rector.

Se ordenó sacerdote y desde 1801 fue canónigo penitenciario de la catedral de Córdoba. Siendo doctoral de la Real Capilla de San Fernando, en 1797 acompañó al arzobispo de Sevilla en su viaje a Roma, donde el papa Pío VI le nombró su capellán secreto supernumerario, acaso por la composición del poema Las ruinas de Roma, publicado en 1808.

Vuelto a Córdoba, se afrancesó a medias en 1810 y promovió en noviembre de ese año la fundación de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y desarrolló la sección de literaria de la Sociedad Económica de Amigos del País.

Los franceses le encomendaron unificar los hospitales de Córdoba y extinguir la Inquisición, cuyos archivos clasificó y purgó. En 1812 fue detenido en Écija cuando se dirigía a Cádiz, encarcelado, confiscados sus bienes y conducido a Córdoba.

En 1814 publicó un Manifiesto de autojustificación. En 1818 se trasladó a Madrid, donde fue secretario de la Academia Latina; pero Lozano de Torres le denunció y fue desterrado a Córdoba; vuelto a Madrid con el cambio constitucional, publicó unas Necesidades de España que deben remediarse en las próximas Cortes y allí falleció en 1820.

OBRAS

Poeta neoclasicista de la escuela sevillana. Su poesía es de corte horaciano y de sobria expresión que contrasta con la fastuosidad de los autores de la escuela sevillana, pero con espíritu y acento meridional análogo al de los sevillanos. Colaboró con Alberto Lista, José Marchena y José María Blanco White.

En algunas composiciones, Arjona se aproxima a las expresiones del Romanticismo.

Las ruinas de Roma (1808)

Extenso poema lírico-didáctico en silvas, cuyo lema son unos versos de Horacio.

La diosa del bosque

Composición interesante por su métrica novedosa y su musicalidad, en la que asoma un sentimiento vagamente romántico.

A la memoria

A Cicerón

Soneto de tipo clásico-político.

Oda a la Natividad de Nuestra Señora

El sonoro clasicismo hizo famosa esta oda, a pesar de la ausencia de un sentimiento religioso hondo.

 


Félix José Reinoso (1772-1841)

VIDA

Nació en Sevilla y llevó el nombre poético de Fileno. Estudió en Sevilla doce años de ciencias eclesiásticas. Fundó con sus condiscípulos Alberto Lista y José María Roldán la Academia de Letras Humanas de Sevilla y redactó sus estatutos.

Fue cura de Santa Cruz desde 1801 a 1811. Afrancesado, José Bonaparte le nombró prebendado de la Catedral de Sevilla.

Emigró a Francia al terminar la Guerra de la Independencia (1808-1814), donde publicó su Examen de los delitos de infidelidad, 1816, una defensa de los “afrancesados”.

En 1815 la Sociedad Económica de Sevilla le dio su cátedra de Humanidades. Aunque en 1820, al comienzo del Trienio Liberal, Rafael del Riego (1785-1823) le propone como diputado, no tarda en mostrar su espíritu antirrevolucionario y antidemocrático, que le valdrán el apodo de Obispo francés.

Ejerció la abogacía y fue uno de los encargados de preparar la jura de Isabel II en 1833 como heredera del trono. Fue asimismo juez auditor, primer supernumerario, del tribunal eclesiástico de la Nunciatura en La Rota.

Murió en Madrid.

OBRAS

Estuvo muy influenciado por el pensamiento de Edmund Burke (1729-1797), estadista y filósofo político británico de origen irlandés, famoso por su crítica de la Revolución Francesa y cuyas Reflexiones sobre la revolución de Francia (1790) fue leída en toda Europa y le confirmó como el defensor más elocuente del orden establecido. Las ideas de Burke se convirtieron en la base del conservadurismo político británico moderno.

