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Álvarez Gardeazábal Gustavo

(comp.) Justo Fernández López

Historia de la literatura hispanoamericana

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GUSTAVO ÁLVAREZ GARDEAZÁBAL

SEMBLANZA Y OBRA

Gustavo Álvarez Gardeazábal (Colombia, 1945- ), escritor y político que se graduó en Letras en la Universidad del Valle con la tesis La novelística de la violencia en Colombia (1970).

Estudió en la Universidad Pontificia Bolivariana Ingeniería Química hasta que se vio obligado a retirarse tras haber escrito su libro “Piedra Pintada,” el cual criticaba fuertemente al rector. Ingresó a la Universidad del Valle en Cali de donde se graduó con un título en letras en 1970.

Además de su vocación por la literatura, Gustavo Álvarez Gardeazábal también ha dedicado gran parte de su vida a la docencia. Es así como dictó clases en la Universidad de Nariño en Pasto, después en Cali en la Universidad del Valle y en la Universidad de San Buenaventura, con tal éxito que muchas veces era necesario conseguir auditorios para acomodar a los numerosos asistentes. En 1980 renunció a la docencia en forma de protesta frente a algunas reformas del gobierno, las cuales, desde su punto de vista, limitaban la libertad de expresión de los profesores universitarios.  Gustavo Álvarez Gardeazábal incursionó en la política al ser elegido Concejal de Cali y de Tuluá. Eventualmente llegó a la alcaldía de Tuluá en 1988, su ciudad natal, y fue reelegido en 1992. En 1999, cuando ejercía la labor de Gobernador del Valle del Cauca fue enviado a la cárcel bajo cargos de conducir negocios con narcotraficantes.

Su obra está referida a los temas de la violencia en Colombia, el fetichismo de la religión, la corrupción de los gamonales o caciques y en general al conflicto social. La estructura moderna de la novela y el lenguaje depurado le han ganado amplia aceptación.

Su obra se caracteriza por su gran fuerza descriptiva y su estilo directo y carente de casticismo retórico. Sus palabras desnudas y escuetas muestran la realidad de las cosas y los vicios que corrompen a la sociedad colombiana, rasgo que lo ha convertido en uno de los autores preferidos del público.

El universo de su narrativa se centra en su tierra natal, con ramificaciones al Valle del Cauca, y sus temas recurrentes son la extensión de la violencia indiscriminada, la superchería milagrera en que se sustenta el conservadurismo religioso hispanoamericano, el poder omnímodo de los grandes terratenientes, las nuevas bolsas de riqueza generadas por la expansión del narcotráfico, la corrupción generada por el sistema caciquil de los gamonales y las crisis ideológicas de los sectores progresistas.

Característica común en la narrativa de Álvarez Gardeazábal es la de presentar al vivo personajes locales, convirtiéndolos en prototipos de la condición humana. Gustavo Álvarez Gardeazábal es el iconoclasta perfecto que sin miedo a la sociedad y utilizando un estilo agresivo y franco destapa las ollas podridas de la vida contemporánea. Autor de narrativa de violencia, es también el desenfadado relator de costumbres y vehemente censor de los poderosos. Su obra mantiene unidad de acción y propósito, y a través de sus bobos, sus homosexuales, sus prostitutas, sus divinos y un conjunto heterogéneo de pintorescos títeres locales, describe la comedia humana.

NOVELAS

Piedra pintada (1965): «Después de una enfermedad que me puso al borde de la muerte abjuré de la ingeniería química no sin antes escribir mi primer libro, un amago de novela que más parecía un panfleto, llamado Piedra pintada, que de alguna manera denunciaba al rector magnífico de la Universidad Pontificia Bolivariana donde estudiaba.» [Gustavo Álvarez Gardeazábal]

Cóndores no entierran todos los días (1972), la más conocida novela del autor, ha sido llevada al cine por Francisco Norden. Es un retrato de la época brutal que comenzó el 9 de abril de 1948 con el asesinato del caudillo Jorge Eliécer Gaitán, y que llevó a un humilde vendedor de quesos a ser conocido como El Cóndor, cuyo papel en la violencia partidista subsiguiente se expone en esta obra

Relata episodios de la violencia en Colombia durante los años cincuenta vistas desde la historia de León María Lozano, alias "El Cóndor. Esta novela encarna la idea de narración pura: no incluye diálogos o monólogos, como formas de apoyar la construcción de los personajes o de presentar conceptos e ideas que la novela propone.

