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Eugenio Gerardo Lobo - Textos (comp.) Justo Fernández López Historia de la literatura española
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Eugenio Gerardo Lobo (1679-1750)
Textos
Define un amante su amor y declara su cuidado
Arder en viva llama, helarme luego,
mezclar fúnebre queja y dulce canto,
equivocar la risa con el llanto,
no saber distinguir nieve ni fuego.Confianza y temor, ansia y sosiego,
aliento del espíritu y quebranto,
efecto natural, fuerza de encanto,
ver que estoy viendo y contemplarme ciego;la razón libre, preso el albedrío,
querer y no querer a cualquier hora,
poquísimo valor y mucho brío;contrariedad que el alma sabe e ignora,
es, Marsia soberana, el amor mío.
¿Preguntáis quién lo causa? Vos, Señora.Soneto
Amante que, celoso, arroja en un río un diamante que traía por memoria de su objeto
¡Oh dulce prenda!, testimonio un día
de la jurada fe, de quien, traidora,
el pacto ultraja, y la razón desdora
de la noble verdad, que me debía.
¡Oh dulce prenda! cuando amor quería,
dulce más que a las flores blanda aurora,
alegre entonces, como triste ahora,
¡tan inconstante fue la suerte mía!
Vuelve a tu dueño; pero no: ese errante
fugitivo cristal selle tu gloria,
digno sepulcro de esplendor cambiante;
pues trocada en tragedia mi victoria,
ni ya en su dedo puedes ser diamante,
ni ya en el mío puedes ser memoria.
Soneto
Amor sin competencia
Aquel peñasco a quien el mar azota
por verle en su dureza castigado,
y solo encuentra, a fuerza de obstinado,
la espuma en su rigor deshecha y rota;
aquel a cuya cumbre no alborota
tanto triste suspiro articulado,
que en ecos vuelven al puesto lado,
porque en su seno la piedad no acota;
comparando a mi amor su resistencia,
en su inmovilidad querrá decirme
que es igual su constancia a mi paciencia.
En vano, ¡oh peña!, intentas persuadirme:
tan noble amor no admite competencia;
tú más duro serás, él es más firme.
Soneto
A una dama cruel para los que la querían
Como en las flores del jardín ameno
oculto vive el áspid encerrado,
y en el pie que le pisa descuidado
su diente clava, escupe su veneno;
así entre luces de esplendor sereno
vive, Marsia, tu amor disimulado,
de donde sale el rayo fulminado,
que produce las ancias en que peno.
Mi corazón, en vano se defiende,
del rigor que en tus ojos se atesora,
mayor crueldad en ti probar pretende.
Vengativo es el áspid; tú, traidora,
pues el áspid maltrata a quien le ofende,
y tú ofendes, oh Marsia, a quien te adora.
Quejas de un triste, hablando con un tronco
Tronco de verdes ramas despojado,
que albergue en otra edad fuiste sombrío
y estás hoy al rigor de enero frío
tanto más seco cuanto más mojado,
dichoso tú, que en ese pobre estado
aun vives más feliz que yo en el mío;
infeliz yo, que triste desconfío
poder ser, como tú, de otro envidiado.
Esa pompa que ahora está marchita,
por aquella estación florida espera
que aviva flores, troncos resucita.
Forma el año su giro, y lisonjera
la primavera a todos os visita;
sólo para mi amor no hay primavera.
Décimas
Definición del chichisbeo, escrita por obedecer a una dama
Es señora, el chichisbeo
una inmutable atención,
donde nace la ambición
extranjera del deseo;
ejercicio sin empleo,
vagante llama sin lumbre,
una elevación sin cumbre,
un afán sin inquietud,
que no siendo esclavitud,
es la mayor servidumbre.
Es un enfático gusto
gloriosamente empleado
en fomentar un agrado
sin las pensiones del susto.
Es un rendimiento augusto
de una humilde vanidad,
donde la capacidad
con sus caudales se obliga
a la incesante fatiga
de toda una ociosidad.
Es un racional tributo
que la diversión proviene
sobre un ara, donde tiene
propiedad sin usufructo;
un decoroso estatuto
del que es suavísimo imperio,
desahogo de lo serio,
respiración del cuidado;
y es un chiste disfrazado
con máscara de misterio.
Es un dominio que alcanza
inmensa jurisdicción,
que parece posesión
y no toca en esperanza.