Como Burke, Reinoso sostenía que “la mejor Constitución para un pueblo es aquella a la que está acostumbrado”, defendiendo así el consuetudinarismo. Dejó escritos varios trabajos de crítica y filosofía sensualista y Feliciano Delgado León ha descubierto un texto gramatical inédito suyo. En 1804 publicó el poema en dos cantos y doscientas octavas reales de inspiración miltoniana La inocencia perdida, redactado ya al menos en 1799. También destacan poéticamente su Epístola a Silvia, Las artes de la imaginación y la silva En elogio de los ilustres poetas sevillanos.

Epístola a Silvia (1799)

El principio de la epístola nos lleva a una plácida y descolorida noche de luna, y desarrolla un vago sentimiento de tristeza con sus aves y sus nostalgias.

La inocencia perdida (1804)

Poema de épica culta, en octavas reales, vibrante y perfecto. Está escrito a imitación de Milton. Reinoso se recordará no tanto por sus versos pastoriles y sus anacreónticas al estilo de Villegas, sino por su La inocencia perdida.

Discurso sobre la influencia de las bellas artes en la mejora del entendimiento y la rectificación de las pasiones (1816)

Examen de los delitos de infidelidad a la patria imputados a los españoles bajo la dominación francesa (1816)

Una importante defensa a favor de los afrancesados.

Discurso sobre el estilo de la pintura sevillana

Curso filosófico de una poética

Discurso sobre las causas del atraso de la elocuencia en España

Poesías

Las artes de la imaginación (1830)

Son acertadas las estrofas dedicadas a Velázquez y a Murillo. En cuanto a la arquitectura, elogia a Miguel Ángel y a Herrera.

 


José María Blanco y Crespo –«Blanco White»– (1775-1851)

VIDA

Nació en Sevilla y murió en Liverpool. Era hijo de un comerciante, vicecónsul inglés que se instaló en Sevilla durante el reinado de Fernando VI. Su madre, muy religiosa, orientó a su hijo al sacerdocio. Fue escritor, teólogo, pensador y periodista.

Estudió en la Universidad de Sevilla. Fue Magistral de Cádiz y de la capilla real de San Fernando, en Sevilla. Gran amigo de Quintana, redactó con él El Semanario Patriótico.

Conoció a Manuel María del Mármol, su tutor cultural, y a continuación se relacionó con Manuel María de Arjona, José María Tenorio Herrera, Félix José Reinoso y Alberto Lista, con quienes formó la Academia de Letras Humanas de Sevilla.

Cuando la invasión de España por las tropas de Napoleón, huyó a Inglaterra. El motivo que le infunde a marcharse de su país es religioso: no podía reconciliar sus ideas de libertad intelectual y rebelión contra el dogma con las exigencias del sacerdocio.

En Inglaterra asistió a la Universidad de Oxford, publicó en Londres la revista El Español (1810-1814), en la que se mostró crítico con las autoridades españolas y muy comprensivo con los revolucionarios hispanoamericanos que empezaban a levantarse contra España, si bien su posición era la de la autonomía, no la de la independencia absoluta. Sus opiniones políticas fueron pasando de un inicial jacobinismo a un liberalismo más que moderado.

Su crisis religiosa le llevó a apostatar y hacerse anglicano (1812), pasando luego –como tantos disidentes del catolicismo español– al antitrinitarismo o unitarismo: doctrina cristiana que, admitiendo en parte la Revelación, no reconoce en Dios más que una sola persona.

Adoptó el apellido Blanco White y explica por qué: “La necesidad de no perder mi verdadero nombre en la tierra de su origen y la de no ocultar el que el uso general me había dado, me hizo adoptar el de Blanco White sin la pesada y ridícula adición del alias.

Blanco White murió en Liverpool en casa de su amigo William Rathbone, no habiendo vuelto más a España, como había profetizado, pero añorando ahora su patria y lengua nativa. La Iglesia Española Reformada Episcopal (anglicana) lo considera uno de sus precursores.

OBRA

En la calle Jamerdana de Sevilla, en la misma casa donde nació, hay una placa que reza: “Una vida dedicada a combatir la intolerancia”. Blanco White combatió el fanatismo católico. Llegó a dominar el inglés, que ya conocía desde pequeño. Destacó incluso como escritor en ese idioma con poemas como el soneto Night and Death (1828). Como crítico reprochaba a la poesía en español cierto anquilosamiento clasicista en forma, estilo y temática. Su lírica en castellano puede clasificarse dentro del Prerromanticismo.