La historia está basada en la vida real. El vendedor de quesos de Tuluá se convirtió de la noche a la mañana en un héroe cívico. Fue conservador igual que su padre, su nombre era León María Lozano, uno de los grandes bandoleros que pudo vivir el valle del Cauca; su apodo era: “El Condor”. Por su encendrado catolicismo y su decisión de apoyar a la Santa Madre Iglesia en todo momento y circunstancia, fue elegido como misionero de una importante “labor apostólica”: convertir a Tuluá en un pueblo conservador.

A los 17 años contrae matrimonio con una señora llamada Agripina, que con ella iba a tener dos hijas. Como gran conservador asistía todos los días a la misa de las 6:00, solo leía el periódico “El Siglo” y solo escuchaba la emisora “La Voz Católica”, porque no eran liberales. Su vida era normal hasta el 9 de abril de 1949, cuando matan a Gaitan. En ese momento nace “El Condor”. Preparados para la revolución de los liberales, se reúnen todos los conservadores de Tuluá y de Cali, y comienza la revolución.

La novela establece como raíz del conflicto entre liberales y conservadores su intento de ganar las elecciones presidenciales de 1949, la meta de los conservadores era diezmar las mayorías liberales a fin de evitar que el partido liberal recuperara el poder del Estado que había conservado por dieciséis años (1930-1946). Comienzan las matanzas a los liberales en Tuluá. La eliminación violenta de liberales, es mostrada en su vertiginoso ascenso hacia niveles de ignominia cada vez más altos, que terminan cobijando incluso a conservadores.

Después de muchas matanzas se descubrió que el jefe del grupo era León María Lozano, el mayor matón del país. Grupos de sicarios mataban a liberales y los dejaban en las calles sin identificaciones, y eran enterrados con el nombre NN. Al final los liberales logran matar a El Cóndor.

El repertorio de personajes de la novela abre el abanico de posibles actitudes frente a la violencia. La obra trata de mostrar el escenario de la violencia de una manera objetiva. Así como aparecen conservadores con intenciones destructoras del orden social, los hay que no se muestran agresivos, y así como se explicita la violencia de los conservadores, no se esconde la violencia de los liberales, aunque en general, los liberales, y especialmente los pobres, son las víctimas de esta historia.

La Boba y el Buda (1972), ganadora del Premio Ciudad de Salamanca. Una de las mejores novelas de Álvarez Gardeazábal, en la que como es usual, el escenario es el Valle del Cauca, y describe la realidad de manera descarnada y con un lenguaje franco y directo, sin dar rodeos.

Dabeiba (1972), finalista del premio Nadal, 1971. El escritor valluno nos traslada a Antioquia para asistir a los albores de la ciudad paisa de Dabeiba, fundada por el inglés J. H. White y plasma la forma en que sus habitantes se enfrentaron a la naturaleza y las adversidades.

La tara del Papa (1972)

El bazar de los idiotas (1974), adaptada como telenovela. Aborda la temática de los gamonales y caciques, su forma nada escrupulosa de hacer riqueza y sus relaciones con los políticos corruptos y los jerarcas de la Iglesia. Es una profunda reflexión sobre el absurdo de un pueblo como Tuluá, con una religión que permite juzgar, señalar, criticar, inventar y muchos más atropellos contra las personas que deciden no mezclar su vida con lo que caracteriza la de los demás.

Marcianita Barona hija de Manuela Barona y del padre Severo Tascón, portadora de poderes sobrenaturales, estricta, exigente con ella misma, criadora de armadillos y cultivadora de jazmines, la que hizo creer a Tuluá que sería monja, la no aceptada en ningún sitio, rechazada y juzgada por todos por ser hija del sacrilegio. Así comienza esta historia, con odio y ataques contra las mujeres Barona, que luchan contra las críticas y hacen de su vida un encierro y aislamiento total.