No expone la confianza
a poca seguridad,
antes bien, la voluntad
exenta vive del daño,
porque se trata este engaño
con la mayor realidad.
Es afectado tormento
de un cauteloso albedrío,
que encamina al desvarío
por reglas de entendimiento;
seguro consentimiento
de recíproca llaneza,
donde, parcial, la agudeza
vende, en manos del primor,
afecto que no es fineza.
Es aquella de Platón
alta idea respetable,
que hizo al alma separable
de su misma propensión;
sutilísima opinión
de natural repugnancia,
pues la común elegancia
de los preceptos que informa,
sin materia admite forma,
accidente sin sustancia.
Es una correspondencia
de pensamientos visibles,
que de algunos imposibles
hace tal vez apariencia;
anfibológica ciencia
del ignorar y saber,
empeñada en proponer,
con repugnancias notables,
los principios demostrables
de lo que no puede ser.
Es, en fin, ficción hermosa
de autorizada cautela,
indefectible novela
de una verdad mentirosa,
perspectiva que, ingeniosa,
abulta lo que desvía,
elevada fantasía
sin afecto y con fervor;
y es de las ansias de amor
la más discreta ironía.
Éste es, señora, el retrato
más legal, más parecido
(según lo que he comprendido)
del señor Chichisbeato.
Si a tu ingenio fuere grato,
será mi mayor hazaña,
pues no ignoras cuánto empaña
al dulce primor del arte,
entre los ceños de Marte,
el polvo de la campaña.
Romance
Acompañó a un regalo de perniles y chorizos para el excelentísimo señor
conde de Aguilar (quien fue muy dado a la filosofía moderna) con éste
De la mejor biblioteca
de este país, mi atención
remite esos tomos; nadie
tan sabio como su autor.
Sobre la misma materia
van, de buen comentador,
unos chorizos al margen,
a manera de adición.
Repásalos poco a poco,
pues que más se aprovechó
en bucólicas de plato
que en ideas de Platón.
Deja a Cartesio, a Diveo,
Maignan, Gasendo y Bacón,
que aunque todos saben bien,
un pernil sabe mejor.
¿Qué te importa que sea el todo
entidad distinta o no
de sus partes, si lo mismo
son torreznos que jamón?
Deja que materia y forma
se distingan en rigor,
pues que nunca te deshace
el pernil la distinción.
Deja que el continuo sea
de infinita división,
como siempre en tu cocina
sea continuo el asador.
Que obre immediate o mediate
la sustancia, ¿qué importó,
cómo en tu estómago ejerzan
las lonjas su operación?
Que sea entidad separable,
y no modo, la calor,
nada importa, como tú
hagas bien la digestión.
Que la privación se tenga
por principio, no es error,
mientras no haya en los principios
de tu mesa privación.
No niegues a la materia
su infinita partición,
y sacarás más lonjitas
que los átomos del sol.
¿Qué sirve que el microscopio
haga al mosquito capón,
si microscopio no tiene
el paladar ni el sabor?
Sin la costa de alambiques,
sin fatiga y sin sudor
hallarás el caput mortuum,
en haciendo un chicharrón.
En manos de la disputa
el cielo al mundo dejó;
bien se le conoce al pobre
la asistencia del tutor.
Aristóteles, Teofrasto,
Pitágoras y Zenón
jamás pudieron saber
la esencia de un caracol.
Un jerónimo, Agustino,
Crisóstomo y Besarión
supieron más; pero en esto
se burlaba el Hacedor.
En el océano inmenso
de este escondido primor
no hay que buscar los tamaños:
toda ballena es ratón,
También en tales quimeras
gastaba algún tiempo yo,
y en mi vida supe cómo
se establece un cañamón.
Y así, mudando sistema,
pasé a sargento mayor,
y establecí por principio,
pura potencia, al doblón.
De aquí las formas deduzco
de vivir mucho mejor,
porque sin él cualquier cosa
es un ente de razón.
Ésta sí que es crisopeya,
pues haciendo un tres de un dos,
se convierten luego en plata
los yerros de mi renglón,
No me aventajara Lulio
en manejar el crisol,
a no podrirme los polvos
la santa restitución.
Y por fin, lleva sabido
que, sin caudal, es Catón
actus entis in potentia
prout in potentia. Y adiós.
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