Su poesía refleja el tránsito del neoclasicismo al romanticismo y comprende temas religiosos, patrióticos y filosófico-morales. De sus poesías en castellano se pueden citar la oda El triunfo de la beneficencia, Una tormenta nocturna sobre el mar, Elegía a Quintana, Los placeres del mundo.

«Este poeta sevillano pudo haber sido uno de los primeros poetas románticos españoles si una vida inquieta y sus tendencias liberales no lo hubieran llevado a la emigración a Londres. Desde allí ejercerá de puente entre los liberales exiliados y el romanticismo inglés, tarea decisiva para el posterior estallido del Romanticismo en nuestro país. Difícilmente puede hallarse una imagen más representativa del artista romántico que la de un mar tempestuoso y nocturno, trasunto de inquietudes de su alma.» (Francisco Rico)

Letters from Spain o Cartas desde España (1821)

Cartas escritas en inglés con el seudónimo de Leocadio Doblado. En ellas hace descripciones costumbristas de la Semana Santa, de las corridas de toros y de los espectáculos teatrales, y critica acerbamente la intolerancia y atraso de su país. Esta obra, elogiada por varios hispanistas ingleses, consolidó su reputación de escritor en inglés.

En el prefacio a la segunda edición (1825) de las Letters from Spain explica Blanco White el origen y motivo del seudónimo Leocadio Doblado y dice que no se trata de un disfraz de su verdadero nombre, sino de una identificación del mismo: Leocadio viene del griego leukós ‘blanco’, al que le añade Doblado para hacer notar la repetición de su apellido español Blanco.

Practical and internal Evidence against Catholicism (1825)

Evidencia interna y práctica contra el catolicismo es una obra teológica y no política.

Night and Death (1828)

Night and Death impresionó a Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), poeta, crítico y filósofo inglés, líder del movimiento romántico en su país. Este soneto de Blanco ha pasado a las antologías de la literatura inglesa.

Observations on Heresy and Orthodoxy (1835)

Cuando se marchó a Liverpool, abandonó el Anglicanismo y se adscribió al unitarismo, donde expone sus dudas religiosas.

Discurso sobre la poesía

Sobre el placer de las imaginaciones inverosímiles (1825)

En Variedades o el Mensajero de Londres, I (1825), págs. 413 y sigs.

La profundidad y la claridad de estos textos debería haberlos convertido en el manifiesto del romanticismo español.

The Life of the Rev. Joseph Blanco White written by himself with portions of his correspondence (1845)

Vida del reverendo J. M.ª Blanco White es su autobiografía en inglés.

Luisa de Bustamante, o la huérfana española en Inglaterra (1840)

Novela que dejó inconclusa.

Intrigas venecianas o Fray Gregorio de Jerusalén: ensayo de una novela española

José María Blanco White. Antología de Obras en Español

Obra Inglesa de José María Blanco White

«El interés de Blanco White por la Edad Media no era el del anticuario o “curioso” del siglo XVIII, exclusivamente histórico, ni se fundaba en motivos políticos como el de los patriotas liberales. La poesía patriótica clasicista ya se había adelantado en exaltar el mundo medieval. La España heroica de Quintana va de Pelayo a Padilla, pasando por el Cid y Guzmán el Bueno. Frente al absolutismo de los Austrias y Borbones, de donde arranca, a su parecer, la decadencia española, los patriotas de Cádiz vuelven sus ojos a una época anterior cuya grandeza consiste tanto en el valor personal de los hombres como en las instituciones libres que gozaban. Este medievalismo político no es romántico porque carece de perspectiva histórica; el pasado y el presente, en vez de alejarse, se aproximan y aun se equiparan. La época actual, con sus luchas por la independencia y la libertad, no es sino una continuación de aquellas otras animadas por el espíritu de la reconquista, las antiguas Cortes y las Comunidades. Los liberales españoles venían a negar así al Siglo de las Luces, que les inspiraba con su idea del progreso y su desdén por la bárbara Edad Media. Pero si políticamente y ano podían admitir tal barbarie, literariamente la seguían aceptando. [...]