De la unión inesperada de Marcianita Barona y Nemesio Rodríguez (ingeniero constructor de ferrocarriles y capitán de la guerra de los ejércitos liberales de Palonegro) nacen los dos idiotas milagrosos al que este deja abandonados después de propinarle una paliza a su mujer y, que a partir de allí sería conocida como la “gibosa madre de los idiotas”. Ramón lucio y Bartolomé son los protagonistas de esta historia donde hacen de su vida un bazar, y donde los idiotas no son ellos sino toda Tuluá y el resto del mundo que se consagra día y noche a presenciar, a proclamar, chismosear los milagros que estos hacen con su misteriosa luz y sus sonidos guturales, donde sanaron a ciertos personajes de la novela que son bien curiosos.

El titiritero (1977) narra magistralmente la tragedia ocurrida en la Universidad del Valle, con ocasión de las protestas de los estudiantes por el nombramiento del decano de la facultad de Economía y que dio lugar a la toma a sangre y fuego por parte de la fuerza pública, que cobró la vida del estudiante de humanidades y deportista: Edgar Mejía Vargas, apodado “Jalisco”. La crónica de dichos acontecimientos, da cuenta de un informe de inteligencia, en virtud del cual se rebela el complot internacional, orquestado por la izquierda comunista, a cuya cabeza se encuentran las checoslovacas Dina Slépic y Andrea Voleck, profesoras de la universidad de Praga, para tomar la Universidad del Valle. Posteriormente se aclaró que las susodichas no eran ningunas instigadoras, sino profesoras de reconocida trayectoria en su país, que vinieron invitadas por la Escuela de Bellas Artes, para dictar una conferencia.

Álvarez Gardeazábal, nos invita a la reflexión sobre quien maneja los hilos del poder, quien está detrás de cada candidato y si el discurso es propio o ajeno.

Los míos (1981) es la historia de la decadencia de una familia burguesa latinoamericana, contada por la única sobreviviente, una mujer, desde un apartamento de Key Biscayne en Florida, cuando ya la revolución socialista se ha apoderado de Colombia. José María Copete, protagonista de la novela, es un hombre prodigioso para los negocios y el engaño, con un ansia de tierras que le lleva a cometer toda clase de atropellos para construir su inmenso imperio económico, pasando del latifundio a la industria y de allí al narcotráfico, para consolidar al fin su poder fundado en un periódico desde donde controla los negocios, la vida política, la vida privada, y social etc.

Pepe botellas (1984) aborda el tema de la revolución cubana.

El Divino (1986), adaptada como telenovela en 1987 por Caracol Televisión. Su historia se basa en la cultura del Valle del Cauca, representada en un pequeño poblado llamado Ricaurte. Alrededor del cuadro del Ecce Homo, conocido como El Divino, desfila una sociedad de bobos, de mujerzuelas, de homosexuales, de narcisos con plata y poder, que pecan entre jaculatorias y golpes de pecho, pegados a la efigie divina y conturbados con el sonido implacable del ventarrón que azota la vida del pueblo. Es un ventarrón que se siente a lo largo de todas las páginas del libro y que simboliza el eco de la conciencia pública intranquila por los pecados parroquiales. En esta mezcla de beaterías y concupiscencias se vive el infierno grande de los pueblos chicos. Ricaurte se toma como pretexto para denunciar las gazmoñerías y los vicios públicos de todas las comunidades.

El novelista arremete contra los excesos religiosos, las falsedades sociales, los ídolos municipales, y pone al descubierto las taras de familia y los estigmas de santidades dañinas. Libro de metáforas, de pasiones y aberraciones, donde los hilos del humor sutil logran el milagro de hacer de lo pornográfico un poético cuadro de miserias humanas.

El último gamonal (1987) es la historia de un terrateniente y jefe conservador que hace de las suyas en la población de Trujillo, Valle y durante más de cincuenta años impone mediante el terror, el chantaje, los asesinatos, la corrupción y las mentiras, sus caprichos en una tierra que ni los militares, ni los curas, ni los políticos alcanzan a comprender tan profundamente cómo ese hombre que jamás llegará a orinar en público porque tiene vergüenza de su pene diminuto y nunca se acostará con una mujer: estos dos detalles, sumados a las escaramuzas sexuales que sostiene con varios amantes se convertirán en elementos reiterativos de un libro que traduce el cansancio estilístico de un autor que, obsesionado por esta degradación moral de sus personajes, convierte hechos tan importantes como la violencia política colombiana en un simple pretexto para describir las actividades homosexuales de los protagonistas de estas crónicas aburridas y mal escritas. [Semana, 1988/01/11]

Los sordos ya no hablan (1991) narra las investigaciones y situaciones que tuvieron que vivir unos personajes en un pueblo de Colombia, una historia basada en una tragedia real que acabó con la vida de miles de colombianos por no seguir las advertencias que se les dieron. El nevado del Ruiz es un volcán activo en Manizales y a dichos personajes se les advirtió sobre su posible erupción pero los sordos no atendieron y las consecuencias fueron graves.