Tampoco apunta a un concepto romántico de la Edad Media. Despojarla simplemente de su barbarie y convertirla en edad civilizada representaba una reversión completa del punto de vista dieciochesco, pero nada más. Pues, para el romanticismo, la Edad Media tenía que seguir siendo bárbara, o, mejor dicho, primitiva. Toda la diferencia consistía en quitarle a la palabra su significado peyorativo, darle los títulos de excelencia descubiertos por Rousseau y aplicar a lo histórico el concepto de lo orgánico, en virtud de lo cual las etapas iniciales tienen tanta justificación como las demás dentro del desarrollo total. [...]

La decadencia de la originalidad española, a juicio de Blanco White, se inicia precisamente en la época moderna; pero esa decadencia no se debe a causas naturales, a corrupción o desgaste interno, sino a la opresión en que ha vivido el entendimiento, y a la imitación de tendencias extranjeras contrarias al verdadero genio nacional. Más que la tiranía política, objeto de las imprecaciones liberales, Blanco tiene en cuenta la opresión intelectual ejercida por el absolutismo monárquico y la Inquisición. Mientras que el protestantismo y el libre examen dieron, según él, un nuevo espíritu y vigor a los pueblos europeos, la existencia de un sistema dogmático donde no cabía la duda ni el ejercicio del espíritu crítico tenía que afectar negativamente a toda actividad intelectual, tanto en cuestiones religiosas como científicas o literarias.» (Llorens Castillo 1979: 44-47)

 


José Marchena Ruiz de Cueto (1768-1821) Abate Marchena

VIDA

Nació en Utrera (Sevilla). Era hijo de un fiscal del Consejo de Castilla y se opuso tenazmente a seguir la carrera eclesiástica a la que le había destinado su familia.

En Salamanca se doctoró en Leyes y Cánones, pero abandonó los hábitos –ya ordenado de menores– a causa de sus ideas volterianas. Entró en contacto con el pensamiento de Rousseau y Adam Smith por medio de su profesor Ramón de Salas, y el contacto con Juan Meléndez Valdés le despertó su vocación literaria.

En 1787 la Inquisición le encausó por poseer libros prohibidos y por proposiciones heréticas. A fines de ese mismo año editó un interesante periódico, El Observador, que le acredita como un entusiasta de Voltaire. Eso motivó la suspensión de ese periódico y su condena posterior. En Madrid escribe en 1789 su Oda a la Revolución francesa.

En 1792 parte al exilio a Francia, perseguido por la Inquisición. En Francia sufrió la persecución de Robespierre llegando a estar en la prisión a punto de ser guillotinado. Tras su liberación colaboró con el nuevo régimen de los termidorianos, término que designaba a aquellos de los jacobinos que habían derrocado a Robespierre a los que se asociarían poco después los girondinos que habían sobrevivido a la proscripción.

Liberado en un primer momento, fue de nuevo detenido a los pocos días y a principios de 1796 fue desterrado a Suiza junto con el general Francisco de Miranda. A su regreso a Francia en 1797 publica el periódico Le Spectateur Français en colaboración con Valmalette y el opúsculo Essai de Théologie; de nuevo es encarcelado en París en 1798.

En 1808 regresó a España como secretario del general Murat, con quien estuvo en España durante la Guerra de la Independencia (1808-1814), desempeñando también diversos cargos en la administración josefina, fundamentalmente como ideólogo y panfletista del régimen afrancesado. La Inquisición lo encarceló, y Murat lo puso en libertad por la violencia. Vencidos los franceses tuvo que retirarse a Francia.

Regresó a Sevilla en 1820 con el triunfo de la revolución liberal de Rafael de Riego, aunque murió al año siguiente en Madrid en casa de su admirador y albacea testamentario Juan MacCrohon. Murió en la miseria, despreciado por sus compatriotas. 

OBRA

Marchena era de talante exaltado y un auténtico enemigo del tradicionalismo clerical español, a cuya alianza con el poder político acusaba de la decadencia de su país. Cultísimo, volteriano, audaz, Marchena vivió una existencia ya romántica.

Como crítico se le deben unas interesantes Lecciones de filosofía moral y elocuencia, especie de antología de la literatura clásica española, precedida de un importante Discurso sobre la literatura española de muy interesantes puntos de vista y que, aunque rigurosamente clasicista y abominador de la intolerancia ideológica del clero y el desarreglo de la tradición literaria española, admite del movimiento romántico el postulado de que la literatura es emanación y reflejo del espíritu y costumbres de un pueblo.

Sobre todo, Marchena es uno de los traductores españoles más influyentes del primer cuarto del siglo XIX. Se le deben la primera traducción castellana del Contrato Social y de otros libros de Rousseau, además de versiones de obras de Molière, Montesquieu, Voltaire, Volney y Lucrecio.

Polixena

Tragedia.

Essai de Théologie

Lecciones de Filosofía moral y Elocuencia

Poesías líricas y revolucionarias

Epístola de Eloísa a Abelardo

Epístola a la libertad política

 


Manuel María del Mármol (1776-1840)

VIDA

Nació en Sevila. Cursó estudios eclesiásticos en la Universidad hispalense, de la que luego fue catedrático, capellán real y rector.

Fue revisor de libros del Santo Oficio, examinador sinodal, director de la Real Academia de Buenas Letras y de la Sociedad Económica sevillana. Tuvo una relación de amistad también con el matemático y poeta Alberto Lista.

Desempeñaba la cátedra de Filosofía de la Universidad hispalense cuando falleció el 21 de diciembre de 1840.

OBRA

Hombre de inquietudes muy variadas, mostró una permanente afición a la actividad poética y destacó en los metros cortos y popularistas (romances, seguidillas). Se le considera un precursor de Bécquer capaz de sentir amando dolores de muerte.

La Filosofía era su afición, su vocación decidida. Durante su larga vida de profesor combatió el escolasticismo, entonces dominante en las aulas, sustituyendo, como decía Lista, «la enseñanza de las ideas a la enseñanza de las palabras». Su pensamiento se inclinaba a la Filosofía de Wolff, que había desenvuelto con originalidad el sistema de Leibniz.

Tampoco permanecía extraño a las ciencias físicas. Tradujo El Mundo físico y el Mundo moral de A. Libes, enriqueciendo con notas la versión.  Su atracción por la ciencia lo llevó a escribir varias obras con afán vulgarizador del conocimiento.

En política fue absolutista y partidario de Fernando VII.

Intervalos de mi enfermedad, o pequeña colección de poesías ligeras (1816)

Idea de los Barcos de Vapor (1817)

El Sistema de Copérnico en Verso (1818)

Romancero o pequeña colección de romances tomados de las poesías impresas o inéditas (1834)

Se trata de un romancero seleccionado de sus composiciones impresas e inéditas.

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Al final del siglo la poesía inicia una etapa más intimista y sentimental que anuncia el Romanticismo del siglo XIX; son los escritores de la llamada escuela sevillana.

La forman una serie de poetas que nacen en la década de los 70 y cuya producción madura corresponde ya al siglo XIX. Se caracterizan por sus inquietudes políticas y por su sentido religioso, gran parte de ellos son clérigos. Algunos conocen el exilio por motivos políticos. Se agruparon en la Academia Particular de Letras Humanas.

Entre ellos destacan: el abate José Marchena (1768-1821) conocido revolucionario, que también escribió versos eróticos; Manuel María de Arjona (1771-1820), clérigo, investigador de la historia, poeta de temas cívicos, patrióticos y morales; Félix José Reinoso (1772-1841), sacerdote, conocido por su poema en octavas «La inocencia perdida»; José María Blanco-White (1775-1841), canónigo exiliado en Londres, novelista, periodista y poeta, y Alberto Lista (1775-1848), sevillano, crítico literario y quizá el poeta más importante de su grupo, tanto por la cantidad de su producción como por la variedad y calidad de la misma.

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