Las cicatrices de Don Antonio (1997) Si algún día hay que reconocer el cadáver de don Antonio, será muy fácil. Nadie tiene más cicatrices que ese viejo bandido. Desde su pie izquierdo, que le trataron de arrebatar los disparos de Ovidio, la noche que lo masacró miserablemente, hasta la quemadura que tiene detrás de la oreja derecha, causada por la última llamarada del éter incendiado en su avaro laboratorio de La Elvira. De arriba a abajo, todo su cuerpo es una sola historia de muerte y terror, de abusos e injusticias.

Comandante Paraíso (2002) es un monólogo del autor que se dedica a reflexionar sobre Colombia y las razones por las cuales se halla en la guerra. Es el relato del ascenso de un modesto campesino lechero, hasta el gobierno de un imperio del narcotráfico. El comandante Paraíso, este lechero convertido en capo, es un utopista, que pretende rescatar a Colombia mediante el poder de los narcotraficantes, enfrentándose a los guerrilleros, a los paramilitares, al ejército colombiano, a los Estados Unidos. Un proyecto loco, con deleznables bases éticas.

Las mujeres de la muerte (2003).  «Los había convocado para presentar en sociedad y en medio del chiste y del chisme, del jolgorio y las risotadas que me son habituales, Las Mujeres de la Muerte, libro que he dedicado a Rubiela Pérez Castillo, la mujer que me ha salvado a lo largo de toda mi existencia como funcionario público, de haber caído en las garras de las asustadurías. Pensaba hablarles, de cómo me dio la vejez por escribir de lo que nunca he probado: las mujeres.»

Un abrumador e inolvidable mosaico de relatos sobre la responsabilidad y el sufrimiento de un grupo de mujeres, víctimas o victimarias, que navegan en medio de la atroz guerra colombiana, entre paras y guerrilleros, entre amores y desesperos, entre sexo y muerte, ahogándose en la infidelidad o en su propia sangre.

La resurrección de los malditos (2008) es un relato atrevido y audaz sobre la vida de un temible narcotraficante, hijo de un pájaro de los tiempos de La Violencia. Se llama Ramsés Cruz y detrás de él hay un grupo de personajes que se mueven en el mundo de los traquetos, que violentan a sus enemigos y compran la conciencia de cuanta autoridad se les atraviese. Gardeazábal deja al descubierto, con la voz de un abogado del narcotraficante, las entrañas de todos ellos y las dolencias morales de una sociedad que se debate entre la vida y la muerte por cuenta del negocio de las drogas. Además, se mete con la Iglesia, con la Justicia, con Uribe, con los gringos, con los carceleros, con los hombres, con las mujeres, con todo el que se le atraviese.

La misa ha terminado (2013) es, para algunos críticos, una gran lección de cuanto no se debe hacer en una novela. Su temática polémica es la homosexualidad de la Iglesia Católica. Esta novela es más el producto de un principiante, que la obra declarada del autor de Cóndores no entierran todos los días.

OTROS GÉNEROS

El gringo del cascajero (1968)

Cuentos del Parque Boyacá (1978), cuentos.

Manual de crítica literaria (1978), divulgación.

Perorata (1997)

La novela colombiana entre la verdad y la mentira (2002), ensayo, escrito en la cárcel para obtener rebaja de pena.

Prisionero de la esperanza (2000), libro de crónicas.

Se llamaba el país vallecaucano (2001), ensayo.

La soledad también se hereda (2015), una antología de cuentos de donde se recogen voces que construyen un correlato a esa gran novela que es Cóndores no entierran todos los días (1972). Pero no se queda ahí, sino que trasciende para que seamos testigos (muchos años después) de las costumbres de un pueblo y de esas desgarradoras injusticias que ocurrían en la provincia en ese período que casi de manera romántica hemos llamado La Violencia.

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